APÉNDICE
“Si un Papa cae en herejía o
cisma”
(Tomado del libro "VATICANO II DIETRO FRONT"
Editrice Civiltá. Brescia 2011, p.197-201, Sac. Dott. Luigi Villa)
-Traducción no oficial-
“Hoy en día,
también se podría decir que la jerarquía de la Iglesia está demoliendo la
doctrina católica de siempre, al dar una ‘nueva religión’. Pero, ¿cómo es
posible esto?
¿Cómo es
posible que aquellos que siguen las nuevas líneas doctrinales, a menudo en
contradicción con la doctrina católica, estén fuera de la Fe anterior al
Concilio Vaticano II?
Pudiéramos
anotar toda la documentación conciliar y todos los actos de Pablo VI y Juan
Pablo II, si la limitación del espacio de este escrito fuera suficiente para
manifestar ‘hechos’ y ’palabras’ que harían resultar evidente el contraste con
la doctrina y la práctica de la Iglesia tradicional.1
1 Para un
conocimiento completo de estos "dichos" y "hechos" leer: “Apunti
crítici sul Vaticano II”(5 libros), “La battaglia continua”(5
libros) y el número de "Chiesa Viva" de septiembre de 2010 -Ediciones
Civiltá- Brescia
Ciertamente,
no se puede pensar que Pablo VI y Juan Pablo II no conocían la doctrina
católica, ostentando títulos en teología, y después de haber sido advertidos
por muchos sobre su falso proceder con el nuevo curso de su nueva Iglesia’,
demostrando un conflicto irreconciliable entre su nueva doctrina y los dogmas
tradicionales de la fe católica, turbando a los fieles con tanta diversidad de
opiniones teológicas.
Y entonces,
¿qué? ¿Cómo olvidar que la Iglesia de Cristo siempre ha sido esencialmente
tradicional, basada en el ‘Depositum fidei’, transmitido desde los Apóstoles
hasta ahora? Cómo no tienen en cuenta lo que la Iglesia ha dicho y hecho lo
largo de los siglos?
1 Para un
conocimiento completo de estos "dichos" y "hechos" leer: “Apunti
crítici sul Vaticano II”(5 libros), “La battaglia continua”(5
libros) y el número de "Chiesa Viva" de septiembre de 2010 -Ediciones
Civiltá- Brescia.
Por esta
razón, muchos teólogos se han planteado la cuestión de un Papa, que deviniese
hereje o cismático, como sucedió con los Papas Liberio, Honorio, Pascual II,
Juan XXII.
Vamos a
escuchar a algunos:
Uguaccione
escribió: ‘Cuando el Papa cae en la herejía, puede ser juzgado por los
súbditos. De hecho, cuando el Papa cae en herejía se convierte, no en mayor,
sino en inferior que cualquier Católico’.
Juan el
Teutónico, un gran decretalista, se plantea la cuestión de si es lícito acusar
‘al Papa’ en caso de que caiga en herejía, y responde que sí, porque de lo
contrario ‘socavaría el bien de toda la Iglesia, lo cual no es lícito’ y
también ‘A causa de la herejía, el Papa, dejaría de ser el Jefe de la
Iglesia, siempre que el crimen es conocido por confessionem vel pro facti
evidentia (por confesión o por evidencia de hechos)’.
El Cardenal
Juan de Torquemada (no el inquisidor) comentando el ‘Corpus iuris canonici’,
afirma: ‘Respondo con esta conclusión, diciendo que el Papa no tiene juez
superior en la tierra, excepto en el caso de herejía’. Y afirma además:
‘Desviado de la fe, significa, cuando se aleja de la fe pertinazmente y cae de
la piedra de la fe, de la piedra sobre la cual ha estado fundada (cf. Mt.
XVI).’
(El Papa) se
vuelve menor e inferior que cualquiera de los fieles, y por lo tanto, puede ser
juzgado por la Iglesia, o más bien puede ser declarado ya condenado, según
cuanto está escrito, que quien no cree ya está juzgado, y el Papa no puede
establecer una ley para que nadie no pueda acusarlo de herejía, porque se vería
puesta en peligro toda la Iglesia y sería confuso el estado general de la
misma.
Inocencio
III, en tres sermones declaró expresamente que en el caso en que él mismo
cayese en la herejía, se haría culpable de un delito contra la fe.
San Roberto Belarmino, en su ‘De
Romano Pontífice’, escribe que en el caso (el Papa) tuviera errores
doctrinales, debe decirse que el Papa no habría sido válidamente elegido; y si
este cae en la herejía, cesaría de ser Papa, ya que ‘quien está fuera de la
Iglesia no puede ser su cabeza.’
