Tomado de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino:
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Capitulo 14, 32-72 y 15, 1-46.
Mc 14, 32-42
En esto llegan a la granja llamada
Getsemaní, y dice a sus discípulos: "Sentaos aquí, mientras que yo hago
oración". Y llevándose consigo a Pedro, y a Santiago, y a Juan, comenzó a
atemorizarse y angustiarse. Y díjoles: "Mi alma siente angustias de
muerte: aguardad aquí, y estad en vela". Y apartándose un poco adelante,
se postró en tierra; y suplicaba que, si ser pudiese, se alejase de El aquella
hora. "Oh Padre míos, decía, todas las cosas te son posibles: aparta de mí
este cáliz; mas no sea lo que yo quiero, sino lo que tú". Viene después a
los tres, y hállalos dormidos, y dice a Pedro: "Simón, tú duermes? ¡Aun no
has podido velar una hora! Velad y orad para que no caigáis en la tentación. El
espíritu a la verdad está pronto; pero la carne es flaca". Fuese otra vez
a orar, repitiendo las mismas palabras. Y habiendo vuelto, los encontró de
nuevo dormidos, porque sus ojos estaban cargados de sueño; y no sabían qué
responderle. Al fin vino tercera vez, y les dijo: "Ea, dormid y reposad.
Pero basta ya: la hora es llegada: y ved aquí que el Hijo del Hombre va a ser
entregado en manos de los pecadores. Levantaos de aquí, y vamos; que ya el
traidor está cerca". (vv. 32-42)
Glosa
Después que predijo el Señor el
escándalo de sus discípulos, narra el Evangelista su oración, en la que se cree
que rogó por ellos. Citando antes el lugar, dice: "En esto llegan a la
granja llamada Getsemaní".
Beda, in Marcum 4, 43
Hasta hoy se enseña el lugar de
Getsemaní, en donde oró el Señor a la falda del monte de los Olivos. La palabra
Getsemaní quiere decir valle fértil, o de la fertilidad. Orando el Señor en el
monte, nos enseña que debemos buscar en la oración las cosas sublimes, y orando
en el valle de la fertilidad, que guardemos siempre en la oración la humildad y
el fecundo amor del corazón. El mismo, en el valle de la humildad y por su
fecunda caridad, sufrió la muerte por nosotros.
Pseudo - Jerónimo
En el valle de la fertilidad
también recios toros le han sitiado ( Sal 21). "Y dice a sus discípulos: Sentaos
aquí, mientras que yo hago oración": se separan de El en la oración los
que se separan en la pasión, porque El ora, y ellos duermen, oprimidos bajo el
peso de su corazón.
Teofilacto
Acostumbraba a orar solo, para
hacernos ver que debemos buscar el silencio y la soledad para orar. "Y
llevándose consigo a Pedro, y a Santiago, y a Juan". Lleva consigo sólo a
los tres que fueron testigos de su gloria en el monte Tabor, para que lo sean
también de su tristeza, y vean por ella que era verdadero hombre. "Y
comenzó a atemorizarse y angustiarse", porque habiendo asumido toda la
humanidad, tomó las propiedades naturales del hombre: el atemorizarse, el
angustiarse y el entristecerse naturalmente, y puesto que es natural que los
hombres vayan a la muerte contra su voluntad. "Y díjoles: Mi alma siente
angustias de muerte".
Beda, in Marcum 4, 43
Dios constituido en cuerpo, se
expone a la fragilidad de la carne, para privar de todo pretexto a los que
abjuran el misterio de la encarnación. Quien recibió el cuerpo debió recibir
todo lo que es del cuerpo, como el hambre, la sed, las angustias y la tristeza;
pero la Divinidad no puede experimentar cambio alguno por estas alteraciones.
Teofilacto
Algunos han entendido este
pasaje como si dijera: Estoy triste, no porque deba morir, sino porque los
israelitas mis compatriotas han de crucificarme, y deben ser excluidos por ello
del reino de Dios.
Pseudo - Jerónimo
Esto nos enseña también a temer
y entristecernos ante el juicio de la muerte, porque no podemos decir nosotros,
como El decía: Viene el príncipe de este mundo, aunque no hay en mí cosa que le
pertenezca ( Jn 14,30).
"Aguardad aquí, y estad en
vela".
Beda, in Marcum 4, 43
No es el sueño ordinario el que
les prohibe, porque no era tiempo de ello aproximándose como se aproximaba el
peligro, sino el de la infidelidad y la pereza del espíritu. Apartándose un
poco, se postra hasta el suelo, manifestando la humildad de su espíritu en la
actitud de su cuerpo. "Y apartándose un poco adelante, se postró en
tierra; y suplicaba que, si ser pudiese, se alejase de El", etc.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 4
No dijo: si se puede hacer, sino si ser pudiese, porque Dios puede hacer lo que quiere. Así que si ser pudiese es lo mismo que si dijera si es tu voluntad. Y para que no se juzgue que limitaba el poder
del Padre, manifestó el sentido de lo dicho añadiendo: "Oh Padre mío,
todas las cosas te son posibles", con lo cual expresa claramente que no
había aludido al poder, sino a la voluntad del Padre. San Marcos refiere que no
dijo solamente Padre, sino Abba Pater, significando Abba en hebreo lo que Pater en latín. Y quizá el Señor dijo ambas palabras a causa de algún
misterio, queriendo mostrar que admitía aquella tristeza como representante de
su cuerpo la Iglesia, cuya piedra angular El es, juntando a los hebreos que son
los que dicen abba y a los gentiles que dicen pater.
Beda, in Marcum 4, 43
Ruega que aparte de El aquel
cáliz para mostrar que era hombre verdaderamente: "Aparta de mí este
cáliz, dice". Pero recordando que ha sido enviado para beberle, cumple su
misión, y exclama: "Mas no sea lo que yo quiero, sino lo que tú". Es
como si dijera: Si la muerte puede morir, sin que muera yo según la carne,
aparta de mí este cáliz; mas como esto no puede ser, no sea lo que yo quiero,
sino lo que tú. Son muchos aún a los que entristece la idea de la muerte, y la
evitarían en cuanto es posible, si tuviesen un corazón recto; mas si no pueden,
digan lo mismo que por nosotros dijo el Señor.
Pseudo - Jerónimo
Con lo cual no cesa de
enseñarnos hasta el fin que debemos obedecer a los padres y anteponer su
voluntad a la nuestra. "Viene después, y hallólos dormidos". Duerme
su espírituasí como su cuerpo. Viniendo el Señor después de su oración y viendo
dormidos a sus discípulos, increpa sólo a Pedro. "Y dice a Pedro: Simón,
¿tú duermes? ¡Aún no has podido velar una hora!", lo cual equivale a: Tú,
que no has podido velar una hora, ¿cómo puedes despreciar la muerte ofreciendo
morir conmigo? "Velad y orad, para que no caigáis en la tentación",
esto es, negándome.
Beda, in Marcum 4, 43
No dice: Orad para no ser
tentados, porque esto es imposible para la naturaleza humana, sino para que no
caigáis en la tentación, es decir, para que la tentación no os venza.
Pseudo - Jerónimo
Se dice que entra en la
tentación el que descuida la oración.
"El espíritu a la verdad
está pronto; pero la carne es flaca".
Teofilacto
Que es como si dijera: Vuestro
espíritu está pronto para no negarme y por eso lo prometéis, pero vuestra carne
es débil de tal modo, que entraríais en la tentación si Dios no os diese fuerza
por la oración.
Beda, in Marcum 4, 43
Aquí reprende a los temerarios
que creen poder conseguir todo lo que piensan; y lo cierto es que, cuanto más
confiamos en el ardor de nuestro espíritu, más debemos temer la fragilidad de
nuestra carne.
"Fuese otra vez a orar,
repitiendo las mismas palabras".
Teofilacto
Para probar con esta segunda
oración que era verdaderamente hombre. "Y habiendo vuelto, los encontró de
nuevo dormidos". Sin embargo, los reprochó con vehemencia. "Porque
sus ojos estaban cargados de sueño, y no sabían qué responderle". Teniendo,
pues, en cuenta nuestra humana flaqueza, aprendamos a no prometer, estando
cargados de sueño, alguna cosa que para nosotros sea imposible. Por esto volvió
a repetir por tercera vez la misma oración. "Al fin vino por tercera vez,
y les dijo: Ea, dormid y reposad". No se altera contra ellos porque lo
hayan hecho peor después de sus reproches, sino que les dice irónicamente:
"Dormid y reposad", porque sabía que se acercaba ya el traidor. Y que
habló con ironía lo confirma lo que sigue: "Basta ya: la hora es llegada;
y ved aquí que el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los
pecadores". Al hablarles así, venía a decirles: Ahora que el enemigo se
aproxima, es tiempo que durmáis. Después añade: "Levantaos de aquí y
vamos, que ya el traidor está cerca". Y no se lo advierte para que huyan,
sino para que salgan al encuentro del enemigo.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 4
O en otro sentido: el haber
dicho el Señor: "Basta" después de "dormid y reposad" y de
añadir luego: "La hora es llegada, y ved aquí que el Hijo del Hombre va a
ser entregado", hace ver que el Señor guardó un momento de silencio,
después de las palabras "dormid, reposad", para dar lugar a que
descansasen, y añadió luego "la hora es llegada", intercalando
"Basta", es decir, de descanso.
Pseudo - Jerónimo
Los tres sueños de los
discípulos significan los tres muertos que resucitó el Señor: el primero en la
casa, el segundo cuando iba al sepulcro, y el tercero en el sepulcro; y las
tres oraciones del Señor nos enseñan a orar por lo pasado, lo presente y lo
futuro.
Mc 14, 43-52
Estando todavía hablando, llega
Judas Iscariote, uno de los doce, acompañado de mucha gente armada con espadas
y con garrotes, enviada por los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y
los ancianos. El traidor les había dado una seña, diciendo: "A quien yo
besare El es: prendedle, y conducidle con cautela". Así al punto que
llegó, arrimándose a Jesús, le dijo: "Maestro, Dios te guarde, y
besóle". Ellos entonces le echaron las manos, y le aseguraron. Entretanto
uno de los circunstantes, Pedro, desenvainando la espada, hirió a un criado del
Sumo sacerdote, y le cortó una oreja. Jesús empero, tomando la palabra, les
dijo: "Como si yo fuese algún ladrón, habéis salido a prenderme con
espadas y con garrotes. Todos los días estaba entre vosotros enseñando en el
templo, y no me prendisteis; pero es necesario que se cumplan las
Escrituras". Entonces sus discípulos abandonándole huyeron todos. Pero
cierto mancebo le iba siguiendo, envuelto solamente con una sábana sobre sus
carnes, y los soldados le cogieron. Mas él, soltando la sábana, desnudo se
escapó de ellos. (vv. 43-52)
Beda, in Marcum 4, 43
Después que oró el Señor la
tercera vez, y que hubo pedido el perdón de los Apóstoles por su temor,
mediante la penitencia, seguro de su pasión se adelantó hacia sus perseguidores.
