Pierre Virion en su libro publicado en español con el título, La
Masonería dentro de la Iglesia, editorial Cruz y Fierro, Buenos Aires 1968,
cuyo título original en francés es “Mystère d´Iniquité” (Misterio de Iniquidad)
, ya lo denunciaba con profunda clarividencia; en el prólogo a dicho libro, el
Padre Meinvielle se preguntaba: “¿Cómo
romper la osatura de la Iglesia Católica romana para hacerla entrar en esta
Iglesia Universal de la Masonería con los otros cultos de los que creen y no
creen en Jesucristo, y de los que creen y no creen en Dios? Este nuevo libro de
Pierre Virion viene justamente a ilustrar este punto y a revelarnos en qué
consiste el misterium iniquitatis de que habla el Apóstol (II Tes. 2,7). El
misterio de iniquidad consiste precisamente en que el ‘Aparato publicitado de
la Iglesia’ que debía servir para llevar las almas a Jesucristo, sirva en
cambio para perderlas y esclavizarlas al demonio. Aquí está el ‘misterio de
perversidad’: Que la sal se corrompa y deje de salar (Mt. 5, 3). (…) La Iglesia
es indefectible y durará como tal hasta el fin. Pero la Iglesia de Jesucristo
puede no identificarse con el ‘Aparato publicitado de la Iglesia’ ”. (p. 9).
Vemos aquí, en otros términos, lo que ya señaló Monseñor Lefebvre apodícticamente
al decir que “no hay que identificar la Iglesia Visible (la única verdadera)
con la Iglesia Oficial la cual no posee las notas que caracterizan e identifican
a la verdadera Iglesia de Dios”. Y en el mismo sentido esto nos hace recordar
lo que dijo el venerable y famoso Cardenal Pie, al afirmar taxativamente que “la Iglesia siempre visible, se vería reducida cada vez más a proporciones
individuales y domésticas”.
El comentario del Cardenal Pie, es un presagio de lo que sería el gran
misterio de iniquidad que constreñirá la Iglesia a su mínima expresión,
reduciéndola a un pequeño rebaño disperso por el mundo y refugiada en el
desierto, viéndose prácticamente sin pastores. Con lo cual, la gran persecución
y tribulación, cual no se ha visto ni se verá jamás, consiste en este
estreñimiento de la Iglesia o reducción, que si los tiempos no son abreviados
en favor de los elegidos y para el bien de los que Dios ama, no habría nadie
que se salvara.
Continúa el Padre Meinvielle en su prólogo, mostrando como el
Progresismo es la obra de la colaboración del Cristianismo con la Masonería: “Es claro que esta colaboración del cristianismo con el
anticristianismo de la masonería debe traer como consecuencia una
transformación necesaria de la doctrina y de la vida cristiana. Esta
transformación es propiamente el Progresismo. El Progresismo se centra en el
error de identificar Iglesia y Mundo. Al hombre se le daría una nueva
dimensión, la del mundo. Con ello se suprime la necesidad de un Dios salvador,
Cristo no ha venido a salvar el mundo, la Iglesia no es necesaria para salvar
al hombre. La salvación del hombre viene de la inmanencia del mismo hombre. El
hombre es Dios en lo más profundo de su ser. Por lo tanto no existe una Iglesia
ni un Dios trascendente al hombre. Se puede y se debe hablar un lenguaje teísta
acomodado al vulgo. Pero en realidad no es el mismo sino expresión exotérica de
la total inmanencia de lo divino en el hombre y en el mundo. Esta es la única
realidad esotérica que unifica todas las religiones de la humanidad. Por eso,
el culto del hombre y el de la humanidad, el culto de las logias masónicas, se
ha de imponer como único culto de la verdadera humanidad”. (p. 11). Con esto queda evidenciado el carácter gnóstico y esotérico
del Progresismo y de la Nueva Religión.
Continúa el Padre Meinvielle diciendo: “De esta suerte, mediante la nueva religión del Progresismo, el
culto católico se cambia por el culto masónico de la fraternidad universal”.