En nuestros tiempos, el asunto viene equiparado al de
la época medieval. De hecho, el Cardenal Journet, en 1969, declaró: ‘Los
teólogos medievales, decían que el Concilio no debía ni siquiera deponerlo,
sino que solamente basta con verificar
el hecho de
la herejía y significar a la Iglesia que el que fue Papa ha decaído de su
función principal. ¿Quién lo ha quitado? Ninguno, fuera de él mismo. Cómo él
(el Papa) puede abdicar por un acto de voluntad, del mismo modo, puede decretar
voluntariamente, por sí mismo, su propia decadencia, por un acto de herejía. El
motivo es que renegando de la fe, aquel que fue el Papa ha dejado de ser parte
de la Iglesia, de ser su miembro. Desde el momento en que el hecho es declarado
públicamente, él no podría por lo tanto, continuar siendo su cabeza. En un caso
tal, una eventual sentencia del Concilio es solamente declarativa, y no
proclama, en modo alguno, la supremacía del Concilio sobre el Papa’.
En el ‘Enchiridium
Iuris Canonici’, redactado por Stefano Sipos, tal sentencia es resumida en
diversos modos.
Un documento
de importancia teológica es la Constitución Apostólica ‘Cum ex Apostolatus
officio’ del Papa Pablo IV, en el que empeña la plenitud de sus poderes:
‘Con esta
Nuestra Constitución, que es válida a perpetuidad, en odio a tan gran crimen
(herejía), en relación con el cual nada puede ser más grave y pernicioso para
la Iglesia de Dios, con la plenitud de nuestro poder apostólico, establecemos,
decretamos y
definimos’ abiertamente que ‘el mismo Romano Pontífice, quien, antes de
su ascenso a cardenal, o su elevación al Sumo Pontífice, se había desviado de
la Fe católica o caído en una herejía, o fuese incurso en un cisma, o haya
suscitado esto, sea nula, inválida y de ningún valor, la promoción o elevación,
aunque sea ésta avenida con la concordancia y el consenso unánime de todos los
cardenales’.
La misma
argumentación se lee en la Bula ‘Inter multiplices’ de San Pío V.
En este
punto, cabe preguntarse si Juan Pablo II pronunció herejías ‘ex Cathedra’, o si
él, privada o personalmente fuese un hereje o no.
Después de todo aquello que habíamos denunciado sobre
su actuar, ¿cómo puede haber habido un ‘Papa’ Juan Pablo II? Si el ‘agere
secuitur esse’, podemos ver que sus acciones no se corresponden con los que
deberían ser.
En efecto,
¿cómo podría recibir en la frente, como ‘Papa’, el signo de los adoradores de
Shiva? ¿cómo podría decir a los adoradores del ‘dios-pitón’, de su fe en un
Dios único y Bueno? ¿cómo podría presidir las reuniones, como las de Asís y
otras similares?
Pío XI en su encíclica ‘Mortalium animos’ dice:
‘(...) Tales
tentativas no pueden, de ninguna manera, obtener la aprobación de los
católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que
todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque
de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y
nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos
obedientemente su imperio. Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se
engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto
esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo’.
Ahora bien,
es un dogma de fe que la Iglesia es santa, por lo que la santa Iglesia no nos
puede darse unos Sacramentos, una Fe, unas leyes que no sean santas.
Así ahora,
¿cómo es posible que el ‘Nuevo Código’ de Derecho Canónico, el ‘Novus Ordo
Missae’, contienen ‘errores’? La única respuesta podría ser la siguiente: si el
Papa promulga leyes universales contrarias a la Fe tradicional y contraria a la
santidad de la Iglesia, su autoridad no sería legítima.
Reflexionando
sobre los discursos y los ‘hechos’ de Juan Pablo II, debemos decir que Karol
Wojtyla es sin duda un hereje, y esto confirma la ausencia de autoridad, desde
el principio, en su persona. Preguntémonos, entonces, ¿dónde está la verdadera
Iglesia?
Si aceptamos
la profecía de Nuestra Señora de La Salette, la Iglesia verdadera es visible en
aquellos que huyen de la herejía, conservando todavía la Fe.
Sin embargo,
esto plantea el problema de que la Iglesia, mañana, deberá aclarar este período
oscuro de su historia y deberá, por lo tanto, constatar la invalidez de los
documentos del Vaticano II, de la falsa reforma litúrgica, del vacuo Derecho
Canónico, del catecismo herético y de las veinte encíclicas.
¡Que Jesucristo, Dios, fundador de su Iglesia, ilumine
y dirija esta solución de Su Iglesia!”.
