San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












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"Sancte Pio Decime" Gloriose Patrone, ora pro nobis.





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lunes, 11 de febrero de 2013

PARUSIA Y MILENARISMO

 
"El dogma de la segunda venida de Cristo o Parusía,
es tan importante como el de su Primera Venida o
Encarnación. Si no se entiende, no se entiende nada
de la Escritura ni de la historia de la Iglesia". (Cristo
¿Vuelve o no Vuelve?, ed. Dictio, Bs. As., 1976. p.16).
 
 
De aquí la ignorancia atrevida anti apocalíptica de un clero inepto y decadente.
 
Es más, el P. Castellani asocia la herejía de hoy con la negación-oposición
(aversión) a la Parusía y a Cristo Rey.
 
"La herejía de hoy, descrita por Hilarie Belloc en su libro Las Grandes Herejías, pareciera explícitamente no negar ningún dogma cristiano, sino falsificarlos todos. Pero, mirándolo bien, niega explícitamente la Segunda Venida de Cristo; y con el niega su Reyecía, su Mesianidad y su Divinidad. Es decir, niega el proceso divino de la Historia. Y al negar la Divinidad de Cristo, niega a Dios. Es ateísmo radical revestido de las formas de religiosidad". (Cristo ¿Vuelve… p.18).
 
¿Cómo puede el P.Castellani afirmar que al no aceptar la Parusía (o resistirla,
oponerse, descartarla, etc.) se niega la Divinidad de Cristo?
 
Para verlo es preciso percibir que al negarle a Cristo, su Reino inaugurado por la
Parusía, se le da el puesto de Cristo Rey al hombre entronizando su culto en el
templo. Así de simple.
 
Continuamos con la cita y así lo veremos: "Con retener todo el aparato externo
y la fraseología cristiana, falsifica el cristianismo, transformándolo en una
adoración del hombre; o sea, sentando al hombre en el templo de Dios, como si
fuese Dios. Exalta al hombre como si sus fuerzas fuesen infinitas. Promete al
hombre el reino de Dios y el paraíso en la tierra por sus propias fuerzas".
 
Aquí conviene aclarar o señalar dos cosas. 1°-La religión del hombre, proclamada por Pablo VI, el 7 de Diciembre de 1965 con su discurso, urbi et orbi, de clausura del Concilio Vaticano: “El humanismo laico y profano ha aparecido, finalmente, en toda su terrible estatura y, en cierto sentido, ha desafiado al Concilio. La Religión del Dios que se ha hecho hombre, se ha encontrado con la Religión -porque tal es- del hombre que se hace Dios. ¿Qué ha sucedido? ¿Un choque, una lucha, una condenación? Podría haberse dado, pero no se produjo. La antigua historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio. Una simpatía inmensa lo ha penetrado todo. (…) Vosotros, humanistas modernos que  enunciáis a la trascendencia de las cosas supremas, conferidle siquiera este mérito y reconoced nuestro nuevo humanismo: también nosotros -y más que nadie- somos promotores del hombre”.
 
 
Y conviene, además, recordar que el Concilio Vaticano II, fue convocado como lo
expresa Juan XXIII, por un rechazo apocalíptico, como se puede ver en su
discurso de apertura del 11 de Octubre de 1962: “Mas nos parece justo disentir
de esos profetas de calamidades que siempre están anunciando infaustos
sucesos como si fuese inminente el fin de los tiempos”.
 
2°- Que el ideal del judaísmo (tanto capitalista como comunista pero siempre
democrático) pretende el Paraíso Terrenal, pero sin Cristo, ni Iglesia, como lo
señala el P. Castellani: “El Capitalismo y el Comunismo, tan diversos como
parecen, coinciden en su fondo; digamos, en su núcleo ‘místico’: ambos buscan
el Paraíso Terrenal por medio de la Técnica; y su ‘mística’ es un mesianismo
tecnólatra y antropólatra –cuya difusión vemos hoydía por todos lados, y
cuya dirección es la deificación del Hombre; la cual un día se encarnará en Un
Hombre”. (El Apokalypsis de San Juan, ed. Paulinas Bs. As. 1963, p.347).
 
Tengamos presente que, la unificación de la humanidad, solo se podrá realizar
en el Reino de Cristo, y el pretender hacerlo anticipadamente a su Parusía es la
obra del Contracristo, como queda muy bien señalado por el Padre Castellani en
el siguiente texto: “Hoy en día, es ‘un fin político lícito’ y muy vigente por
cierto, la organización y unificación de las comarcas del mundo en un solo
Reino –que por ende se parecerá al imperio romano. Esta empresa pertenece a
Cristo; y es en el fondo la secular aspiración de la Humanidad; pero será
anticipada malamente y abortada por el Contracristo –ayudado del poder de
Satán”. (El Apok., p.188). Y por esto, los políticos: “Propician la amalgama del
Capitalismo y el Comunismo –que será justamente la hazaña del Anticristo”.
(El Apok., p.189).
 
 
No debemos olvidar lo que profunda y brevemente está condensado de manera
magistral como derrotero histórico muy esclarecedor: “La historia de la humanidad se mueve entre la confusión de Babel y la armonía perfecta (aspiración indeleble de la creación, que no por nada procede de un Unotrino) de la Nueva Jerusalén; que está en el primero y último de Los Libros. El Anticristo usurpará simplemente este ideal de unidad del género humano en la institución perversa de su Imperio Universal; pues solo Cristo es el centro de la Historia, y el verdadero principio de unidad del universo”. (El Apok., p.303).
 