(p.11). Y por esto mismo como el Padre Julio lo hace ver:
“No hay dogma que quede en pie”. (p. 11).
Pues: “Todo es subvertido en nombre de la
ciencia y de los principios masónicos. La nueva teología del Progresismo,
elaborada por teólogos de prestigio, invade seminarios, universidades y casas
de formación y configura la mentalidad de las nuevas generaciones eclesiásticas”. (p. 11-12).
Por esto el Padre Meinvielle pudo decir, acerca del futuro, como una
profecía que hoy vemos plenamente realizada: “Unos
años más, y de no intervenir directamente la mano de Dios, el ‘Aparato
publicitado de la Iglesia Católica´ profesará una religión completamente
distinta de la que nos enseñó Jesucristo y que nos han trasmitido los Padres,
Doctores y Santos de la Iglesia doblemente milenaria. De aquí este furor
satánico que se ha desatado contra la Iglesia pre-conciliar. (…) La vieja y
secular enemiga de la Iglesia -la Sinagogaha querido destruir para siempre a la
Iglesia”. (p. 12).
Pierre Virion llega a la conclusión que la nueva Iglesia corresponde a
un plan oculto: “(…) nos vemos obligados a llegar a la
conclusión, apoyados por una documentación irrebatible de que un magisterio
oculto dirige al conjunto de doctores de la nueva ‘Iglesia’ inventada en las altas sociedades
secretas a fines del siglo pasado. Otro
hecho esencial desde que la ecumenicidad de esa nueva ‘Iglesia´ no es la
nuestra. La nueva ‘Iglesia’ acoge al mismo tiempo al error y a la verdad, a
todas las religiones, todas las ideologías, todas las instituciones, todos los
regímenes políticos, incluidos el comunismo soviético y el chino”. (p. 15-16).
La conjura contra la Iglesia se manifiesta: “A fines del pasado siglo se urdió una formidable conjura
contra la Iglesia, conjura que actualmente se desarrolla ante nuestros ojos”. (p. 16).
Muestra cual fue la esperanza: “(…)
ver caer al ‘Vaticano Real’, y reinar un Papa que será el Pontífice de la ‘Divina
Sinarquía’, a la cabeza de un ‘nuevo catolicismo’, y que consagrará el
espíritu, todo el espíritu de la sociedad moderna. (…) Ya que la Sinarquía
completamente realizada sería, ante todo, la Contra-Iglesia organizada”. (p. 16-17).
“La Iglesia Universal Sinárquica, tal como Saint-Yves la
describe en sus obras, es el conjunto sincretista de todas las religiones,
consideradas como iguales, con cierta primacía de animación atribuída a la
Cábala y, especialmente hacia el final de su vida una importancia particular,
atribuída al Hinduismo”. (p. 23). Se tiene así: “Una iglesia nueva, otra fe, otro culto, un ecumenismo masónico”.
(p. 24).
Se desea un papa que sea un pontífice sinárquico: “Hay que convencerles de que el Papado romano es culpable de
haber substituído el Magisterio inicial de Pedro por los honores y las riquezas
de un imperialismo latino que debe caer bajo los golpes de un nuevo clero,
convencido de ante mano de la inevitable victoria de una nueva Iglesia. Y esta
última será instaurada por un Pontífice que reunirá en su persona y en su cargo
los del Papa y los del Mago de la Sinarquía”. (p. 42).
Así las escrituras serán interpretadas según la Cábala y la Gnosis: “(…) asimilar equívocamente la letra de la Escritura a la
cosmogonía de la Cábala y de la Gnosis, con la pretensión de profesar el
verdadero espíritu del Evangelio, al contrario de la Iglesia romana. De ahí una
subversión de la Fe que a veces presentada de un modo más sutil, escapa incluso
a unos eclesiásticos cuya cultura teológica no es demasiado sólida, al menos en
algunos aspectos”. (p. 44).