Sobre su llegada dice el Evangelista: "Estando todavía hablando, llegó
Judas Iscariote, uno de los doce".
Teofilacto
Estas últimas palabras son para
mayor confusión del traidor, el cual siendo uno del primer grupo de los
discípulos se volvió lleno de arrebato contra el Señor. "Acompañado,
continúa, de mucha gente armada con espadas y garrotes, enviada por los
príncipes de los sacerdotes, y los escribas y los ancianos".
Pseudo - Jerónimo
Porque se apoya en los hombres
el que desespera del auxilio de Dios.
Beda, in Marcum 4, 43
Judas tenía aún algo del
respeto del discípulo, puesto que no entregó descaradamente al Señor, sino por
la señal del beso. "El traidor les había dado una seña, diciendo: A quien
yo besare", etc.
Teofilacto
Observemos la insensatez de
este hombre, que creía engañar a Cristo con un beso y ser estimado como su
amigo. Pero si eras su amigo, oh Judas, ¿por qué razón llegaste con sus
enemigos? Pero así piensan todos los malos.
"Así al punto que llegó,
besóle", etc.
Pseudo - Jerónimo
Da Judas como señal un beso
lleno de venenosa hipocresía, a semejanza de Caín que ofreció un sacrificio
falso y reprobado.
Beda, in Marcum 4, 43
Lleno de envidia y con infame
confianza llama maestro y besa al que va a entregar. Recibió el Señor el beso
del traidor, no para enseñarnos a fingir, sino para que no pareciese que huía
de la traición, cumpliendo a la vez lo que dice el Salmo: "Yo era pacífico
con los que odiaron la paz" ( Sal 119,7).
"Ellos entonces le echaron
las manos".
Pseudo - Jerónimo
"Entretanto uno de los
circunstantes desenvainando la espada".
Beda, in Marcum 4, 43
Fue Pedro, como declara San
Juan, el que lo hizo con el mismo ardor con que lo hacía todo. Sabía que por
castigar a los sacrílegos recibió Phinees el premio debido a la justicia y el
sacerdocio eterno 2.
Teofilacto
San Marcos no dice su nombre,
para que no parezca que alaba a su maestro como celoso por Cristo. Pedro hace
ver que eran desobedientes e incrédulos, y que despreciaban las Escrituras;
porque si hubiesen tenido oídos para oír lo que éstas dicen, no hubieran
crucificado al Señor de la gloria. Cortó la oreja al criado del sumo sacerdote,
porque los sumos sacerdotes eran los primeros que violaban las Escrituras como
si no las entendiesen.
"Jesús, empero, tomando la
palabra, les dijo: Como si yo fuese algún ladrón, habéis salido a prenderme con
espadas y con garrotes".
Beda, in Marcum 4, 43
Es como si dijese: ¿Es
necesario buscar con espadas y palos a quien se ha entregado voluntariamente en
vuestras manos, y rastrear por la noche guiados por un traidor al que enseñaba
de día en el templo?
Teofilacto
Esta es una manifestación de su
divinidad, pues cuando enseñaba en el templo no pudieron apoderarse de El,
aunque le tenían en sus manos, porque aún no había llegado la hora de la
pasión. Pero cuando quiso, entonces se entregó El mismo cumpliéndose así las
Escrituras, porque fue conducido como un cordero a la muerte ( Is 53,7). No quejándose, ni gritando, sino
sufriendo voluntariamente.
"Entonces sus discípulos
abandonándole huyeron todos".
Beda, in Marcum 4, 43
Así se cumplió la palabra del
Señor que dijo que aquella noche todos los discípulos se escandalizarían de El.
"Pero cierto muchacho le iba siguiendo, envuelto solamente en una sábana
sobre el desnudo", sobreentiéndase cuerpo, pues que no llevaba más vestido
que la sábana. "Y le cogieron; mas él soltando la sábana, desnudo se
escapó de ellos", cuya presencia y actos detestaba. No huyó del Señor,
cuyo afecto conservó en su mente, aunque desde la lejanía.
Pseudo - Jerónimo
Así como José, que, abandonando
la capa, huyó desnudo de aquella mujer impúdica ( Gén 39), así el que quiere huir de las manos de los
inicuos debe abandonar todo lo que es mundano y marchar en búsqueda de Jesús.
Teofilacto
Parece probable que este joven
fuese de la casa en que se había celebrado la Pascua. Algunos dicen que era
Santiago, pariente del Señor, llamado el justo, el cual, después de la
ascensión de Cristo, recibió de los Apóstoles el obispado de Jerusalén.
San Gregorio Magno, Moralium 14, 26
O bien era San Juan, el cual,
aunque volvió a la cruz para oír las palabras del Redentor, antes sin embargo,
huyó aterrado.
Beda, in Marcum 4, 43
Y es claro que era joven
entonces por los muchos años que vivió después. Pudo, pues, suceder que,
escapando entonces de las manos de los que querían detenerle, volviese luego de
recobrar su sábana, y se mezclase a la dudosa luz de la noche con las turbas de
los que llevaban a Jesús, como si fuera uno de ellos, hasta llegar al atrio del
pontífice, de quien era conocido, como él mismo refiere en su Evangelio. Pero
como San Pedro, que lavó con lágrimas de arrepentimiento la culpa de negar a
Cristo, es una prueba de que pueden volver a la gracia los que flaquean en el
martirio, así los demás discípulos, que huyendo se libraron de la prisión, son
una enseñanza de que deben huir los que no se sienten con bastante fuerza para
sufrir el suplicio.
Notas
Mc 14, 53-59
Jesús fue conducido a casa del Sumo
sacerdote, donde se juntaban todos los principales sacerdotes, y los escribas,
y los ancianos. Pedro como quiera le fue siguiendo a lo lejos hasta dentro del
palacio del Sumo sacerdote, donde se sentó al fuego con los criados, y estaba
calentándose. Mientras tanto los príncipes de los sacerdotes, con todo el
concilio, andaban buscando contra Jesús algún testimonio para condenarle a
muerte, y no le hallaban. Porque, dado que muchos atestiguaban falsamente
contra El, los tales testimonios no estaban acordes, ni eran suficientes para
condenarle a muerte. Comparecieron en fin algunos que alegaban contra El este
falso testimonio: "Nosotros le oímos decir: Yo destruiré este templo hecho
de mano de los hombres, y en tres días fabricaré otro sin obra de mano
alguna". Pero tampoco en este testimonio estaban acordes. (vv. 53-59)
Glosa
Antes el Evangelista ha
referido cómo fue preso el Señor por los ministros de los sacerdotes. Ahora
empieza a narrar cómo fue declarado reo de muerte en casa del príncipe de los
sacerdotes. "Jesús fue conducido a casa del sumo sacerdote".
Beda, in Marcum 4, 439
El sumo sacerdote era Caifás,
el cual, como dice San Juan (18,13), era pontífice aquel año, y según el
testimonio de Josefo había comprado el pontificado al gobernador romano.
"Donde se juntaban todos
los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos".
Pseudo - Jerónimo
Entonces tuvo lugar la reunión
de los toros y de las vacas del pueblo. "Pedro le fue siguiendo a lo
lejos", etc., porque si el temor ahuyenta, la caridad atrae.
Beda, in Marcum 4, 43
Y con razón le seguía de lejos
el que tan cerca estaba de negarle, puesto que no hubiera podido negarle, si
hubiese estado unido a El.
"Donde se sentó al fuego
con los criados", etc.
Pseudo - Jerónimo
Se calienta al fuego con los
criados en el atrio. El atrio del sacerdote es el mundo; los criados son los
demonios, con los que el que permanece no puede llorar sus pecados; y el fuego
es el deseo carnal.
Beda, in Marcum 4, 43
Hay también el fuego de la
caridad, del que se dice: "Yo he venido a poner fuego en la tierra" (
Lc 12,49), el cual bajando sobre los creyentes les
enseñó a alabar a Dios en varias lenguas. Hay además el fuego de la
concupiscencia del que se dijo: "Los adúlteros todos como horno encendido
por el hornero" ( Os 7,4). Este es el fuego que encendido en el atrio de Caifás por el
maligno espíritu, animaba las lenguas de los pérfidos para negar al Señor y
blasfemarle; y representaba encendido en el atrio en el frío de la noche lo que
dentro del palacio trataba aquel perverso sínodo, porque "por la
inundación de los vicios se enfriará la caridad de muchos" ( Mt 24). Entorpecido entonces Pedro por el frío,
deseaba calentarse al fuego de los criados de Caifás, porque en la compañía de
los pérfidos buscaba el consuelo de la comodidad temporal.
"Mientras tanto los
príncipes de los sacerdotes con todo el concilio", etc.
Teofilacto
La ley no permitía que hubiera
más que un sumo sacerdote, pero todos los años instituía y destituía a muchos
el procónsul romano. Llama, pues, sumos sacerdotes a los que habían ocupado
este puesto el tiempo de costumbre, y del que habían sido desposeídos después.
Lo que trataban antes del juicio es una figura del juicio mismo, puesto que
buscaban testimonios para aparentar que condenaban y mataban con justicia a
Jesús.
Pseudo - Jerónimo
"Pero la iniquidad se ha
mentido a sí misma" ( Sal 26), como la reina contra José ( Gén 29), y los sacerdotes contra Susana ( Dan 13). Pero sin leña se acaba el fuego, y por esto
dice: "Y no le hallaban, porque dado que muchos atestiguaban falsamente
contra El", etc. Lo que se contradice es incierto. "Comparecieron,
algunos que alegaban contra El falso testimonio". Es costumbre de los
herejes usar de la sombra en lugar de la verdad, porque Jesús no dijo lo que
ellos dicen, pero sí algo semejante, al hablar de la resurrección de su cuerpo,
que había de realizarse después de dos días.
Teofilacto
El Señor no había dicho: Yo destruiré este
templo, sino destruid; ni tampoco hecho de mano de los hombres, sino simplemente templo.
Pseudo - Jerónimo
Diciendo: "Yo
resucitaré", significó un ser viviente y un templo que respira. Es testigo
falso el que entiende lo dicho en sentido distinto del que tiene.
Mc 14, 60-65
Entonces el Sumo sacerdote,
levantándose en medio interrogó a Jesús diciéndole: "¿No respondes nada a
los cargos que te hacen éstos?" Jesús, empero, callaba, y nada respondió.