"La adoración de la Ciencia, la esperanza en el Progreso y la desaforada Religión de la Democracia, no son sino idolatría del hombre, o sea, el fondo satánico de todas las herejías, ahora en estado puro. De los despojos muertos del cristianismo protestante, galvanizados por un espíritu que no es de Cristo, una nueva religión se está formando ante nuestros ojos. Esto se llamó sucesivamente filosofismo, naturalismo, laicismo, protestantismo liberal, catolicismo liberal, modernismo... Todas esas corrientes confluyen ahora y conspiran a fundirse en una nueva fe universal; que en Renán, Marx y Rousseau tienen ya sus precursores. Esta religión no tiene todavía nombre, y, cuando lo tenga, ese nombre no será suyo. Todos los cristianos que no creen en la Segunda Venida de Cristo se plegaran a ella”. (Cristo ¿Vuelve…, p.18). Esto fue escrito antes del Concilio Vaticano II, en 1951, lo cual es de tener en cuenta.
 
Óigase bien, se plegarán a la Nueva Religión del Anticristo todos los católicos
que no esperan y no creen (como algo inminente, para estos tiempos) en la
Parusía.
 
La razón por la cual se plegaran al error, es que buscando el Triunfo de la Iglesia
intrahistóricamente, buscan lo mismo que los judíos, el Paraíso en la Tierra, al
igual que el capitalismo y el comunismo buscan democráticamente, aunque por
caminos distintos, pues es el mismo fin el que persiguen- la unión de todos los
hombres sin dogmas que dividan, es decir en plena libertad de conciencia, y
libertad religiosa. Plena y total libertad sin limitaciones ni aún naturales como el
sexo, el cual liberado aberrantemente puede proclamar sus derechos tales como
los del matrimonio homosexual e incluso poder adoptar niños, obteniendo así,
el fruto prohibido que naturalmente les es imposible.
 
 
Recordemos la definición magistral de Nicolás Gómez Dávila sobre la
democracia, la cual es: una religión antropoteísta.
 
 
Sea como fuere cuando vino el Mesías, los judíos se equivocaron. Este es uno de los fenómenos más asombrosos y la tragedia más grande que ha habido en el mundo. Estaban bastante preparados a equivocarse desde tiempo hacía.(…) En suma, quisieron la Segunda Venida sin la primera, pasando por alto las  indicaciones que en los profetas, aunque sea de paso, las distinguen y muy claramente en Daniel. El orgullo nacionalista, la sed de desquite contra los Romanos, la ambición y la codicia, los ofuscaron -lo mismo que a Herodes y a los mismos Apóstoles-, si vamos a eso; los cuales andaban hasta el final tentetiesos con la restauración del Reino de Israel”. “Una vez hubieron decidido, el Mesías tenía que ser así como ellos lo soñaban, inevitablemente los Judíos tenían que matar al Mesías real”. (El Apok., p.364).
 
Viene aquí la terrible moraleja para los católicos de hoy, de estos últimos tiempos apocalípticos, cuales nadie puede negar, salvo ignorancia o estulticia o ambos a la vez. En 1948, se proclama el Estado de Israel (hecho histórico evidente y por sí mismo irrefutable) que marca el fin de la Diáspora, anunciada profética y apocalípticamente para los últimos tiempos como consta en la Escritura; anunciando la caída y destrucción de Jerusalén por Tito en el año 70 y la dispersión o diáspora, hasta su retorno; “Y caerán a filo de espada y serán deportados a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que el tiempo de los gentiles sea cumplido”. (Lc. 21, 24).
 
Este tiempo se cumplió con el retorno en 1948, es un hecho, y contra factum
non est argumentum.
 
Además siempre se consideró, por los exégetas y teólogos de la Iglesia, que el fin
de la Diáspora coincidía con los últimos tiempos apocalípticos.
 
Así, nos advierte entonces, cual profeta el P.Castellani: “Pues bien, los cristianos
podemos caer en la misma ilusión de los Judíos -y estamos quizás cayendo.
Podemos hacernos una idea falsa de la Segunda Venida, y pasarla por alto. Y
eso ha de ser uno de los elementos de la Gran Apostasía. Faltan todavía miles
de años- afirman pseudo-exegetas modernos”. (El Apok., p. 364-365).
 
Y el antídoto contra este error inverso al de los judíos, pero igualmente deicida,
es el Apocalipsis que tanto se detesta, puesto que nos hemos forjado ideas que
tienen que ser así como se lo sueña, cree o piensa.
 
Por eso: “El Apokalypsis es el único antídoto actual contra esos ‘pseudoprofetas’.
(El Apok., p. 367).
 
¿Cuáles pseudo-profetas? los que tienen en definitiva el mismo sueño carnal de
los judíos, pero referido a la Iglesia: el Triunfo de la Iglesia en este mundo. Nos
podemos preguntar ¿cuáles son esos sueños que hacen engañarse a los católicos
respecto de las profecías, como antaño aconteció con los judíos? Pues bien, aquí
tenemos un botón de muestra: “Doctores de la Fe se pretenden estos, y son tenidos de muchos por tales; incluso publican libros con aprobaciones episcopales; en gran peligro de ser engañados andan los fieles. Uno de ellos
muy famoso del siglo XIX (y muchos de ellos hoy día) enseñó que la Iglesia
antes del Juicio Universal tiene que llegar a un triunfo y prosperidad completos, en que no quedará sobre el haz de la tierra un solo hombre por convertir (‘Un solo rebaño y un solo Pastor’) y sin más ni más se cumplirán todas las exuberantes profecías viejotestamentarias. De acuerdo a algunas profecías privadas, se imagina al Papa (al ‘Pastor Angelicus’ que debería haber sido Pío XII) reinando sobre todo el mundo apoyado sobre un Monarca Católico vencedor (que los franceses dicen será francés ¿Enrique V? o ¿Luis Carlos I?, pues hasta el nombre le saben; los alemanes, que será alemán, etc.) el cual sin embargo mandará menos que el Papa, pues el Papa mandará en todo el mundo; y así en Santas Pascuas y grandes fiestas ¡hasta la resurrección de la carne! Y después a mayores fiestas… Es el mismo sueño carnal de los judíos, que los hizo engañarse respecto a Cristo. Estos son milenaristas al revés. Niegan acérrimamente el Milenio metahistórico después de la Parusía, que está en las Escrituras, y ponen un Milenio que no está en la Escritura, por obra de las solas fuerzas históricas o sea una solución intrahistórica de la Historia; lo mismo que los impíos ‘progresistas’, como Condorcet, Augusto Comte y Kant; lo cual equivale a negar la intervención sobrenatural de Dios en la Historia; y en el fondo, la misma inspiración divina de la Sagrada Escritura”. (El Apok., p. 366-367).
 