Y citando al sacerdote apóstata e iniciado en los secretos de los
dioses, el Padre Roca: “En
consecuencia es inevitable, la rebelión contra la estructura y la autoridad de
la Iglesia romana, contra su disciplina sacramental, y aquí es donde Roca nos
interesa de un modo especial. Sus herejías no son las únicas ni se destacan por
su novedad. Antes que él las profesaron otros en bloque o en detalle, como bajo
formas distintas. Pero lo que en él impresiona es su voluntad fríamente
subversiva, de modernismo, sobre temas que en nuestros días son de actualidad,
unida a un convencimiento de iluminado de que se realizarán, y de que un día la
‘sublime sinarquía’ llevará a cabo la conquista de la Iglesia”. (p.46).
“¿Lo que se prepara en la Iglesia universal? (…) No es una
reforma, es, no me atrevo a decir una revolución, ya que el vocablo sonaría mal
y no sería exacto, sino una evolución”. (p. 46-47).
“En su forma actual, el Papado desaparecerá. El Pontífice de la
divina sinarquía se parecerá tanto al Papa de nuestros días como este último se
parecerá al Papa del Lago Salado… El nuevo orden social se implantará al margen
de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma”. (p. 47).
“Pero ya el H…Renán que sin estar como Roca en el secreto de
los dioses, presentía su naturaleza, había sin duda oído hablar de él, ya que
en ‘La Abadesa de Jouarre’ escribe las reformas religiosas (eufemismo con el
cual designa la revolución religiosa y moral) se realizarán por personalidades
de la misma Iglesia, completamente en regla con las observancias. Es decir, el
Clero regular -y no separado-, influído por el neo-cristianismo abierto a las corrientes
de pensamiento modernas, acabará en un Concilio del futuro, imponiendo a la
Iglesia la degradación dogmática y disciplinaria favorable a su integración en
el ‘ecumenismo’ de las Logias”. (p. 55-56). Lo cual
aconteció con el Concilio Vaticano II.
“Yo creo que el culto divino, tal como lo regulan la liturgia,
el ceremonial, los ritos y los preceptos de la Iglesia Romana, sufrirá
próximamente en un Concilio Ecuménico una transformación que al mismo tiempo
que le devolverá la venerable sencillez de la edad de oro apostólica, la pondrá
en armonía con el Estado Nuevo de la Conciencia de la Civilización Moderna”. (p.56).
“Sucederá algo que dejará estupefacto al mundo y que le hará
caer de rodillas ante su Redentor. Y ese algo será la demostración del acuerdo
perfecto entre los ideales de la Civilización Moderna y los ideales de Cristo y
su Evangelio. Ello significará la consagración del nuevo orden social y el
solemne bautismo de la Civilización Moderna”. (p. 56-57).
“El Pontífice se limitará a confirmar y a glorificar la obra
del Espíritu de Cristo o del Cristo-Espíritu en el espíritu público y, gracias
al privilegio de su Infalibilidad personal declarará públicamente urbi et orbi
que la civilización actual es hija legítima del Santo Evangelio de la Redención
Social”. (p.57).
“El Papado sucumbirá; morirá bajo el cuchillo sagrado que
forjarán los Padres del último Concilio. El César Papal es una Hostia coronada
para el sacrificio”. (p.58).
“Negada la revelación, subsisten los misterios y se pretende
explicarlos. Pero, ¿Cómo explicarlos sino a través de la gnosis? Esa ciencia
sin límites como dice el H… Camille Savoire? Y ¿cómo puede razonarlos la propia
Gnosis, si no es mediante la exposición de los ‘misterios secretos’? ”. (p.62).
“El lazo que une al ocultismo, al modernismo y ahora, la
Religión Universal de las Sectas, es el cristianismo sincretista que aparece
aquí claramente”. (p.63).
“En el terreno internacional, el Federalismo; en el orden
económico, un socialismo tecnocrático común denominador del comunismo y el
capitalismo científicamente conjugados; ambos nos evitarán la revolución de la
calle. La revolución en las mentes se llevará a cabo por medio de la reducción
de todos los valores a otro común denominador: el ‘Nuevo Humanismo’ o el ‘Humanismo
Integral’ que ocultará los tradicionales objetivos de la Contra- Iglesia”. (p.78).
