Estimado Mons. Bernard Fellay (cc Padre Pablo Billoni):
El pasado
viernes 9 de mayo, el Padre Francisco Jiménez y el Padre Sebastián de Candido
me entregaron la notificación con su decisión de expulsarme de la FSSPX (cosa
que consideramos inválida, por el ESTADO DE NECESIDAD y demás argumentos, ut
infra). En su decisión, se me dice del plazo de 10 días hábiles desde la
notificación para eventualmente hacer una respuesta.
1.-
Algunas consideraciones. Y “hechos” de actualidad.
1.a) Su
forma de obrar. Entrar en la estructura de la Roma Modernista.
Nuevamente la
Providencia, por las circunstancias, permite que vayan saliendo a la luz hechos
(sus recientes reuniones en Roma, la defensa desde el Vaticano hecha por los
Padres Lombardi y Rosica a favor de usted, etc) que muestran lo que parece una
constante en su obrar y que causó (sobre todo en el año 2012) y causa tantos
problemas entre nosotros: Su insistencia en querer INCORPORARSE A LA ESTRUCTURA DE LA ROMA MODERNISTA.
Ojalá la
Providencia permita que salten a la luz, con total evidencia, nuevos hechos, que
muestren las cosas claramente.
Por otro lado,
tanto entonces como ahora, e incluso antes del 2012, tenemos su “interminable”
ambigüedad y el secretismo.
Parece que jamás
su modo de hablar será “sí-sí, no-no”. Al revés, uno tiene que estar siempre frente
a esos “sí, pero no”, “no, pero sí”, “blanco, pero negro”, “negro, pero azul”: Perdón,
pero es un cuento de nunca acabar.
Están también
“los secretismos”. Si su obrar es bueno, si su obrar es claro: ¿Por qué no
hacer todo a plena luz; por qué no hacerlo públicamente? ¿Por qué no decir de
una vez por todas lo que usted quiere hacer junto con sus dos asistentes y
varios más de “la cúpula” de la Congregación?
¿No es más fácil
decir: “Señores: Nosotros queremos
estar, sí o sí, dentro la estructura de la Roma Modernista que está hoy en
el Vaticano, el que quiera seguirnos es bienvenido, el que no vea cómo hace”?
Decir las cosas
así: ¿No simplificaría y desahogaría “la opresión del interior de algunos”,
esos compañeros que no saben qué hacer porque usted no se muestra claro
(ventaja para usted, y para aquéllos…)?
Pero eso no
sucederá: Ustedes saben y “calculan”
el enorme rechazo que lo anterior causaría. Suponemos que no habrá transparencia desde Menzingen.
Se prefieren las “elípticas”. Y tratar de arrastrar “al mayor número posible”.
Frente a tantos
“patrones o moldes repetidos” por Mons. Fellay y Menzingen (“siempre volvemos a
lo mismo”): Nuestro ánimo se ve abajado y el nivel de hartazgo es realmente
grande.
“Pero es
que esa Roma que está hoy en el Vaticano es la Iglesia Católica, no
existe una Religión Conciliar”. Con palabras muy
parecidas, usted recriminaba a los otros tres obispos: “Al leerlos, uno se pregunta seriamentesi ustedes creen todavía queESTA IGLESIA VISIBLE cuyo
asiento está en Roma, es la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo”
(carta del 14 abril 2012).
Le responderemos
con Mons. Lefebvre: “ES EQUIVOCARSE, ASIMILAR[1] “la iglesia oficial” A LA IGLESIA VISIBLE” (ver en lo que sigue). Daremos sólo dos citas (aunque hay muchísimas, cf.
los trabajos del Padre Pivert):
“¿Dónde está la Iglesia visible? La
Iglesia visible se reconoce por las señales que siempre ha dado para su
visibilidad: Es UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA. (…) Si hay aún una VISIBILIDAD de la Iglesia hoy, es gracias a
ustedes.ESTAS SEÑALES NO SE ENCUENTRAN YA EN LOS OTROS. (…) NO SOMOS NOSOTROS, SINO LOS MODERNISTAS
QUIENES SALEN DE LA IGLESIA… ES EQUIVOCARSE, ASIMILAR[2] “la iglesia oficial” A LA
IGLESIA VISIBLE. (…) ¿Salir, por lo tanto, de “la
iglesia oficial”? En cierta medida, ¡sí!, obviamente” (Revista
“FIDELITER” Nº 66, noviembre-diciembre 1988).
