San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












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viernes, 3 de octubre de 2014

El R.P. Basilio Méramo escribe RESPUESTA SOBRE LA PROFECÍA DEL PADRE PEL

Se trata del último Comentario Eleison de Monseñor Williamson del 27 de Septiembre de 2014.

Es muy común mal interpretar por mal saber o no ver, tal como le ocurre al enano que ve y juzga todo desde la pequeñez de su ser, a menos que se pare sobre los hombros de un gigante y pueda así ver más que éste.
Claro que para esto hay que tener la humildad de Saqueo (medio enano o petizo) y subirse a un sicomoro, para poder ver desde arriba del árbol a Nuestro Señor Jesucristo.

Se confunde normalmente (mejor dicho anormalmente) fin de los últimos tiempos apocalípticos con el fin del mundo (el fin de los tiempos o de todo el tiempo).

Ya lo advirtió Melania, la vidente de La Salette, cuando decía: “Es un gran error si se quiere identificar el fin del mundo con el fin del Anticristo. Después de la caída temporal, o corporal, del Anticristo, la Iglesia florecerá más radiante que nunca: todos los Judíos que permanezcan vivos, abrazarán la Fe; todos los Cristianos que permanezcan vivos, serán renovados en una fe viva; y no habrá ya fuera de la Iglesia Católica, ninguna otra religión ni secta, y la paz, la más bella, la más universal, reinará durante siglos, y después de esto, la Fe de nuevo se enfriará...” (Pour Servir á l’histoire réelle de la Sallette, Lettres de Mélanie, Bergére de la Sallette, au Chanoine de Brand, n° 450, p. 320). 

Y es esto lo que constituirá la esencia del Milenio de Paz, donde habrá un solo rebaño bajo un Pastor, cumpliéndose así la gran profecía que trasunta toda la Sagrada Escritura.

Tanto que le gustan las profecías privadas modernas (recientes) a Mons. Williamson, hay una más antigua que trae un Padre de la Iglesia como San Agustín y que remonta a mucho antes que a su propia época, la cual se compagina con lo que el Padre Pel dice.

Pero Mons. Williamson enfoca mal el texto del Padre Pel, ya que es un acérrimo antiapocalíptico, y no se diga ya del Milenio, pues eso derrumba su ingenua (ilusa) restauración de la Iglesia antes de la Parusía, es decir, sin la intervención directa de Cristo y por las solas fuerzas del hombre. Si nos atenemos a la lógica dentro de su óptica, tendríamos el Reino del Inmaculado Corazón de María, que de inmaculado
quedaría poco o casi nada, pues el Anticristo, al venir lo pisotearía.

A Monseñor Williamson por su restauracionismo reconquistador de un triunfo de la Iglesia bajo el estandarte del Inmaculado Corazón de María, antes de la Parusía y por ende del Anticristo, cae en el mismo error de los judaizantes y progresistas como podemos ver en estos dos textos del P. Castellani: “Doctores de la Fe se pretenden estos, y son tenidos de muchos por tales; incluso publican libros con aprobaciones episcopales, en gran peligro de ser engañados andan hoy los fieles. 

Uno de ellos muy famoso del siglo XIX (muchos de ellos hoy día) enseñó que la Iglesia antes del Juicio Universal tiene que llegar a un triunfo y prosperidad completos, en que no quedará sobre el haz de la tierra, un solo hombre por convertir (un solo rebaño y un solo Pastor) y sin más ni más se cumplirán todas las exuberantes profecías viejotestamentarias. (…) Es el mismo sueño carnal de los judíos que los hizo engañarse respecto a Cristo. Estos son milenistas al revés, niegan acérrimamente el milenio metahistórico, después de la Parusía, que está en la Escritura; y ponen un Milenio que no está en la Escritura, por obra de las solas fuerzas históricas, o sea una solución infrahistórica de la Historia, lo mismo que los impíos ‘progresistas’, como Condorcet, Augusto Comte y Kant; lo cual equivale a negar la intervención sobrenatural de Dios en la Historia; y en el fondo, la misma inspiración divina de la Sagrada Escritura”. (El Apokalypsis, Ediciones Paulinas, Bs.As., 1963, p. 366, 367). 

Y este es el otro texto: “Pero ¿qué cosa más judaizante que esperar un gran triunfo terreno de la Iglesia antes de la Segunda Venida de Cristo? (Ibídem, p.87).  Muy distinto es si se deja ese Reino de María y de los Sagrados Corazones, para después de la Parusía, durante el Milenio de Paz de Cristo Rey, una vez que juzgue a las Naciones y destruya al Anticristo tanto Político, como el Anticristo Religioso.

A este último, por ser más peligroso y fatal, se le denomina con nombre propio, el Pseudoprofeta; ambos son representados simbólicamente en las dos bestias del Apocalipsis, la Bestia del Mar de siete cabezas (lo cual simboliza una gran coalición internacional universal, plena o total) y la Bestia de la Tierra con dos cuernos como de cordero (lo cual simboliza la mitra del obispo) y como sabemos, el obispo de obispos es el Obispo de Roma, el Papa, que es el Obispo por antonomasia. 

Claro está que se trataría de un falso o Pseudo-Papa cabeza de una falsa o Pseudo- Iglesia pero que goza del prestigio y de la apariencia de la única verdadera Iglesia de Cristo usurpando su autoridad, la investidura del cargo y del poder jerárquico.

Entre tanto la verdadera Iglesia está reducida a un pequeño rebaño (pusillus grex) dispersa por el mundo y sin pastores prácticamente, pero manteniéndose fiel a Cristo firmes en la fe de siempre.

Por todo esto es que Nuestra Señora, en La Salette nos advirtió del eclipse de la Iglesia y de que Roma perdería la fe y se convertiría en la sede del Anticristo (religioso o Pseudo-Profeta).

Además Nuestro Señor mismo nos advirtió, cuando dijo si acaso encontraría fe en la tierra cuando vuelva el día de su Parusía o Segunda Venida bajando de los cielos con todo el poder de su gloria y majestad.




P. Basilio Méramo
Bogotá, 2 de Octubre de 2014