“La insistencia del Pacto en nombrar a los eclesiásticos
demuestra de un modo fehaciente que aquella integración debe desembocar en una
Iglesia nacional que haga tabla rasa del poder jurisdiccional de Papa y
eventualmente de su magisterio doctrinal. Otros párrafos del documento no
ocultan en efecto, la pretensión de oponerse a la violación de las conciencias
liberadas y a la admisión de cualquier ortodoxia, sea la que fuere, a excepción
de las del régimen, naturalmente. Ya que existe una ortodoxia del régimen.
Aunque solo aquella base repetida continuamente en todos los capítulos del
Pacto: ‘El Humanismo Integral’ pagano y panteísta de las Altas Sociedades
Secretas de la cual procede ‘la Primacía de lo Espiritual en nuestro Movimiento
Revolucionario’, según dice el mismo texto. Curiosos ecos a los títulos de las obras
de Jacques Maritain, publicados en la misma época y cuyo éxito, recordado por
todos, atestigua la difusión alcanzada por ciertas palabrasclave”. (p.94).
“Finalmente, suponiendo que se alcanzaran esos dos primeros
objetivos, el tercero consistía en llevar a cabo una amplia campaña de
propaganda en favor de aquel singular ecumenismo de todas las religiones: la ‘Iglesia
Universal’, según la terminología de los Congresos ahora perfectamente conocidos,
la ‘Iglesia Católica’, según los términos audaces de Saint Yves d´Alveydre. Ese
era todo el programa de la Contra-Iglesia sinárquica: la ‘Nueva Iglesia’, a la
búsqueda de la cual Jules Romains dedicó una obra que no dejó de ejercer cierta
influencia en los medios católicos y masónicos”. (p. 105- 106).
“El resultado del acercamiento salta a la
vista. O la Masonería se integra en un
ecumenismo llamado cristiano, como pretenden algunos, y
entonces, de acuerdo con Saint Yves d´Alveydre, el catolicismo será un
sincretismo, que el patriarca de la Iglesia gnóstica explicaba así: ‘el
elemento común de todas las religiones (catolicismo) es racional y tradicional
y, por consiguiente, eterno…El catolicismo propiamente dicho no está en juicio
sino únicamente la ortodoxia romana, siempre destinada a caer un día’. (Barbiere, Infiltraciones
masónicas en la Iglesia, p.100). O lo que viene a ser lo mismo, la Iglesia
católica será integrada, como dicen otros, en el ‘ecumenismo’ masónico lo cual
significará su sometimiento a la Sinarquía-Universal, de acuerdo también con
Saint Yves de Alveydre (p. 15 y siguientes). Olvidar que la doctrina
sinárquica, bosquejada hace tres siglos, elaborada en la época de Saint Yves
d´Aleydre y revisada en 1935, no separa nunca la política de los asuntos
religiosos, sino que, por el contrario, los confunde en las perspectivas de un
Gobierno mundial que no sería otro que el de la Contra-Iglesia, es una aberración”.
(p.144).
“La abolición de los dogmas -los del
catolicismo, evidentemente- se impone en primer lugar para la instauración de
una nueva religión que no dejará de suscitar nuevos dogmas. En este punto Roca
se muestra discípulo de Papus, reorganizador del Martinismo. ‘Habrá una nueva
religión; habrá un nuevo dogma; un nuevo rito, un nuevo sacerdocio cuya
relación con la Iglesia que cae será exactamente lo que fue la relación de la
Iglesia católica con la Iglesia mosaica su difunta madre’ ”. (p.151).
“Por lo tanto, se impone una tarea de
demolición doctrinal para dar paso a nuevos dogmas adaptados al futuro
espiritual de la humanidad. Objetivamente, el primero de esos dogmas será el de
la evolución, el cual apenas puede sostenerse en semejante terreno sin los del
Panteísmo y el ‘Humanismo integral’ del Pacto Sinárquico”. (p.152).
“Sera necesario crear una religión nueva,
una nueva moral, una nueva sociedad. Tenemos motivos para creer que la
integración desempeñará un papel importante en ese mundo de mañana y que será
la clave de bóveda de la conciencia planetaria, del mismo modo que el
separatismo lo fue del régimen egocéntrico del cual vamos a despojarnos”. (p.153).