(Y tiene
también el Padre Villa, esta cita al final del libro)
“Siento a mi alrededor innovadores que quieren
desmantelar el Santuario, destruir la llama universal de la Iglesia, rechazar
sus ornamentos, inducir
remordimiento
por su pasado heroico. Bien, Mi querido amigo, estoy convencido de que la
Iglesia de Pedro debe apropiarse del propio pasado, de lo contrario cavará su misma
tumba... Llegará un día en que la mundo civilizado negará a su Dios, cuando la
Iglesia dudará como dudó Pedro.
Se verá
tentada a creer que el hombre se ha convertido en Dios, que Su Hijo no es más
que un símbolo, una filosofía como muchos otras y, en las iglesias, los
cristianos buscarán en vano la luz roja en donde Dios les espera, como la
pecadora que gritaba frente a la tumba vacía: ¿dónde lo pusieron? ”. (De: "Pío
XII Devant l'histoire").
Los tres
últimos Papas: Paulo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, sin contar a Juan Pablo
I que solo duró 33 días, lo cual lo deja sin mayor relevancia histórica, fueron
judíos y masones según el mismo Padre Luigi Villa.
Paulo VI
judío, masón y hasta homosexual: “En noviembre del 2000, publiqué el libro
‘Un monumento masónico a Paulo VI’, donde mostré que, en esa escultura, la
Francmasonería habría elogiado a su ‘hombre’ Paulo VI, como ‘Jefe Supremo’ de
la Francmasonería y como ‘Papa Judío’, y lo habría glorificado por sus ‘3 actos
de justicia masónica’, esto es: la traición a Cristo, a la Iglesia y a la
Historia de las naciones cristianas”. (¿Quién es el Padre Luigi Villa?, por
el Dr. Franco Adessa. p.38-40).
“El Padre Luigi Villa estaba al corriente del hecho
que el Card. Pietro Palazzini había enviado una carta al Postulador de la
‘causa de beatificación’ de Paulo VI, que contenía 3 nombres de los últimos
amantes homosexuales de Paulo VI. El Cardenal Pietro Palazzini era una
autoridad en ese campo, porque el Cardenal guardaba 2 carpetas de documentos
que mostraban inequívocamente el vicio impuro y antinatural de Paulo VI”. (Ibídem,
p. 33, 34.).
“El testimonio de Robin Bryans, escritor irlandés,
declaradamente homosexual, en su autobiografía de 1992, ‘The Dust Never
Settles” (El polvo nunca se asienta), afirma que su amigo Hugh Montgomery le
dijo que él y el joven Montini, habían sido amantes, cuando él fue nombrado
diplomático en el Vaticano. El escritor francés y ex Embajador Roger
Peyrefitte, homosexual confeso y defensor de los ‘derechos gay’, en 1976, en una
entrevista de D.W. Gunn y J. Murat, representante de la ‘Gay Sunshine Press’,
habló de la homosexualidad de Paulo VI quien, cuando era arzobispo de Milán,
iba a una casa apartada para reunirse con muchachos ad hoc” (Chiesa Viva n°
441, Setiembre 2011, p. 55).
“En ‘O
Vatican, a Slightly Wiched View of the Holy See’ (El Vaticano, una visión un
poco maliciosa de la Santa Sede), el ex corresponsal de la oficina romana del
‘New York Times’, dio también el nombre de un famoso actor italiano, Paolo
Carlini, que se habría convertido en un visitante frecuente de Paulo VI, en sus
apartamentos privados en el Vaticano”. (Ibídem, p. 56).
“Siempre
Bellegrandi, escribe que Montini, apenas asumió el cargo de Pontífice, fue
sometido al chantaje por parte de la Masonería italiana. A cambio de su
silencio por las furtivas permanencias del Arzobispo Montini en un Hotel de
Suiza, para sus encuentros con su actor-amante, los masones pidieron que el
Papa eliminara la tradicional prohibición de la Iglesia de la cremación después
de la muerte.(…) El escritor escribió que él consideraba que los Británicos
(MIS) y los Americanos (OSS) sabían de la homosexualidad de Montini y la usaban
para obtener su cooperación para hacer fusionar las redes Vaticano-Aliados,
después de la guerra. Las informaciones sobre chantajes a Montini, por parte de
la KGB y de la GRU Soviéticos, luego de la guerra, vinieron a su vez de otra
fuente. Un anciano gentilhombre de París, que trabajó como intérprete oficial
para el Clero de alto nivel del Vaticano, le dijo que los soviéticos
chantajeaban a Montini para saber el nombre de los Sacerdotes que el Vaticano
mandaba clandestinamente al otro lado de la cortina de Hierro, para proveer a
los fieles católicos, en la Unión Soviética, durante la guerra fría. La Policía
Secreta Soviética, por lo tanto, estaba siempre pronta y, apenas los sacerdotes
clandestinos atravesaban el confín ruso, eran tomados presos y fusilados o
mandados al Gulag”. (Ibídem, p, 58). Queda claro así, el lema de Paulo VI
“Flos florum”; se ve ya, de qué florcita se trata.