“PONERSE DENTRO DE LA IGLESIA:
¿Qué es lo que eso quiere decir? Y en
primer lugar: ¿De qué iglesia se habla? Si es de la iglesia conciliar: Sería necesario que nosotros, quienes
luchamos contra ella durante
veinte años porque queremos la Iglesia Católica, volviésemos a entrar en
esa “iglesia conciliar” para
supuestamente volverla católica. ¡ES
UNA ILUSIÓN TOTAL! (…) Es increíble que se pueda hablar
de IGLESIA VISIBLE en la relación a “la iglesia conciliar”, Y EN
OPOSICIÓN A LA IGLESIA CATÓLICA, que nosotros intentamos representar y
seguir. (…) SOMOS NOSOTROS QUIENES
TENEMOS LAS NOTAS DE “LA IGLESIA VISIBLE”: la unidad, la catolicidad, la
apostolicidad, la santidad. ES ESO LO QUE CONSTITUYE LA IGLESIA VISIBLE. (…) Obviamente estamos en contra de la
iglesia “conciliar”, que es
prácticamente cismática, incluso si no lo aceptan. En la práctica es una iglesia virtualmente excomulgada, porque es
una iglesia modernista” (Revista “FIDELITER” Nº 70, julio-agosto de
1989).
El Padre Pfluger
pide no hagamos “dialéctica” entre Mons. Lefebvre y usted. Es imposible: Se
presentan como el día y la noche. Si estuviera vivo: ¿Qué diría Mons. Lefebvre
de usted, de lo que usted está haciendo?
1.b) “El Concilio
Vaticano II es Magisterio de la Iglesia”: Así se muestra una de sus metas.
Otro punto
grave:
Todo indica que
en su agenda está el lograr de nosotros que reconozcamos al Concilio Vaticano
II como “Magisterio” de la Iglesia. Sabemos que quienes están ocupando Roma
jamás aceptarán lo contrario. Pero usted dirá y ha dicho: “Vaticano II tiene partes buenas”. Decimos nosotros: Podemos
llamarlo “magisterio por partes”.
¿Se imagina
andar diciendo lo mismo del Concilio Vaticano PRIMERO? “Vaticano PRIMERO tiene
bueno y malo, verdad y error: No es Magisterio lo malo, sí es Magisterio lo
bueno”.
En su última Carta a los Amigos y
Benefactores nº 82 tenemos párrafos que van en este sentido, que dejan abiertas
puertas al “magisterio por partes” (“VII. Una nueva concepción del magisterio”,
punto 4):
“4. (…) De todo esto concluimos que este Concilio, habiendo querido
proponer ESTAS NOVEDADES, está
privado de carácter magisterial vinculante, EN
LA MEDIDA MISMA EN QUE LAS PROPONE (preguntamos nosotros: ¿y el resto sí: lo que no
son novedades sí tiene poder magisterial “vinculante”?). Su
autoridad ya es dudosa(P.A.:
¿sólo “dudosa”?) en razón de la intención nueva, supuestamente “pastoral”,
indicada en el parágrafo precedente. Se manifiesta además CIERTAMENTE NULA
en cuanto a los puntos en los que se coloca en
contradicción con la Tradición” (otra vez preguntamos: ¿sólo en esos
puntos?, ¿entonces en el resto: sí hay Magisterio Católico?).
