San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












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"Sancte Pio Decime" Gloriose Patrone, ora pro nobis.





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miércoles, 7 de agosto de 2013

EL CEREBRO GRIS ANTIAPOCALÍPTICO Y ANTIMILENARISTA DE LA REJA AL FIN PELA EL COBRE

 
Muy lamentablemente en su libro: “Prometeo”, el Padre Álvaro Calderón, fija su posición antimilenarista y antiapocalíptica, y espero, puesto que no he tenido  tiempo de leerlo completamente, no tenga los errores y las imprecisiones sobre el Magisterio de la Iglesia contenidos en su libro: “La Lámpara bajo el Celemín”, donde contradictoriamente califica el magisterio del Concilio Vaticano II como un magisterio auténtico no infalible. Esto es un adefesio, teológicamente hablando, que no se puede concebir, pues todo legítimo y auténtico Concilio Ecuménico es por definición y principio infalible, como se puede por lo que afirma un teólogo como Marín Sola O.P.: “Está revelado que ‘todo Concilio ecuménico es infalible’, o lo que es lo mismo, está revelado que ‘todo Concilio es infalible si es ecuménico’. Es así que tal Concilio es ciertamente ecuménico: Luego tal Concilio es infalible”. (La Evolución Homogénea del Dogma Católico, ed. BAC Madrid 1963, p.435), o también: “La proposición universal de que ‘todo Concilio ecuménico es regla de fe’ tiene el sentido de que ‘todo Concilio es regla de fe, si es ecuménico’ ”. (Ibídem, p. 435). Queda claro y más que claro: clarísimo, a menos que se posea una deficiencia neuronal, que no puede existir un Concilio Ecuménico no infalible, si es ecuménico es por definición (de fe) infalible, y si no es infalible, no es un Concilio de la Iglesia.  ¿Qué es, entonces, el atípico Concilio Vaticano II no infalible?: es un Pseudo Concilio o Conciliábulo, y si me apuran el Gran Conciliábulo de la Nueva Iglesia
Conciliar o Pseudo-Iglesia del Anticristo Religioso (el Pseudo-Profeta una la Bestias
infernales del Apocalipsis).
 
Sería, además, un grave desliz teológico imperdonable el considerar el Magisterio Extraordinario Universal de la Iglesia, (cual es el de todo legítimo, auténtico y verdadero Concilio Ecuménico) como un magisterio simplemente auténtico no extraordinario ni infalible. Esto es confundir los términos conceptuales y teológicos, y además no saber que todo magisterio de la Iglesia que sea extraordinario y universal es auténtico e infalible, no pudiendo existir un puro Magisterio Extraordinario Universal auténtico que no sea a la vez infalible, como debe ser todo Concilio Ecuménico legítimo y verdadero. Pensar lo contrario es herético.
 
Por si fuera poco el P. Calderón formula la siguiente herejía, al decir: “Que no todo el magisterio extraordinario solemne es infalible”. (Lámpara bajo el Celemín, p.36); esto es una herejía, pues como dice el Código de Derecho Canónico (de 1917): “Hay que creer con fe divina y católica todo lo que se contiene en la palabra de Dios escrita o en la tradición divina y que la Iglesia por definición solemne o por magisterio ordinario y universal propone como divinamente revelado. El dar definiciones solemnes pertenece tanto al Concilio Ecuménico como al Romano
Pontífice cuando habla ex cathedra”. (Canon 1323). Es evidente que todo Magisterio Extraordinario o solemne, que es lo mismo, es infalible, sea el Magisterio Extraordinario Universal o solemne del Papa solo, llamado ex cathedra, o el Magisterio Extraordinario Universal de la Iglesia en los Concilios Ecuménicos legítimos. ¡Cómo es que a un profesor de reputado calibre teológico, se le escapa tamaño error! Pero no quiero seguir con el análisis de ese libro, pues no es el objeto de este escrito, el cual quiere poner los puntos sobre las íes con respecto al tema del Milenarismo que niega el susodicho profesor, quien goza de reputación teológica para libar, no la miel, sino el pestífero veneno antiapocalíptico y
antimilenarista, valiéndose quizás de un supuesto prestigio intelectual como quien es rey en país de ciegos siendo tuerto.
 
Pues dicho sea de paso, y para muestra un botón, en el campo filosófico y  metafísico, el P. Calderón no ha llegado a captar con su entelequia el valor y profundidad del metafísico, quizás el más grande de la historia después de Santo Tomás de Aquino, el Padre Cornelio Fabro, quien contaba como anécdota lo que de él decía el P. Meinvielle, según refiere uno de sus biógrafos: “Cerrando la  conferencia que pronunciara en la Pontificia Universidad ‘Angelicum’, con ocasión del homenaje a sus 80 años, el P. Fabro comentó a modo anecdótico: ‘Me
acuerdo de nuestro querido amigo el P. Meinvielle; el P. Meinvielle decía: -¿Es posible, es posible que después de siete siglos de tomismo tan sólo el Padre Fabro haya vuelto a entender el acto de ser? ¿Es posible…?’ ”. (P. Elvio Fontana, In Memoriam R.P. Cornelio Fabro, p.31). Afirmación ésta, cuya exactitud me tomé el trabajo de averiguar, ante uno de sus discípulos, el profesor universitario Andrea Dalledonne, quien me lo confirmó como totalmente cierto.
 
Y ahora, el P. Calderón pela el cobre (pues podría haberlo esquivado ya que el tema de su libro no está directamente relacionado con el milenarismo, pero su fobia no pudo contenerse y de algún modo tenía que aflorar tarde o temprano). No fue capaz de manifestar su antimilenarismo cuando, ya hace varios años en el Seminario de la Reja, le hiciera de frente, el cuestionamiento diciéndole: Padre, cuál es su problema con el P. Castellani, y él muy suavemente dijo que no tenía ningún problema con el P. Castellani, que incluso no lo conocía bien. Y esto se lo pregunté, porque ya se rumoraba un cierto negativismo de parte suya, llegando a decir que el P. Castellani no era un teólogo, siendo que su mismo padre, don Rubén Calderón Bouchet, no dejaba de manifestar con gran admiración el calibre teológico del P. Castellani, como se puede ver en el estudio preliminar que este hiciera al libro Las Canciones de Militis: “Castellani es un teólogo en el sentido cabal del término, uno de esos que, sin ser dominico, ha hecho suyo el lema de aquella orden: ‘contemplari et contemplata aliis tradere’. Insistiendo: “Repetimos que Castellani, es ante todo un teólogo…”. Y más adelante vuelve a repetir: Castellani es nuestro teólogo y también nuestro profeta”. (ed. Dictio, Buenos Aires 1977, p. 9-10 y 12). Pero como no hay peor cuña que la del mismo palo, el hijo contradice a su propio padre, que creo que sabía un poquito más que él al respecto.  Y como es sabido la ignorancia es atrevida y la juventud presuntuosa, hoy en día  cualquiera se permite decir cualquier cosa y los hijos contradecir a sus padres.
 