Sobre Juan
Pablo II, el P. Luigi Villa dice: “Para Wojtyla, también la religión judía
es una parte de sí mismo, esto cuando ya era Arzobispo de Cracovia, como lo
será también cuando se convierta en Papa. Esta relación con el judaísmo plantea
un problema: pero, ¿Wojtyla era Judío?, bien, que, que Juan Pablo II fuese
Judío, lo testimonia Yaskov Wise, estudioso de la genealogía judaica. Wise
pesquisó la ascendencia del lado femenino de la familia Wojtyla. Se sabe que,
por decreto rabínico solo la madre, no el padre, transmite el linaje hebreo.
Ahora, la madre de Karol se casó con un católico, pero su nombre, Emilia
Kaczorowski, es una adaptación polaca de un nombre judaico muy común en el
mundo idish: Katz. (Chiesa Viva n° 430, Setiembre 2010, p. 22).
“De cualquier modo, es un hecho conocido que, por
intermedio de Juan Pablo II y de masones de la Alta Masonería B’nai B’rith, se
realizaron contactos regulares, intensos y constantes. Esto no puede
sorprender, si se sabe que, antes de él, Paulo VI, debía su elección al
pontificado, a la intervención de dos miembros de la alta masonería de la B’nai
B’rith, que presentes en la sala vaticana, después de haber
oído la
elección del Papa del Cardenal Giuseppe Siri, amenazaron de persecución a los
católicos de todo el mundo (…) Ciertamente puede decirse que Juan Pablo II era
masón…”. (Ibídem, p.30).
Juan Pablo
II, cuya divisa era “De labore solis” (que en el latín ciceroniano, es
el eclipse del sol), hizo gala de ella, pues con sus múltiples viajes por todo
el mundo, lo que hizo fue esparcir el error y las tinieblas, oscureciendo la
luz de la verdad y de la fe.
“Zbigniew
Brzezinski, ideólogo de la Comisión Trilateral y miembro de diferentes
instituciones globalistas. De acuerdo a declaraciones hechas por W. Jaruselski
y por el mismo Brzezinski, el habría sido el hombre que eligió a Karol Wojtyla
como nuevo Papa”. (Ibídem, p.33).
De Benedicto
XVI, cuyo nombre, Benedictos, curiosamente en griego, lengua en la que fue
escrito el Apocalipsis, equivale a los números que sumados da igual a 666 que
es el número del Anticristo.
El Padre Luigi Villa, quien como sabemos fue discípulo
del Padre Pío y encargado por éste de estudiar la masonería y en especial la
masonería eclesiástica, dos meses antes de su muerte el 18 de Noviembre del
2012, con 94 años de edad, publica en su revista Chiesa Viva n°452, del mes de
Septiembre, con el sugestivo título ¿El Anticristo en la Iglesia de Cristo?: “Los
Tauber: una de las ramas cabalísticas más importantes de la sinagoga. Es
importante advertir que Joseph Alois Ratzinger (Tauber-Paintener), hoy
Benedicto XVI, desciende de una de las ramas cabalísticas más importantes de la
sinagoga (el Gran Rabinato de Praga). Además, hay que destacar el esfuerzo de
las tribus hebreas, (particularmente la de Neftalí), desde hace al menos 500
años, por usurpar la sede de Pedro, como afirmó John Retcliffe en el capítulo
‘El cementerio hebreo de Praga y el Consejo de Representantes de las 12 Tribus
de Israel, en su libro ‘Biarritz’( …) Entre sus antepasados el hebreo Joseph
Alois Ratzinger Paintener (en realidad Tauber), proviene de una sucesión de 9
rabinos de Austria-Hungría y Germania, pero del modo particular del Maharal
(Yeudah Loew ben Bezalel), considerado como uno se los sabios ocultistas más
sabios de la historia. El Marahal, conocido entre los cabalistas satanistas,
adquirió su gran fama como líder espiritual de la comunidad hebraica de Praga”.
(Ibídem. p. 30).
Y así, como por casualidad, “De gloria olivae”, que
es la divisa de Benedicto XVI según San Malaquías, se revela como el
triunfo o gloria de la sinagoga dentro de la Iglesia. Y que aún después de su
renuncia sigue llamándose Su Santidad, como Papa Emérito.
Es por todo
lo anterior que son interesantes las reflexiones que el Padre Luigi Villa hace
en su libro "VATICANO II DIETRO FRONT", como un apéndice al final del
mismo.
Padre Basilio
Méramo
Bogotá, 21 de Marzo de 2013