 
Hay dos ideas que hacen soñar y equivocarse a los católicos hoy día. Estas son:
el famoso Triunfo (de la Iglesia, etc.) y la Restauración (la Reconquista). Y como
nadie cede ante lo que le ha costado esfuerzo y sangre, más aún si todo se ha
dejado por la Iglesia, su Restauración o su Triunfo, es muy difícil no sentirse un
soldado frustrado o un scout siempre listo pero derrotado, si no se espera mística y tenazmente el resultado anhelado. La misma vocación sacerdotal y religiosa pareciera naufragar. Luego no queda más que procurar, propiciar, y esperar el Gran Triunfo (carnal-temporal) de la Iglesia.
 
Carnal, por obra de la carne o esfuerzo puramente humano, obra del apostolado
(voluntarista, frenético y dialéctico), si bien se mira y antes de la Parusía.  Es el milenarismo intrahistórico, el milenarismo malo del que habla el P. Castellani: “Pero de un Milenarismo malo, que espera el Reino de Cristo en la tierra antes de la Venida de Cristo, y obtenido por medios temporales, y consistente en un esplendor de la Iglesia también temporal)…”. (Los Papeles de Benjamín Benavides, ed. Dictio Bs. As. 1978, p.287).
 
Esto no es más que judaizar y no hay algo más judaizante que eso: “Pero ¿qué
cosa más judaizante que esperar un gran triunfo de la Iglesia antes de la Segunda Venida de Cristo? (El Apok. p. 87). Y esta es la razón: “Es el ideal de la Añadidura antes que el Reino, o la Añadidura sin el Reino, o el Reino Milenario realizado desde ya y sin Cristo – es decir, el cristianismo expurgado de la cruz de Cristo y de su Segunda Venida… ¡Este es el verdadero Anticristo! (El Apok., p. 246). Así pues, ser antimilenarista es judaizar, nos guste o no nos guste.
 
Hoy día muchísimos católicos, incluso escritores, incluso predicadores, incluso sabios como Berdiaeff o Dawson, sueñan con una especie de gran triunfo temporal de la Iglesia vecino a nuestros tiempos y anterior a los parusíacos. En eso soñó León Bloy, Veuillot y Hello y toda la escuela de apologistas románticos franceses, comenzando por Chateaubriand y Lammenais. En eso sueña Papini. ¿Y es otra cosa que eso, el fondo del llamado mensaje del gran orador Milanesi? ¿Es eso otra cosa que un milenarismo anticipado, tan imaginario y mucho menos fundado que el mío?... Yo por lo menos no sueño en el vacío. (…) Y los profetas de hoy se dividen rigurosamente en dos: los que creen que los actuales son dolores de parto y los que creen son los dolores de agonía; los cuales remiten el enfantement de la Nueva Era para después de la Parusía…-Los primeros preparan el Anticristo (…). Los segundos creen en Cristo”. (Los Papeles…, p. 387).
 
 
“(…) excluimos ese gran triunfo temporal de la Iglesia antes de la Parusía, que
me parece un peligroso ensueño contemporáneo… -¡El anzuelo del Anticristo!
(…) ¡Es él quien prometerá realizar ese ensueño, con las solas fuerzas del
hombre ensoberbecido! ¡él prometerá la paz, la prosperidad, el nuevo Edén!, y
se pondrá a edificar sacrílegamente la nueva Babel”. (Los Papeles…, p. 398).
 
Y la bestia de la tierra se parece al Cordero, ‘hace prodigios y portentos’, promete la felicidad y habla palabras hermosas, llenas de halago. Promete el Reino en este mundo. Como Cristo. El Reino en este mundo, por las solas fuerzas del hombre, como el Dragón le prometía a Cristo, en el Monte de la Tentación.” (El Apok., p. 260-261).
 
Se trata de la esperanza ecuménico progresista: “(…) la pseudo-esperanza alocada de los ‘progresistas’ y ‘evolucionistas’ ”. (Ap., p.374).
 
Es la esperanza judáica de antaño: “Idolatría del Progreso, con el cual creyeron que harían en poco tiempo otro Paraíso Terrenal; y he aquí que el Progreso, es el Becerro de Oro que sume a los hombres en la miseria, en la esclavitud, en el odio, en la mentira, en la muerte; Idolatría de la Carne, a la cual se le pidió el Cielo y las delicias del Edén; y la carne del hombre vestida, exhibida, mimada y adorada, está siendo destrozada, desgarrada y amontonada como estiércol en los campos de batalla …”. (Cristo ¿Vuelve…, p.173).
 