Un miembro
importante de la Congregación dijo hace poco sobre Vaticano II: “Sí, el valor
magisterial de todo el
Vaticano II es NULO, PERO NO CREO
QUE MONS. FELLAY ESTÉ DISPUESTO A DECIR ALGO ASÍ”. Nosotros decimos: Debemos rechazar dicho Concilio totalmente, eso no
es, ni puede ser, Magisterio: Ha sido “los estatutos de una nueva falsa
religión”. Pero tal vez en respuesta escucharemos aquélla su frase: “Nosotros aceptamos el 95 % del Concilio”.
En Flavigny
(diciembre 2013, Retiro de Hermanos), las informaciones han dicho que el Padre
Pfluger (número dos de la Congregación) expresó: “En la
Fraternidad somos muy fastidiosos, nuestra posición no es clara respecto al Concilio,
SI NO LE DAMOS VALOR
MAGISTERIAL, entonces ya no somos católicos”. Sin comentarios.
1.c) Lo prudente
frente a un “suicidio”. Su “reingresamos en la Iglesia”.
Las palabras de
los últimos años de vida de nuestro fundador nos decían que había que esperar LA CONVERSIÓN DE ROMA Y DEL PAPA (si es
que esto puede aún darse), esperar que ellos retornaran a la Iglesia Católica,
a su doctrina, a su moral, a lo que habían dicho siempre los Papas en sus
encíclicas.
El Capítulo del
año 2006 juzgó, POR LA SITUACIÓN EN QUE
SE ENCONTRABA LA IGLESIA, que LO PRUDENTE era no hacer un acuerdo práctico
con la Roma Modernista sin la
conversión del Papa y de esa Roma.
En el año 2012,
en el 2013, ahora en el 2014: La
situación de la Iglesia: ¿Mejoró o empeoró?
La respuesta no
es evidente: ¡Es evidentísima! Pues:
Si frente al estado en que estaba la Iglesia en el 2006, LO PRUDENTE era aguardar LA CONVERSIÓN de la Roma
Modernista, con muchísima más razón hoy en día.
Por eso, sus
intentos de hacer un acuerdo (año 2012 y anteriores), su esperanza de que Benedicto
tuviera un último gesto hacia nosotros antes de retirarse (año 2013), y los
actuales “posibles” esfuerzos e intentos de un reconocimiento “unilateral” (¿?)
¡por parte de Francisco!, se muestran, frente a “la operación supervivencia de
Mons. Lefebvre”, como “la operación suicidio de Mons. Fellay”. Perdón que lo
digamos de esa manera.
Además, la
experiencia de lo que ha ocurrido a cerca de una decena de Congregaciones
similares a la nuestra tendría que ser suficiente para terminar con todo esto.
Basta pensar en el “suicidio” que se dieron a sí mismos los padres de Mons. De
Castro Mayer (Campos, Brasil), Dom Gerard y su monasterio, la Frat. San Pedro,
el IBP (Instituto del Buen Pastor), los Redentoristas de Escocia, el Padre
Muñoz y las hermanas de su convento (Barcelona), etc, etc. “Algo” tendríamos que aprender de todo eso.
Uno de los
motivos de sus acciones estaría en que usted considera que estamos “fuera” de la Iglesia Católica. Copio entonces, con algún
leve cambio en mis notas, lo que ya escribimos: Mons. Fellay se expresó: (Les
Nouvelles caléedoniennes) “«el Papa vuelve a las ideas tradicionales (nota del
PA: habla de Benedicto XVI, lo cual es falsísimo, él es muy modernista)… Tal
vez estamos mucho más cerca del Papa de lo que parece. (…) Además (…) Basta un
acto de Roma para decir que ha terminado y que nosotros REINGRESAMOS en la Iglesia. Esto llegará. Soy muy optimista (27 de diciembre 2010)». Yo agregué allí y lo repito: “Son los otros los que se han ido: La falsa Iglesia Conciliar”
(tomado de mi carta al P. Bouchacourt, 6 de enero de 2014).
2. ESTADO DE
NECESIDAD en la FSSPX. Argumentos “de fondo” contra su decisión de expulsión.
Todas las cosas
que han ocurrido alrededor de su “gobierno”, han creado y crean un gran ESTADO DE NECESIDAD en la
Congregación.