Ahora, para colmo el P. Calderón se atreve a decir que el: “milenarismo ha sido una ilusión judaizante, que ha tentado siempre a los inconformes con el estado actual de cosas”. (Prometeo, p.83). Y en la nota de pie de página le adjudica todo este error al iluminado abad Joaquín de Fiore, como si el milenarismo no hubiera tenido nada que ver como doctrina común de la Iglesia durante sus tres o cuatro primeros siglos, nada que ver con San Juan, y a través de San Policarpo, con San Ireneo, lo cual evidencia que la doctrina milenarista viene en línea directa de San Juan.
 
Además el P. Calderón, habla de milenarismo, sin hacer ninguna clase de distinción, ya sea porque para él se trata de uno solo, o que meta a todos en el mismo saco sin distinguir que hay un milenarismo patrístico que fue doctrina común en la Iglesia primitiva y otro el milenarismo craso y carnal del hereje judaizante Cerinto.
 
El no distinguirlo es grave y un error imperdonable en alguien que se las da de maestro y para que quede refutada la insulsa y estulta aseveración del eminente profesor, baste citar las siguientes palabras del P. Castellani retrucando: “En fin, los milenistas son ‘judaizantes’. ¿Pero, qué cosa más judaizante que esperar un gran triunfo terreno de la Iglesia antes de la segunda venida de Cristo? El actual socialismo comunista, por ejemplo, es netamente milenista carnal (y ateo), es decir, ‘judaizante’ ”. (El Apokalypsis, ed. Paulinas 1963, p.87).
 
Los antimilenaristas, como hace ver el P. Castellani, son milenaristas al revés, como se puede observar: “Doctores de la Fe se pretenden estos, y son tenidos de muchos por tales: incluso publican libros con aprobaciones episcopales: en gran peligro de ser engañados andan hoy los fieles. Uno de ellos muy famoso del siglo XIX (muchos de ellos hoy día) enseñó que la Iglesia, antes del Juicio Universal, tiene que llegar a un triunfo y prosperidad completas, en que no quedará sobre el haz de la tierra un solo hombre por convertir (‘un solo rebaño y un solo Pastor’) y sin más ni más, se cumplirán todas las exuberantes profecías viejotestamentarias. De acuerdo a algunas profecías privadas, se imaginan al Papa (al ‘Pastor Angélico’ que debería haber sido Pío XII) reinando sobre todo el mundo apoyado en un Monarca Católico vencedor (que los franceses dicen ser francés, ¿Enrique V? o ¿Luis Carlos I? pues hasta el nombre le saben; los alemanes que será alemán, etc.) el cual sin embargo mandará menos que el Papa, pues el Papa mandará en todo el mundo y así en Santas Pascuas y grandes fiestas ¡hasta la resurrección de la carne¡ y después a mayores fiestas.… Es el mismo sueño carnal de los judíos, que los hizo engañarse respecto a Cristo. Estos son milenistas al revés. Niegan acérrimamente el Milenio metahistórico después de la Parusía, que está en la Escritura; y ponen un Milenio que no está en la Escritura, por obra de las solas fuerzas históricas, o sea una solución infrahistórica de la Historia; lo mismo que los impíos ‘progresistas’, como Condorcet, Augusto Comte y Kant; lo cual equivale a negar la intervención sobrenatural de Dios en la Historia; y en el fondo, la misma inspiración divina de la Sagrada Escritura”. (Ibídem, p.366-367).
 
Por esta razón, es que el P. Castellani dice que el remedio es el Apokalypsis: “El Apokalypsis es el único antídoto actual contra esos ‘pseudoprofetas’ ”. (Ibídem, p.367).
 
El tema del Milenarismo es de gran trascendencia, como lo podemos ver por lo que sigue: “El Reino de los Milaños: es la parte más dura, difícil y discutida de la Profecía de San Juan; pero es a donde toda ella confluye. La verdad es que si Dios se hizo hombre en la persona de Jesús de Nazareth, no cabe asustarse de cosa alguna por grande y extraordinaria que sea (pues más que estotra no puede serlo) con tal que se encuentre realmente en las Sagradas Letras; como se encuentra el Reino Milenario”. (Ibídem p.296). Y por esto advierte el P. Castellanni que: “La otra alternativa, la de interpretar alegóricamente las profecías mesiánicas y aplicarlas a la Iglesia actual, tiene un efecto pavoroso: la Biblia se convierte en literatura; y por cierto, en mala literatura”. (Ibídem, p.296-297).
 
En cambio, si nos atenemos al sentido literal, la cosa cambia: “Si se tiene sinceramente que la Biblia es ‘la palabra de Dios’, entonces hay que aceptar que su sentido literal responde a cosas, que son tan grandes o más de lo que suenan las palabras; esas cosas no se han verificado todavía muchas dellas; y que se habrán de verificar; y por cierto, PRONTO, como dice siete veces Juan Apokaleta. La ‘palabra de Dios’ no puede ser un centón de metáforas extravagantes y adivinanzas desaforadas de unos pobres rapsodas orientales a medio civilizar. Blasfemia es esto”. (Ibídem, p.297).
 
El grave problema, es que los restauracionistas antiapocalípticos, aun siendo tradicionalistas, no se dan cuenta que caen en el error de la falsa esperanza progresista (dialéctica y judaica) modernista: “… pero también y paralelamente, el proceso de defensa y de final Restauración, dependiente no de las fuerzas humanas, sino de la potencia suprahistórica que gobierna la Historia; la cual debe ser por hipótesis, infaliblemente triunfante. La Profecía medica por lo tanto las dos actitudes de orden profano que permean el mundo actual, tan visibles en su literatura: la del terror sin esperanza, y la de la pseudo-esperanza alocada de los ‘progresistas’ y ‘evolucionistas’ ”. (Ibídem, p.374).
 
No olvidemos que una de las características del Anticristo Religioso, la Bestia de la Tierra, que tiene el nombre propio de Pseudoprofeta, es la siguiente: “Y la Bestia de la tierra se parece al Cordero, ‘hace prodigios y portentos’, promete la felicidad y habla palabras hermosas, llenas de halago. Promete el Reino en este mundo, como Cristo. El Reino en este mundo, por las solas fuerzas del hombre, como el Dragón le prometía a Cristo, en el Monte de la Tentación”. (Ibídem, p.260-261).
Tal como está haciendo hoy Francisco con tanto éxito, aclamado por todos los  medios de información mundial, y como han hecho Juan Pablo II y Benedicto XVI.
 
