San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












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martes, 3 de abril de 2018

Escrito del P. Méramo: "EL ATAQUE FRONTAL CONTRA MONS. LEFEBVRE ORQUESTADO POR GUÉRARD DES LAURIERS, EL GRAN ARTÍFICE DEL LINAJE DUDOSO DESCENDIENTE DE MONS. THUC "


He aquí algunos textos entresacados de la entrevista del P, Guérard des Lauriers de 1986 publicada por la revista Sodalitium en su edición del 30 de Marzo de 2016, en los cuales se acusa a Mons. Lefebvre de sacrílego, cismático y hereje.

Todos los ataques de los thucistas guerardianos o no, se reducen a lo que Guérard des Lauriers afirma en contra de Mons. Lefebvre, con lo cual pudre la Tradición.

Así pues, se impone que los fieles deben de saber en qué términos el P, Guérard des Lauriers se expresaba acerca de Mons. Lefebvre injuriándolo de los delitos más graves como son el sacrilegio, el cisma y la herejía, y todo por no plegársele, en su errada visión categórica dogmático visceral que exigía apodícticamente declarar la Sede Vacante a lo bruto, como el P. Guérard des Lauriers pretendía que hiciera Mons. Lefebvre. Tenemos así, que el gran San Atanasio del siglo XX, Mons. Lefebvre, gracias al cual la Misa Tridentina no fue barrida y aún subsiste, viene a ser el gran sacrílego, cismático y herético para el P Guérard des Lauriers.

Es más, si no hubiera sido por la reputación de Guérard des Lauriers, Mons. Ngo Dinh Thuc hubiera pasado desapercibido para el mundo de la Tradición, pues aquel, aprovechándose de la situación, logra hacerse consagrar Obispo y en plena rebelión contra la autoridad episcopal de Mons. Lefebvre, y Don Antonio de Castro Mayer, para oponérseles contrarrestándoles, y fraguar la imagen de que Mons. Thuc era un tradicionalista integérrimo, baluarte de la tradición aún más que los mismos Mons. Lefebvre y Mons. de Castro Mayer, cuando en realidad era un obispo liberal y modernista, tal como se puede ver por su proceder en el Concilio Vaticano II, según consta en las actas del mismo, reivindicando para las mujeres su participación como ministras en el ámbito religioso y al que no le importaba consagrar a cualquiera aunque fuera un cismático o hereje, tal como de hecho aconteció con las reiteradas consagraciones que hizo con veterocatólicos.

Todos los ataques posteriores que se hicieron a Mons. Lefebvre de parte de los thucistas, tienen su origen y se sintetizan en los que hiciera el P. Guérard des Lauriers; él es el verdadero responsable de toda esta gran confusión que aún hoy perdura y que divide la verdadera Tradición Católica que resiste a Roma Apóstata devenida en la Babilonia Apocalíptica, la Babilonia la Grande, la madre de los fornicarios y de las abominaciones de la tierra, con vertida en el Gran Panteón de todas las falsas religiones de la tierra, pues ha venido a ser albergue de demonios y refugio de toda ave impura y aborrecible, porque del vino de su furiosa fornicación bebieron todas las naciones, con ella fornicaron los reyes de la tierra, y de la cual hay que salir para no ser solidario de sus pecados y no participar de sus plagas. Roma Apóstata, sede del Anticristo (Religioso) como dice Nuestra Señora de la Salette, está ya sentenciada: Ay, ay de la ciudad grande de Babilonia nos dice San Juan.

Todos los thucistas, guerardianos o no, tienen un mismo denominador común, denigrar a Mons Lefebvre, acusándolo de cismático y de hereje, ataque que supera incluso a los de los mismos modernistas; y hoy ante la decadente neofraternidad que traiciona a la Tradición y a la que el mismo Mons. Lefebvre no les sirve más que de pantalla, estos se erigen como los únicos verdaderos, legítimos tradicionalistas, gracias a la sucesión apostólica de Mons. Ngo Dinh Thuc.

Estos son algunos de los textos que así lo prueban:

La viciosidad principal del ‘Lefebvrismo’ consiste en una radical duplicidad, la cual inocula la herejía”. 

“Mons. Lefebvre tiene un habitus de la duplicidad tan extraordinario que lo empuja cínicamente a afirmar lo contradictorio”. 