Hay dos internacionalismos hoy, frente a frente: el de San Agustín y el de Rousseau, el de la Ciudad de Dios y el de la Ciudad del Hombre. (…) hoy día, todo lo que es internacional, si no es católico, es judío, incluso la francmasonería. La primera cosa efectivamente internacional que existió en el mundo fue la Iglesia Católica (‘Id, enseñad a todas las gentes… Se hará un solo redil con un pastor solo’). (…) Si admitimos que la pacificación de la Humanidad en una gran familia es un asunto específicamente religioso, no quedan para realizarlo sino dos religiones que son de verdad internacionales: la Iglesia Católica y la Anti-Iglesia, o sea la Sinagoga. La Iglesia es internacional por divina vocación. La Sinagoga es internacional por divina maldición”. (Cristo ¿Vuelve…, p. 151-152).
 
“Decir esto, es decir que todo lo que hoy en día es internacional, o es católico o
es judáico. Son las dos únicas religiones universales”. (Cristo ¿Vuelve…, p.289).
 
“Todo lo que es internacional es de esencia religiosa”. (Cristo ¿Vuelve…, p.289).
 
Pero la Iglesia se puede corromper en su parte oficial y humana jerarquía y  judaizarse, persiguiendo al fiel en la fe: “El estado descompuesto y falsificado
de la Iglesia (el Atrio pisoteado por los paganos) los sumirá en desconsuelo y
perplejidad. Los prelados ‘mercenarios’ los castigarán y hostigarán, hasta hacerles imposible el ganarse la comida. Su fidelidad a la Iglesia, a la imagen lejana de la Iglesia, y el núcleo atormentado de hoy será más que heróica, casi imposible”. (El Apok., p. 223).
 
El P. Castellani describe la pudrición de la Iglesia en su parte humana y jerarquía oficial, tal como hoy vemos.
 
La Iglesia verdadera, no la oficial (que cayó en la herejía y la apostasía), queda  reducida a un rebaño pequeño, fiel, disperso por el mundo: “La medición del  Templo. Todos los Santos Padres han visto en esta visión, el estado de la Iglesia en el tiempo de la Gran Apostasía, reducida a un grupo de fieles que resisten a los prestigios y poderes del Anticristo (mártires de los últimos tiempos) mientras la Religión en general es pisoteada durante 42 meses o 3 años y medio. Pisotear no es eliminar: el ‘cristianismo’ será adulterado”. (El Apok., p. 152).
 
El mismo Templo y la Ciudad Santa serán profanados, ni serán ya santos. No
serán destruidos. La religión será adulterada, sus dogmas vaciados y
rellenados de substancia idolátrica; no eliminada, pues en alguna parte debe
estar el Templo en que se sentara el Anticristo ‘haciéndose adorar como Dios’,
que dice San Pablo. La Gran Apostasía será a la vez una grande, la más
grande Herejía”. (El Apok., p. 152-153).
 
La Iglesia corrompida vuelta Pseudo Iglesia: “(…) la Mujer Ramera y blasfema
es la religión adulterada, ya formulada en Pseudo Iglesia en el fin del siglo,
prostituida a los poderes de este mundo, y asentada sobre el formidable poder
político anticristiano…”. (El Apok., p. 261).
 
Es el Misterio de Iniquidad, la ‘abominación de la desolación’; la parte carnal
de la Iglesia ocultando, adulterando y aún persiguiendo la verdad, Sinagoga
de Satanás”. (Los Papeles…, p.226).
 
La pseudo restauración o restauración Ecuménica, como la denomina el P.
Castellani, es un hecho con Benedicto XVI: “(…) pero de lo que está seguro es de
la gran fusión de los pueblos en uno y del advenimiento natural de la
Restauración Ecuménica”. (Cristo ¿Vuelve…, p. 289).
 
La religión adulterada hace gala de la fama de los antiguos santos muertos; y
persigue a los santos vivos”. (El Apok., p. 265).
 
La Pseudo-Iglesia, será la obra del Anticristo (religioso o Pseudo Profeta) pues
hablando de él dice: “Reducirá a la Iglesia a su extrema tribulación, al mismo
tiempo que fomentará una falsa Iglesia”. (Los Papeles…, p. 341).
 
El Pseudo Profeta o Anticristo religioso, concretizado en la Bestia de la Tierra, es
el que marca en la frente o en la mano como dice la Escritura hablando ella: “E
hizo poner a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos una
marca impresa en la mano derecha o en la frente, a fin de que nadie pudiere
comprar ni vender si no estaba marcado con el nombre de la bestia o el
número de su nombre”. (El Apok., 13,16).
 
Luego queda claro cuál es la Bestia que marca pues por lo común se piensa que
es la Bestia del Mar (el orden o poder político) y se equivocan por inatención,
pues se trata de la Bestia de la Tierra (el orden o poder religioso).
 
 
La marca es como lo dice el P. Lacunza y también afirma el P.Castellani, la
profesión de fe apostática: “(…) el signo de la Bestia en la frente (profesión de fe
apostática) (…)”. (Cristo ¿Vuelve…, p. 56-57).
 
Es el “abrenuncio” o el reniego que decía Primacio y retoma el P. Lacunza: “La
misma palabra Anticristo o Contra Cristo, esto suena (…) no puede ser otro
que solvere Jesum vel active vel pasive; no puede ser otro que el odio formal a
Jesús, el oponerse a Jesús, perseguir a Jesús, procurar destruirlo, o desterrarlo del mundo, borrando de él todo su nombre y su memoria”. (La Venida del Mesías en Gloria y Majestad, ed. Carlos Wood, Londres 1816, T. II, p. 14-15).
 
 
Entre las varias combinaciones que se han hecho de las letras Griegas, que
forman el número 666, se halla una, que es de Primacio (…). Esta combinación
da puntualmente la palabra Griega αρνουμας, arnoume, o arnouma que  corresponde a la palabra Latina abrenuntio y a la Española reniego”. (La
Venida…, p.15).
 