Es evidente que estos agentes del mal lo que buscan es el Paraíso Terrenal: “El Capitalismo y el Comunismo, tan diversos como parecen, coinciden en su fondo; digamos en su, núcleo ‘místico’: ambos buscan el Paraíso Terrenal por medio de la Técnica; y su ‘mística’ es un mesianismo tecnólatra y antropólatra, cuya difusión vemos hoy en día por todos lados, y cuya dirección es la deificación del Hombre; la cual un día se encarnará en Un Hombre”. (Ibídem, p.347).
 
Por esto hay que tener presente que se trata de una lucha eminentemente religiosa, doctrinal, de fe, más que de guerras, aunque las puede haber: “Actualmente existe una crisis mayor que todas las precedentes. Ella es gravísima y universal. Una cantidad de instituciones se han derrumbado, y de barreras han caído. El mundo se ha nivelado (‘y montañas ya no hay’) y tiende a amalgamarse. Fenómenos nefastos de gran calibre, dos Guerras Mundiales, hemos sido testigos de ellas. La nueva ‘Era Atómica’. Contemplemos otros puntos. Los judíos sabían mucho del Reino del Mesías, pero no sabían claramente de los Dos reinos de Cristo, o sea de sus Dos Venidas . Los Profetas hablaban de ambas per modum uníus, unitariamente; sea porque así fue la inspiración divina, sea porque las profecías escritas están ‘amontonadas’, por decirlo así, por los escribas que recogieron y recibieron los diversos recitados orales; en las cuales quizá se distinguían los dos  géneros: ‘profecías mesiánicas’, y ‘profecías esjatológicas’, como hacemos  hoy día; ya que sabemos el Mesías vino y fundó un Reino, y no siguió de inmediato el triunfo temporal y el OTRO Reino perfecto, las Bodas del Cordero, y la Restauración del Trono de David (‘y le dará Dios el trono de David su padre, y su Reino no tendrá fin’ - dice el Ángel a Nuestra Señora) de donde la Exégesis de
inmediato debió después de Cristo distinguir los dos sucesos. (…) Sea como fuere, cuando vino el Mesías, los judíos SE EQUIVOCARON. Este es uno de los fenómenos más asombrosos y la tragedia más grande que ha habido en el mundo. Estaban bastante preparados a equivocarse desde tiempo hacía. Habían dejado caer de su vista los vaticinios del Mesías sufrido y manso, redentor de pecados, impartidor de conocimiento religioso, y jefe de un reino pacífico y paciente; y esperaban (y exigían) el Rey triunfante de la Segunda Venida. En suma, quisieron la Segunda Venida, sin la Primera, pasando por alto las indicaciones que en los Profetas, aunque sea de paso, las distingue; y muy claramente en Daniel. (…) Una vez hubieron decidido, el Mesías TENÍA QUE SER ASÍ, como ellos lo soñaban, inevitablemente los Judíos tenían que matar al Mesías real”. (Ibídem, p.363-364).
 
 
Comentando el P. Castellani sobre la Iglesia de Thyatira, una de las Siete Iglesias del Apocalipsis, señala: “El ‘premio’ prometido a esta Iglesia, a los que vencieren (de hecho el poder mundial de la Monarquía Cristiana se manifiesta al final de ella) a diferencia de todos los otros seis: es TEMPORAL, como ya está notado. Para los que tienen la teoría milenista, esta anomalía no hace dificultad ninguna: TODAS las promesas de Cristo ‘a los que vencieren’ se cumplen en el período de
paz, triunfo y esplendor religioso (el Milenio) que seguirá a la Parusía y al derrocamiento del Anticristo; y son a la vez como si dijéramos temporales y eviternos”. (Ibídem, p.54).
 
Y como hace ver el P. Castellani: “Cristo debe volver. Debe volver pronto. Y a medida que su retorno se aproxima, por fuerza se deben hacer más claras las Promesas de sus Santos y las Visiones de sus Videntes. Volverá no ya a ser crucificado por los pecados de muchos, sino a juzgar a todos, no como Cordero de Dios, sino como Rey del Siglo Futuro. Volverá para poner a sus enemigos de  alfombra de sus pies, a restaurar y restituir para su Padre todas las cosas, arrojado de ellas y amarrado el Príncipe de este mundo; volverá en el clímax de la más horrenda lucha religiosa que han visto los siglos, en el ápice mismo de la Gran Apostasía y de la tribulación colectiva más terrible después del Diluvio, cuando sus fieles estén por desfallecer y esté por perecer toda carne”. (Ibídem, p. 90-91).
 
Tenemos que la única restauración verdadera es la realizada por Cristo Rey en el Gran Día, lo cual descarta de plano las falsas restauraciones por mano de los hombres: “El término de la historia será una catástrofe, pero el objetivo divino de la historia será alcanzado en una metahistoria, que no será una nueva creación, sino una ‘trasposición’; pues ‘nuevos cielos y nueva tierra’ significa ‘renovadas todas las cosas’ de acuerdo a su prístino patrón divinal”. (Ibídem, p.149).
 
El Milenarismo Patrístico claramente enseñado por San Ireneo lo podemos apreciar con este y los siguientes textos: “(…) vendrá entonces el Señor desde los cielos y sobre las nubes, en la Gloria de su Padre, y mandará al estanque de fuego al Anticristo con sus fieles; inaugurará al mismo tiempo para los justos, los tiempos del Reino, es decir el descanso, el séptimo día que fue santificado y entregará a Abraham la herencia prometida: es el Reino en que, según la palabra del Señor, ‘Muchos de Oriente y del Occidente vendrán y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob’ ”. (Contra las Herejías, Libro V, ed. Apostolado Mariano, Sevilla 1999, p.114).
 
Y este Reino Milenario, es el Gran Banquete de las Bodas Nupciales: “Tales promesas significan por tanto, claramente el banquete, que proporcionará esta creación en el reino de los justos y que Dios nos ha prometido servir él mismo”. (Ibídem, p.126).
 
Estas son las Bodas del Cordero y por si alguno las quiere interpretar alegórica y no  literalmente se verán divididos, he aquí la advertencia que hace San Ireneo: “Si algunos tratan de interpretar estas profecías en el sentido alegórico, no lograrán ponerse de acuerdo entre sí en todos los puntos”. (Ibídem, p.127).
 
Y continúa explicando el Santo Mártir y Padre de la Iglesia: “Todas las profecías de este género se refieren sin discusión a la resurrección de los justos, que tendrá lugar después de la venida del Anticristo y destrucción de las naciones sometidas a su autoridad: entonces reinarán los justos sobre la tierra, cuando crezcan a causa de la aparición del Señor; y , gracias a él, se irán acostumbrando a asir la Gloria del Padre, en el Reino, y tendrán acceso al trato con los santos ángeles, así como a la comunión y unión con las realidades espirituales”. (Ibídem p.127).
 