“El humanismo pagano es otro dogma de la
nueva religión”. (p.153).
“La masa se convierte así en rectora de su
propia evolución religiosa, que la Autoridad Pontificia tendría como misión
cubrir con su infalibilidad”. (p. 157). Y aquí no puedo
dejar de observar que para esto es que necesitan la imagen de un Papa, para que
con la pantalla de la infalibilidad, en la que no creen estos apóstatas y
herejes, imponerles a los fieles el error y la apostasía, de su fornicación con
los reyes de esta tierra y emborrachándose con la sangre de los mártires, esto
es, ufanándose de la gloria de estos para manipularla en su mercenario
provecho. Pero toda esta falsificación, corrupción y apostasía esta sutilmente
admirada porque la gran ramera lleva los símbolos del poder y de la riqueza
vestida de rojo y escarlata y adornada de joyas, con lo cual el poder al servicio
del mal ejerce una admiración, prestigio y adhesión.
“Observemos, no obstante, que la libertad
preconizada no es la libertad psicológica del sujeto, sino un derecho objetivo a rechazar la
verdadera religión, la de la
Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Y se hará descansar el criterio
extrínseco sobre la igualdad
de las religiones. Esa
libertad, una vez establecida, tendría como efecto: 1° Reducir a la nada el magisterio
pontificio. 2° Arruinar de hecho la ortodoxia romana. 3° Instaurar sobre esas
ruinas un sincretismo artificial, expresión de un ‘Ecumenismo’ detrás del cual
se oculta la alta autoridad masónica. Ya que hay un ecumenismo de procedencia
masónica, neo-católico, para-comunista, propagado en masa en los periódicos y
revistas, confesionales o no, políticos, literarios, un ecumenismo total,
resultante de una simple adición de cultos, en nombre del cual la Iglesia es
elogiada por sus más audaces teólogos, pero vituperada por su pasado, su
tradición, su ‘inmovilismo’, su integridad doctrinal futura, si no ingresa en
el movimiento del futurismo sinárquico”. (p.173).
“No permitáis que se diga, Hermanos míos,
que la Masonería es la anti-iglesia, eso no ha sido más que una frase
circunstancial, fundamentalmente la Masonería quiere ser una súper-iglesia, la
Iglesia que las reunirá a todas”. (p.182).
“Dejemos ahora que el canónigo apóstata nos
hable con su acostumbrada seguridad bebida en buenas fuentes, del formidable
complot urdido contra la Iglesia. ‘Mientras no salga de las formas temporales de un pasado que muere
y que no puede revivir, el papado de los viejos tiempos no tiene ya nada que
decirle a los tiempos modernos, los cuales, por otra parte, no tienen oídos para
oírle. El viejo papado no tiene nada que hacer en el nuevo orden social que ha
de implantarse indefectiblemente, al margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma,
contra Roma… El viejo papado romperá el silencio cuando se haya completado la
obra evangélica de aquella gloriosa palingenesia. Entonces volviéndose en su sepulcro, Pedro
realizará el oráculo de Cristo. ‘Confirmará a sus hermanos’, es decir a todos
los pueblos cristianos, en los nuevos caminos por los cuales su Redentor les ha
hecho penetrar. Consagrará la civilización moderna; la proclamara Hija del
Evangelio, heredera de las promesas dominicales y del verdadero espíritu de sus
parábolas. Pronunciando su propia caducidad, el papado romano declarará urbi et orbi que habiendo terminado su misión y su papel de iniciador, se
disuelve
libremente en su antigua forma para dejar el campo libre a las
operaciones superiores del nuevo pontificado, de la nueva Iglesia y del nuevo
sacerdocio que el mismo instituirá canónicamente antes de exhalar el último
suspiro”. (p. 198-199).
