Las febriles
arremetidas de las páginas de internet Syllabus y Non Possumus que
amparados y
respaldados por Mons. Williamson, no ocultan su visceral y estulta
posición
antiapocalíptica y antisedevacantista; no quieren admitir la evidencia de los hechos
de la hora presente, que desde el retorno del pueblo elegido a Tierra Santa en 1948
con la erección del Estado de Israel, son eminentemente apocalípticos. Se está cumpliendo
lo dicho y profetizado por el P. Castellani: “Eso de llamar Dios a Cristo no
distingue hoy más a los cristianos de los herejes: estos hoy día no tienen
reparo en hacerlo pero han enturbiado el nombre; se ha gastado el cuño de la
moneda. Lo que distingue a los verdaderos cristianos, es que esperan la Segunda
Venida”. (Los Papeles de Benjamín Benavides, ed. Dictio, Bs.As. 1978,
p.426).
“Los fieles de los últimos tiempos sólo se salvarán por una caridad
inmensa, una fe heróica y la esperanza firme en la próxima Segunda Venida”. (Ibídem, p.135).
Jerusalén
será hoyada por los gentiles: “Jerusalén será pisoteada por los gentiles
hasta que el tiempo de los gentiles sea cumplido” (Luc. 21,24) y esto siempre ha sido interpretado por los exégetas que
sucederá hacia el fin de los tiempos apocalípticos poco antes de la Parusía,
pero por su afán de orgullo frustrado, son impelidos en una ilusoria
reconquista falsa y quijotesca por no decir grotesca; y qué más judaizante que
esa falsa restauración progresista nos advierte el P. Castellani: “Pero ¿qué
cosa más judaizante que esperar un gran triunfo de la Iglesia antes de la
Segunda Venida del Cristo? El actual socialismo comunista, por ejemplo, es
netamente milenista carnal (y ateo), es decir, ‘judaizante’ ”. (El
Apokalypsis de San Juan, ed. Paulinas, Bs.As. 1963, p.87).
El origen de
la falsa restauración está expuesto claramente aquí: “Doctores de la Fe
se pretenden estos, y son tenidos de muchos por tales; incluso
publican libros con
aprobaciones episcopales, en gran peligro de ser engañados andan hoy
los fieles.
Uno de ellos muy famoso del siglo XIX (y muchos dellos hoy día) enseñó
que la
Iglesia antes del Juicio Universal tiene que llegar a un triunfo y
prosperidad
completos en que no quedará sobre el haz de la tierra un solo hombre
por convertir (‘un solo rebaño y un solo Pastor’) y sin más ni más se cumplirán
todas las exuberantes profecías viejotestamentarias. De acuerdo a algunas
profecía
privadas, se imaginan al Papa, (‘al Pastor Angelicus’ que debería
haber sido Pío
XII) reinando sobre todo el mundo apoyado en un Monarca Católico
vencedor (que los franceses dicen será francés ¡Enrique V¡ o ¡Luis Carlos I!,
pues hasta el nombre le saben, los alemanes que será alemán, etc.) el cual sin
embargo mandará menos que el Papa, pues el Papa mandará en todo el mundo; y así
en Santas Pascuas y grandes fiestas ¡hasta la resurrección de la carne¡ y
después a mayores fiestas… el mismo sueño carnal de los judíos, que los hizo
engañarse respecto a Cristo. Estos son milenistas al revés. Niegan
acérrimamente el Milenio metahistórico, después de la Parusía, que está en la
Escritura; y ponen un Milenio que no está en la 2 Escritura, por obra de las solas fuerzas históricas, o sea una
solución infrahistórica de la Historia; lo mismo que los impíos ‘progresistas’,
como Condorcet, Augusto Comte y Kant; lo cual equivale a negar la intervención
sobrenatural de Dios en la Historia; en el fondo, la misma inspiración divina
de la Sagrada Escritura”.
(Ibídem,
p.366-367).
Contra este
triunfo y restauracionismo iluso el antídoto lo tenemos en el Apocalipsis:
“El Apokalypsis es el único antídoto actual contra esos ‘pseudoprofetas’
”. (Ibídem,
p.367).
Por eso como
judaizantes lo combaten febril y frenéticamente. Eso demuestra en el
fondo a qué
intereses sirven y para quiénes trabajan y como hace ver el P. Castellani al decir: “No se puede. El que ‘deja allí’
el Apokalypsis canónico, cae en los Apokalypsis falsos”. (Ibídem, p.367).
Esto explica
la insistencia y persistencia de un Monseñor Williamson y de su ciego
séquito en
avalar apariciones de dudosa legitimidad como Akita, Valtorta y ahora la
americana
Anderson y su visceral urticaria por todo lo apocalíptico según las
Escrituras.