Interrogóle el Sumo sacerdote nuevamente, y le dijo: "¿Eres tú el Cristo,
el Hijo de Dios bendito?" A esto respondió Jesús: "Yo soy; y veréis
al Hijo del hombre sentado a la diestra de la majestad de Dios, y venir sobre
las nubes del cielo". Al punto el Sumo sacerdote, rasgando sus vestiduras,
dice: "¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Vosotros mismos habéis oído
la blasfemia. ¿Qué os parece?" Y todos ellos le condenaron reo de muerte.
Y luego empezaron algunos a escupirle y tapándole la cara dábanle golpes,
diciéndole: "Profetiza (o adivina) quien te ha dado". Y los ministros
le daban de bofetadas. (vv. 60-65)
Beda, in Marcum 4, 43
Cuanto mayor era el silencio
que guardaba Jesús ante aquellos indignos y falsos testigos y de aquellos
sacerdotes impíos, tanto más le provoca a que conteste el pontífice ciego de
furor, a fin de encontrar en cualquier palabra pretexto para acusarle.
"Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio del congreso",
etc. Airado e impaciente el pontífice, y no hallando motivo de calumnia, se
levantó del solio, manifestando con este movimiento la demencia que le
embargaba.
Pseudo - Jerónimo
Pero el mismo Dios, nuestro
Salvador, que ha salvado al mundo, viniendo en su auxilio por su piedad, sin
decir una palabra se deja conducir a la muerte como una oveja, y ni se queja,
ni se defiende. "Jesús, empero, callaba, y nada respondió". El
silencio de Cristo absuelve a Adán que se excusa.
Teofilacto
Calla, pues, porque sabía que
no habían de oírle; por esto responde, según San Lucas: "Si os
respondiere, no habíais de creerme" ( Lc 22,67). Y continúa: "Interrogóle el sumo
sacerdote nuevamente, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo de Dios
bendito?" Le pregunta el sumo sacerdote, no para informarse, sino para
buscar pretexto de condenarle. Pregunta: ¿Eres Cristo, Hijo de Dios bendito?
Porque había muchos cristos, es decir, ungidos, como los reyes y los sumos
sacerdotes, pero ninguno se decía Hijo de Dios bendito, como siempre alabado.
Pseudo - Jerónimo
Al que no ven, pues, de cerca,
le miraban de lejos, a semejanza de Isaac que veía en sus cantos, estando
ciego, lo que había de suceder, y no conocía a Jacob tentándole con sus manos.
"A esto le respondió Jesús: Yo soy", para quitarles toda excusa.
Teofilacto
Aunque sabía que no habían de
creerle, contestó para que no pudieran decir luego: Si nos hubiera dicho algo,
le hubiésemos creído. Todo esto, pues, redundó en perjuicio suyo, porque oyeron
y no creyeron.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 6
San Mateo (26,64) no dice que
contestara Jesús: Yo soy, sino tú lo has dicho; pero San Marcos nos muestra que tú lo has dicho equivale a Yo soy.
"Y veréis al Hijo del
hombre sentado a la diestra de la majestad de Dios, y venir sobre las nubes del
cielo".
Teofilacto
Es como si dijese: Me veréis
como Hijo del hombre sentado a la derecha del Padre, con cuyo nombre significa
aquí el poder divino. No vendrá sin cuerpo, sino que aparecerá en el juicio
ante los que le crucificaron tal y como le vieron en la cruz.
Beda, in Marcum 4, 43
Por tanto, ¡oh judío, pagano y
hereje! si la cruz se presenta a vosotros como un menosprecio, una enfermedad o
una injuria, ved que por esto ha de sentarse el Hijo del hombre a la derecha de
Dios Padre, y ha de venir en su majestad sobre las nubes del cielo.
Pseudo - Jerónimo
Y cuando el sacerdote pregunta
al Hijo de Dios, entonces le responde Jesús: "al Hijo del hombre",
para que entendamos que el Hijo de Dios es el mismo Hijo del hombre, y para que
no hagamos cuatro en la Trinidad, entendiendo que el hombre está en Dios y Dios
en el hombre. Dijo: sentado a la diestra de la majestad de Dios, es decir,
reinando en la vida eterna y en el poder divino. "Y venir sobre las nubes
del cielo": subió en una nube, y sobre nubes vendrá, es decir, que subió
solamente en su cuerpo, que tomó de la Virgen, y que ha de venir al juicio con
la Iglesia múltiple en sus formas, que es su cuerpo y su plenitud.
San León Magno, in sermone 5 de Passione
Caifás, para exagerar la
envidia que le causaba lo que acababa de oír, rasgó sus vestiduras, y sin darse
cuenta de lo que significaba esta insensatez, se privó del honor sacerdotal,
olvidando aquel precepto que se lee del príncipe de los sacerdotes: No se descubrirá
quitándose la tiara, y no rasgará sus vestiduras ( Lev 21,10). "Al punto el sumo sacerdote,
rasgando sus vestiduras, dice: ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Vosotros
mismos habéis oído la blasfemia", etc.
Teofilacto
De este modo sigue el sacerdote
una costumbre de los judíos, que cuando les ocurría algo intolerable y triste
rasgaban sus vestidos. Y Caifás rasga los suyos para hacer ver que Cristo había
dicho una grande e intolerable blasfemia.
Beda, in Marcum 4, 43
Aquí se encierra un misterio
más alto, puesto que en la pasión del Señor rasgó el pontífice de los judíos
sus vestiduras, esto es, el éfod, mientras que los soldados que crucificaron al
Señor no pudieron rasgar la suya. En esto se figura al sacerdocio de los
judíos, que debía ser desgarrado por los crímenes de sus pontífices, y la
solidez de la Iglesia, que suele llamarse vestido de su Redentor, y que nunca
puede romperse.
Teofilacto
De aquí que el sacerdocio de
los judíos debía ser desgarrado, porque condenaron a Cristo como reo de muerte.
"Y todos ellos le condenaron por reo de muerte".
Pseudo - Jerónimo
Le condenan por reo de muerte,
para que pague nuestra pena con la suya. "Y luego empezaron algunos a
escupirle", con lo que quedó lavada la faz de nuestro espíritu y
descorrido con el velo de su faz el de nuestros corazones. Los golpes con que
hirieron su cabeza curaron la cabeza del género humano, que es Adán; y por las
bofetadas que recibió en sus mejillas, merece la alabanza de nuestros labios y
el aplauso de nuestras manos, conforme a estas palabras: "Naciones todas,
dad palmadas de aplauso" ( Sal 46,2).
Beda, in Marcum 4, 43
Diciéndole:
"Profetiza", o adivina quién te ha golpeado, pretenden afrentar al que quiso que todos los
pueblos le tuviesen por profeta.
San Agustín, De consensu Evangelistarum, 3, 6
Debe entenderse que Jesús
sufrió todo esto hasta la mañana en la casa del príncipe de los sacerdotes, a
donde fue llevado primero.
Mc 14, 66-72
Entre tanto, hallándose Pedro abajo
en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote, y viendo a Pedro que
estaba calentándose, clavados en él los ojos, le dice: "Tú también andabas
con Jesús Nazareno". Mas él lo negó, diciendo: "Ni le conozco, ni sé
lo que dices". Y saliéndose fuera al zaguán, cantó el gallo. Reparando de
nuevo en él la criada, empezó a decir a los circunstantes: "Sin duda éste
es de aquéllos". Mas él lo negó segunda vez. Un poquito después los que
estaban allí decían nuevamente a Pedro: "Seguramente tú eres de ellos,
pues eres también galileo". Aquí comenzó a echar maldiciones y a asegurar
con juramento: "Yo no conozco a ese hombre de que habláis". Y al
instante cantó el gallo la segunda vez. Con lo que se acordó Pedro de la
palabra que Jesús le había dicho: "Antes de cantar el gallo por segunda
vez, tres veces me negarás". Y comenzó a llorar. (vv. 66-72)
San Agustín, De consensu Evangelistarum, 3, 6
Los Evangelistas no refieren
todos con el mismo orden la tentación de Pedro, que tuvo lugar durante los
ultrajes hechos al Señor. San Lucas habla primero de la tentación de Pedro, y
después de los ultrajes de que fue objeto el Señor; San Juan empieza por la
tentación de Pedro, e intercala alguno de los ultrajes del Señor, añadiendo que
desde allí fue enviado al pontífice Caifás y explica, recapitulando, la
tentación de la que empezó a hablar; y San Mateo y San Marcos refieren primero
los ultrajes de Cristo, y después la tentación de Pedro. "Entretanto,
hallándose Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas", etc.
Beda, in Marcum 4, 43
Pero ¿qué quiere decir que sea
una criada la primera que se dirija a él, siendo así que había allí diferentes
hombres que podían conocerle mejor, si no es que convenía viésemos pecar en el
proceso de la muerte del Señor a ese sexo, que por su pasión había de ser
redimido?
"Mas él lo negó diciendo:
Ni le conozco, ni sé lo que dices".
Pseudo - Jerónimo
Pedro, sin el Espíritu, cedió
ante una criada; con el Espíritu, no cedió ni a los príncipes ni a los reyes.
Teofilacto
Permitió el Señor que cayera
para que no se ensoberbeciese, y para que se mostrase misericordioso con los
demás pecadores, instruido por lo que había experimentado de lo que es la
flaqueza humana.
"Y saliéndose fuera al
zaguán, cantó el gallo".
Beda, in Marcum 4, 43
De este canto del gallo no
hacen mención los demás Evangelistas, aunque no le niegan, así como sucede con
otros hechos, que unos narran y otros pasan en silencio.
"Reparando de nuevo en él
la criada", etc.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 6
Esta no es la misma criada,
sino otra, como dice San Mateo. Se puede entender también que fue impulsado a
esta segunda negativa por dos personas, por la criada que citan San Mateo y San
Marcos y por otra que cita San Lucas. "Mas él lo negó segunda vez".
Ya había vuelto Pedro, del modo que dice San Juan, al lado del fuego. Allí
volvió a negar a Jesús cuando la criada dijo lo que ha quedado registrado. No
se lo dijo a Pedro, sino a los que quedaban allí mientras él salió, y lo dijo
de modo que Pedro lo oyó. Por eso, volviendo de nuevo junto al fuego, continuó
negando. Se deduce, pues, sin género de duda, de lo que dicen sobre esto todos
los Evangelistas, que no fue delante de la puerta, sino dentro, en el atrio,
junto al fuego, en donde negó por segunda vez Pedro. Porque San Mateo y San
Marcos, que dicen que salió, omiten decir, por abreviar, que volvió a entrar.
