Tomado del MISAL DIARIO
COMPLETO por el P. Luis Ribera CMF, España 1954:
Es Santa Ana acabado modelo de madres cristianas. Son muy
pocas hoy las que cumplen con el sagrado deber
de educar cristianamente y hacer buenos cristianos a sus hijos. ¡Que honor para esta santa haber sido la
educadora de la que un día había de ser Madre de Dios!
Directorio de la misa.-
1. Doble de segunda clase, Blanco.- OCM. (49. I)
2. Si OCURRE EN DOMINGO, la Misa será de la Santa, con segunda oración, etc, del domingo ocurrente.
1. Doble de segunda clase, Blanco.- OCM. (49. I)
2. Si OCURRE EN DOMINGO, la Misa será de la Santa, con segunda oración, etc, del domingo ocurrente.
Epístola. Del
libro de la Sabiduría. Prov. 31, 10-31
¿Quién hallará una mujer fuerte? De mayor estima es que todas las preciosidades traídas de lejos y de los últimos términos del mundo. En ella pone su confianza el corazón del marido; el cual no tendrá necesidad de botín para vivir. Ella le acarrea el bien todos los días de su vida y nunca el mal. Busca lana y lino, de que hace sus labores con la industria de sus manos. Viene a ser como la nave de un comerciante que trae de lejos el sustento. Se levanta antes de que amanezca, y distribuye las raciones de sus dones domésticos y el alimento a las criadas.
Puso la mira en unas tierras y las compró; de lo que ganó con sus manos plantó una viña. Revistiose de fortaleza y esforzó su brazo. Probó y echó de ver que su trabajo le fructifica; por tanto tendrá encendida la luz toda la noche. Aplicará sus manos a los quehaceres fatigosos, y sus dedos manejan el huso. Abre su mano para socorrer al mendigo, y extiende sus brazos para amparar al necesitado
No temerá para su casa los fríos ni las nieves, porque todos sus domésticos traen vestidos forrados. Se labró ella misma para sí un vestido acolchado: de lino finísimo y de púrpura es de lo que se viste. Su esposo será distinguido en las asambleas, sentado entre los senadores del país. Ella teje telas y las vende, y entrega también ricos ceñidores a los negociantes cananeos. La fortaleza y el decoro son sus atavíos; y estará alegre en los últimos días. Abre su boca con sabios discursos, y la ley de la bondad gobierna su lengua. Vela sobre los procederes de su familia, y no come ociosa el pan.
Levantáronse sus hijos y aclamáronla dichosísima: su marido también la alabó, diciendo: Muchas son las hijas que han allegado riquezas; mas a todas has aventajado tú. Engañoso es el donaire, y vana la hermosura: La mujer que teme al Señor, esa será la celebrada. Dejadla gozar del fruto de sus manos, y celébrense sus obras en la pública asamblea.
¿Quién hallará una mujer fuerte? De mayor estima es que todas las preciosidades traídas de lejos y de los últimos términos del mundo. En ella pone su confianza el corazón del marido; el cual no tendrá necesidad de botín para vivir. Ella le acarrea el bien todos los días de su vida y nunca el mal. Busca lana y lino, de que hace sus labores con la industria de sus manos. Viene a ser como la nave de un comerciante que trae de lejos el sustento. Se levanta antes de que amanezca, y distribuye las raciones de sus dones domésticos y el alimento a las criadas.
Puso la mira en unas tierras y las compró; de lo que ganó con sus manos plantó una viña. Revistiose de fortaleza y esforzó su brazo. Probó y echó de ver que su trabajo le fructifica; por tanto tendrá encendida la luz toda la noche. Aplicará sus manos a los quehaceres fatigosos, y sus dedos manejan el huso. Abre su mano para socorrer al mendigo, y extiende sus brazos para amparar al necesitado
No temerá para su casa los fríos ni las nieves, porque todos sus domésticos traen vestidos forrados. Se labró ella misma para sí un vestido acolchado: de lino finísimo y de púrpura es de lo que se viste. Su esposo será distinguido en las asambleas, sentado entre los senadores del país. Ella teje telas y las vende, y entrega también ricos ceñidores a los negociantes cananeos. La fortaleza y el decoro son sus atavíos; y estará alegre en los últimos días. Abre su boca con sabios discursos, y la ley de la bondad gobierna su lengua. Vela sobre los procederes de su familia, y no come ociosa el pan.
Levantáronse sus hijos y aclamáronla dichosísima: su marido también la alabó, diciendo: Muchas son las hijas que han allegado riquezas; mas a todas has aventajado tú. Engañoso es el donaire, y vana la hermosura: La mujer que teme al Señor, esa será la celebrada. Dejadla gozar del fruto de sus manos, y celébrense sus obras en la pública asamblea.
+Evangelio según San
Mateo, 13, 44-52.--- Dijo Nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos esta parábola: Semejante es el reino de los cielos a un tesoro
escondido en el campo, que si lo haya un hombre, lo encubre de nuevo, y gozoso
del hallazgo, va y vende todo cuanto tiene, y compra aquel campo. El reino de los cielos es, igualmente, semejante
a un mercader que trata en piedras finas.
Y viéndole a las manos una de gran valor, va y vende todo cuanto tiene y
la compra. También es semejante el
reino de los cielos a una red barredera que, echada al mar, allega todo género
de peces; la cual, en estando llena,
sácanla los pescadores, y sentados en la orilla van escogiendo los buenos y
meten en sus cestos, y arrojan los de mala calidad.
Así sucederá al final del siglo: saldrán los Ángeles y separarán a los malos de entre los justos y arrojarlos han en el horno de fuego; allí será el llanto y crujir de dientes ¿Habéis entendido todas estas cosas ? Sí, Señor, le respondieron. Y Él añadió: Por eso, todo doctor bien instruido en lo que mira al reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que va sacando de su repuesto cosas nuevas y cosas antiguas, según conviene.
Así sucederá al final del siglo: saldrán los Ángeles y separarán a los malos de entre los justos y arrojarlos han en el horno de fuego; allí será el llanto y crujir de dientes ¿Habéis entendido todas estas cosas ? Sí, Señor, le respondieron. Y Él añadió: Por eso, todo doctor bien instruido en lo que mira al reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que va sacando de su repuesto cosas nuevas y cosas antiguas, según conviene.
-Laus tibi Christe