“(…) el carácter, o nombre, o distintivo, de que habla la profecía, no puede
significar otra cosa obvia, y naturalmente que una profesión pública, y descarada de aquel abrenuntio, o hago profesión de renegado, que parece el carácter, o el espíritu, o el distintivo propio de toda la bestia. Así el tomar este carácter, no será otra cosa que un tomar partido por la libertad; un solvere Jesum, público y manifiesto; una formal apostasía de la religión Cristiana, que antes se profesaba. Se dice, que este carácter lo llevarán en la frente o en las manos, para denotar la publicidad y descaro con que ya se profesará entonces el Anticristianismo; pues la frente y las manos son las partes más públicas del hombre, y al mismo tiempo, son dos símbolos propísimos, el primero del modo de pensar, el segundo del modo de obrar. Desatados de Jesús, desatados de la verdad y sabiduría eterna, no hay duda, que quedarán la frente y las manos, esto es, los pensamientos y las operaciones, en una suma libertad; pero libertad no ya de racionales, sino de brutos (…). Se dice que no podrán comprar ni vender los que no llevaren este carácter, para denotar el estado lamentable de desprecio, de burla, de odio, de abandono en que quedarán los que quisieran conservar intacta la fe; y también para denotar la tentación terrible, y el sumo peligro que será para ellos este desprecio, burla, odio y abandono, viéndose descomulgados de todo el linaje humano. El mismo Jesucristo nos asegura en particular, que en aquellos tiempos de tribulación, los mismos parientes y domésticos serán los mayores enemigos de los que quisieren ser fieles a Dios (…)”. (La Venida…, p. 17-18-19).
 
Esto lo vemos y lo sufrimos hoy en carne propia. Esta Gran tribulación es más
terrible y mortífera, que la persecución física y sangrienta como muchos creen.
Otro autor, Doctor en Filosofía y Teología, el Padre Pablo Caballero Sánchez C.
M., hablando del número de la Bestia, el 666 (por sorprendente que nos pueda
parecer, pues su libro fue escrito en 1955, y es tal el acierto que no puede ser
pura coincidencia ni casualidad), con el seudónimo Athon Bileham dice lo
siguiente: “Entrada triunfal en las Urbs septicollis: ‘Benedictus, Benedictus…’.
Amanece la gran Pascua… Parusía del Sacrílego que atenta contra el Arca
Santa”. (Visiones del Apocalipsis-Agonía y Triunfo de la Iglesia Católica en un
próximo porvenir, Quito 1955, p. 377). Esto concuerda con el lema De Gloria
Olivae de Benedicto XVI a la perfección: el triunfo de la Sinagoga de Satanás
dentro de la Iglesia, aunque efímero.
 
Bajo su púrpura cardenalicia alienta el espíritu de Satanás. El ajenjo, en su
calidad de Vicario de Roma y de ‘boca’ del Dragón, saluda a sus Colegas (…) he
aquí la plenitud del falso reino ‘anticristo’, promovida por el Dragón (…).
 
Entre las aclamaciones de la muchedumbre y los himnos de los coros que
repetían a porfía: ‘Bendito el que viene con nombre del Señor’, fue ceñida la
frente de Benedicto con la tiara de triple diadema. [aunque en realidad no fue coronado con la Tiara para colmo, pero ¿quién podía en ese tiempo imaginárselo?]. Los iniciados sabían que esa tiara simbolizaba ahora la unidad de los tres Sephiroth supremos: máscara blasfemadora (esto lo podemos comprobar con el estudio de la Mitra masónico cabalística de Benedicto XVI, que hizo el Padre Luigi Villa, por asombroso que parezca) de la adorable Trinidad: poder del Espíritu, realiza-trono del Hijo, autoridad gloriosa del Padre. Benedicto apareció sentado en la ex cátedra de Pedro y en el ex-trono del Altísimo; desde allí, como desde un trono solar, le pareció dominar las estrellas del cielo. Los iniciados, sabían que desde esa `cátedra’ , hecha ahora trono del Dragón entregado al Anomos, ya no se anunciaría el Evangelio de Jesucristo sino el horóscopo de Satán. En fin, todos vieron en manos de Benedicto, las llaves de Pedro, llaves de la ciudad eterna; y los iniciados conocían que esas llaves usurpadas simbolizaban ahora la autoridad
del Dragón para abrir y cerrar el Pozo del Abismo, su morada”. (Visiones…, p.
378-379). ¡Asombroso pero cierto!, los hechos hoy lo muestran.
 
Pero, en la ‘tierra’ cunde la Seducción Magna”. (…) “Mientras tanto, toda la
‘tierra’ rinde culto al nuevo Amo del Mundo religioso”. (Visiones…, p.381).
“No cabe más que un profundo y religioso acatamiento ante su aureola divina”. (Visiones…, p.382).
 
“(…) todo ello no fue más que un pálido anticipo figurativo de los cánticos de
gloria destinados a ensalzar al nuevo ‘Papa Benedicto’ y a sus Ángeles
tutelares”. (Visiones…, p.382).
 
El Adversario se presenta al mundo como ‘Cristo de Dios’ (…). Se da como
personero de Dios, infalible en su palabra: nadie podrá discutirla”. (Visiones…,
p. 382).
 
 
Tiene a su cargo la enseñanza ecuménica con publicidad y propaganda
mundial”. (Visiones…, p.383).
 
El acto de ‘abrir la boca de la Bestia’ no es el gesto humilde de un individuo.
Es acto oficial y ecuménico. (…) Lanza a la publicidad mundial la doctrina ideal y el programa práctico del nuevo Orden religioso elaborado sapientísimamente para la felicidad del género humano. Desde el principio, con la sabiduría de la serpiente, explica el Evangelio nicolaíta que cambia ‘los tiempos y las leyes’, esto es, la Liturgia y los Cánones. (…) con la nueva liturgia babélica ya no se bendice el Nombre Santo, objeto del Culto divino; lo usurpa sobre su frente sacrílega el Anticristo, enemigo del Emmanuel: ‘abominación suprema’”. (Visiones…, p.385).
 