San Ireneo dice que el Milenio es el Séptimo día que está expresado en los días de la creación: “Esto se encuentra ya en el libro del Génesis, según el cual, la consumación de este siglo tendrá lugar el día sexto, es decir el año 6000; después vendrá el séptimo día, día de descanso, del cual dice David: ‘Aquí está mi reposo, los justos entraran por él’: este séptimo día es el séptimo milenio, el del reino de los justos en que todos se ejercitarán para la incorruptibilidad, después que haya sido renovada la creación, para los que hayan sido guardados para este fin. Es lo que confiesa el Apóstol cuando dice que la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción, para tener parte en la libertad gloriosa de los hijos de Dios”. (Ibídem p. 133).
 
Tenemos que el milenio corresponde al séptimo día de la creación y que él constituye la Gran Esperanza Apocalíptica de la Parusía y de la Apocatástasis, de la Palingenesia, es decir, del nuevo nacimiento, renacimiento, regeneración, es el retorno de todas las cosas a su estado primigenio, esta renovación o restablecimiento universal es la gran restauración cósmica apocalíptica-parusíaca, es el gran día por el cual todas las creaturas (animadas e inanimadas) gimen esperando el día de su redención, viéndose libres de la corruptela; es la
Bienaventurada Esperanza de San Pablo, la Parusía.
 
Y para terminar, debe quedarnos claro que el que se opone al Milenarismo Patrístico, está siguiendo los pasos del impío, pérfido y traidor apóstol que vendió a Cristo, Judas, por lo que afirma San Ireneo en este texto: “La bendición que acabamos de hablar se refiere por tanto, sin discusión a los tiempos del reino: cuando reinen los justos después de haber resucitado entre los muertos y (haber sido, por el hecho de esta misma resurrección, colmados de honor por Dios);  cuando incluso la creación liberada y renovada produzca en abundancia toda clase de alimentos, gracias al rocío del cielo y a la fertilidad de la tierra. Esto es lo que los presbíteros, que habían visto a Juan, discípulo del Señor, recuerdan haber oído de él, cuando evocaba la enseñanza del Señor relacionada con aquellos tiempos. (…) He aquí lo que Papías, oyente de Juan, compañero de Policarpo, hombre venerable, atestigua por escrito en su libro cuarto -pues hay cinco libros compuestos por él-. Y añadió: ‘Todo esto es creíble para los que tienen fe. Porque, prosigue él, como Judas el traidor siguiese incrédulo y preguntase: ¿Cómo podrá Dios crear tales frutos? - el Señor le respondió: Verán quienes vivan hasta entonces’ ”. (Ibídem, p.121-122). Queda claro que Judas no creía en el Reino predicado por Nuestro Señor en su Segunda Venida y lo quería antes, y por eso lo traiciona.
 
Tengamos presente la advertencia que propina el santo mártir, padre y obispo de la Iglesia: “Si alguien no acepta estas cosas como del reino, caerá en infinidad de contradicción y dificultades, tal como los judíos caen y se debaten”. (Ibídem, p.120-121). Ser milenarista no es ser judaizante como afirma el P. Calderón, sino que se es judaizante por ser antimilenarista o milenarista al revés.
 
Esperamos que con esto, el Padre Calderón pueda reconsiderar su posición antiapocalíptica y antimilenarista, o que por lo menos no impugne lo que desconoce, y no sea ni un judaizante, ni siga los pasos de un traidor como Judas.
 
P. Basilio Méramo
Bogotá, 7 de Agosto de 2013

Informe sobre Williamson

Dado que Monseñor Williamson se despacha impúdicamente, afirmando contra la evidencia que la resistencia comenzó en la primavera del año pasado 2012 en Estados Unidos, demuestra que no sólo es falso históricamente, sino que hace sospechar aviesas y torcidas intenciones.

Si vamos a hablar del inicio de la resistencia, habría que distinguir que hubo primero una resistencia interna dentro del seno mismo de la Fraternidad San Pio X,  pues todo comenzó a hacerse visible con el jubileo del 2000, y a través de expresiones de Monseñor Fellay como que: “si me llaman a Roma voy corriendo”, “aceptó el 95% del Concilio Vaticano II”, además de todo su doble lenguaje, de la pérdida de la energía en el combate, el surgimiento de los grupos acuerdistas como el GREC y todo lo que alrededor de eso se tejía; después, los dos años de tratativas con Roma, hasta que surge el Motu Proprio y el levantamiento de las pretendidas excomuniones, ante todo lo cual Monseñor Williamson nada dijo ni hizo en contra para denunciar el error, como era su deber, alertando a los fieles e incluso a los mismos sacerdotes, por todo lo cual se prestó vil y estúpidamente a todo este juego, que ahora tardíamente denuncia.

Después la resistencia se hace pública y manifiesta, con mi impugnación al Motu Proprio que legitimaba jurídica y teológicamente la Misa Nueva bastarda (como la llamó Mons. Lefebvre) dándole incluso la primacía, mientras que la Misa de siempre quedaba relegada a algo extraordinario (esporádico). Con esto, se legitimó a la concubina con toda su descendencia bastarda y se arrincona, quitándole la primacía, a la única mujer legítima; y ésto lamentablemente no lo vió ni lo denunció en su momento nadie que yo se sepa.

Ahora bien, como lógica consecuencia, a mí se me expulsa en Marzo del 2009, haciéndoseme ver a través de Mons. de Galarreta -en una visita que le hiciera al Priorato de Orizaba por lo menos un año antes- que evidentemente les estorbaba, diciéndome que “por qué  no me retiraba de la Fraternidad”.
Aunque antes de mi eyección, el Padre Abrahamowicz se había separado, aunque sin manifestar con un escrito los motivos y razones teológicos  del caso. Después reaccionaron dimitiendo, el P. Ceriani, el P. Turco y el P. Grosso, por no aceptar el Motu Proprio ni el levantamiento de las excomuniones; y hasta ahora, nadie chistaba, todos callaban y aceptaban, nadie decía nada.

Y mientras la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, era teológicamente destruida, a los que habían reaccionado, se los consideraba viles parias, leprosos desechables y hasta loquitos, deshonrados, al punto que los que ahora reaccionaron, como el Padre Trincado,  negaban el saludo; incluso en el Priorato de Bogotá  por miedo al Padre Bouchacourt el Prior temía confesarme, dada   esa política de manipulación de los sacramentos, que como se sabe, se le han negado y se le niegan a los fieles no están de acuerdo.

