San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












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martes, 11 de febrero de 2025

Conmemoración de Nuestra Señora de Lourdes

SU FESTIVIDAD ES EL 11 DE FEBRERO

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 Del 11 de febrero al 16 de julio de 1858 plugo a la Bienaventurada Virgen María manifestarse a una joven piadosa y pura, nacida en una familia probada por la pobreza.

En Lourdes, la Santísima Virgen hizo de Bernardita su confidente, su colaborada, instrumento de su maternal ternura y de la misericordia divina.

La gruta de Massabielle era misteriosa, con leyendas siniestras. El bloque cuadrangular que se ve en el nicho es muy probable que sea una antigua piedra sacrificial, esculpida para los sacrificios paganos. San Pablo dice de éstos: “lo que ellos inmolan a los ídolos, lo inmolan a los demonios”. Por lo tanto, dicha piedra confirma la sentencia del Génesis: Ella te aplastará la cabeza.

La grutita de Lourdes, antiguo feudo del demonio, fue conquistada por la Inmaculada; allí proclamó su título de gloria: Yo Soy la Inmaculada Concepción.

Las 18 apariciones en Lourdes aparecen dispuestas providencialmente en un orden armonioso y simétrico. El cuerpo central, constituido por 14 apariciones, va precedido de una introducción (11 y 14 de febrero) y seguido de un epílogo (7 de abril y 16 de julio), las cuatro silenciosas.

El cuerpo central se compone de una convocatoria (18 de febrero), 12 apariciones casi seguidas (19, 20, 21, 23, 24, 25, 27 y 28 de febrero; y 1, 2, 3 y 4 de marzo) y una conclusión (25 de marzo).

Nada más sencillo que este mensaje de la Señora de Lourdes; consta apenas de algunas frases, una docena, poco más o menos. Sin embargo, su relación con el mensaje mismo del Evangelio y de la Iglesia es tan profunda que se le hace inseparable.

Consideremos, pues brevemente este anuncio de María Inmaculada en Lourdes.

La introducción o preparación se compone de las dos primeras apariciones silenciosas, inundadas sólo por la luz y la sonrisa de la Señora.

Para Bernardita tienen un valor educativo; para nosotros guardan, en forma visible, una profunda lección sobre el sentido de Dios, la oración de alabanza a la Santísima Trinidad, el valor del signo de la Cruz y el de los Sacramentales, especialmente el Agua Bendita.

El jueves 11 de febrero, Bernardita ve en la oquedad de la gruta a una joven, no más alta que ella, envuelta en un halo luminoso, vestida de blanco, ceñida de azul, con los desnudos pies cubiertos con dos rosas de oro y en las manos sosteniendo un Rosario.

El domingo 14 de febrero la Señora vuelve a aparecerse. Bernardita avanza unos pasos hacia ella y le grita: “Si viene de parte de Dios, ¡quédese!”, y rocía la roca con Agua Bendita. La Señora, por toda respuesta sonríe y se queda.

El jueves 18 de febrero tiene lugar la convocatoria: “¿Quieres tener la gentileza de venir aquí durante quince días?” Bernardita responde: “Volveré cuando haya pedido permiso a mis padres”.

La Señora añade: “No prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el otro”.

En Fátima dirá a Lucía: “Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hacia Dios”.

Nuestra Señora habla claramente; no hace promesas temporales; sus palabras tienen en timbre y el tono de las Bienaventuranzas Evangélicas. Con una lucidez maravillosa, Bernardita conservará esta promesa de María Santísima y hará de ella un principio fundamental de su vida: “No espero ningún beneficio en esta vida”.

El viernes 19 de febrero hubo una reacción del demonio. Se escucharon voces horrendas y aullidos como de horda; la sonrisa de la Señora desapareció; una voz horrible gritó: “¡Vete! ¡Márchate!”; la Señora dirigió su mirada hacia el lugar de donde partía la infernal gritería, que al instante se apagó.

Durante el regreso de la aparición del sábado 20 de febrero Bernardita dijo que la Señora le había enseñado palabra por palabra una oración para ella sola, que tendría que rezar todos los días.

El domingo 21 de febrero comienzan las cinco apariciones en que María Santísima habla y pide penitencia. Bernardita declaró ese día que “la Señora, apartando de mí un instante su mirada, la dirigió a lo lejos, sobre mi cabeza, y en seguida, volviéndola hacia mí, me dijo: Ruega a Dios por los pecadores«.

El martes 23 de febrero sería el día de la manifestación de los tres secretos que la Señora confió a Bernardita.

El miércoles 24 de febrero, los que estaban cerca de la vidente pueden oír de sus labios temblorosos un nuevo capítulo del mensaje: “¡Penitencia!… ¡Penitencia!… ¡Penitencia!…”

El jueves 25 de febrero tuvo lugar un episodio central en las apariciones de Lourdes: el nacimiento de la fuente milagrosa.