Es una situación
en paralelo con lo que ocurre
en la Iglesia, y con lo que tuvo que enfrentar Mons. Lefebvre.
Cuando respondí
a su segunda monición expresé la
gravedad de sus dichos, enseñanzas, acciones. Los ejemplos iban en
relación a los cuatro puntos más graves de esta crisis de la Iglesia. Pondré en
anexo, al final, lo que allí escribí. Ahora simplemente enumero esos puntos.
La gravedad de
sus dichos: a) Frente al Concilio, en especial –no únicamente- en la
hermenéutica de la continuidad. b) Frente a la misa moderna y los siete
sacramentos modernos. c) Frente a la libertad religiosa. d) Frente al
ecumenismo.
Como en su momento,
decimos ahora: O todo esto es una ficción, o es Verdad. Si es Verdad, “algo” se
debe hacer.
EL ESTADO DE NECESIDAD que usted ha
creado entre nosotros, los argumentos de fondo, etc, hacen inválida su decisión
de expulsarme. Nos encontramos frente a hechos que exigen de nosotros resistir a lo que usted está haciendo.
En épocas de San
Pío X, si un Superior se hubiera expresado, sobre los cuatro puntos mencionados
(y más), con insinuaciones (o tal vez abiertamente) a favor de tesis modernistas, probablemente hubiera sido
removido de su cargo por la máxima autoridad de la Iglesia. Hoy no podemos
esperar eso: La Sede está ocupada.
Otro asunto
importante: También se escucha decir en la Congregación: “Sí, tenemos problemas con Mons. Fellay,
es cierto, pero estas cosas no se deben decir públicamente”.
Evidentemente
que ésa es la regla. Pero evidentemente también, que hay circunstancias que
EXIGEN que uno hable públicamente. Si nunca se pudiera obrar así, ya lo
dijimos, Mons. Lefebvre hizo un pecado gigantesco, pues él habló públicamente
contra las acciones y dichos de la máxima autoridad, el Papa, y a escala
mundial, ¡y durante años!
Así las cosas,
en Bucaramanga, casi un año y medio atrás (diciembre 2012), el Padre
Bouchacourt me dijo “si usted está tan en contra de lo que está haciendo
Monseñor Fellay, usted tiene que irse”. Repetimos lo que respondí entonces:
“Padre, sí estoy muy en contra de lo que está haciendo Monseñor Fellay, tengo
la impresión de que la Congregación va a terminar mal, pero yo ahora estoy
viendo qué cosas ocurren y ocurrirán en estos meses, y veré entonces qué hago”.
Lo curioso es que en estos 19 años (6 del seminario y 13 del sacerdocio) uno ha
tratado de ser lo que siempre hemos sido: Miembros de la FSSPX como Mons. Lefebvre
la fundó. Hoy en día el que ha cambiado, y el que cambia, es Mons. Fellay… y el
que se tiene que ir es uno. Todo esto es una locura.
3. ESTADO DE
NECESIDAD en la FSSPX. Argumentos “de forma” contra su decisión de expulsión.
EL ESTADO DE NECESIDAD –otra vez- que
usted ha creado, y defectos jurídicos de “forma” (algunos de ellos
elementales), hacen inválida su decisión de expulsarme.
Como ya habíamos
dicho: En estos procesos que usted entabla para expulsar sacerdotes se violan,
en su tramitación, ciertas normas elementales del “debido proceso”. Por
ejemplo: Usted es al mismo tiempo “juez y parte”, no hay principio de
imparcialidad, por más que se escude en un superior de distrito o en “cuatro
miembros de su Consejo”. Por lo mismo, no existe el principio de la doble
instancia, no hay posibilidad de apelar; y el recurso a Roma por supuesto que
no existe (la Sede está ocupada).
En cuanto al
ESTADO DE NECESIDAD, a “la crisis interna EN la FSSPX”, el mismo Padre Pfluger, se expresó: “Estamos en un momento decisivo para la Tradición y la
Fraternidad. CRISIS… se aplica en medicina en el caso de un paciente al
cual le llegó el momento de decidir
sobre su destino… Nosotros estamos en ese punto” (ídem referencia
ut supra).