“Cuando sea visible a los ojos de todos que
el orden nuevo deriva lógicamente del orden antiguo… el viejo papado y el viejo
sacerdocio abdicarán de buena gana ante el Pontificado y ante los sacerdotes
del futuro, los cuales serán los del pasado convertidos y transfigurados con
vistas a la organización del Planeta a la luz del Evangelio. Y esa nueva
Iglesia, aunque tal vez no deba conservar nada de la disciplina escolástica y
de la forma rudimentaria de la antigua Iglesia, recibirá no obstante de Roma la
ordenación y la jurisdicción canónica. Es necesario que la ley de evolución
reemprenda el ciclo abierto por el Santo Evangelio bajo los pasos de la Nueva
Humanidad. La Sinarquía posee la suficiente
talla para llevar a cabo esa renovación general”. (p. 199-200).
“El que desean ver a la cabeza de un ‘Concilio
ecuménico’ de la Humanidad Sinarquizada, formada por sabios, jefes de Estado,
cardenales, obispos, constituyendo la ‘primera cámara de la Sinarquía
Trinitaria, cuyos marcos encontró el marqués de Saint Yves d’Alveydre en la antigua enseñanza de los templos’. ‘No
un pontífice de la fe o del pistilo sino un pontífice de la gnosis o de la
ciencia esotérica’ ”. (p. 206-207).
“El iluminismo y la teogonía llegan así a
una inversión de las verdades fundamentales e incontestables
de la revelación, y por lo
tanto, de la teología católica”. (p. 218-219).
“Es por lo tanto también -y esto es
importante- la fórmula de la regeneración
(o reintegración) del hombre por la ‘Gran
Obra’ del hermetismo que hace del hombre (inferior) un dios (superior). La
regeneración del hombre por la gnosis
(conocimiento esotérico e iniciático) se opone entonces a la redención por
Cristo”.
(p.219).
“El sello de Salomón, es pues, la imagen
perfecta de la creación divinizada, pleromizada según los gnósticos, los
hermetistas y los ocultistas. En relación con el hombre, es la perfecta
figuración de las palabras del Génesis: ‘eritis sicut dii’ -seréis como dioses-”. (p. 221).
“El camino abierto y seguido es el que
conducirá rápido y muy pronto a la modificación de los fundamentos humanos de
la Iglesia, sustituyendo la monarquía pontificia por la instauración de la
Iglesia universal democrática”. (p.263). Por eso
hemos tenido, dicho sea de paso, a Paulo VI, a Juan Pablo II y a Benedicto XVI
sin tiara. Y estos dos últimos, sin ser además coronados, como lo exige la
sacro-santa democracia, que ya sabemos por la insuperable definición de Nicolás
Gómez Dávila, que la democracia es una religión antropoteísta.
“Un Borbón exclama: el Estado soy yo. Un
emperador repite: La Revolución soy yo. Un Papa expresa: la tradizione sono io.
Ninguno de estos hombres ha dicho la verdad.
Sólo el vicario de Jesucristo dirá la verdad cuando diga: la Democracia soy yo.
La democracia es el Papa, puesto que es la hija de ese Cristo y de ese
Evangelio que él representa sobre la tierra”. (p.
263-264).
“Releamos pues, y las comprenderemos mejor
-y esto es capital- en las páginas de esta obra, las siniestras predicciones
del ex-canónigo Roca y de otros sobre el advenimiento de la Iglesia y de ‘divina
sinarquía’ (Roca), imaginada en ‘los templos primitivos durante el ciclo de las
sabias iniciaciones’. No podemos dudar del formidable complot interior en la
Iglesia, que se cree fuerte de una consagración Utbi et Orbi del ‘Nuevo Pontificado, de la Nueva Iglesia
y del Nuevo Sacerdocio’
”. (p. 264).
Todos estos textos son elocuentes por sí y en sí mismos, muestran y
demuestran cómo la Iglesia ha sido
víctima de sus peores enemigos. De aquí que el Padre Pío, de cuya santidad
nadie duda, comisionó al Padre Luigi Villa en 1957, para que estudiara y se
dedicara a investigar la Masonería y en especial la Masonería Eclesiástica, lo
cual narra así: “(…) dándole el Padre Pio un encargo: tú
tienes que dedicar toda tu vida a defender a la Iglesia de Cristo de la obra de
la Francmasonería, especialmente de la Francmasonería Eclesiástica”; y en su segundo encuentro en 1963:
“ Al fin del encuentro, el Padre Pio abrazó al Padre Villa y le dijo: ‘¡Coraje,
coraje! Pues la Iglesia ya está invadida por la Francmasonería’, agregando: ‘La
Francmasonería ya ha alcanzado las pantuflas del Papa’. (¡Paulo VI!)”. (¿Quién es el Padre Luigi Villa? por el Dr. Franco Adessa p. 4 y 6).