Beda, in Marcum 4, 43
En esta negativa de Pedro
debemos aprender que niega a Cristo no sólo quien dice que El no es Cristo,
sino también el que siendo cristiano niega que lo es. Por esto el Señor no dijo
a Pedro: negarás
que eres discípulo mío, sino: me negarás. Y negó a Cristo, negando que era discípulo
suyo. Un poquito después, los que estaban allí decían nuevamente a Pedro:
"Seguramente tú eres de ellos, pues eres también galileo", etc. No
porque los de Galilea hablasen otra lengua que los de Jerusalén, puesto que
todos eran hebreos, sino porque cada provincia y región tenía sus modismos y se
distinguía por su acento peculiar.
Teofilacto
Lleno, pues, de temor y
olvidando lo que le había dicho el Señor: "A todo aquel que me reconociese
delante de los hombres, yo también le reconoceré delante de mi Padre" ( Mt 10,32), negó Pedro al Señor. "Aquí empezó a
echar maldiciones", etc.
Beda, in Marcum 4, 43
¡Cuán nocivos son los consejos
y la compañía de los malos! Negó entre los infieles que conocía al hombre a
quien había confesado por Dios entre los discípulos. La Sagrada Escritura suele
designar el mérito de las causas por medio del espacio temporal. Así Pedro, que
negó a la media noche, se arrepintió al cantar el gallo. "Y al instante
cantó el gallo", etc.
Teofilacto
Las lágrimas unieron de nuevo a
Pedro con Cristo, por la penitencia. Sirva esto de confusión a los novacianos
que dicen que el que peca después del bautismo no debe ser recibido como
penitente para la remisión de sus pecados. He aquí a Pedro, que recibió el
cuerpo y sangre de Cristo, y que vuelve a El por la penitencia. Están escritos
los defectos de los santos, para que, si caemos por falta de vigilancia,
tengamos un recurso en el ejemplo de ellos y confiemos en que podemos
levantarnos por la misericordia.
Pseudo - Jerónimo
En sentido místico la primera
criada es la turbación, la segunda el consentimiento y el tercer tentador el
acto. Esta triple negación queda lavada por las lágrimas con el recuerdo de las
palabras de Cristo. Y canta el gallo para nosotros cuando un predicador incita
nuestros corazones al arrepentimiento por la penitencia; empezamos a llorar
cuando una chispa de la palabra nos abrasa interiormente; y salimos fuera
cuando echamos fuera lo que fuimos en lo interior.
Mc 15, 1-5
Y luego que amaneció, habiéndose
juntado para deliberar los Sumos sacerdotes con los ancianos y los escribas y
todo el consejo (o sanedrín), ataron a Jesús y le condujeron y entregaron a
Pilatos. Pilatos le preguntó: "¿Eres tú el rey de los judíos?" A que Jesús
respondiendo le dijo: "Tú lo dices". Y como los príncipes de los
sacerdotes le acusaban de muchas cosas, Pilatos volvió nuevamente a
interrogarle, diciendo: "¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te
acusan". Jesús, empero, nada más contestó; de modo que Pilatos estaba todo
maravillado. (vv. 1-5)
Beda, in Marcum 4, 44
Tenían los judíos la costumbre
de entregar atado al juez al que habían condenado a muerte, por lo que después
de la condenación de Cristo añade el Evangelista: "Y luego que amaneció ataron
a Jesús", etc. Es de advertir que no fue entonces la primera vez que le
ataron, sino cuando le prendieron por la noche en el huerto, como refiere San
Juan.
Teofilacto
Entregaron a Jesús a los
romanos; pero Dios los entregó también a ellos en manos de los mismos romanos
para que se cumpliesen las Escrituras: "Retribúyeles según las obras de
sus manos" ( Sal 27,4).
"Pilatos le
preguntó", etc.
Beda, in Marcum 4, 44
Limitándose Pilatos a
preguntarle si era el rey de los judíos, condena la impiedad de éstos, que no
habían podido encontrar ni siquiera un falso pretexto contra el Salvador.
"A lo que Jesús respondiendo le dijo: Tú lo dices". Respondió así, al
mismo tiempo que decía la verdad, para no dar lugar a la calumnia.
Teofilacto
Su respuesta es ambigüa, porque
tú
lo dices puede entenderse tú dices eso,
pero yo no lo digo. Y es de
notar que contesta en parte a Pilatos, que le sentencia a pesar suyo y que no
quiso contestar a los sacerdotes y príncipes, juzgándolos indignos de su
palabra.
"Y como los príncipes de
los sacerdotes le acusaban", etc.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 8
San Lucas refiere así los
falsos crímenes que le imputaban: "Y comenzaron a acusarle diciendo: A
éste le hemos hallado pervirtiendo a nuestra nación y vedando pagar los
tributos a César, y diciendo que El es el Cristo, Rey de Israel" ( Lc 23,2).
"Pilatos volvió nuevamente
a interrogarle diciendo: ¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te
acusan".
Beda, in Marcum 4, 44
Es un gentil, en verdad, el que
condena a Jesús, pero descarga la responsabilidad en el pueblo de los judíos.
"Jesús, empero, nada más contestó; de modo que Pilatos estaba
maravillado". Nada quiso contestar, a fin de que, destruida la acusación,
no le declarase absuelto el procurador y se difiriese la utilidad que había de
reportarnos su cruz.
Teofilacto
Se maravillaba Pilatos porque,
siendo doctor de la ley y elocuente, y pudiendo pulverizar la acusación con su respuesta,
la soportaba virilmente no contestando nada.
Mc 15, 6-15
Solía él, por razón de la fiesta,
concederles la libertad de uno de los presos, cualquiera que el pueblo pidiese.
Entre éstos había uno, llamado Barrabás, el cual estaba preso con otros
sediciosos por haber en cierto motín cometido un homicidio. Pues como el pueblo
acudiese a esta sazón a pedirle el indulto que siempre les otorgaba, Pilatos
les respondió diciendo: "¿Queréis que os suelte al rey de los
judíos?" Porque sabía que los príncipes de los sacerdotes se lo habían
entregado por envidia. Mas los pontífices instigaron al pueblo a que pidiese
más bien la libertad de Barrabás. Pilatos de nuevo les habló y les dijo:
"¿Pues qué queréis que haga con el rey de los judíos?" Y ellos
volvieron a gritar: "Crucifícale". Y les decía: "¿Pues qué mal
es el que ha hecho?" Mas ellos gritaban con mayor fuerza:
"Crucifícale". Al fin Pilatos, deseando contentar al pueblo, les
soltó a Barrabás, y a Jesús, después de haberle hecho azotar, se lo entregó
para que fuese crucificado. (vv. 6-15)
Beda, in Marcum 4, 44
Pilatos ofreció muchas
ocasiones de librar al Salvador: primeramente poniendo a un ladrón frente a un
justo, según se ve por estas palabras: "Solía él, por razón de la fiesta,
concederles la libertad de uno de los presos", etc.
Glosa
Lo que solía hacer para
captarse la benevolencia del pueblo, principalmente en la Pascua, que era
cuando de toda la provincia de los judíos acudía el pueblo a Jerusalén. Y para
que resalte la falta de justicia los judíos, se refiere la enormidad de la
culpa del ladrón que prefirieron a Cristo. "Entre éstos, dice, había uno,
llamado Barrabás, el cual estaba preso con otros sediciosos por haber cometido
en cierto motín un homicidio". En estas palabras vemos la gravedad de la
culpa, que fue un homicidio, y el modo de cometerla, que fue en medio de un
motín que provocó en la ciudad. De modo que su crimen era conocido, y es por
eso que estaba preso con los sediciosos.
"Pues como el pueblo
acudiese a esta sazón a pedirle el indulto", etc.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 8
No es extraño que San Mateo
omita decir que fueron ellos mismos los que pidieron que diese libertad a un
preso, como dice San Marcos, porque nada significa que calle el uno lo que
refiere el otro. "Pilatos les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte
al rey de los judíos?" Acaso se pregunta alguno qué palabras dijo Pilatos,
si las que cita San Mateo, o las que cita San Marcos, puesto que no es lo mismo
decir: "¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, llamado
Cristo?" ( Mc 27,17), como dice San Mateo, que decir, como aquí se dice:
"Queréis que os suelte al rey de los judíos". Porque es cierto que en
Judea al rey se le llamaba Cristo, y por eso es incontestable que lo que ambos
Evangelistas han dicho es que Pilatos preguntó si querían que les soltase al
rey de los judíos, esto es, a Cristo. Por lo demás nada importa que omitiese
San Marcos lo de Barrabás, puesto que quiso hablar sólo de lo que al Señor se
refería. Por otra parte la respuesta de los judíos manifiesta claramente quién
era el que querían que les soltase. "Mas los pontífices instigaron al
pueblo a que pidiese más bien la libertad de Barrabás".
Beda, in Marcum 4, 44
Hasta hoy ha seguido a los
judíos por todas partes su demanda, que con tanto trabajo alcanzaron, porque,
habiéndoles dado a elegir, y prefiriendo un ladrón a Jesús y un asesino al
Salvador, perdieron la salvación y la vida, su patria y su reino, que amaron
más que a Cristo, quedando en tanto esclavos del latrocinio y la sedición, no
volviendo nunca a recobrar la libertad del cuerpo ni del espíritu.
Después les ofrece Pilatos otra
ocasión de librar al Salvador, diciéndoles: "¿Pues qué queréis que
haga?", etc.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 8
Aquí se manifiesta ya bien
claro que diciendo San Marcos rey de los judíos quiere decir lo mismo que San
Mateo que dice Cristo, puesto que no se llama Cristo sino al rey de los judíos.
Y en este lugar, según San Mateo, se dice ( Mt 27,22): "¿Pues qué he de hacer de Jesús,
llamado el Cristo?".
"Mas ellos gritaban con
mayor fuerza: Crucifícale".
Teofilacto
Observemos la depravación de
los judíos y la mesura de Pilatos, por más que sea digno de condenación por no
haber resistido al pueblo. "Ellos volvieron a gritar: Crucifícale", y
él trata con humildad de librar a Jesús de la animadversión que había contra
El, para lo cual vuelve a interrogarles. "Y les decía: Pues ¿qué mal ha
hecho?" Porque buscaba la ocasión de poner en libertad al inocente Jesús.
Beda, in Marcum 4, 44
Ciegos en su loco furor los
judíos no responden a la pregunta del procurador. Mas ellos gritaban con mayor
fuerza: "Crucifícale", para que cumpliesen las palabras de Jeremías:
"Mi heredad, se ha vuelto para mí como un león entre breñas: ha levantado
la voz contra mí" ( Jer 12,8).
"Pilatos, deseando
contestar al pueblo, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle hecho
azotar, se le entregó para que fuese crucificado".