EL ESTADO DE
NECESIDAD causado “nos obliga en
conciencia” a resistir a lo que usted hace. Y hace aplicables los
mismos argumentos que tantas veces hemos publicado en defensa de lo que hizo
Mons. Lefebvre frente al Papa por la crisis de la Iglesia, frente a todas estas
cosas que han venido a DESTRUIR LA FE CATÓLICA. Es un tema de teología,
fundamentado por ella, y por el buen criterio:
“Una persona que
viola una ley POR ESTADO DE NECESIDAD no está sujeto a pena alguna”. “Incluso
si no hubiese UN ESTADO DE NECESIDAD, si bien lo hay en este caso, si
uno sin culpa juzgara que hay uno, no incurriría en la pena”. Pero, además de
ser una cuestión teológica y del buen sentir, con palabras casi idénticas, se
expresa el “Breviario sobre la FSSPX” sobre cuestiones de derecho canónico,
“breviario” que usted ha hecho publicar años atrás (cf lo que allí se dice
sobre el canon 1323 del nuevo código).
PARA CONCLUIR:
Primero ponemos
otra cita de Mons. Lefebvre, “Roma está en la Apostasía” (4-oct-1987):
«Aquí yo he resumido (lo que dije) al cardenal Ratzinger; algunas palabras:
«Incluso si usted nos otorga un obispo, incluso si nos otorga una cierta
autonomía de los obispos, incluso si nos concede toda la liturgia de 1962, si
nos concede seguir con el Seminario de la Fraternidad como lo hacemos ahora: ¡NOSOTROS NO PODEMOS COLABORAR! ¡ES IM-PO-SI-BLE, IMPOSIBLE!
Porque nosotros trabajamos en una dirección diametralmente opuesta: Ustedes
trabajan por la descristianización de la sociedad, de la persona humana, ¡y de
la Iglesia!; y nosotros trabajamos por la Cristianización», no nos entendemos. ¡Roma ha perdido la Fe, mis queridos amigos! ¡Roma está en la
apostasía! No son palabras, no son palabras al viento: Es la Verdad. ¡Roma está
en la apostasía! ¡No se puede tener confianza en ese mundo allá! ¡Ellos han dejado la Iglesia,
han dejado la Iglesia, dejan la Iglesia! Seguro, seguro, seguro...».
Suponemos que mi
texto no cambiará su sentencia y que usted negará EL ESTADO DE NECESIDAD. Pero
aquí queda, dejamos este escrito y este precedente. Puede dejarlo así. La Sede
está ocupada. “La Iglesia está ocupada”, no podemos pretender que haya una
solución, y la cuestión quedará pendiente. Dios dirá, cuando Él intervenga, en
qué depara todo esto.
Me resta el
desear y pedir a Dios y a María Santísima que me hagan un sacerdote fiel, un buen sacerdote. Ojalá
quieran Ellos otorgármelo. Le saludo atentamente y le prometo mis oraciones.
En María
Santísima. Padre Fernando Altamira (lunes 19 de mayo de 2014)
ANEXO: CUESTIONES DE
FONDO (copiado de la respuesta del Padre Altamira, del 3 de marzo de 2014).
“Pero por encima de las
formas jurídica (derecho adjetivo), lo importante aquí son las cuestiones DE
FONDO: El fondo del problema que padecemos los sacerdotes de San Pío X. Y sobre
todo es este punto lo que hará nula la expulsión que usted quiere aplicar.
Porque, o todo esto es una ficción, o existe
un problema real (y grave). Y de existir dicho problema, habrá “alguien” que lo
ha causado.
El problema no es una ficción y quien lo ha
causado es usted.
En circunstancias normales uno podría hacer
una denuncia a Roma, y la Santa Sede podría llegar hasta la remoción del Superior
General. Pero sabemos que eso hoy no entra en juego, y que muy probablemente en
la Roma Modernista de la Religión Conciliar estén muy contentos con lo que
usted está haciendo.