Es así como han sucedido las cosas, y si ahora han reaccionado valientemente muchos el año pasado, como lo hizo  el Padre Trincado (enfrentando a  Monseñor Fellay y haciéndole casi salir lágrimas cuando le repitió tres veces en su cara ¡que renuncie!), actuando valerosa y enérgicamente, como corresponde a un militar de pura sepa, eso no hace, sin embargo,  que ahora esa resistencia que se agrupa alrededor de Monseñor Williamson, sea la primigenia; en el mejor de los casos sería la continuación de la que ya había comenzado mucho tiempo atrás, después de que  se le caen las escamas de los ojos (como le pasó a San Pablo)  ven lo que antes no veían.

Por eso, es una canallada, si es que no se trata de un simple desliz de memoria o de despiste, que Monseñor Williamson diga que le Resistencia comenzó el año pasado en los Estados Unidos. Y si él insiste en así considerarlo y decirlo, la única resistencia que podría haber comenzado el año pasado, sería la de una falsa resistencia que él de algún modo dirige y encabeza, para eclipsar, vituperar y desacreditar a los verdaderos intransigentes y resistentes de la primera hora; y ésto no sería más que el juego feroz y criminal de la judeomasonería vaticana, para destruir lo poco que verdaderamente le pueda resistir.

Esto es lo que Monseñor Williamson tiene que aclarar, pues como es sabido, todo su actuar ambiguo, incoherente y estrafalario, haciendo declaraciones que distraen la mirada  del verdadero problema,  porque sus declaraciones en Alemania, parecen más el fuego que se propicia fuera del castillo, para distraer la atención y penetrar en la fortaleza, al igual que un fuego de artificio que nos distrae la mirada del verdadero problema,  es como nos presentar un falso blanco para que no se apunte al verdadero; y el blanco aquí era el baluarte de la Fraternidad San Pio X que había que destruir  vil y traidoramente como está haciendo Mons. Fellay y su sequito.

Por eso Mons. Williamson debe  dar respuesta a los cargos que en el siguiente escrito se le imputan y aclarar las cosas. Y si no lo hace, su silencio confirmará lo allí dicho; todo depende de él, y de ello el juicio que deberemos formular.

P. Basilio Méramo
Bogotá, 5 de agosto de 2013.



QUIEN ES DE VERDAD M. WILLIAMSON

Vistos los últimos acontecimientos acaecidos en la FSSPX, y una vez confirmado oficialmente lo esperable, como la expulsión de Mons. Williamson, y el agrupamiento en torno suyo de los elementos más opuestos a un acuerdo con la Roma modernista, me ha parecido útil asomarme más de cerca a la figura de este peculiar obispo, y averiguar si es tan fiero el león como lo pintan.
 
   Sin ánimo de ser exhaustivo, los hechos son los siguientes:

Lo primero que salta a la vista es que el propio interesado ha tenido un cuidado extremo en esconder cualquier información referente a su nacimiento, padres, infancia y primeros años de vida adulta, por lo que nos encontramos con distintas versiones no necesariamente coincidentes:
Richard Nelson Williamson nace el 8 de Marzo 1940, en un lugar indeterminado del Buckinghamshire, según unos, (quizás Beaconsfield), y en un igualmente imprecisable lugar de Londres, según otros.
Es hijo de un pastor anglicano del Hampshire, es decir, de uno de esos presuntos sacerdotes que hablan, visten y celebran como los sacerdotes católicos, pero cuya ordenación fue declarada inválida por el Papa León XIII a fines del S. XIX.
Según otras versiones, su padre habría sido un protestante escocés, jefe de compras en los famosos almacenes Mark and Spencer, que terminó su carrera frustrado por no haber obtenido el puesto que ambicionaba, por causa, al parecer, de su ascendencia Goyim.
Su madre, Helen, cuyo apellido de soltera no nos ha sido facilitado, debía de ser una real hembra, gobernadora absoluta de su casa, de fuerte carácter y firmes convicciones, además de pianista de cierto renombre. Tendrá dos hijos más, el uno empleado financiero en la City de Londres, mientras el último se construía una carrera cinematográfica en Nueva Zelanda.
Las afinidades religiosas de la madre son interesantes en la medida en que los grabará a fuego en la mente y el corazón de Richard y sus dos otros hijos:
Ésta era adepta del movimiento religioso conocido como “Christian Science”, basado en la protestante Sola Scriptura, que se caracterizaba por predicar que el pecado dejaba al pecador indemne de toda falta y responsabilidad, y que “una comprensión verdaderamente espiritual expulsaba al mal como algo irreal”. Esa “Salvación a través de la comprensión no era otra cosa que el trasunto del gnóstico “Salvarse a través del Conocimiento”, reservado a una élite de elegidos.
El error intelectual no se curaba gracias a la lógica y al estudio, sino gracias a la oración y comprensión universal, más allá del principio de no-contradicción.
No faltaba ni siquiera la consideración de Dios como un ser andrógino, Padre y Madre al mismo tiempo, y por debajo, la cabalística afirmación de que en Dios coinciden los contrarios, blanco y negro, luz y oscuridad, error y verdad, Bien y Mal.
Todo esto tan típico de las logias rosacruces tan importantes en el desarrollo del Imperio Británico desde el S. XVII.
No en vano, e importante para lo que luego diremos, la Christian Science ha sido definida como una especie de Hegelianismo bíblico, en que los contrarios son útiles para que se desarrolle el plan de la Sabiduría divina, sin importar las desgracias y pecados que ello ocasione, al fin y al cabo ilusorios e inexistentes, puesto que pertenecen al mundo de la materia.
Más interesante aún es considerar las conexiones que esa doctrina mantenía con influyentes sociedades secretas como la Round Table, fundada en 1890 por Cecil Rhodes con el fin de federar todos los pueblos anglófonos del mundo para que fueran capaces de asentar el dominio del Imperio Británico por siempre.
Para ello, éste último dotó de su propio (y enorme) peculio unas cotizadísimas bolsas de estudios en las Universidades de Oxford – Cambridge y Colleges afiliados.
Asociado con Lord Alfred Milner, y algo más tarde, con el clan Rothschild, y con la Christian Science como doctrina oficial, ha constituido uno de los principales vectores de influencia del Imperio anglo-americano hasta nuestros días.
Todo este conjunto de ideas esotérico-ocultistas no sólo entrarán el la vida de Richard a través de su madre, sino que se precisarán durante su escolaridad, nada menos que en el Winchester College, en el Hampshire, presunto lugar de pastoreo de su padre.
No es un colegio cualquiera, sino que es el más antiguo del país, con existencia ininterrumpida desde hace más de 600 años, modelo de Colleges tan elitistas y prestigiosos como el Eton College, o el King’s College, de Cambridge, por lo que la muy fiable Good Schools Guide no teme afirmar: “Se podría decir que Winchester College tiene la mejor tradición educativa de todas las escuelas de Inglaterra”.
Como pueden suponer nuestros inteligentes lectores, esa clase de internados, en que se inventó la palabra snob, no es precisamente el sitio en que uno entra, no ya sin excelentes recomendaciones, sino además, careciendo de ascendientes familiares de cierto y reconocido pedigree, coronados por eminentes servicios a la causa del Imperio…
Para nosotros, pobres españoles pasados por la lobotomización prisoica, resulta realmente difícil darse cuenta de lo que supone una institución educativa de estas características, en que la palabra Tradición se hace carne, piedra y pergamino, y que va a marcar con el sello particular de la casa a sus formandos de manera inconcebiblemente profunda, y ello, para el resto de su vida.