Teofilacto
Quería satisfacer al pueblo,
hacer su voluntad, y no lo que hubiera sido agradable a Dios y a la justicia.
Pseudo - Jerónimo
Aquí se presentan los dos
machos cabríos: uno, puesto en libertad, es decir, el emisario, que,
enteramente libre, fue arrojado con el pecado del pueblo al desierto del
infierno; otro que fue inmolado como un cordero por los pecados de los que han
sido absueltos. Siempre la parte del Señor es la sacrificada; la del diablo,
que es el señor de aquéllos, puesto que Barrabás significa señor, se precipita
desenfrenada en el infierno.
Beda, in Marcum 4, 44
Así, pues, debemos entender que
Jesús fue azotado no por otro que por el mismo Pilatos, conforme a lo que dice
San Juan: Pilatos prendió a Jesús, y le azotó ( Jn 19,1). En verdad es de creer que lo hizo, para
que, satisfechos los judíos con sus penas y oprobios, dejaran de desear su
muerte.
Mc 15, 16-20
Los soldados le llevaron entonces
al patio del pretorio; y reuniéndose allí toda la cohorte, vístenle de púrpura,
y le ponen una corona de espinas entretejidas. Comenzaron en seguida a
saludarle diciendo: "Salve, oh Rey de los judíos". Al mismo tiempo
herían su cabeza con una caña, y escupíanle, e hincando las rodillas le
adoraban. Después de haberse mofado así de El, le desnudaron de la púrpura, y
volvieron a ponerle sus vestidos. (vv. 16-20)
Teofilacto
La soberbia militar, que goza
sin medida con el oprobio, manifiesta aquí el suyo propio. "Los soldados
le llevaron entonces al patio del pretorio, y vístenle de grana", etc.
Beda, in Marcum 4, 44
Como le llamaban rey de los
judíos, y los escribas y fariseos le imputaban el crimen de pretender el
imperio sobre el pueblo de Israel, se burlaban de El, y desnudándole de sus
vestidos le visten un manto de púrpura, que era el que usaban los antiguos reyes.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 9
San Mateo dice: "Le
cubrieron con un manto de grana" ( Mt 27,28), y San Marcos: "Le vistieron de
grana". Burlándose los soldados, le ponen aquel manto de grana simulando
la púrpura real, porque hay cierto color de púrpura muy semejante a la grana.
Puede ser también que San Marcos haya aludido a alguna parte del manto, aunque
éste fuese carmesí.
Beda, in Marcum 4, 44
Le ponen por diadema una corona
de espinas. "Y le ponen, prosigue, una corona de espinas", etc. Por
cetro real le dan una caña, como escribe San Mateo, y le adoran como a rey.
"Comenzaron en seguida a saludarle", etc. Y que los soldados le
adorasen burlándose, como si hubiese mentido diciendo que El era Dios, se
manifiesta en lo que sigue: "Al mismo tiempo herían su cabeza", etc.
como que había dicho falsamente que era Dios.
Pseudo - Jerónimo
Sus oprobios han hecho
desaparecer los nuestros; sus ligaduras nos han hecho libres; con la corona de
espinas de su cabeza hemos alcanzado la diadema del reino y sus heridas nos han
curado.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 9
Parece, pues, que San Mateo y
San Marcos trataron de esto recapitulando, no como si hubiera ocurrido una vez
que lo entregó Pilatos para ser crucificado, pues San Juan dice que ocurrió
cerca de Pilatos. Así es que estas palabras: "Después de haberse mofado de
El", etc., deben entenderse como refiriéndose al final, cuando era
conducido a ser crucificado.
Pseudo - Jerónimo
En sentido místico, por los
vestidos de los que le despojaron puede entenderse a los judíos, y por la
púrpura con que le vistieron a la Iglesia de las naciones, que fue formada de
todos los peñascos. Desnudado al fin de esta iglesia escandalosa, es vestido de
nuevo del pueblo judio, porque cuando "la plenitud de las naciones haya
entrado, entonces salvarse ha todo Israel" ( Rom 11,25).
Beda, in Marcum 4, 44
O bien puede considerarse en la
púrpura que le revistieron la misma carne que opuso a las pasiones, así como en
la corona de espinas nuestros pecados, que tomó sobre sí.
Teofilacto
Vistamos también nosotros la
púrpura real porque debemos andar como reyes pisoteando serpientes y
escorpiones y dominando el pecado. Nosotros nos llamamos cristianos, es decir,
ungidos, como lo eran entonces los reyes. Tomemos la corona de espinas, es decir,
apresurémonos a coronarnos de mortificación, de abstinencia y de pureza.
Beda, in Marcum 4, 44
Hieren la cabeza de Cristo los
que niegan que sea el verdadero Dios. Y como la Santa Escritura suele
escribirse con una caña, hieren como con caña la cabeza de Cristo los que se
esfuerzan, negando su divinidad, por confirmar su error con la autoridad de la
Sagrada Escritura. Escupen sobre su rostro los que rechazan con palabras
execrables la presencia de su gracia. Hay hoy quien con segura fe le adora como
verdadero Dios, pero que, con sus perversas obras menosprecia sus palabras como
si fueran falsas, y pospone sus promesas a los placeres temporales.
Así como Caifás ignorante dijo:
"Conviene el que muera un sólo hombre por el pueblo" ( Jn 11,50), así obran los soldados sin saber lo que
hacen.
Mc 15, 20-28
Le condujeron afuera para
crucificarle. Al paso alquilaron a un hombre que venía de una granja, llamado
Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo, obligándole a que llevase la cruz
de Jesús. Y de esta suerte le conducen al lugar llamado Gólgota, que quiere
decir Calvario. Allí le daban a beber vino mezclado con mirra; mas El no lo
recibió. Y después de haberle crucificado, repartieron sus ropas echando
suertes sobre la parte que había de llevar cada uno. Era la hora tercia cuando
le crucificaron. Y estaba escrita la causa de su sentencia con este letrero:
"El Rey de los Judíos". Crucificaron también con El a dos ladrones;
uno a su derecha y otro a su izquierda, con lo que se cumplió la Escritura, que
dice: Y fue puesto en la clase de los malhechores. (vv. 20-28)
Glosa
Después de la condenación de
Cristo y de los ultrajes que se le hicieron, pasa el Evangelista a narrar su
crucifixión diciendo: "Le condujeron afuera para crucificarle".
Pseudo - Jerónimo
He aquí a Abel, que es sacado
al campo por su hermano para darle muerte ( Gén 4); he aquí a Isaac con la leña y a Abraham con
el carnero enredado por las astas en un zarzal ( Gén 22); he aquí al joven José con la gavilla soñada
y la túnica teñida en sangre ( Gén 37); he aquí a Moisés con la vara ( Ex 7, etc.), y la serpiente enroscada en el leño ( Núm 31); he aquí el racimo llevado entre dos en un
varal ( Núm 3); he aquí a Eliseo buscando el hacha, que
había caído en el Jordán, con un palo, al que salió el hacha nadando ( 2Re 6), esto es, el género humano, que por el árbol
prohibido cayó en el infierno, pero que salió por el árbol de la cruz de Cristo
y por el bautismo de agua. He aquí, en fin, a Jonás, echado al mar y sepultado
tres días en el vientre de la ballena ( Jon 3).
"Al paso alquilaron a un
hombre que venía de una granja obligándole a que llevase la cruz de
Jesús."
Teofilacto
San Juan dice que era el mismo
Jesús quien llevaba la cruz, pero fue lo uno y lo otro, porque la llevó Jesús
hasta que pasó el hombre a quien obligaron a llevarla y que la llevó entonces.
nombra el Evangelista los hijos que tenía aquel hombre para dar más fe a sus
palabras, siendo de advertir que aún vivía este hombre y podía por tanto
referir todo lo ocurrido acerca de la cruz.
Pseudo - Jerónimo
Así como algunos alcanzan
renombre por los méritos de sus padres y otros por los de sus hijos, se guarda
memoria de Simón, que llevó a la fuerza la cruz, por los méritos de sus hijos
que eran discípulos del Señor. Esto nos advierte que ayuda a los padres en esta
vida la sabiduría y el mérito de sus hijos. De aquí la celebridad del pueblo
judío por los méritos de los patriarcas, de los profetas y de los Apóstoles.
Este mismo Simón, que lleva la cruz contra su voluntad, trabaja en obsequio de
la gloria humana, pues le obligan los hombres a hacer lo que no le obligan el
temor y el amor de Dios.
Beda, in Marcum 4, 44
O bien: porque no es de
Jerusalén, sino de Cirene, ciudad de la Libia, representa con razón al pueblo
de los gentiles, los cuales, extraños y advenedizos a los testamentos, son
ahora, obedeciendo, herederos de Dios y por tanto coherederos de Cristo. En
efecto, el nombre de Simón significa obediente y el de Cirene heredero. Se dice
que venía de una granja, y en griego esta palabra se dice pagos, pagoV , de donde viene que llamemos
paganos a los que están fuera de la ciudad de Dios. Saliendo, pues, de la
granja lleva Simón la cruz después de Jesús, porque abandonando los ritos
paganos, el pueblo de las naciones (es decir, los gentiles), sigue obediente las
huellas de la pasión del Señor. "Y de esta suerte le conducen al lugar
llamado Gólgota", etc. Fuera de la ciudad y después de haber pasado la
puerta hay un sitio en que se decapitaba a los criminales, por lo cual se
llamaba Calvario, esto es, lugar de los decapitados. Por esto fue crucificado
allí el Señor, para que se alzasen los estandartes del martirio en el sitio que
antes era de los decapitados.
Pseudo - Jerónimo
Es tradición entre los judíos
que en este sitio fue inmolado el carnero en lugar de Isaac, y allí fue el
calvario de Cristo, porque allí fue separado de la carne, esto es, de la Judea
carnal.
"Y le daban a beber vino
mezclado con mirra".
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 11
San Mateo (27,34) dice,
mezclado con hiel. Esta palabra la usó sin duda por lo muy amargo que es el
vino mezclado con mirra, aunque también pudo ser que le mezclasen con hiel y
mirra.
Teofilacto
O bien: como reinaba tanta
confusión, unos llevarían vinagre y hiel, y otros vino con mirra.
Pseudo - Jerónimo
O vino con mirra, es decir,
vinagre: de este modo se restaña el jugo mortal del fruto comido por Adán.
Beda
La vid amarga produce vino
amargo, y éste es el que dan a Nuestro Señor Jesucristo, para que se cumplan
las Escrituras: "Pusieron hiel en mi comida y en mi sed me dieron a beber
vinagre" ( Sal 68,22).