La posición de Benedicto aparece como indiscutible. (…) su sabiduría infalible es inapelable. (…) tiene que ser universalmente acatada”. (Visiones…,p. 386).
 
Los ‘adoradores’ de Benedicto comunican ‘in sacris’ con la Bestia, rindiéndole
homenaje religioso. Por el mismo hecho profesan la ‘apostasía’ del Cristo verdadero”. (Visiones…, p.387-388). Esto no hay que olvidarlo.
 
Teniendo en cuenta que en el lenguaje profético ‘hombre’, como ‘hijo de hombre’, tiene significado sacerdotal en contraste con el ‘ganado’ que se refiere al pueblo, cifra de hombre, querrá decir que pertenece no a príncipes paganos, sino a Pontífice cristiano, personero del Hombre por excelencia, así presentado por Pilatos al pueblo judío: ‘ Ecce Homo’. Luego, no será nombre de Bestia animal, ni de Bestia-emperador, sino de Bestia-Pontífice”.(Visiones…, p.402).
 
Nosotros creemos, con firmeza desde ahora, que tal nombre es Benedictus, cuya cifra, en griego, lengua del Apocalipsis, equivale a 666. B(2) E(5) N(50) E(5) D(4) I(10) C(20) T(300) O(70) S(200) =666”.(Visiones... p.402).
 
Luego, el Antipapa-Anticristo se llamará Benedicto”. (Ibídem, p.403). Sin
comentarios.
 
El famoso Holzhauzer tocó el tema y llegó a hablar de un Antipapa usurpador,
de la Iglesia desgarrada y de la perdida total de la fe, salvo los elegidos comentando: “Del Antipapa abominable y perverso idólatra, que desgarrará la Iglesia de Occidente y hará adorar la primera bestia”. Y que: “Entonces la Iglesia será dispersada (…) porque el pastor habrá sido golpeado y las ovejas se dispersarán. Pues será lo mismo que en el tiempo de la Pasión de Nuestro Señor.(…) Entonces la Iglesia latina será desgarrada, y a excepción de los  elegidos, habrá una defección total de la fe”. (Revelation du Passé et de l’Avenir, Interprétation de l’Apocalypse du venerable Barthélemy Holzhauzer -vers 1650- p. 91).
 
El Padre Luigi Villa discípulo del Padre Pío, quién se puso por mandato suyo a  estudiar la Masonería y en especial la eclesiástica, dedica el número 452 de la  revista Chiesa Viva de Septiembre de 2012 al estudio del escudo personal de  Benedicto XVI y titulándola ¿El Anticristo en la Iglesia de Cristo? Donde concluye: “Es importante advertir que Joseph Alois Ratzinger (Tauber- Peinter), hoy Benedicto XVI desciende de una de las ramas cabalísticas más importantes de la Sinagoga (el Gran Rabinato de Praga)”. (p.30).
 
Entre sus antepasados, el hebreo Joseph Alois Ratzinger Peinter (en realidad
Tauber) proviene de una sucesión de 9 rabinos de Austria-Hungría y Germania; pero de modo particular de Maharal (Yeudah Loew ben Bezalel), considerado como uno de los sabios ocultistas más importantes de la historia”. (p. 30). Más claro ni el agua, para el que quiera ver y entender.
 
El Humanismo Integral, el Personalismo y la Nueva Cristiandad de Maritain progenitor de la Libertad Religiosa, están en pleno apogeo nutriendo la Nueva  Iglesia Conciliar (Ecuménica). Y así tenemos el maridaje espurio y bastardo de la unión de Iglesia y Mundo: “Canta las nupcias de la Humanidad y no del Cordero, en virtud del liberalismo y desa religión informe del Hombre, la Libertad y el Progreso; la cual se ha forjado y se la han forjado más informe que los productos monstruosos del arte ‘moderno’ ”. (El Apok., p.178).
 
La impronta judáica del modernismo se evidencia al pretender realizar el Paraíso en la tierra sin la Parusía: “Con retener todo el aparato externo y la fraseología cristiana, falsifica el Cristianismo, transformándolo en una adoración del hombre; o sea, sentado el hombre en el Templo de Dios, como si fuese Dios. Exalta al hombre como si sus fuerzas fuesen infinitas. Promete al hombre el reino de Dios y el paraíso en la tierra por sus propias fuerzas”. (Cristo ¿Vuelve…, p.18).
 
Que toda la humanidad diga como el demoníaco Kirilof: ‘Si Dios no existe, yo
soy Dios’ y… que en lugar de Reino de Dios venga el Reino del Hombre; sobre
esto reposa la nueva Iglesia Universal, la Internacional”. (Los Papeles…, p.290).
 
El Misterio de la Iniquidad es el odio a Dios y la adoración del Hombre. (…) El  Misterio de Iniquidad es el principio de la Ciudad del Hombre, que lucha con la
Ciudad de Dios desde el comienzo; es la raíz de todas las herejías y el fuego de
todas las persecuciones; ‘es la quietud incestuosa de la criatura asentada sobre
su diferencia específica’; es la continua rebelión del intelecto pecador contra su
principio y su fin, eco multiplicado en las edades del ‘No serviré’ de Satanás. La
cúspide del Misterio de Iniquidad es el odio a Dios y la adoración idolátrica del
Hombre”. (Cristo ¿Vuelve…, p.28).
 