Por eso
podemos decir entonces, Non Possumus, no podemos, no se puede ni se debe ser
antiapocalíptico.
El triunfo
temporal de la Iglesia tiene su origen en Pedro Galatino: “Esa leyenda
medieval de que vendría un tiempo de ‘inimaginable’ esplendor y
triunfo de la
Iglesia, por medio de un gran rey un Pontífice, comparable a un ángel,
que inspiró numerosas profecías privadas, no tiene fundamento escriturístico ni
de ninguna clase, es una ilusión poética. Parece ser fue inventada en el siglo
XV por el monje Petrus Galatinus en su libro ‘De arcanis Fidei mysteriis contra
Iudaeos’ ”. (Ibídem, p.
56-57). Sí contra los judíos pero no por eso dejó de ser un cabalista y
judaizante.
Pues abemos
por boca del P. Julio Meinvielle que Pedro Galatino es un cabalista, y
por lo tanto
un gnostico judaizante: “Con Pico de La Mirándola y Reuchlin, a quienes no
es posible separar, la Cábala entra triunfante en la Cristiandad. Pero con el
De arte cabalística estamos ya en 1517, cuando Italia conoce la extraordinaria generación
de Galatino (1460-1540), Justiniano (1470-1536), Jorge de Venecia (1460-1540),
Pablo Ricci (+1541), cardenal G. P. de Viterbo (1465-1532), para no citar sino
a los más eminentes representantes de la Cábala cristiana”. (De la Cábala al
Progresismo, ed. Calchaquí, Salta 1970, p. 219).
Galatino
lleva el apellido de los Colonna (Columna), de esa poderos familia: “Pedro
Galatino fue un franciscano, Pedro Columna, que tomó ese nombre. Su
obra De
arcanis, fue muy difundida con el renacimiento”. (Ibídem, p.221).
Los
antimilenaristas por asombroso, paradójico e increíble que parezca, son
milenaristas
al revés (o invertidos): “Un último punto curioso deseo brevemente
revelar: muchos de los actuales alegoristas, sino todos, son en el
fondo milenistas
carnales. En efecto, negando el postparusíaco Reino de Cristo, se ven
obligados a
reponer el cumplimiento de las profecías en un futuro gran triunfo
temporal de la
3 Iglesia antes de la Segunda Venida; o sea,
en una ‘Nueva Edad Media’ (Berdiaeff y también R.H. Benson en ‘The Dawn of All’)
con el Papa como Monarca temporal universal, comandando ejércitos de alegres
(josistas) en bicicleta y camiseta de sport… coinciden con el sueño de la
Sinagoga antes de la Primera Venida.
Coinciden también el haz con la extraña visión de milenismo ateo de
Carlos Marx;
no menos que con la barrocas promesas de la muy extendida secta
protestante
judaizante llamada en Norteamérica ‘La Nueva Dispensación’. Son todos
pájaros
de la misma pluma”. (La Iglesia
Patrística y la Parusía, Alcañiz-Castellani, ed.
Paulinas,
1962, p.353).
No nos quepa
lugar a dudas, la única y verdadera restauración (apocatástasis o
palingenesia)
es por mano divina, no humana, es por intervención divina directa, lo
cual requiere
o produce un corte en la historia, y eso sólo puede ser producido por la Parusía:
“… pero también y paralelamente, el proceso de defensa y de final
Restauración, dependiente no de las fuerzas humanas sino de la
potencia
suprahistórica que gobierna la historia; la cual debe ser por
hipótesis
infaliblemente triunfante”. (El Apok. p.374).
Así los
Restauracionistas soñadores e ilusos o quizás mejor sonámbulos (pues van
caminando
dormidos por la vida) preparan el reino Anticristo: “Hoy en día
muchísimos católicos, incluso escritores, incluso predicadores,
incluso sabios como Berdaieff, o Dawson,
sueñan con una especie de gran triunfo temporal de la Iglesia vecino a nuestros
tiempos y anterior a los Parusíacos. En eso soñó León Bloy, y Veuillot y Helo y
toda la escuela de apologistas románticos franceses, comenzando por
Chateaubriand y Lammenais. En eso sueña Papini. ¿Y es otra cosa que eso el fondo del llamado mensaje del gran orador
Milanesi? ¿Y es eso otra cosa que un milenarismo anticipado, que tan imaginario
y mucho menos fundado que el mío?...
Yo por lo menos no sueño en el vacío. Es verdad –dijo don Benya–
nuestra época
está llena de profetismo como todas la épocas de crisis, porque
queremos saber a
dónde vamos, pues sin saber a dónde va, nadie puede dar un paso. Y los
profetas
de hoy se dividen rigurosamente en dos: los que creen que los actuales
son dolores
de parto y los que los creen dolores de agonía; los cuales remiten el
enfantement de la Nueva Era o después de la Parusía… Los primeros preparan el Anticristo
–dijo ferozmente el otro–. Los segundos creen en Cristo”. (Los Papeles de Benjamín
Benavides,
p.387).