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 11
Añadiendo que no quiso beberle,
se da a entender que no lo bebió, aunque sí lo probó. Y que no quiso beberlo,
como testifican San Mateo (27,34) y San Marcos, quiere decir que no lo tomó,
omitiendo que lo probó.
Pseudo - Jerónimo
No tomó tampoco aquello porque
sufría, según estas palabras: "Pagado he lo que yo no había robado" (
Sal 68,5).
"Y después de haberle
crucificado", etc.
Pseudo - Jerónimo
Aquí se figura la salvación por
el árbol. El primer árbol fue el de la ciencia del bien y del mal ( Gén 2). El segundo lo fue sólo del bien, y es para
nosotros el árbol de la vida. La mano que se alargó al primero cogió la muerte,
y la que se alargó al último encontró la vida que estaba perdida. Por este
árbol somos llevados por el mar tormentoso del mundo a la tierra de los vivos.
Con su cruz nos absuelve Cristo de nuestra pena, y con su muerte mató a la
nuestra. Con forma de serpiente mata a la serpiente, pues la vara convertida en
serpiente a las serpientes devoró ( Ex 7,12). La misma figura de la cruz ¿qué
representa sino las cuatro partes del mundo? En la cabeza brilla el oriente, el
brazo de la derecha marca el norte, el de la izquierda el sur y el pie fijo en
el suelo el occidente. De aquí que dice el Apóstol: "Para que sepamos
cuáles son la altura, la latitud, la longitud y la profundidad" ( Ef 3,18). Cuando vuelan las aves toman la forma de la
cruz; la toma el hombre cuando nada, el buque cuando hincha el viento su
entena, y con la letra t se forma la señal de la salvación y de la cruz ( Ez 9).
Beda, in Marcum 4, 44
En el travesaño de la cruz, en
donde se fijan las manos, está figurada la alegría de la esperanza, porque
entendemos por las manos las obras; por la anchura, la alegría del que las
hace, puesto que la tristeza no produce más que estrecheces; por la altura, en
la que se apoya la cabeza, la esperanza del premio de la sublime justicia de
Dios; por la longitud, sobre la que se extiende todo el cuerpo, la tolerancia,
por lo que se llaman longánimes; por la profundidad, de la base que se
introduce en la tierra, el mismo secreto del sacramento. Por tanto, mientras
existan nuestros cuerpos y hasta que se destruye el del pecado ( Rom 6), será para nosotros el tiempo de la cruz.
Teofilacto
Por burla, porque eran pobres y
de poco precio, se echan a suerte los vestidos de Cristo, como si se
repartieran vestidos reales.
Glosa
Expone esto San Juan
Evangelista más ampliamente, diciendo que dividieron en cuatro partes según su
número, los vestidos del Señor, y que sortearon la túnica, que no tenía costura
pues era de una pieza.
Pseudo - Jerónimo
Los vestidos del Señor son sus
mandamientos, con los que cubre a la Iglesia, que es su cuerpo; y los dividen
entre sí los soldados de los gentiles porque hay cuatro órdenes de fieles: los
casados, los viudos, los superiores y los súbditos. A todos ellos ha tocado en
surte la túnica indivisible, que es la paz y la unidad.
"Era la hora tercia",
etc.
Pseudo - Jerónimo
Con razón y verdad dice San
Marcos que a la hora tercia le crucificaron, porque a la hora sexta las
tinieblas cubrieron toda la tierra, de tal suerte que nadie podía moverse.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 13
Pero si sentado en su tribunal,
como refiere San Juan, sobre la hora sexta entregó Pilatos a Jesús para que le
crucificasen los judíos, ¿cómo ha podido decir San Marcos que fue a la hora
tercia, según la falsa interpretación de algunos? Veamos, antes que nada, a qué
hora pudo ser crucificado, y después veremos por qué dijo San Marcos que era la
hora tercia. Era sobre la sexta cuando, sentado en su tribunal, Pilatos lo
entregó para ser crucificado según queda dicho. Pero no era exactamente la
sexta, sino sobre la sexta, es decir, que había pasado la quinta y empezado la
sexta. Así, después de la quinta y empezada la sexta, fue cuando ocurrió lo
referido sobre la crucifixión de Nuestro Señor, hasta que, estando pendiente de
la cruz y transcurrida la sexta, sobrevinieron las tinieblas que se mencionan.
Tratemos ahora de aclarar por qué dijo San Marcos: "Era ya la hora
tercia", etc. Ya había dicho, conforme con los demás Evangelistas, que, después de
haberle crucificado, repartieron sus ropas; y claro es que si hubiera querido consignar el momento del hecho, le
bastara decir que era sobre la tercia. ¿Por qué añadió, pues, cuando le
crucificaron, sino
porque quiso decir algo que podía encontrarse en la Escritura cuando, llegado
el tiempo de que fuese leída, fuera conocida de la Iglesia universal la hora en
que el Señor fue suspendido en la cruz, no quedando ya lugar a error ni a
mentira? Pero porque el Evangelista sabía que el Señor había sido suspendido
por los soldados y no por los judíos, como claramente dice San Juan, quiso
mostrarnos de un modo disimulado que más le crucificaron los que clamaron por
que se le crucificase, que los que crucificándole no hicieron más que cumplir
con el deber de su oficio. Por tanto debemos entender que fue a la hora tercia
cuando pidieron los judíos que se le crucificase, y demostrando así que cuando
le crucificaron realmente fue cuando pidieron su crucifixión. El tiempo
transcurrido entre que Pilatos trataba de librarle y el tumulto ocasionado por
los judíos que se oponían a su plan, debemos suponer que fue de dos horas. Y
aún no había dado la sexta cuando tuvieron lugar los sucesos ocurridos entre el
momento en que Pilatos entregó al Señor y en que aparecieron las tinieblas. Así
que todo aquél a quien no endurezca su incredulidad, comprenderá fácilmente que
San Marcos dijo que era la hora de tercia cuando ocurrió lo de los soldados,
para que nadie imputase a éstos el horrendo crimen cometido en realidad por los
judíos. "Era, dijo, la hora tercia cuando le crucificaron", y estas
palabras conducen al lector por la investigación a observar que fue a la hora
sexta cuando los soldados le suspendieron en la cruz, y que más bien que por
éstos, fue crucificado por los que a la hora tercia pidieron su crucifixión.
Pseudo - Agustín, De quoest. nov. et vet. Test. cap.
65
Quiere, pues, que entendamos
que la sentencia de crucifixión contra Cristo fue dada a la hora tercia; y todo
hombre condenado a muerte debe considerarse en realidad muerto desde el
instante de la sentencia. Manifestó así San Marcos que no fue crucificado el
Salvador por la sentencia del juez. Es difícil probar la inocencia del que es
castigado por sentencia del juez.
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 13
No falta sin embargo quien
entienda que era la tercera hora del día, por las palabras de San Juan, que al
conmemorar la Pascua dice: "Era entonces el día de la preparación, cerca de la hora sexta" ( Jn 19,31). Dicen que la víspera del sábado era el
momento de la preparación de la Pascua de los judíos, puesto que el mismo
sábado empezaban a comerse los ázimos. Pero la verdadera Pascua, no la de los
judíos, sino la de los cristianos, que ya se celebraba en la pasión del Señor,
empezaba a prepararse ( parasceve quiere decir preparación) a la hora nona de la noche, que fue cuando
se prepararon los judíos a sacrificar al Señor. Desde esta hora de la noche,
pues, hasta la de la crucifixión media la hora sexta de la parasceve, según San
Juan, y la hora tercia del día, según San Marcos. ¿Quién será, pues, el fiel
que no acepte esta solución, sobre todo si se añade que la preparación de
nuestra Pascua, es decir, de la muerte de Cristo, empieza a la hora nona de la
noche? Si decimos que empezaba esta preparación cuando fue preso el Señor,
entonces era el principio de la noche; si decimos que empezaba cuando fue
conducido a casa de Caifás, en donde fue interrogado por los sacerdotes, aún no
había cantado el gallo; si cuando fue entregado a Pilatos, era ya muy de día.
Por tanto, es preciso que entendamos que la preparación de la muerte del Señor
empezó cuando todos los príncipes de los sacerdotes dijeron: Es reo de muerte (
Mt 26,66). Y no tiene nada de absurdo admitir que
pudiera ser entonces la hora nona de la noche, puesto que el Evangelista, en la
recapitulación de sus recuerdos, puso después la negación de Pedro, en vez de
hacerlo previamente.
"Y estaba escrita",
etc.
Teofilacto
Escribieron este título, esto
es, la causa por la que había sido crucificado, como vituperando la opinión en
que se tenía haciéndose rey a sí mismo, y para que los transeúntes le
insultasen como a tirano, en vez de compadecerle.
Beda, in Marcum 4, 44
Este título, puesto así sobre
la cruz, muestra que no pudieron conseguir matándole que no fuera su rey, el
cual los juzgará según sus obras.
"Crucificaron también con
El a dos ladrones", etc.
Teofilacto
Para que los hombres se
hiciesen una mala opinión de El, como si fuera un ladrón y un malhechor. Pero
esto fue providencial, pues así se cumplió la Escritura. "Con lo que,
prosigue, se cumplió la Escritura, que dice: Y fue puesto en la clase de los
malhechores".
Pseudo - Jerónimo
Colocada la verdad entre los
malvados, deja uno a su izquierda, y toma otro a su derecha: como hará en el
día del juicio. ¡Cuán distintos pueden ser los efectos de un mismo crimen! Uno
de ellos precede a Pedro en el paraíso, el otro precede a Judas en el infierno;
una breve confesión alcanza una larga vida y una blasfemia trae como
consecuencia la pena eterna.
Beda, in Marcum 4, 44
En sentido místico, los
ladrones crucificados con el Señor representan a aquéllos que, bajo la fe y
confesión de Cristo, sufren la prueba del martirio o hacen una vida austera.
Los que trabajan por la gloria eterna están representados por la fe del ladrón
que está a la derecha; mientras que los que buscan el aplauso humano imitan al
espíritu y los actos del ladrón de la izquierda.
Teofilacto
O de otro modo: los dos
ladrones eran una figura de los dos pueblos, el judío y el gentil, ambos
inicuos. El pueblo gentil como transgresor de la ley natural, y el judío porque
lo era de la escrita que le había dado el Señor; pero penitente el primero, y
blasfemo el último hasta el fin. En medio de ellos fue crucificado el Señor,
porque El es la piedra angular que nos une.
