San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












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"Sancte Pio Decime" Gloriose Patrone, ora pro nobis.





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martes, 1 de julio de 2025

FESTIVIDAD DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR

 


Amados hermanos en nuestro Señor Jesucristo:
Este cuarto domingo después de Pentecostés coincide con la Festividad de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Fiesta que instituyó el papa Pío IX y que Pío XI la extendió a toda la Iglesia, solemnizándola; por tanto, prima sobre el domingo como fiesta de primera clase, reemplaza la Misa del domingo porque las fiestas de nuestro Señor son las mismas que las del domingo en valor. ¿Y qué nos dice?

Nos recuerda la sangre de nuestro Señor, su Sacrificio, su Muerte, su Pasión y nuestra Redención operada en la Cruz. Redimidos, rescatados, liberados de las garras del demonio, del infierno, de la condenación eterna del pecado. Por eso San Agustín decía que la humanidad era condenada en ese sentido por la impronta del pecado, irremediable, irreparable, pero que eso nos mereció la intervención de nuestro Señor y por eso él exclama: “¡Oh feliz culpa que nos diste tan grande Redentor!”. A nuestro Señor que nos redime en la Cruz y nosotros nos aplicamos esa Redención, sus frutos de salvación, asistiendo a la Misa.

Por eso no es lo mismo el Misterio de la Redención, que el Misterio de la Salvación. Y tampoco es lo mismo como acontece en la liturgia moderna, en la pseudoliturgia de una pseudoiglesia, de una pseudoreligión que quiere pasar como verdadera y equipara la Redención al Misterio Pascual. Eso es un error. La Pascua, que es la Resurrección de nuestro Señor, implica la muerte que tuvo nuestro Señor en la Cruz; pero en la Santa Misa no se tiene simplemente simbolizada, o significada la Pascua, sino la muerte de nuestro Señor en la Cruz y por lo mismo es un Sacrificio propiciatorio por nuestros pecados y no una simple conmemoración de lo que aconteció en la Cruz, de lo que le pasó a nuestro Señor, como quería Lutero.

Con la Misa no anunciamos la Pascua, anunciamos la Muerte de nuestro Señor y de modo indirecto la Resurrección. Directa, evidente, objetivamente la Muerte y no la Resurrección. Entonces la Misa no es la conmemoración de la Pascua de nuestro Señor y mucho menos la conmemoración de la Pascua del Antiguo Testamento de los judíos; eso es tergiversar, prostituir la Misa; eso fue lo mismo que hizo Lutero. Por eso para ellos es una cena, un ágape, pero no un sacrificio verdadero que se reactualiza, se renueva; se vuelve a hacer en cada Misa el mismo Sacrificio de la Cruz renovado incruentamente sobre el altar. La diferencia consiste en el modo: en la Santa Misa es incruento y en la Cruz fue cruento, hubo derramamiento de sangre.

Por lo mismo son esenciales las palabras en la consagración del cáliz que hacen alusión al derramamiento de la sangre de nuestro Señor, porque fue a través de su Muerte y de esa separación, representada en la separación de la sangre de su cuerpo. La doble consagración simboliza la Muerte de nuestro Señor, la simboliza y la realiza y esto hay que tenerlo presente, sin adulterar el significado de nuestra Redención, de la Muerte de nuestro Señor; debemos evitar que se confundan los términos.

Al confundir los términos se niegan las verdades esenciales definidas por el concilio de Trento, porque detrás de todo esto hay herejía, y más que herejía hay una gran apostasía que muy pocos perciben. La mayoría de la gente, mucha de buena fe, sigue el error y por lo mismo hay que predicar la verdad para que si se está en el error de buena fe, oyendo la verdad se salga de él y eso es lo que en la misa de hoy se recuerda, nuestra Redención por el derramamiento de la Sangre, de la Muerte de nuestro Señor en la Cruz para rescatarnos del infierno de la muerte eterna, de la separación eterna de Dios. Para que no odiemos a Dios sino que le amemos y eso es lo que quiere la Iglesia, que amemos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todo nuestro espíritu.

No es que el alma sea distinta al espíritu, como piensan los gnósticos, sino que nuestra alma es espiritual, porque las plantas y los animales tienen alma vegetativa, alma animal, pero nuestra alma no es vegetativa ni animal sino espiritual; es un alma racional y espiritual y por eso inteligente y libre para que con la inteligencia conozcamos a Dios y con la voluntad le amemos sobre todas las cosas. Ese es el primer mandamiento. Y demuestro ese amor cumpliendo al asistir al culto divino, al verdadero culto de Dios los domingos y no a una parodia de misa, una cuasi misa, una apariencia ya que no se define como lo que es, sino a la manera que la entienden los luteranos y los protestantes y esa no es nuestra fe.