Es allí donde la fuerza oculta que edificó y aun mantiene el Imperio Británico forma todos los aspectos de la personalidad de sus pupilos, hasta convertirlos en útiles y leales servidores de un proyecto viejo de cinco siglos. Particular importancia se da a la formación humanística, artística, y filosófica, pues como decía Winston Churchill, “el día en que los responsables del Imperio ya no sepan latín ni griego, éste habrá llegado a su fin”. Y sabía lo que decía…


Más sorprendente todavía para los deshistoriados españoles: La formación religiosa sigue siendo prioritaria, como lo evidencia la prominencia de su capilla.
 

 
 
 
Ahí es donde el joven Richard asimilará una cierta visión de la vida que ya no le abandonará nunca más.
 

¿Será casualidad que a pocos centenares de metros de ese antiguo y venerable College se encuentra el Great Hall, único resto del castillo real de Winchester, en el que se conserva la tabla de madera pintada que representa desde el mismo Siglo de fundación del College la Round Table, la Mesa Redonda del Rey Arturo, inspiradora de la Sociedad secreta Round Table-Milner Group?

¿Y que justo al lado de la Mesa, se encuentre un curioso monumento de la Reina Victoria coronada y entronizada como Reina del Mundo?



 

Más tarde, nuestro héroe seguirá ampliando sus estudios con un grado en literatura inglesa, nada menos que en el Clare College de Cambridge, filial del Winchester, y situado justo al lado de la maravillosa capilla del King’s College.


 

Cuando uno recuerda que esta Universidad fue junto con Oxford el centro neurálgico de reclutamiento y formación de los muy experimentados servicios de Inteligencia británicos, es poco creíble que nuestro Richard no haya colaborado, a sabiendas o no, con los inspiradores del Sr. Bond, tras haber recorrido un cursus tan definido, y haber demostrado indudables cualidades personales.

 

Pero si hacemos un poco más de memoria, recordaremos que ahí fue donde se formó una gigantesca red de topos que trabajaban para hacer caer al Imperio británico del lado de la Internacional comunista, Komintern. Pero había una gran diferencia: Así como la Komintern era una asociación exotérica, visible, y que actuaba por medios político-ideológicos igualmente reconocibles, su contraparte esotérica, la Homintern, actuaba por medios mucho más discretos, y por ende, infinitamente más peligrosos. Entre éstos, el cultivo de todo tipo de filosofías alternativas, esoterismo, magia ceremonial o sexual, satanismo, y una especial atención al clero de las diferentes iglesias cristianas.

Sus miembros se reclutaban básicamente entre aquellos que sentían un odio feroz por la civilización cristiana y su férreo e inmutable orden moral, y que se encontraban unidos entre ellos por unos lazos de fidelidad carnal-espiritual que la misma presión exterior volvía irrompibles. Era la Internacional Homosexual, de la que se sirvieron los espías comunistas para reclutar agentes que se infiltrarían en todas las instituciones, y las pudrirían y corromperían desde el interior, sin perdonar ni la Iglesia, ni la Casa Real.
 

Tenemos un señero ejemplo de lo exitoso del procedimiento si examinamos el proceso de fundación de ETA, nacida de una célula comunista desarrollada en el seno del seminario de Derio, en Bilbao, y cuyas costumbres sexuales vienen evidenciadas hasta por los nombres de guerra asumidos por sus miembros.
 

El grupo inicial de doce intelectuales a los que se conocerá como los Apóstoles de Cambridge será fundado por un George Tomlinson, que acabará, curiosamente, como obispo de Gibraltar. En el tiempo en que Richard estaba allí, el grupo copaba casi todo el Establishment, bien protegido por Lord Mountbatten, su principal patrón.
 

Cuesta creer que un joven tan prometedor no fuera aprovechado por los servicios de Su Majestad.

 
Una vez en posesión de su título, enseñará en Ghana, y el St Paul School de Londres, en la que se ganará fama de profesor brillante y muy dado a actividades extra escolares.

Mientras, meditaba seriamente convertirse a la religión católica, bajo la influencia de un escritor sobre el que nos vamos a detener un momento:
 

   Su gran mentor intelectual-espiritual desde los años 60 hasta su muerte fue el conocido escritor Malcolm Muggeridge, (24 de Marzo 1903-14 de Noviembre 1990), periodista, satirista, locutor de radio, miembro del MI6, y por último, apologista cristiano.


 

Tan es así que Mons. Williamson pronunciará su oración fúnebre, un 1 de Diciembre 1990, en que recordará al gran escritor antimoderno que lo guiaría hasta el catolicismo, antes de convertirse él mismo, junto con su mujer Kitty.

 
Claro que, cuando examinamos el recorrido de Malcolm, nos encontramos otra vez con el King’s College de Cambridge, y con su capellán, el Rev. Alec Vidler, típico exponente de la mezcla entre el High Churchmen y el iniciado en las logias rosacruces que han constituido la fuerza conservadora del Imperio, que tanto apreciaba el Nuncio Roncalli en sus tiempos parisinos.

 
Volvemos a encontrar a Malcolm bañando en los secretos de las altas instancias mundialistas, casado con Kathleen Dobbs, sobrina de Beatrice Webb, autora que junto con su esposo Sydney, será una de las divulgadoras del marxismo, en su versión soft fabiana, que procurará introducir en Gran Bretaña por medio de uno de los primeros y más completos sistemas de Seguridad Social, lo que valió a los esposos ser enterrados en la abadía de Westminster, y haber sido recordados, por ejemplo, en el show inaugural de las últimas Olimpiadas de Londres.

 
Lo que se recuerda menos, es que actuaron como auténticos espías para la Unión Soviética, y que siempre pretendieron acelerar el ineludible triunfo del comunismo a través de una penetración lenta, perseverante y progresiva de sus agentes en todos los estamentos de la sociedad.