Mc 15, 29-32
Los que iban y venían blasfemaban
de El, meneando sus cabezas y diciendo: "¡Ola! tú que destruyes el templo
de Dios, y que le reedificas en tres días, sálvate a ti mismo, bajando de la
cruz". De la misma manera, mofándose de El los príncipes de los sacerdotes
con los escribas, se decían el uno al otro: "A otros ha salvado, y no
puede salvarse a sí mismo. El Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la
cruz, para que seamos testigos de vista, y le creamos". También los que
estaban crucificados con El le ultrajaban. (vv. 29-32)
Pseudo - Jerónimo
Atado a la vid el jumentillo de
Judea, y teñido su manto con el sumo de la uva, despedazan los cabritos la
viña, blasfemando de Cristo y meneando sus cabezas. "Los que iban y venían
blasfemaban de El, meneando sus cabezas", etc.
Teofilacto
Los transeúntes blasfemaban de
Cristo, recriminándole como a un sedicioso, y el diablo los inspiraba para que
dijesen que descendiera de la cruz. Porque como sabía que era la cruz la que
obraba la salvación, se lanzaba de nuevo a tentar a Cristo, porque si hubiera
bajado de la cruz, hubiese tenido certeza de que no era verdaderamente Hijo de
Dios. Así se hubiera destruido la salvación, que viene por la cruz. Mas como
era en verdad el Hijo de Dios, no bajó. De haber tenido que bajar, desde el
principio no hubiera subido a ella. Pero como convenía que por este medio se
obrase la salvación, soportó su crucifixión, sufrió otros muchos dolores, y
perfeccionó su obra. "De la misma manera, mofándose de El los príncipes de
los sacerdotes, se decían el uno al otro: A otros ha salvado, y no puede salvarse
a sí mismo", etc. Decían esto queriendo borrar sus milagros, como si no
los hubiera hecho más que en apariencia, pues obrando milagros salvaba a
muchos.
Beda, in Marcum 4, 44
Así también confiesan sin
quererlo que salvó a otros, y se condenan con sus mismas palabras, porque el
que salvó a otros pudo salvarse a sí mismo.
"El Cristo, el Rey de
Israel, descienda ahora de la cruz para que seamos testigos de vista, y le
creamos".
Pseudo - Jerónimo
Y vieron después resucitar al
que no creían que pudiera bajar del patíbulo de la cruz. ¿En dónde, oh judíos,
podrá apoyarse ya vuestra incredulidad? Sois vosotros a quienes consulto, y a
quienes pido que juzguéis. ¡Cuánto más admirable no es resucitar un muerto, que
hacer bajar de la cruz a un vivo! Habéis pedido muy poco al que tenía tanto,
pero vuestra incredulidad resistió a pruebas mucho mayores que las que
pedisteis: todas han desaparecido, y han sido igualmente inútiles ( Sal 13,3).
"También los que estaban
crucificados con El le ultrajaban".
San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 16
¿Cómo puede ser cierto esto,
si, según el testimonio de San Lucas, uno de ellos le afrenta, y el otro lo
increpa, y cree en Dios? Preciso es, pues, que admitamos que San Mateo y San
Marcos, tocando este punto al paso, han puesto el número plural por el
singular.
Teofilacto
O es que los dos lo insultaban
al principio, y después, conociendo uno de ellos la inocencia de Jesús, increpa
al otro, que sigue insultando.
Mc 15, 33-37
Y a la hora de sexta se cubrió toda
la tierra de tinieblas hasta la hora de nona. Y a la hora de nona exclamó
Jesús, diciendo en voz grande y extraordinaria: "¡Eli, Eli, lamma
sabacthani!", que significa: "Dios mío, Dios mío ¿por qué me has
desamparado?" Oyéndolo algunos de los circunstantes, decían: "Ved
cómo llama a Elías". Y corriendo uno de ellos, empapó una esponja en
vinagre, y revolviéndola en la punta de una caña, dábale a beber diciendo:
"Dejad que cobre así algún aliento, y veremos si viene Elías ha
descolgarle de la cruz". Mas Jesús dando un gran grito expiró. (vv. 33-37)
Beda, in Marcum 4, 44
El astro luminoso retiró sus
rayos del mundo, ya sea para que no se viese pendiente de la cruz al Señor, ya
sea para que no gozasen de su luz los blasfemos impíos. "Y a la hora de
sexta, dice, se cubrió toda la tierra de tinieblas hasta la hora de nona".
San Agustín, De consensu evangelistarum 3, 17
Añade San Lucas de dónde
vinieron estas tinieblas, esto es, del sol eclipsado.
Teofilacto
Si hubiera sido día de eclipse,
se hubiera podido decir que había sido natural esta ausencia de luz; pero fue
el día catorce de la luna, y en tal día no era posible el eclipse.
"Y a la hora de nona
exclamó Jesús diciendo en voz grande: Eli, Eli", etc.
Pseudo - Jerónimo
Es a la hora nona cuando,
limpiada la casa, se halla la décima parte del dracma que se había perdido.
Beda, in Marcum 4, 44
Está escrito ( Gén 3), que cuando pecó Adán oyó la voz del Señor
que se paseaba por el paraíso al levantarse la brisa después del medio día. Y
en esa hora, en que el primer Adán trajo la muerte a este mundo por su pecado,
el segundo Adán muriendo la destruyó. Y es de notar que fue crucificado el
Señor cuando el sol abandonó el centro del cielo, y que celebró los misterios
de su resurrección al encontrarse aquel astro en el oriente. Porque fue muerto
por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación ( Rom 4,25). No nos admiremos, pues, de la humildad de
sus palabras y de sus quejas por su abandono, al ver el escándalo de la cruz,
porque sabemos que estaba allí en la forma de un esclavo. Así como el hambre,
la sed y la fatiga, no eran propios de la Divinidad, sino de la debilidad
humana, así también la queja "¿por qué me has desamparado?" era
propia de la voz corporal, porque es natural que se resista el cuerpo a ser
separado de la vida a que ha sido unido. Aunque es el mismo Salvador el que
habla, habla así como hombre para mostrar la fragilidad del cuerpo, y para
ofrecernos el espectáculo de esos movimientos que demuestran el temor que
tenemos en el peligro de ser abandonados por Dios.
Teofilacto
O bien: el que habla así por mí
a Dios es el hombre crucificado, porque nosotros los hombres somos abandonados;
pero El no lo fue nunca por su Padre. Oigamos, pues, sus palabras: "No
estoy solo, porque mi Padre está conmigo" ( Jn 16,32), palabras que dijo también por los judíos
y como judío que era, según la carne, y que pueden interpretarse de este modo:
¿Por qué has abandonado al pueblo hebreo hasta el punto que haya crucificado a
tu Hijo? Así como acostumbramos a decir alguna vez: Dios me ha vestido, esto
es, mi naturaleza humana; así debemos entender como referentes a la naturaleza
humana, o al pueblo judío las palabras: ¿Por qué me has abandonado?
"Oyéndole algunos de los
circunstantes, decían: Ved cómo llama a Elías".
Beda, in Marcum 4, 44
Pienso que estos soldados
debían ser romanos, que no entendían el hebreo, y creían que llamaba a Elías
porque había dicho Eli. Pero si admitimos que eran judíos los que así hablaron,
hay que suponer que lo consideraron débil, puesto que imploraba el auxilio de
Elías. "Y corriendo uno de ellos, prosigue, empapó una esponja en vinagre",
etc. La causa por qué dieron a beber vinagre al Señor la expresa extensamente
San Juan diciendo que Jesús, para que se cumpliesen las Escrituras, dijo ( Jn 19,28-29): "Tengo sed". Ellos
ofrecieron a sus labios una esponja empapada en vinagre.
Pseudo - Jerónimo
Aquí se expresa una figura que
se refiere a los judíos, porque empapan en vinagre, es decir, en malicia y dolo
una esponja puesta en una caña frágil, seca y propia para el fuego.
San Agustín, De consensu evangelistarum 2, 17
Pero no habló de Elías sólo el
que le ofreció la esponja con vinagre, sino los demás, según refiere San Mateo.
Por eso debemos entender que él y los demás dijeron lo mismo.
Pseudo - Jerónimo
Cuando la carne desfallecía
tomó fuerza la voz de Dios, que dice: "Abridme las puertas de la
justicia" ( Sal 117,19). "Mas Jesús dando un gran grito expiró". Con voz
apagada, o sin voz, morimos los que somos de la tierra: El que vino del cielo
expiró con voz poderosa.
Teofilacto
Y el que domina y manda sobre
la muerte expira con la potestad de Señor. Cuál fue, por fin, esta voz nos lo
declara San Lucas repitiendo sus palabras (Mc 23,46): "Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu". Quiso declararnos el Señor que el espíritu de los
santos se eleva a las manos de Dios, habiendo permanecido cautivos todos ellos
en los infiernos, hasta que vino el que predicó la remisión de los pecados.
Mc 15, 38-41
Y el velo del templo se rasgó en
dos partes de arriba abajo. Y el centurión que estaba allí presente, viendo que
había expirado con tan gran clamor, dijo: "Verdaderamente que este hombre
era Hijo de Dios". Había también varias mujeres que estaban mirando de
lejos, entre las cuales estaba María Magdalena y María, madre de Santiago el
menor y de José, y Salomé (mujer de Zebedeo), que cuando estaba en Galilea le
seguían y le asistían (con sus bienes), y también otras muchas que juntamente
con El habían subido a Jerusalén. (vv. 38-41)
Glosa
Después de referir el
Evangelista la pasión y muerte de Cristo, pasa a narrar los acontecimientos que
siguieron. "Y el velo del templo se rasgó en dos partes", etc.
Pseudo - Jerónimo
El velo del templo se rasgó, es
decir, se abrió el cielo.
Teofilacto
Se rasgó el velo del templo,
indicando Dios con esto que la gracia del Espíritu Santo se retira y aparta del
templo, quedando el Sancta Sanctorum a la vista de todos. Es el mismo templo el
que estará de duelo en los judíos cuando rasguen sus vestiduras y lloren sus
calamidades. Muéstrase también aquí el templo animado, es decir, el cuerpo de
Cristo, en cuya pasión fue desgarrada su vestidura, esto es, su carne.
Significa algo más: que la carne es el velo de nuestro templo, esto es, de
nuestro espíritu, y que en los sufrimientos de Cristo fue desgarrado el poder
de la carne de arriba a abajo, es decir, desde Adán hasta los últimos hombres.
Porque fue salvado el mismo Adán por la pasión de Cristo, y no habiendo quedado
su carne bajo la maldición ya no es digna de corrupción, y del mismo modo todos
hemos sido engalanados con la incorruptibilidad.
"Y el centurión que estaba
allí presente, viendo", etc. Llamaban centurión al que mandaba cien
soldados. Viendo éste que el Salvador expiraba con tal poder y dominio, se
asombró y confesó.