Así que en esta fecha de la fiesta de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor, nosotros, que bebemos de Ella cuando comulgamos, ya que en la Hostia, por concomitancia, está también la Sangre de nuestro Señor, por eso no es necesario comulgar bajo las dos especies.

Pidamos a nuestra Señora, la Santísima Virgen María, que nos beneficiemos de la Sangre de nuestro Señor para que no sea derramada inútilmente y así salvar el alma y dar mayor gloria a Dios. +

PADRE BASILIO MÉRAMO
1 de julio de 2001

Letanías a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo (julio, mes de su dedicación)

 



LETANIAS A LA PRECIOSISIMA
SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

SEÑOR TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS (2 VECES)
CRISTO TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS (2 VECES)
SEÑOR TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS (2 VECES)
CRISTO OYENOS (2 VECES)
CRISTO ESCUCHANOS (2 VECES)
DIOS PADRE CELESTIAL – Ten misericordia de Nosotros
DIOS HIJO, REDENTOR DEL MUNDO – Ten misericordia de Nosotros
DIOS ESPIRITU SANTO – Ten misericordia de Nosotros
SANTISIMA TRINIDAD, QUE SOIS UN SOLO DIOS – Ten misericordia de Nosotros
SANGRE DE CRISTO, EL UNIGÉNITO DEL PADRE ETERNO – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, CUERPO DE DIOS ENCARNADO – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, DEL TESTAMENTO NUEVO Y ETERNO – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, DERRAMADA SOBRE LA TIERRA EN LA AGONÍA – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, VERTIDA COPIOSAMENTE EN LA FLAGELACION – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, BROTADA DE LA CORONACION DE ESPINAS – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, DERRAMADA EN LA CRUZ – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, PRECIO DE NUESTRA SALVACIÒN – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, SIN LA CUAL NO HAY PERDÓN – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, BEBIDA EUCARÍSTICA Y LIMPIEZA DE LAS ALMAS – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, MANANTIAL DE MISERICORDIA – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, VENCEDORA DE LOS DEMONIOS – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, FORTALEZA DE LOS MÁRTIRES – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, SOSTÉN DE LOS CONFESORES – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, QUE HACES GERMINAR LAS VÍRGENES – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, CONSUELO EN EL PELIGRO – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, ALIVIO DE LOS AFLIGIDOS – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, SOLAZ EN LAS PENAS – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, ESPERANZA DEL PENITENTE – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, CONSUELO DEL MORIBUNDO – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, PAZ Y TERNURA PARA LOS CORAZONES – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, PRENDA DE LA VIDA ETERNA – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, QUE LIBRAS A LAS ALMAS DEL PURGATORIO – Sálvanos
SANGRE DE CRISTO, ACREEDOR DE TODO HONOR Y GLORIA – Sálvanos
CORDERO DE DIOS QUE QUITAS LOS PECADOS DEL MUNDO – Perdónanos Señor
CORDERO DE DIOS QUE QUITAS LOS PECADOS DEL MUNDO – Escúchanos Señor
CORDERO DE DIOS QUE QUITAS LOS PECADOS DEL MUNDO – Ten misericordia de Nosotros.

V. Oh Señor, nos has redimido con vuestra Sangre.
R. Y nos has hecho reino de Nuestro Dios.

OREMOS: Dios omnipotente y eterno, que has hecho de tu hijo unigénito el redentor del mundo, y has querido ser aplacado con su preciosísima Sangre, concédenos, Te suplicamos, que de tal modo adoremos el precio de Nuestra Salvación, que por su virtud nos salvemos de los peligros de la vida presente y alcancemos los gozos de sus frutos eternamente en el cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

ORACION A LA PRECIOSISIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR:

Omnipotente y sempiterno DIOS, que constituisteis a vuestro Hijo Unigénito Redentor del mundo y quisisteis ser aplacado con su sangre, Os rogamos nos concedáis que de tal manera veneremos con culto solemne el precio de nuestra salvación y que, con su virtud, seamos defendidos de los males de la vida presente, que de su fruto perpetuo nos alegremos en el Cielo. Por el mismo Cristo Señor nuestro. Amén.