“Desde hace diez años por lo menos, se enseña en Ecône, se repite e impone a los fieles de los prioratos, y a los niños (inocentes y sin defensa) que frecuentan las escuelas dirigidas por la Fraternidad San Pío X, que el Magisterio es infalible solamente si el Papa habla ‘ex cathedra’. Esto equivale a negar la infalibilidad del Magisterio ordinario universal, la cual es sin embargo afirmada por toda la Tradición, particularmente por el Vaticano I. El ‘Lefebvrismo’ difunde entonces la herejía, a fin de poder proclamar que Mons. Wojtyla es verdaderamente Papa y de poder así guardar los sufragios de los fieles generosos, que se lleva por el camino del infierno en lugar de declararles la Verdad”


“La Misa tradicional tal como la celebran Mons. Lefebvre y los sacerdotes ordenados por él, esa Misa celebrada una cum Wojtyla, está, quiera lo que quiera el celebrante, objetivamente manchada por una doble impureza que resulta del sacrilegio y cisma capital (cf. 5). La Misa perpetuada por la ‘Fraternidad San Pío X’ no es, no puede ser, la Oblatio Munda”. Así que no es ni puede ser la oblación pura, con lo cual es peor que la Nueva Misa a la que no ha llegado a considerarla en esos términos.

“Si Mons. Lefebvre no hubiese profanado la Misa tradicional exigiendo que sea celebrada una cum Wojtyla, yo no hubiese siquiera soñado recibir, ni menos todavía conferir, el Episcopado”. 

Mons. Lefebvre, al afirmar que Mons. Wojtyla es papa e intimar a los fieles a no examinar la cuestión, hace imposible afirmar con certeza que él mismo forme parte de la Iglesia fundada por Jesucristo. Por cierto hay que desearlo y se puede suponerlo, pero es imposible estar seguro. La misma incertidumbre afectaría evidentemente la pertenencia a la Iglesia de un Obispo consagrado por Mons. Lefebvre, mientras este continúe reconociendo y exigiendo reconocer que Wojtyla está investido de la suprema Autoridad”. 

Si con ocasión de una eventual Consagración Mons. Lefebvre no declarase públicamente el rechazo de su posición actual, e incluso si exteriormente no reafirmase reconocer a Wojtyla como el Vicario de Jesucristo en acto; entonces, la duplicidad que emplea sistemáticamente exigiría temer el peor de los compromisos. Tales ‘Consagraciones’ estarían ordenadas, satánica y magistralmente, a asegurar mejor la integración [‘alliement’] de la falange ‘tradicional’ en la ‘iglesia’ oficial”. 

“…con el fin de (aparentar) justificar la celebración una cum Wojtyla, los Econianos no dudan en afirmar y difundir el error, es decir, que corrompen la Fe de los fieles inoculándoles la herejía”. 

 “Mons. de Castro Mayer, al menos en la práctica, no hace más que seguir a Mons. Lefebvre”. 

“Ahora bien, actualmente, los únicos Obispos de los cuales es seguro que forman parte de la Iglesia militante (Cuerpo Místico de Cristo subsistente en la tierra) son aquellos que ‘proceden’ de Mons. Ngo-Dinh-Thuc; en efecto, ellos son unánimes (a diferencia de Mons. Lefebvre y de Mons. de Castro Mayer) en afirmar la vacancia al menos formal de la Sede Apostólica”. 

El P. Guérard des Lauriers cae bajo sus mismos parámetros sin percatarse, al juzgar erróneamente a Mons. Lefebvre de sacrílego, cismático y herético, pues no se da cuenta que al recibir de Ngo Dinh Thuc la consagración episcopal, se mancha de herejía y cisma, ya que Mons. Thuc consagró a cismáticos y herejes veterocatólicos que ya lo eran. En el furor de su chifladura quijotesca, Guérard des Lauriers no se percata de que al ser consagrado por Ngo Dinh Thuc, se hace hereje y cismático por haberla contraído de manos de un obispo que consagra a veterocatólicos.

Si se mira bien, fue el P Guérard des Lauriers, el que potenció y revalidó la imagen falsa de Mons. Ngo Dinh Thuc como obispo tradicionalista y que lo redimió con su prestigio de sus desvaríos y dado esto, contaminó la tradición, desviándola y desvirtuándola y creando una dialéctica infernal que aún hoy divide y además desprestigia la imagen de Mons. Lefebvre. Si se hace abstracción de las consagraciones de los padres des Lauriers, Zamora y Carmona, nadie hubiera tomado en serio a Mons. Ngo Dinh Thuc y habría pasado a la historia como un obispo que desvaría al lado de los del Palmar de Troya y los veterocatólicos, ni siquiera habría sido considerado un tradicionalista.

Es así que el P. Guérard des Lauriers es el verdadero responsable de toda esta división por no aceptar la autoridad de Mons. Lefebvre; además se le llena la boca hablando de la Oblatio Munda, para denostar a Mons. Lefebvre como sacrílego, además de cismático y hereje, diciendo que sus misas están manchadas, cuando él no se percata que con su falsa teoría de materialiter et formaliter, está al menos admitiendo que dice la Misa Una Cum materialiter, con lo cual la acusación que le hace a Mons. Lefebvre, le cae encima, por estar materialmente con el Papa hereje.

P. Basilio Méramo
Bogotá, Lunes de Pascua
2 de Abril de 2018