¿Qué hubiera dicho nuestro fundador, Mons.
Lefebvre, ante las cosas que usted dice y hace? Veamos muy brevemente lo que
son tal vez los cuatro puntos más graves que padecemos en esta crisis
(“apocalíptica” dijo Mons. Lefebvre):
(1) El Concilio Vaticano II.
Monseñor Lefebvre dijo de él que es el peor
desastre que nos ha ocurrido, que “su valor es nulo” (por la calificación de
“pastoral”, etc), y tantas otras cosas que todos conocemos.
¿Qué dice Mons. Fellay sobre el Concilio?
Que estamos de acuerdo con el 95 % (!!); “lo aceptamos con reservas” (¡lo
aceptamos!); muchos errores son en realidad de la interpretación (“of
theunderstanding”) del Concilio (tan similar al argumento de tantos grupos
conservadores y de línea media: “el problema no es el Concilio sino la
interpretación que se hace de él”); el apelar para justificar dicho Concilio al
argumento de Benedicto XVI de la hermenéutica de la continuidad –“no hay
ruptura con la doctrina católica de siempre”- (ver la Declaración Doctrinal de
Mons. Fellay de abril de 2012 presentada en nuestro nombre en Roma); lo que
usted respondió a los otros tres obispos en su famosa carta del 2012: no se
debe hacer del Vaticano II una superherejía (obviamente: pues usted está a
favor del 95 %) y “en la Iglesia hay cosas más importantes” que los problemas
del Concilio; su expresión de que hay puntos que son “difícilmente
conciliables” con la doctrina católica (¿sólo “difícilmente”?, son
“imposiblemente” conciliables).
¿Qué dice el número dos de la Congregación,
el P. Pfluger? Si no se acepta que Vaticano II es Magisterio, si no aceptamos
“el valor magisterial del Concilio”, “entonces NO SOMOS CATÓLICOS”. ¡No somos
católicos! Es exactamente al revés: Para ser católicos, ¡no hay que aceptar el
valor magisterial del Concilio!
Ahora bien, lo que yo acabo de decir, o es
una ficción, o es Verdad. Y si es Verdad, algo se debe decir, algo se debe
hacer. Lo curioso es que, entre nosotros, los que están investidos de más
autoridad no hablan públicamente.
(2) La libertad religiosa del Concilio.
Mons. Lefebvre y la teología católica de
todas las épocas, junto con los Papas, nos han enseñado que es el punto en que
más claramente se ve la enseñanza falsa y errónea de Vaticano II: “Toneladas”
se han escrito al respecto.
¿Qué dice Mons. Fellay de ella? La
concepción que presenta Vaticano II de la libertad religiosa “es muy limitada”
(qué forma tan “especial” de expresarse sobre algo así, qué forma tan “suave”).
Y es sobre la libertad religiosa que usted excusó el Concilio diciendo lo de
arriba: Son en realidad cosas del “commonunderstanding of the Council”, “de la
interpretación común” que se hace del Concilio.
Otra vez: O esto es ficción, o es Verdad, y
si es Verdad: ¡Algo se debe hacer! Y los cofrades de más autoridad en silencio,
sin decir nada públicamente.
(3) La misa moderna.
Mons. Lefebvre, bien fuertemente, llegó a
decir que era “una misa bastarda”. Todos sabemos la cantidad de trabajos que se
han escrito para explicar aun los riesgos de INVALIDEZ de la misa moderna. Ya
el mismo Card. Ottaviani, en su trabajo, en 1969, hablaba de INVALIDEZ “incluso
si se tiene la intención de hacer lo que hace la Iglesia” (uno de los
argumentos de Mons. Fellay para defender “la validez” de dicha misa), y esto
sin contar los numerosos sacerdotes de nuestra propia Congregación que también
han escrito sobre el tema.
La misa moderna es una misa ILEGÍTIMA (por
su definición, por su rito ilegítimo, por sus errores, por su tendencia
protestante, por su misma promulgación).