El falso
argumento antisedevacantista basado en que las puertas del infierno no
prevalecerán
contra la Iglesia, está mal traído, pues eso no impide que un Papa se
desvíe de la
fe y sea un hereje o un apostata, interpretando mal e idolátricamente el
dogma de su
infalibilidad, cayendo en esa herejía prevista por el P. Le Floch, quién
fuera el
rector del Seminario Francés en Roma en la época cuando Mons. Lefebvre
era uno de
sus seminaristas.
El P. Le
Floch afirmaba en 1926 (casi proféticamente podemos decir hoy): “La herejía que
viene será la más peligrosa de todas, ella consiste en la exageración del
respeto debido al Papa y la extensión ilegítima de su infalibilidad”, tal cual
pasa hoy. De otra parte pretenden garantizar contradictoriamente la
indefectibilidad de la Iglesia y su visibilidad y existencia con un Papa que
pontifica en el error y la herejía juntamente
4 con toda la Jerarquía oficial,
lo cual es absurdo y contradictorio, no puede haber Iglesia en esta tierra sin
fe, que visibilidad puede haber en el error y la herejía, que indefectibilidad
sin verdad ni fe, imposible. Pretenden tener una visibilidad de la Iglesia
representada por una jerarquía cismática, herética o apóstata, olvidándose que sin fe no hay Iglesia Militante es
aberrante. Además no se percatan que las
puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia por lo mismo que
Nuestra Señora en Fátima dice: al fin mi Inmaculado Corazón triunfará, y este
triunfo es inseparable del triunfo de su
divino Hijo el día de su Parusía, cuando venga como Rey con todo el poder de su
Gloria y Majestad.
Se olvidan
de lo que dijo al respecto de la visibilidad de la Iglesia Mons. Lefebvre:
“No somos
nosotros, sino los modernistas que salen de la Iglesia. Entre a decir ‘salir de
la Iglesia visible’ es equivocarse asimilando Iglesia oficial a la Iglesia
visible. (…) ¿Salir, por lo tanto, de la Iglesia oficial? En cierta medida, sí
obviamente”. (Fideliter n° 66 Noviembre-Diciembre 1988). Y mas tarde: “Es
increíble que se pueda hablar de Iglesia visible en relación a la iglesia
conciliar y en oposición con la Iglesia católica que nosotros intentamos
representar y seguir. No digo que seamos la Iglesia católica nunca lo he dicho,
nadie me puede acusar de haberme tomado por un Papa, nosotros representamos de
verdad la Iglesia católica tal como era antes puesto que seguimos eso que
siempre ha hecho. Somos nosotros quienes tenemos las notas de la iglesia visible:
la unidad, la catolicidad la apostolicidad, la santidad. Eso es lo que
constituye la Iglesia visible”. (Fideliter n° 70 Julio-Agosto 1989).
¿Qué Iglesia
puede ser representada por los herejes apóstatas y cismáticos en
ruptura con
la Sacrosanta Tradición Católica? Por algo las Escrituras hablan de un
pequeño
rebaño fiel y así también decía el Cardenal Pie: “la Iglesia será reducida a
proporciones individuales y domésticas”. (Le Cardinal Pie de A á Z - Textes
Sélectionnés
et Classés par Jaques Jammet, Editions de París 2005, p. 187).
A los falsos
discípulos y traidores que niegan el reconocer que vivimos en tiempos
apocalípticos,
además de lo que dijera en su primera Encíclica E Supremi postolatus San Pío X, que veía próxima la
aparición del Anticristo, si era que ya no
había
nacido: “Es indudable que quien considere todo esto tendrá que admitir de
plano que
esta perversión de las almas es como una muestra, como el prólogo de los males
que debemos esperar en el fin de los tiempos; o incuso pensara que ya habita en
este mundo el hijo de perdición de quien habla el Apostol”.
Mons.
Lefebvre nos precisa en el mismo sentido al ver la crisis actual: “Este
sacudimiento de la fe parece preparar la venida del Anticristo, según
las
predicciones de San Pablo a los Tesalonicenses y de acuerdo a los
comentarios de
los Padres de la Iglesia”. (Carta a los
fieles con ocasión de la Cuaresma, 25 de enero
de 1987).
Hoy se
parece olvidar lo que ya en su momento dijo Mons. Lefebvre sobre la
apostasía de
Roma: “Lo que interesa a todos ustedes es conocer mis impresiones
después de la entrevista con el Cardenal Ratzinger el 14 de Julio
último.