“La persecución de Juliano, la formación de una religión falsa, parecida a la
Cristiana, obra del seudoprofeta o Segunda Bestia, que puede ser un Antipapa,
o un gran genio religioso, o simplemente la Masonería o el Socialismo”. (Cristo
¿Vuelve…, p.56).
 
Vemos como el Padre Castellani, considera la posibilidad de un Antipapa, tanto en el texto anterior, como en el siguiente: “¿Será el reinado de un Antipapa o Papa falso? ¿Será la destrucción material de Roma? ¿Será la entronización en ella de un culto sacrílego? (Cristo ¿Vuelve…, p.29). Pues: “Nada impide que la “propaganda sacerdotal” del Anticristo (Lacunza, Pieper) esté encabezada por un Obispo apóstata (Solovief) o incluso un Antipapa; así sucede en la historia humana: cuerpo pide cabeza”. (El Apok. p. 334).
 
Con estos interrogantes, deja la cuestión abierta y no cerrada como muchos hoy
pretenden consciente o inconscientemente, dejando el caso zanjado e inexpugnable.
Quede bien en claro que el Anticristo puede ser doble y no uno como hasta ahora la mayoría cree o se imagina: “el Anticristo será, pues, un Imperio Universal Laico, unido a una nueva religión herética; encarnados ambos en un hombre, o quizás en dos hombres, el Tirano y el Pseudoprofeta”. (Cristo ¿Vuelve…, p.48).
 
El más peligroso de las dos Bestias, es el Anticristo-religioso o Pseudoprofeta, pues este es el que destruye la fe y la Iglesia, reduciéndola a un pequeño rebaño fiel, disperso por el mundo: “El principal destos es el de la Segunda Bestia, una fiera que surge de la tierra como la otra surgió del mar, es decir, de la Iglesia en contraposición al mundo, la cual aunque habla como dragón, ‘tiene dos cuernos semejantes al Cordero’. Esta Bestia es la que ‘actúa’ y reduce a la práctica, es decir, ritualiza todo el poder de la otra, dice el Profeta. Ella es la propaganda sacerdotal: ella organiza la adoración idolátrica, impone la adoración del ícono nefando, controla las sanciones de lista negra para los que no se somete (…). Esta Bestia es pues, evidentemente un movimiento religioso, una herejía parecida al Cristianismo, la última herejía, la más nefanda y sutil de todas, la adoración del Hombre; encarnada ella quizás, en un genio religioso (…). Quizá sea un antipapa y los dos cuernos signifiquen la mitra episcopal”. (Los Papeles…, p.297).
 
Esta es la persecución, reducir la Iglesia a un pequeño rebaño disperso por el  mundo, y no otra cosa, como la gran mayoría piensa, inducidos con cierto  fundamento pero sin retener que más peligroso y devastador que una  persecución sangrienta, es una persecución apostática, es decir, reducir la Iglesia a su mínima expresión, esto es, reducirla a un pequeño rebaño, así tenemos que el suceso más peligroso y fatal se produce por: “La última y mortal persecución a la Iglesia Visible (reducida a un residuo) y la instauración de un culto nefando”. (El Apok., p.287).
 
Esta es la persecución de las persecuciones, lo demás, inclusive el ser degollados no es tan grave como el apostatar, porque peor que morir es, claudicar en la fe, renegar de Cristo. Por eso decía visionaria y proféticamente el gran Cardenal Pie que “la Iglesia será reducida a proporciones individuales y domésticas”. (Le Cardinal Pie de A á Z - Textes Sélectionnés et Classés par Jaques Jammet, Editions de París 2005, p. 187).
 
El espíritu antiapocalíptico y antimilenarista, es una de las características del  Anticristo (religioso). “El Anticristo no será un demonio, sino un hombre  demoníaco, tendrá ‘ojos como de hombre’, levantados con la plenitud de la ciencia  humana y hará gala de humanidad y humanismo; aplastará a los santos y abatirá la Ley (…) hará imperar la ‘abominación de la desolación’, o sea, el sacrilegio máximo; será soberbio, mentiroso y cruel, aunque se fingirá virtuoso (…). Perseguirá sobre todo la interpretación y la predicación del apokalypsis; y odiará con furor, aún la mención de la Parusía; en su tiempo habrá verdaderos  monstruos, que ocuparán sedes y cátedras y pasarán por varones píos y religiosos y aún santos, porque el Hombre de Delito, tolerará un cristianismo adulterado”. (Los Papeles…, p.340-341).
 
Y todos los alérgicos al milenarismo, ¡oigan esto!: “Pero el milenarismo y el antimilenarismo, representan en la realidad histórica hodierna, dos espíritus, dos modos de leer la Escritura y de ver en consecuencia la Iglesia y el mundo. De ahí la lucha”. (Los Papeles…, p.412).
 
“El Milenarismo se apoya en el sentido literal de un pasaje, que así entendido abre el sentido literal y trascendental de muchos otros, y por ende transfigura –o configura o desfigura, como gustéis- todo el Libro. El antimilenarismo, interpretando el mismo alegóricamente, por huír dificultades o por recelo de abuso del Kiliasmo carnal, autoriza por el mismo hecho, aplicar la alegoría a otros lugares oscuros y aún a toda la Escritura: y los resultados no son  indiferentes”. (Los Papeles…, p. 412).
 
Y es además con sus falsas esperanzas de triunfo y de reconquista, lo que también en el fondo les impide aceptar la catástrofe histórica que señala el Padre Castellani: “El término de la historia será una catástrofe, pero el objeto Divino de la historia será alcanzado en una metahistoria, que no será una nueva creación, sino una ‘transposición’; pues ‘nuevos cielos y nueva tierra’ significa ‘renovadas todas las cosas’ de acuerdo a su prístino patrón divinal”. (El Apok., p.149).
 