Esta penetración debía ser hecha según los principios de la Sociedad Fabiana, (de Fabius Cunctator), general romano que se especializó en vencer no combatiendo de frente, como los bolcheviques, sino siempre por medios ocultos y engañosos, ganando tiempo para cansar al adversario, (el temporizador), hasta que éste se rinde casi sin combatir. Uno de sus mejores realizaciones será la muy influyente London School of Economics, cuyas gloriosas enseñanzas estamos experimentando actualmente…

Sin olvidar que esa estructura exotérica venía gobernada por otra interna y esotérica de clara inspiración teosófica.


 
 

De ahí su escudo, un lobo revestido de piel de oveja…

 

Habiendo Muggeridge conocido gracias a los informes del matrimonio Webb los increíbles detalles de las hambrunas organizadas por Lenin y Stalin, éste cambió su postura política por otra conservadora, pero nunca cambió su visión sobre la necesidad de acompañar el futuro estado socialista mundial con un suplemento de alma y espiritualidad que debía hallar su fuente en una especie de amplia Iglesia ecuménica unificada, de tendencia conservadora y ritualista, como lo que él había conocido en Cambridge.
 

Durante la II Guerra Mundial, sus relaciones del Intelligence Service lo pusieron en relación con el Movimiento litúrgico belga que ya preparaba el Concilio., hacia el que adoptaría luego una actitud crítica, por haberse alejado de su matriz y modelo, la Alta Iglesia de Inglaterra.
 

Finalmente, se convertirá al nuevo catolicismo conciliar tan bien representado por una Madre Teresa de Calcuta que no pretendía convertir a nadie, y que él se encargó de hacer descubrir al público anglosajón.
 

Todo ello nos indica que estamos en presencia de quien introdujo a Richard en los arcanos del sistema mundialista, en su aspecto primario y más importante, y también más desconocido: El religioso-espiritual. Ese sistema de dominación definitiva funciona de manera dialéctica, hegeliana, cabalística: Tesis, a la que se opone una antítesis, que se fundirán en una síntesis, y así una y otra vez, hasta que todas las resistencias a ese Nuevo Orden Mundial queden diluidas en un Leviatán mundial muy parecido a lo reflejado en las obras de esos grandes iniciados rosacruces llamados A. Huxley y G. Orwell, cuyas advertencias vemos cumplirse bajo nuestros mismos ojos.

 
Se trata de controlar todos los intervinientes que se oponen aparentemente, mientras se los lleva sin que lo sepan a una futura unión de contrarios, por ejemplo, la que se intentó entre la doctrina católica bimilenaria, y “las mejores conquistas de dos siglos de civilización liberal” (J. Ratzinger).

Se preparó al joven Richard para ser el muñidor de uno de los extremos oponentes a la nueva síntesis conciliar, con la misión de facilitar la incorporación del mayor número posible de sus adherentes, convenientemente reagrupados en la FSSPX, dentro de la Nueva Iglesia inaugurada por el Concilio Vaticano II.
 

Para ello, se había previsto una estrategia conocida como “la pinza”: Una de las mandíbulas estaría compuesta por un buen núcleo de infiltrados en la FSSPX, alumnos del filósofo hegeliano alemán Rainhart Lauth, y presidido por el teutón Padre Schmidberger, que tenía contactos directos con el futuro cardenal y papa Ratzinger. Estos debían hacer todo lo posible por neutralizar los esfuerzos de resistencia de la Fraternidad, sin parecerlo, evidentemente.

 
Pero como siempre iba a existir un núcleo de gentes menos engañables o comprables, era necesario organizar también una “leal oposición”, aparentemente opuesta a cualquier acuerdo con la Roma conciliar, pero minada por los mismos errores teológicos y estratégicos que su contraparte acuerdista, e igualmente controlada por algunos agentes de influencia.

 
Ese será el papel asignado al joven Williamson, que se destacó desde sus primeros tiempos en Ecóne como federador de la facción más dura, y cuasi sedevacantista, sin salirse jamás del guión elaborado muchos años antes.

 
Una vez separados los dos anillos, y absorbido el más numeroso por la Roma conciliar, neutralizar el otro es un juego de niños, corrientemente practicado por los Servicios:

 
Ese joven tan brillante, prometedor y bien formado adoptó cada vez más un disfraz, aparentando ser un estrafalario inglés, capaz de salir con las afirmaciones más imprudentes o inoportunas, incontrolable e inclasificable, gran defensor de la Tradición y paladín de las esencias, un inofensivo y excéntrico prelado británico que sería sin embargo capaz de tomar la sucesión de Mons. Lefebvre si lo peor llegaba a ocurrir.
 

Lo mismo que Roncalli disfrazándose de inocente, apolítico e ingenuo párroco de pueblo, iba a conseguir por allí el envenenamiento intelectual y espiritual de los resistentes, sin que éstos se dieran siquiera cuenta.
 

Como veremos, los actos incoherentes de un excéntrico van a mostrarse de una coherencia absolutamente británica.
 

Empezando por su gestión del Seminario norteamericano de Ridgefield, Connecticut.

No por nada, desde sus días de seminarista, Richard se ganó fama de poco claro, reflejado en el mote que le pusieron: “Tricky Dickie” o “Tricky Richie”.
 

Su administración de los seminarios se caracterizaba por lo siguiente: “Normalmente, antes de llegar, las disensiones producidas por las incoherencias doctrinales y prácticas de la Fraternidad se mantenían en un nivel aceptable, dentro de una convivencia pacífica y armoniosa. Era llegar él, y ver cómo rápidamente, las tensiones aumentaban hasta hacerse insostenibles, resolviéndose muchas veces con la salida o expulsión de muchos elementos valiosos y combativos, mientras se prefería a los “piadosos” que eran capaces de cambiar muchas veces de criterio a la primera insinuación de sus superiores.”
 

“El método del P. Williamson era el típico de un agente provocador: Primero grandes declaraciones excesivas destinadas a provocar fuertes reacciones de aprobación y oposición entre los seminaristas, para a continuación identificar los elementos menos maleables e irlos aislando y humillando hasta que ellos mismos se marchaban, o eran expulsados.” “La Misa del P. Williamson era tan escandalosa, despachada sin el más mínimo respeto de las rúbricas, que procuraba no tener que asistir a ella.”

 
Por no hablar del sistema de auténtico espionaje que ponía en vigor en los seminarios de los que fue superior, en que una camarilla de favoritos eran encargados de espiar todos los hechos, dichos y omisiones de sus compañeros, con informes puntuales y circunstanciados mañana y tarde, haciendo reinar un auténtico ambiente de terror policíaco tan típico de la actual FSSPX.
 

Así ocurrirá en el seminario americano de la Fraternidad, en el que un grupo de 9 seminaristas empezó a cuestionarse seriamente algunas de las posiciones más problemáticas de su fundador, como el reconocimiento de unas autoridades evidentemente heréticas, y por ende, ilegítimas, mientras por otra parte se les resistía y desobedecía sistemáticamente; o la adopción de las primeras versiones bugninianas como liturgia oficial, o las crecientes dudas sobre la validez de las órdenes conferidas con el Ordinal del 18 de Junio 1968, la aceptación de falsas anulaciones matrimoniales, sólo por apuntar algunas.

