Amados hermanos en Nuestro Señor Jesucristo:
Hoy, nueve de julio, celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona de Colombia. Esta fiesta es de primera clase y, por tanto, prima sobre la liturgia de la Misa que corresponde a este domingo, que es de segunda clase.
Es de todos conocida la historia de la renovación milagrosa de la imagen de Nuestra Señora del Rosario, imagen que a mediados del siglo XVI había sido pintada por orden de un español radicado en Sutamarchán, Boyacá, y en cuya hacienda, tal como era la costumbre de las familias españolas, había una capilla.
Este español encomendó al pintor Alonso de Narváez, español también y radicado en Tunja, que le pintara una imagen en la que apareciera Nuestra Señora del Rosario en medio de San Andrés y de San Antonio de Padua o de Lisboa. La efigie fue colocada en la capilla, pero con el tiempo se fue deteriorando, por las goteras, a tal punto que parecía indecoroso tenerla allí donde se celebraba la Misa y por tal motivo fue enviada a su casa de Chiquinquirá, en donde posiblemente había un oratorio o capillita y de donde también pasó a quedar arrumbada en un rincón al que entraban toda clase de animales y alimañas.
Hasta que un buen día, después de doce años, la cuñada de este señor, don Antonio de Santana, vio el cuadro sin que se reconociera lo que en él había, pero la cuñada, por averiguaciones, supo que se trataba de una imagen de Nuestra Señora. Entonces lo limpió, lo adecuó, lo colocó en lo alto de un pequeño altar y le pedía con insistencia a Nuestra Señora que reflejara, que revelara su imagen porque en el cuadro, tal como estaba, no la podía descifrar. A instancias de esta
buena mujer española, María Ramos, el día el 26 de diciembre de 1586, la imagen del cuadro se renueva milagrosamente y la imagen renovada es la que se conserva hasta el día hoy en la basílica de Chiquinquirá, en el convento de los Dominicos.
Fue un monje dominico quien primeramente vino a América con los conquistadores; de allí la impronta dominica en estas tierras.
Ellos, pues, guardan y custodian la imagen, porque ellos fueron los primeros evangelizadores de lo que hoy conocemos como el altiplano cundiboyacense.
Celebramos entonces la renovación milagrosa de la imagen que con el santo rosario protege a Colombia. Nuestra Señora de Chiquinquirá está íntimamente relacionada con el santísimo rosario que Ella lleva en su mano.
En el año 1571 y por la intercesión de la Virgen, el santísimo rosario prodigó la victoria de Lepante, victoria que evitó al mundo quedar en manos de los musulmanes, por no decir "en manos de los árabes", porque árabes hay musulmanes, judíos y católicos; tampoco decir "en manos de Alá", porque Alá es sinónimo de Dios y tanto el católico como el musulmán dicen Alá.
Con la victoria en la batalla de Lepanto, debida al rezo del santísimo rosario, el papa San Pío V quiso reconocer la intercesión de Nuestra Señora al atajar la horda musulmana, ya que de otro modo todos nosotros, pertenecientes al mundo occidental, seríamos hoy musulmanes, porque ellos arrasaron con el cristianismo que había en Oriente, Medio Oriente y Turquía.
Los turcos, los tártaros, las hordas de las estepas de Asia convertidas al islamismo revirtieron y vinieron arrasando con todo. Gracias a la victoria de Lepanto esas hordas fueron detenidas. Debemos entonces al santo rosario la continuidad de la civilización católica. Así, con el santo rosario, nuestra Señora nos ofrece la garantía de permanecer en la fidelidad a la religión católica, no solamente en contra del Islam, sino de todas las falsas religiones que hoy más que nunca están tratando de destruir la única religión verdadera, la única Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo.
Y es un gran honor para Colombia tener esa imagen renovada, por ser éste el primer milagro más difundido, a través del cual Nuestra Señora se manifiesta en estas tierras colombianas. Con justa causa es, pues, Patrona de Colombia, orgullo de Colombia, de esta Colombia que hoy está destruida, corrompida y donde lo único que nos puede hacer levantar la cabeza es eso, guardar fidelidad a Nuestra Señora y conservar la devoción del santo rosario que, como dice Nuestra
Señora en Fátima, tiene un privilegio especial.
No hay problema material o espiritual que no tenga solución con el rezo del santo rosario, incluso para los fieles que a veces no pueden comulgar, o cuando no hay la Misa para no asistir a la nueva; porque ¿cómo vamos a ir a la nueva misa y seguir conservando la fe cuando es otra misa diferente, muy próxima a la de los protestantes, que no creen en la Santa Misa? Entonces, nos queda el recurso del santo rosario.
Incluso, en la hora de la suprema agonía, debemos rezar el santo rosario, aunque sea llevando las cuentas con los dedos; un Ave María que sea, ya es nuestra arca de salvación. No se debe perder la costumbre de rezar el santo rosario en familia. Hay que hacer mejor uso de tanto tiempo que malgastamos viendo el televisor.
Basta media hora de reunión alrededor del santo rosario, y si hay miembros de la familia que lo rechazan, pues rezarlo con los que lo aceptan, con la intención de que los otros miembros poco a poco se vayan acercando; debemos rezarlo sin prisa, sin amaneramientos, sin hacer letanías interminables que prácticamente permitirían decir las tres partes del rosario, que vendría siendo el rosario completo. En vez de estar diciendo: "Por esto y por lo otro y por aquello y por acá y por allá, etcétera, etcétera", digo porque es mucho más importante que si yo me pongo a rezar extensivamente, además de las letanías de la Santísima Virgen, que con eso ya es suficiente; otras peticiones parece que no se acaban, y hacen que eso se convierta en "rezo de viejas"; por eso los hombres no lo quieren rezar, porque lo encuentran supremamente aburridor y todo por no ceñirse a la concisión de la liturgia romana, porque si hacemos cuentas, durante el tiempo
que se gasta en aquellas prolongaciones que alejan a las personas más frías en la devoción, se puede decir el rosario completo, es decir, los quince misterios.
Es una observación para no volver pesada la devoción al santo rosario y así poderlo rezar en familia y que la familia se santifique alrededor de Nuestra Santísima Madre la Virgen María, sobre todo en estos tiempos tan difíciles, tan en contra de todo lo que es de Dios, para que podamos elevar espiritualmente nuestras almas y hacerle compañía a Nuestra Señora que está en los cielos.
BASILIO MERAMO PBRO.
San Juan Apocaleta
Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.
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"Sancte Pio Decime" Gloriose Patrone, ora pro nobis.
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