Y en este punto, el descaro de Mons. Fellay,
usted, fue muy explícito: La misa moderna (y todos los sacramentos modernos)
son válidos si se celebran “con la intención de hacer lo que hace la Iglesia”
(ut supra), y han sido “LEGÍTIMAMENTE PROMULGADOS” (su declaración de abril de
2012 ut supra). Y la increíble falta de respeto hacia Mons. Lefebvre cuando
usted dijo: Si Mons. Lefebvre hubiera visto la misa moderna bien celebrada, “no
hubiera dado el paso que dio” –caso Cardenal Cañizares-. ¿Es decir que toda
esta lucha de Mons. Lefebvre contra la misa moderna estuvo mal, fue exagerada?
¿Es decir que es sólo un problema de excesos cometidos por algunos al
celebrarla? ¿Es decir que uno puede ir a la misa moderna cuando la celebra
alguien conservador, como en el monasterio donde usted la vio, o celebrada por
un padre –por ejemplo- del Opus Dei? ¡Todo esto es increíble!, y es demasiado
escandaloso. ¡Y nadie, de los que mandan, dice nada! Nadie dice nada
públicamente. Pienso, y aún con alguna esperanza, en uno de nuestros obispos.
Además usted, Mons. Fellay, allí admite la
validez de todos los sacramentos modernos. ¡Increíble! ¿Acaso no hay dudas
sobre la validez de la misma ORDENACIÓN SACERDOTAL “MODERNA”? ¿Acaso por eso:
No hemos hecho tantas veces nuevas “re-ordenaciones” –por el rito de siempre-
de sacerdotes que han llegado desde la Iglesia Conciliar? ¿Acaso no hay dudas
de la validez de la confirmación moderna; acaso por eso no damos nuevamente la
Confirmación sub conditione a los que la han recibido en la Religión Conciliar?
¡Qué es todo esto, Mons. Fellay! ¡Alguien debe hacer algo!
(4) Y el Ecumenismo.
¿Cómo se comportó y reaccionó Mons. Lefebvre
con la mezcla de todas las religiones de la tierra en la reunión de Asís I,
reunión organizada por Juan Pablo II? ¿Cómo se comportó y reaccionó usted con
esa mezcla de todas las religiones hecha por Benedicto XVI en la reunión de
Asís III? ¿Qué dijo Mons. Lefebvre en su momento y qué dijo usted?
El Ecumenismo va a terminar tal vez en la
creación de “La Religión Mundial” para el gobierno mundial del Anticristo:
¿Cómo puede usted ser así?
Y esa expresión tan acuñada por esta
corriente, por los Papas Conciliares, por Juan Pablo II, por Benedicto XVI,
etc, todo en pos del ideal masónico ecuménico, al decir de una de las tantas
falsas religiones o de sus adeptos: “Los judíos son nuestros hermanos mayores”.
¿Qué decía Mons. Lefebvre de dicha expresión? ¿Qué dice usted, nuestro máximo
superior, de la misma?
Pues bien, usted lo sabe: Usted ha dicho
literalmente dicha expresión sin ningún problema.
Le respondemos: ¡Los santos son nuestros
hermanos mayores! Y todo católico debe intentar –si puede- la conversión de los
judíos (y de cualquier persona de otra falsa religión) hacia el Catolicismo,
hacia la única religión verdadera.
Esto ocurre, ¡y nadie dice nada
PUBLICAMENTE!
Nota del editor
REVERENDO PADRE MÉRAMO, EN RESUMIDAS CUENTAS, EL MISMO OBISPO FELÓN, SE EXPULSÓ A SÍ MISMO, Y UNA GRAN CANTIDAD DE FIELES Y PRESBÍTEROS, DE LA UNA UNA SANTA CATOLICA Y APOSTOLICA IGLESIA, FUERA DE LA CUAL NO HAY SALVACIÓN
SEA PARA GLORIA DE DIOS
Alberto Gonzalez.