El P. Villa nos dice que los tres últimos Papas, Paulo VI, Juan Pablo
II y Benedicto XVI, sin contar a Juan Pablo I que no duró ni un mes, fueron
judíos y masones; e incluso, afirma de Paulo VI, que fue un consumado
homosexual y por lo mismo vulnerable para ser chantajeado sirviendo de
informante (espía) de la KGB denunciando a los sacerdotes clandestinos enviados
tras la Cortina de Hierro por el Papa Pío XII, por lo que : “(…) los soviéticos chantajeaban a Montini para saber el nombre
de los sacerdotes que el Vaticano mandaba, clandestinamente, al otro lado de la
Cortina de Hierro, para proveer a los fieles católicos, en la Unión Soviética,
durante la Guerra Fría. La Policía Secreta soviética, por lo tanto, estaba
siempre pronta y, apenas los sacerdotes clandestinos atravesaban el confín
ruso, eran tomados presos y fusilados o mandados al Gulag”. (Chiesa Viva, n 441, Setiembre 2011, p. 58). Eh ahí el precio de su
horrible vicio de fue el máximo responsable del Concilio Vaticano II. De otra
parte: “El escritor y ex Embajador, Roger
Peyrefitte, homosexual confeso y defensor de los ‘derechos gay’, en una entrevista, habló de la homosexualidad del Arzobispo
de Milán, Mons. Montini. (Chiesa Viva, n 441, Setiembre
2011, p. 56).
Y en este otro texto tenemos que: “El
Padre Villa estaba al corriente del hecho de que el Card. Pietro Palazzini
había enviado una carta al Postulador de la causa de beatificación’ de Paulo VI
que contenía tres nombres de los últimos amantes homosexuales de Paulo VI. El
Cardenal Pietro Palazzini, era una autoridad en ese campo, porque el Cardenal
guardaba dos carpetas de documentos que demostraban inequívocamente, el vicio
impuro y antinatural de Paulo VI”. (Quién es el Padre
Luigi Villa?, p. 33-34).
Además de esto, el P. Villa denuncia que Pablo VI portaba la insignia característica
del Sumo Sacerdote en el Antiguo Testamento: el Pectoral, que tenía 12 piedras,
símbolo de las 12 tribus del Israel de Dios. Podemos ver por lo dicho: “Ahora, es verdad que Paulo VI llevó el Efod sobre el pecho
durante varios años (…) la posición de Paulo VI en la jerarquía masónica,
estaba realmente en el vértice. (Chiesa Viva, n
441, p.42). Y haciendo alusión al monumento masónico, en su honor representado
con el pectoral, en el Sacro Monte de Varese, el Padre Villa expresa: “Por lo tanto, la Masonería, con este reconocimiento a Paulo
VI, lo declara oficialmente Pontífice Hebreo”. (Chiesa Viva, n 441, p. 49). Esto explica por qué Paulo VI se
descorona, deponiendo la Tiara (abdicando) y aparece misteriosamente con el
Pectoral (que muchos por error confunden con el Efod).