“El mundo va a una catástrofe intraihistórica que condicione un triunfo  extrahistórico; o sea una ‘transposición’ de la vida del mundo en un trasmundo; y del Tiempo, en un Supertiempo; en el cual nuestras vidas no van a ser aniquiladas y luego creadas de nuevo, sino (como es digno de Dios) transfiguradas ellas todas por entero, sin perder uno solo de sus elementos”.(El Apok., p.152).
 
“Las Dos Fieras; la cual se puede llamar la historia del Anticristo, con sus  prestigios, su reinado y su desastre, seguida del triunfo de Cristo y su Reino, o
sea el fin catastrófico intrahistórico de la humanidad, junto con el fin triunfal
extrahistórico. Pues desos dos elementos contrarios se compone la esjatología
cristiana”. (El Apok., p.155).
 
 
Queda claro que para muchos con mentalidad de scouts, siempre listos y triunfalistas, se les viene el mundo abajo si no hay un triunfo de la Iglesia, el cual justifique su vocación, habiendo renunciado a todo, eso me parece a mí que es el resorte sicológico que además de otros factores precipitan al abismo antiapocalíptico, antiparusíaco y antimilenarista de muchos clérigos en estos  tiempos y que se remontan a varios siglos; nos debe de quedar claro esto y para lo cual citamos el siguiente texto: “Este mundo terminará. Su término será precedido de una gran apostasía y una gran tribulación. A ella sucederá el advenimiento de Cristo y de su Reino, el cual no ha de tener fin”. (Cristo ¿Vuelve…, p.20). Ojalá que esto nos quedara claro a todos.
 
Y debemos evitar lo que en este otro texto el Padre Castellani advierte: “La  apostasía de la Fe y las artes del Anticristo habrán persuadido a la mayoría de
que el mundo no tendrá fin, y de que debe seguir siempre adelante en un continuo progreso hasta convertirse en el Paraíso de la ciencia y de la Civilización, en el Edén del Hombre Emancipado y entonces, como ‘los dolores de la preñada’ de golpe sobrevendrá el fin. (Math. 18)”. (Los Papeles…, p. 415).
 
Así tenemos pues, que el Apocalipsis es un libro de esperanza, no de calamidades y desgracias:“(…) el Apokalypsis, es un libro de esperanza y de consuelo, no de horror y de pesimismo”. (Los Papeles…, p.64). Pero claro está que esto no lo entienden ni querrán entender los que se fincan en una ilusión de triunfo y edén como se puede observar de lo que sigue: “Esta luz cruda, deshace y evacúa la eterna ilusión babélica de construír una torre que llegue al cielo, de puro ladrillo y barro, de recobrar y reconstruír el antiguo Edén con solas fuerzas humanas, de llevar a su consumación el Reino de Dios por medios políticos; de que este mundo durará muchísimo y siempre en continuo progreso. Esos son los principales ensueños del mundo moderno y han sido siempre la profunda y tenaz tentación del hombre, hoy día campante y dominante por doquier fuera de la Iglesia. Contra ellos se levanta del Apokalypsis, la austera visión del milenarismo”. (Los Papeles…, p.65).
 
Tengámoslo bien presente: “Desde ahora los fieles no deben poner sus ojos en  triunfos temporales, que les serán negados (como vemos hoy día hasta de sobra), eso terminó; solo la Segunda Venida ha de ser su indefectible Lucero”. (El Apok., p.55). Esta es la Bienaventurada Esperanza.
 
Nuestra Bienaventurada Esperanza de la cual habla San Pablo consiste en que:  “Cristo debe volver. Debe volver pronto. Y a medida que su retorno se aproxima, por fuerza se deben hacer más claras las Promesas de sus Santos y las Visiones de sus Videntes. Volverá no ya a ser crucificado por los pecados de muchos, sino a juzgar a todos, no como Cordero de Dios sino como Rey del Siglo Futuro. Volverá para poner a sus enemigos de alfombra de sus pies, a restaurar y restituir para su Padre todas las cosas, arrojado de ellas y amarrado el Príncipe de este mundo; volverá en el clímax de la más horrenda lucha religiosa que han visto los siglos, en el ápice mismo de la Gran Apostasía y de la tribulación colectiva más terrible después del Diluvio, cuando sus fieles estén por desfallecer y esté por perecer toda carne. Volverá Vincens ut vincat, como un rayo que surgiendo de Oriente se deja ver en Occidente, para arrebatar a él en los aires a nosotros los últimos, los que quedamos, los reservados ‘in adventum Domini’, que hemos sufrido más que Job, creído más que Abraham, y esperado más que Simeón y  Ana”. (El Apok., p.90-91).  Por esto es que se dice que los Santos de los últimos tiempos, serán más grandes.
 
No olvidemos nuestro deber apocalíptico y parusíaco, como católicos apostólicos y romanos, tal y cual recalca el Papa Pío XII: “…y nuestro deber, el deber del episcopado, el deber del clero y de los fieles, es de prepararse al futuro encuentro de Cristo con el mundo”. (2 de Junio de 1942).
 
“¡Ven, Señor, Jesús! La humanidad no tiene fuerza para quitar la piedra que ella misma ha fabricado, intentando impedir tu vuelta. Envía tu ángel, oh Señor, y haz que nuestra noche se ilumine como el día. ¡Cuántos corazones, oh Señor, te esperan! ¡Cuántas almas se consumen por apresurar el día en que Tú sólo vivirás y reinarás en los corazones! ¡Ven, oh Señor, Jesús! ¡Hay tantos indicios de que tu vuelta no está lejana! (Mensaje pascual de Pío XII a los fieles del mundo. 21 de Abril de 1957).
 
P. Basilio Méramo
Bogotá, 11 de Febrero de 2013,
Aparición de la Santísima Virgen en Lourdes