Lamentablemente debo decir que Roma ha perdido la fe, Roma está en la
apostasía, estas no son palabras en el aire, es la verdad: Roma está en la
apostasía”. 5
(Conferencia Retiro Sacerdotal Ecône, 4 de Septiembre de 1987). Y esta alusión no
es a los
habitantes de Roma, como dice Non Possumus y el Syllabus.
No sólo la
apostasía fue señalada por Mons. Lefebvre, sino el cisma y la herejía: “Nos encontramos
verdaderamente frente a un dilema gravísimo, que creo no se planteó jamás en la
Iglesia: que quien está sentado en la Sede de Pedro, participe en cultos de falsos
dioses; creo que esto no sucedió jamás en toda la historia dela Iglesia. ¿Qué
conclusión deberemos quizás sacar dentro de algunos meses antes estos actos repetidos
de comunión con falsos cultos? No lo sé. Me lo pregunto. Pero es posible que
estemos en la obligación de creer que este Papa no es Papa. No quiero decirlo aún
de una manera solemne y formal, pero parece, sí, a primera vista, que es imposible
que un Papa sea hereje pública y formalmente”. (Sermón del Domingo de Pascua
del 30 de Marzo de 1986).
Quince días
después, a la entrada las vacaciones de Pascua, les dice a los
seminaristas:
“Entonces el problema se plantea. Primer problema: La comunicatio in sacris.
Segundo problema: la cuestión de la herejía. Tercer problema: ¿el Papa es un
Papa cuando es hereje? ¡Yo no sé, no zanjo! Pero pueden plantearse la cues tión
ustedes mismos. Pienso que todo hombre juicioso debe plantearse la cuestión, No
sé. Ahora, ¿es urgente hablar de esto? Se puede no hablar, obviamente.
Podemos hablar entre nosotros, privadamente, en nuestras oficinas, en
nuestras
conversaciones privadas, entre seminaristas, entre sacerdotes. ¿Es
necesario
hablar a los fieles? Muchos dicen, no, no habléis a los fieles. Van a
escandalizarse,
eso va a ser terrible, eso va a ir lejos. Bien, yo dije a los
sacerdotes en Paris cuando los reuní, luego a vosotros mismos, ya os había
hablado, dije, pienso que, muy suavemente es necesario, a pesar de todo,
esclarecer un poco a los fieles, no digo que sea necesario hacerlo brutalmente,
lanzar eso como un condimento a los fieles para asustarlos, no. Pero pienso
que, a pesar de todo, es una cuestión precisamente de fe. Es necesario que los
fieles no pierdan la fe. Estamos encargados de guardar la fe de los fieles, de
protegerla. Van a perder la fe, incluso nuestros tradicionalistas no tendrán ya
la fe en Nuestro Señor Jesucristo. ¡Ya que esta fe se pierde! Se pierde en los
sacerdotes, se pierde en los obispos”. (Conferencia en
Ecône 15 de Abril de 1986).
Sobre el
cisma en la misma conferencia dice: “Y se dice: Monseñor va a hacer un
cisma ¿pienso pero quién hace cisma? No soy yo. Para hacer un cisma es
necesario dejar la Iglesia y dejar la Iglesia es dejar la fe, en primer lugar.
¿Quién deja la fe de la Iglesia? La autoridad está al servicio de la fe. Si
ella abandona la fe, es ella quien hace cisma. Entonces no somos nosotros
quienes hacemos cisma”.
Creo que a
esta altura de los acontecimientos y como broche de oro de toda esta
apostasía,
con las palabritas de Francisco, no nos debe de quedar ninguna duda y
cada uno
tiene derecho de sacar las conclusiones y consecuentemente y en
consciencia,
como el mismo Mons. Lefebvre nos lo acaba de manifestar, toda
persona
juiciosa puede hoy afirmar como conclusión teologica que la Sede está
Vacante,
ocupada por un usurpador, que representa no a la Iglesia católica sino a la
contraiglesia
del Anticristo, sinagoga de Satanás, pues solo así se puede explicar que diga. “Yo
creo en Dios, no en un Dios católico, no existe un Dios católico. Existe Dios”
6
(Entrevista
entre Bergoglio y Scalfari para La República, Martes 1 de Octubre de
2013) Si
esto no es herejía y no es un apostasía, díganme entonces qué es.
Esta es la
hora de la verdad: Sí, sí, No, no, y toda otra cosa proviene de Satanás padre de
la mentira.
La Iglesia
será eclipsada y Roma perderá la fe, así lo dijo Nuestra Señora en La
Salette, y
esto es un hecho consumado.
P. Basilio
Méramo
Bogotá, 23 de Noviembre de 2014