Sobre Juan Pablo II, tampoco queda ninguna duda sobre su ascendencia
hebrea y confirmando con su actuar su lema: De
labore solis -el Eclipse del sol- , que recorriendo el
mundo eclipsó la Iglesia con las tinieblas del error: “Para Wojtyla, también la religión judía era una parte de sí
mismo, esto cuando ya era Arzobispo de Cracovia, como lo será también cuando se
convierta en Papa. Esta relación con el judaísmo, plantea un problema: pero,
¿Wojtyla era judío? Bien, que Juan Pablo II fuese judío, lo testimonia Yaskov
Wise, estudioso de la genealogía judaica. Wise pesquisó la ascendencia del lado
femenino de la familia Wojtyla. Se sabe que, por decreto rabínico, sólo la
madre, no el padre, transmite el linaje hebreo. Ahora, la madre de Karol, se
casó con un católico, pero su nombre, Emilia Kaczorowski, es una adaptación
polaca de un nombre judaico, muy común en el mundo idish: Katz. La abuela se
llamaba Marianna Scizh, otro nombre judaico (Schulze, Schulz)”. (Chiesa Viva, n° 430, Setiembre 2010, p.22).
Una de sus últimas publicaciones de la revista Chiesa Viva de
Septiembre de 2012, el P. Luigi Villa, la dedica a Benedicto XVI, con el
sugestivo y muy diciente título: ¿El Anticristo en la Iglesia de Cristo?, y
termina dando una clara imagen de lo que es Benedicto XVI con el subtítulo: Los Tauber: una de las ramas
cabalistas más importantes de la Sinagoga, para decir claramente: “
Es importante advertir, que Joseph Alois
Ratzinger (Tauber- Peintner), hoy Benedicto XVI, desciende de una de las ramas
cabalistas más importantes de la Sinagoga, (El Gran Rabinato de Praga). Además hay que destacar el esfuerzo de las tribus hebreas
(particularmente la de Neftalí), desde hace al menos 500 años, por usurpar la sede de Pedro, como afirmó John Retcliffe
en el capítulo “El cementerio Hebreo de Praga y el Consejo de representantes de las doce Tribus de Israel”, en su libro “Biarritz”
que puede ser
consultado en los Protocolos de los Sabios de Sion, Edición Especial (completa)”.
Y más adelante, con otro subtítulo: Algunos datos históricos sobre el ‘Maharal
de Praga’, antepasado de Benedicto XVI. Entre
sus antepasados, el hebreo Joseph Alois Ratzinger Peintner (en realidad Tauber),
proviene de una sucesión de 9 rabinos de Austria-Hungría y Germania, pero de
modo particular del Maharal (Yeudah Loew ben Bezalel), considerado como uno de los
sabios ocultistas más importantes de la historia. El Maharal, conocido entre
los cabalistas satanistas, adquirió su gran fama como líder espiritual de la
comunidad hebráica de Praga”. (p. 30). Por eso
tenemos a una serie de pontífices descoronados, sin Tiara papal.
¿Qué más se puede decir después de semejante denuncia? Esto explicaría
su misteriosa renuncia y su asombrosa proclamación como Papa Emérito y ostentando
el título de Su Santidad, y que en vez de alejarse de Roma como corresponde
para no interferir, no solamente permanece en ella, sino que se radicará en uno
de los edificios (convento) dentro del mismo Vaticano, después de sus
vacaciones invernales en Castel Gandolfo, para seguir ocultamente reinando
(camufladamente) asegurando el triunfo de la Sinagoga de Satanás dentro de la
Iglesia como se lee en su emblema De
gloria olivae. Así se entiende a cabalidad por qué un masón
como el Card. Archille Lienart exclamó: “Humanamente hablando, la Iglesia está
perdida”, y por esto podemos afirmar que esto no lo puede arreglar un Papa por
muy bueno y santo que sea, (que no se ve además de donde puede salir) ni San
Pío V, ni San Pío X, ni el mismo San Pedro, sino Nuestro Señor el día de su
Parusía; que por la fuerza de la historia nos aproximamos cada vez más y que
debe estar mucho más cerca de lo que comúnmente creemos y pensamos. Por eso, el
Papa Pío XII después de decir que habían sepultado a la verdad, eleva los ojos
al cielo para exclamar “¡Ven Señor Jesús! La humanidad no tiene fuerza para
quitar la piedra que ella misma ha fabricado, intentando impedir tu vuelta…
¡Ven oh Señor Jesús, hay tantos indicios de que tu vuelta no está lejana!
(Mensaje Pascual 1957).
P. Basilio Méramo
Bogotá,
11 de Marzo de 2013