El agua que brotó el escarbar Bernardita llegó a ser fuente abundante: 100.000 litros diarios. Es el agua milagrosa en la cual muchos han obtenido su curación. Sin embargo, la fuente tiene un simbolismo mucho más profundo: la Santísima Virgen dijo a Bernardita “Id a beber a la fuente”; y en la Sagrada Escritura la “fuente” significa Jesús, y más exactamente su costado abierto, su Sagrado Corazón.

El sábado 27 de febrero la Señora da la orden a Bernardita de “Besar la tierra en penitencia por los pecadores”. Luego la vidente bebió de la fuente milagrosa y se lavó en ella.

El domingo 28 de febrero, ante las insistencias del Párroco Peyramale, que había exigido a Bernardita que pidiese a la Señora su nombre, la Virgen contesta sólo con una sonrisa.

El lunes 1º de marzo, en presencia de su propio padre que asiste por primera vez, Bernardita reza en Rosario con el que le había dado Paulina Sans, que no podía asistir. Sin embargo, la Señora le manda usar el suyo, más pobre. Fue una lección de pobreza y humildad.

El martes 2 de marzo comienza la misión de Bernardita. La Señora le dice: “Ve a decir a los sacerdotes que hagan construir aquí una capilla”; y le añade su deseo: “Que se venga aquí en procesión”.

El miércoles 3 de marzo la Señora no se presenta por la mañana. Bernardita acude nuevamente por la tarde y luego explica la razón que le ha dado la misma Virgen: “Esta mañana no me has visto porque había personas que deseaban ver la compostura que adoptarías en mi presencia y eran indignas de ello: han pasado la noche en la gruta y la han profanado”.

El jueves 4 de marzo termina la quincena con el éxtasis más largo de Bernardita, que recita tres Rosarios con intervalos en los que penetra en la gruta.

A partir de ese día comienzan a aparecer velas, flores y grabados en la gruta; los visitantes rezan, besan la tierra y se llevan botellas y barriles del agua milagrosa.

El jueves 25 de marzo la Señora desciende del nicho en que ordinariamente se ha aparecido y se sitúa junto a la fuente milagrosa.

La vidente se dirige hacia Ella y le pregunta su nombre. Una sonrisa y un saludo son la respuesta.

Insiste de nuevo la niña, y la Señora vuelve a sonreír.

Tercera insistencia de la vidente, y llega el momento supremo del mensaje, el que le da su fuerza y su verdad, el que desvela su misterio y lo hace luz y vida para los hombres…

La Señora abre sus brazos, los deja caer un tanto, los eleva luego juntando las manos a la altura del pecho y, después de haber mirado al Cielo, pronuncia la ansiada palabra: Yo Soy la Inmaculada Concepción.

Sonríe y desaparece.

Se ha descubierto el centro del mensaje; el Nombre de la Señora ha establecido inmediatamente una corriente de relación entre Lourdes y Roma, entre la Virgen y la Iglesia.

La Señora ha terminado se mensaje; no dirá una palabra más. Ella es la Mujer que aplasta la cabeza de la serpiente infernal, la Mujer revestida del sol.

El miércoles 7 de abril tiene lugar un hecho prodigioso: Bernardita está en éxtasis y el cirio encendido que tiene en sus manos resbala poco a poco hasta quedarle la llama en el hueco de la mano, lamiéndole los dedos y pasando, movediza e impalpable, entre ellos, sin causarle el mínimo daño. Cuando el médico que observada el prodigio quiso repetir la experiencia en la niña después del éxtasis, ésta se quejó inmediatamente del dolor.

El viernes 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, Bernardita que lleva su Escapulario ve por última vez a la Santísima Virgen durante apenas un cuarto de hora; confesará después: “Nunca la había visto tan hermosa”.

Aquella visión de hermosura inigualada en día del Carmen fue el sabor último que María Inmaculada quiso dejar a su vidente para que en el resto de sus días la nostalgia del Paraíso la consumiese en breve.

Las apariciones en Lourdes habían terminado, y su mensaje, esculpido en las rocas pirenaicas, quedaba allí perenne para lección de las generaciones.

Querido lector, como sabrás, en las 18 apariciones la Virgen se posa sobre un rosal salvaje, sobre cada uno de sus pies lleva una rosa y en sus manos porta el Rosario. Santa Bernardita recitó durante cada aparición el Salterio de María, mientras la Señora iba pasando las cuentas del suyo, pero sin mover los labios; solamente al fin de cada decena recitaba visiblemente el Gloria Patri, inclinando la cabeza.

Dos son, pues, las principales armas que nos proporciona Nuestra Señora de Lourdes: el Santo Rosario y el Santo Escapulario. Si has comprendido este mensaje, ya sabes lo que desea tu Madre del Cielo y lo que tú debes hacer.