Beda, in Marcum 4, 44
Aquí se expone la causa del
milagro del centurión, quien al ver el modo en que el Señor expiraba, es decir,
cómo entregaba el Espíritu, dijo: "Verdaderamente que este hombre era Hijo
de Dios", porque solamente el Creador de la vida tiene poder para entregar
el Espíritu.
San Agustín, de Trinitate 4, 13
Lo que más asombró al centurión
fue que después de aquella voz, con la que representó la figura de nuestro
pecado, entregase inmediatamente su Espíritu. El Mediador demostró así que no
había ido a la muerte de su carne obligado por el pago de pecado alguno, ya que
no la abandonó forzado, sino por su voluntad, y como corresponde al Verbo de
Dios unido a la naturaleza humana en la unidad de la persona.
Pseudo - Jerónimo
Los últimos son hechos ahora
los primeros. El pueblo gentil confiesa, y los judíos niegan llenos de
ceguedad, de suerte que hacen peor este error que el primero.
Teofilacto
De este modo se invierte el
orden, porque mientras los judíos matan, confiesan los gentiles; y mientras
huyen los discípulos, las mujeres se quedan."Había también allí varias
mujeres", etc. La llamada Salomé era la madre de los hijos del Zebedeo.
Orígenes, in Mathaeum, 35
Creo yo, después de consultar a
San Mateo y San Marcos, que las principales que estaban allí eran las tres
mujeres nombradas. Estos dos Evangelistas llaman a dos de ellas María Magdalena
y María de Santiago. A la tercera la llama San Mateo madre de los hijos del
Zebedeo, mientras que San Marcos la llama Salomé.
Beda, in Marcum 4, 44
Santiago el Menor, también de
nombre Santiago de Alfeo, era llamado pariente del Señor porque era hijo de
María, tía del Señor, de la que hace mención San Juan diciendo: Estaban junto a
la cruz de Jesús su Madre, y la hermana o parienta de su Madre, María, mujer de
Cleofás, y María Magdalena (Jn 19,25). Se llamaba María de Cleofás por su padre
o por su parentesco. Se llamaba también a Santiago el Menor para distinguirle
del Mayor, hijo del Zebedeo, a quien llamó el Señor a ser uno de sus primeros
Apóstoles. Era costumbre de los judíos, que respetaban mucho las costumbres
antiguas, que las mujeres diesen de sus bienes, vestido y alimento a los
maestros. Por esto dice: "Que cuando estaba en Galilea le seguían y le
asistían", etc. Asistían al Señor con sus bienes temporales, en tanto que
El las asistía con los espirituales haciéndose modelo de maestros, quienes
deben contentarse con el alimento y el vestido que les dan sus discípulos. Pero
veamos quiénes más estaban con ellas. "Y también otras muchas, que
juntamente con El habían subido a Jerusalén".
Pseudo - Jerónimo
Así como por la Virgen María no
ha sido excluido de la salvación el sexo femenino, así también por la viuda
María Magdalena, y por las demás que eran madres, no ha sido rechazado el
conocimiento del misterio de la cruz y de la resurrección.
Mc 15, 42-47
Al ponerse el sol (por ser aquel
día la parasceve, o día de preparación que precede el sábado), fue José de
Arimatea, persona ilustre y senador, el cual esperaba también el reino de Dios,
y entró denodadamente a Pilatos, y pidió el cuerpo de Jesús. Pilatos,
admirándose de que tan pronto hubiese muerto, hizo llamar al centurión, y le
preguntó si efectivamente era muerto. Y habiéndole asegurado que sí el
centurión, dio el cuerpo a José. José, comprada una sábana, bajó a Jesús de la
cruz y le envolvió en la sábana, y le puso en un sepulcro abierto en una peña,
y arrimando una gran piedra, dejó así con ella cerrada la entrada. Entretanto
María Magdalena y María de José, estaban observando dónde le ponían. (vv.
42-47)
Glosa
Después de la pasión y muerte
de Cristo se ocupa el Evangelista de su sepultura diciendo: "Al ponerse el
sol, por ser aquel día la parasceve", etc.
Beda, in Marcum 4, 44
La palabra griega parasceve
quiere decir preparación. Con este nombre los judíos que moraban entre los
griegos indicaban el sexto día de la semana, porque acostumbraban preparar en
él lo que necesitaban para el sábado, día de descanso. Y como fue el sexto día
cuando fue creado el hombre y el séptimo en el que el Creador de todo descansó,
el Salvador realizó el misterio de la restauración humana siendo crucificado el
día sexto, descansando en el sepulcro el sábado y esperando la resurrección que
había de tener lugar el día octavo. Así nosotros en esta edad del siglo debemos
ser crucificados al mundo, en tanto que en el día séptimo, esto es, cuando cada
cual pague su deuda con la muerte, deberán descansar nuestros cuerpos en la
tumba y nuestro espíritu, después de sus buenas obras, en paz íntima con el
Señor, hasta que en la octava edad reciban nuestros cuerpos la
incorruptibilidad con nuestro espíritu en una resurrección gloriosa."Fue
José de Arimatea, persona ilustre", etc. Convenía que él fuera quien
sepultara el cuerpo del Señor, pues era digno de tal ministerio el que por la
justicia de sus obras y por la nobleza de su poder temporal podía obtener la
autorización para ejercer este ministerio. "Ilustre senador, prosigue, el
cual esperaba también el reino de Dios". Se llama senador porque era de
este orden y desempeñaba el cargo de tal. También suele llamarse curial, oficio
que tenía a su cargo procurar los cargos civiles. Arimatea es lo mismo que
Ramathain-Sofim, ciudad de Elcana y de Samuel (1Re 1,1).
Pseudo - Jerónimo
Arimatea significa el que
descuelga, y era natural de allí José, el cual descolgó al Señor de la
cruz."Y entró denodadamente a Pilatos, y pidió el cuerpo de Jesús".
Teofilacto
¡Atrevimiento laudable! porque
no se detuvo a pensar que, pidiendo el cuerpo de un hombre que había sido
condenado por blasfemo, se exponía a perder sus riquezas y a que los judíos le
arrojaran de sí. "Pilatos, admirándose de que tan pronto hubiera
muerto", etc. porque pensaba que había de haber vivido mucho tiempo en la
cruz, como sucedía a los ladrones en el patíbulo. "Hizo llamar al
centurión, continúa, y le preguntó si efectivamente era muerto", es decir,
antes del tiempo en que solían morir los demás. "Y habiéndole asegurado
que sí el centurión (es decir, que había muerto) dio el cuerpo a José".
Beda, in Marcum 4, 44
Porque un hombre desconocido y
de mediana posición no hubiera podido llegar al procurador y obtener de él el
cuerpo del crucificado."José, comprada una sábana, bajó a Jesús de la
cruz, y le envolvió en la sábana", etc.
Teofilacto
Como discípulo del Señor, sabía
de qué modo debía honrar su cuerpo, y sus circunstancias le hacían digno de ser
él quien le diese sepultura.
Beda, in Marcum 4, 44
En sentido espiritual, podemos
decir que el cuerpo del Señor debía ser amortajado, no en oro, ni en piedras
preciosas, ni en seda, sino en un lienzo nuevo. De aquí la costumbre de la
Iglesia de celebrar el sacrificio del altar no sobre seda, ni sobre un paño de
color, sino sobre el lino que viene de la tierra, en memoria del cuerpo del
Señor, que fue envuelto y sepultado con una sábana blanca, costumbre consagrada
por decreto pontificio de San Silvestre, papa. Puede tomarse también en el
sentido de que quien recibe al Señor con alma pura le envuelve en un lienzo
blanco. "Y le puso en un sepulcro", etc. Se dice que el sepulcro del
Señor era de forma circular, abierto en una peña, tan alto que un hombre de pie
apenas podía tocar el techo con la mano, y tenía la entrada hacia oriente,
hallándose al lado del norte una gran piedra movediza, que fue con la que se
cerró. Este sepulcro, o el lugar en que se colocó el cuerpo del Señor, estaba
abierto en una peña, y tenía siete pies de longitud y tres palmos de altura
contados desde el piso, abierto en toda su longitud, no por encima, sino por el
lado sur, que fue por donde se introdujo el cuerpo. El color de este monumento
era, según se dice, una mezcla de blanco y rojo.
Pseudo - Jerónimo
Resucitamos, pues, de la
sepultura de Cristo, y su bajada a los infiernos es nuestra ascensión a los
cielos: aquí es donde se encuentra la miel en la boca del león muerto.
Teofilacto
Imitemos nosotros a José
recibiendo unidos el cuerpo de Cristo, y pongámosle en un monumento abierto en
la peña, esto es, en el alma que recuerda y no puede olvidar a Dios, porque
ella está abierta en la peña, es decir, en Cristo, que es la piedra porque es
el fuerte. Y debemos envolverle en una sábana, esto es, recibirle en un cuerpo
puro, porque la sábana representa al cuerpo que es la cubierta del espíritu;
debiendo recibir el cuerpo de Cristo no solamente con espíritu puro, sino en
cuerpo puro también. Es preciso envolverle, y no ponerle al descubierto, porque
en El se contiene un secreto cerrado y oculto."Entretanto María Magdalena
y María de José", etc.
Beda, in Marcum 4, 44
Leemos en San Lucas que los
amigos de Jesús y las mujeres que le habían seguido se mantenían a bastante
distancia. Pero habiéndose retirado a sus casas los hombres después del
descendimiento del cuerpo de Jesús, sólo las mujeres, animadas de un amor más profundo,
siguieron al cortejo fúnebre, procurando ver cómo lo colocaban, para ofrecerle
después cuando les fuera posible los dones de su devoción. En el día de la
preparación de la Pascua, las mujeres santas, esto es, las almas humildes,
hacen lo mismo buscando con diligencia en su ferviente amor al Salvador las
huellas de su pasión en este siglo, que es donde ha de prepararse el descanso
futuro. Consideran atentamente el orden con que se consumó dicha pasión para
imitarla si pueden por ventura.
Pseudo - Jerónimo
También puede referirse esto al
pueblo judío, que creerá al fin del mundo. Se ennoblece por la fe, volviendo a
ser hijo de Abraham, y depone su desesperación, esperando el reino de Dios.
Entra para ser bautizado entre los cristianos, significados aquí por Pilatos,
cuyo nombre quiere decir herrero, el que doma a los pueblos que son de hierro,
y con una vara de hierro los gobierna. El pide el sacrificio que se da al fin
de su vida al penitente: el viático; y lo recibe en un corazón puro y muerto al
pecado y resguardado en la fortaleza de la fe, y lo guarda bajo el manto de la
esperanza por sus obras de caridad, pues el fin de la enseñanza es la caridad (
1Tim 1,5). Los elegidos, que son las estrellas del
mar, miran desde lejos, cuando, si fuera posible, se escandalizarían también
ellos.