Williamson fue haciendo aumentar las tensiones, hasta que un 27 de Abril 1983, el mismo Mons. Lefebvre, evidentemente aleccionado por los dos topos hegelianos Schmidberger y Williamson, rechazó con evasivas enfrentar esas cuestiones, y empezó un largo y doloroso proceso para hacerse con unas propiedades que los católicos americanos habían puesto a disposición de la Fraternidad con la condición de mantenerse fuera del alcance de la Roma modernista, condición que el arzobispo no parecía dispuesto a cumplir. 

Pasando sobre sus años presbiterales, vamos a fijarnos en su etapa episcopal, en que se irá revelando el auténtico Williamson:

 
Por ejemplo, su escudo episcopal, en que, como es sabido, el electo refleja su personalidad e intenciones:

 

 
 
 
Como ven, el típico escudo rosacruz, en el que la rosa de la Sabiduría y Ciencia Místicas cubre, y domina la Cruz, formando una RosaCruz!?

 
Más: Esa rosa-pentáculo que parece doble, (con otra en el centro), es exactamente la misma que aparece en el escudo Tudor, reflejado en la Mesa Redonda iniciática de Winchester.

 

Y para coronar el todo, un león gladífero, que todos los iniciados británicos reconocerán como el de Venecia en guerra, precisamente cuando la facción de los Giovini, sabiendo que la laguna ya no les ofrecía la protección de antaño, habían elegido a Inglaterra como nueva base de operaciones, desde la que edificaría el sistema esclavista-usurero anglo veneciano que aún nos domina.


 

Lo más curioso del asunto, es el cambio sobrevenido en el escudo:

 
Primero, éste publicado por Fideliter en 1988

 

Fíjense en la escritura romana, y en la forma de la “rosa”.

 Comparen con el que figura más arriba, con escritura gótica y rosa Tudor pentacular, publicado en 1990.
 
Ahora, fíjense en este escudo:


 

Es el del MI 5, la casa de James Bond, los espías fundados por el satanista John Dee, en tiempos de la pérfida y anticatólica Isabel.


 

Cuando uno recuerda que el simbolismo de la rosa sobre la cruz, significa que es el sello del silencio de aniquilación sobre la obra de la Redención, que se hace eficaz en primer lugar a través de los Sacramentos, frutos de la Cruz, tal vez ciertas cosas empiecen a tener sentido…Las dos rosas del MI 5 combinadas en un solo escudo, ¿Curioso no?

Sobre todo cuando sabemos que son especialistas en jugar con las dobles interpretaciones.
 

“Fidelis inveniatur”, sea hallado fiel, pero…¿A quién? That is the question.
 

Cuesta creer que con esos sulfurosos antecedentes, Mons. Lefebvre haya cometido la grave imprudencia de ordenarlo sacerdote, tras un tiempo de seminario excepcionalmente breve, y más aún, de haber promovido al episcopado a un antiguo hereje, cosa que los cánones prohíben, exigiendo para ello una dispensa especial que Mons. Lefebvre no podía otorgar.
 

Creo que ya es más que hora de que nos asomemos a la obra de saboteador que en el terreno doctrinal ha realizado Mons. Williamson en su años de episcopado, con perseverancia digna de mejor causa: Brevemente: 

-          Negación de la infalibilidad del Magisterio ordinario del Papa, o del Magisterio Ordinario Universal, con la excusa de las famosas e inexistentes “condiciones”.

-          Negación del Papa como Regla próxima de la Fe, sustituido por la regla remota, es decir, la Tradición.

-          Negación de la infalibilidad del Papa en su aprobación de los ritos litúrgicos, pudiendo un Papa, según él, aprobar un rito “intrínsecamente nocivo” e incluso gravemente herético, además de inválido.

-          Afirmar que una definición dogmática puede ser buena en sí, pero mala per accidens.

-          Esas definiciones serían debidas únicamente al enfriamiento de la caridad…

-          Et alibi, aliorum, plurimorum, que suele predicar corrientemente la FSSPX.

 

Además, el supuesto contrarrevolucionario incorruptible es el que hizo apología del Motu Propio-trampa, ya que rebajaba al Rito Romano auténtico, de ser la liturgia todavía oficial de la Iglesia Romana, a ser una simple “Forma extraordinaria, es decir, excepcional u museística, mientras el engendro bugniniano era ascendido oficialmente a Forma oficial ordinaria, y por ende, obligatoria, del Rito Romano.

 
Es también el mismo “duro” el que agradece a Benedicto XVI el levantamiento de unas excomuniones, absolutamente inválidas, pero que él acepta como válidas, condenándose a sí mismo.

 
También es el mismo conservador de las esencias, el que describe a Ratzinger como un hombre sincero, amante de la Tradición católica de la Baviera de su infancia, pero con una mente liberal que le impide advertir las contradicciones entre esa Tradición y los errores conciliares. Por esa razón, Williamson pretende que sólo sería un hereje material, y que esa situación le permitiría seguir siendo Papa, a pesar de predicar la herejía, y favorecerla por todos los medios. Es lo que algunos han llamado “mentevacantismo”.

 
Pero cuando nuestro personaje riza el rizo, es con su afirmación de que el Papa es Soberano de dos Iglesias contrapuestas: Es Papa de la nueva iglesia conciliar, pero también de lo que queda de la antigua Iglesia Católica. Si esto no se parece a la fusión de contrarios de los cabalistas, que venga Dios y lo vea.

 
Está claro que W. hace todo lo que debe un buen quintacolumnista para mantener a todos los fieles aún católicos en las manos de la iglesia conciliar, bajo apariencias precisamente contrarias, por medio de declaraciones altisonantes, pero vacías y de ningún crédito.

 
Como si esto no fuera suficiente, el interfecto se ha señalado últimamente por su apoyo a una falsa mística italiana, María Valtorta, previamente condenada por el Santo Oficio por los graves errores doctrinales y morales inclusos en sus libros.
 

El iluminismo de Mons. Fellay y sus Cruzadas del Rosario trucadas se ve ampliamente correspondido por el iluminismo de un Mons. Williamson, capaz de dar crédito público a cualquier falsa aparición que pueda favorecer su agenda.

 
Vista la seguridad doctrinal de nuestro biografiado, nos costará menos entender por qué se va a convertir en uno de los principales actores en la obra de ocultamiento de uno de los más graves problemas de nuestro tiempo: La desaparición de los sacramentos válidos, obturación de las principales fuentes de esa Gracia que hace nacer y crecer a los cristianos, a la vez que impide el dominio del demonio sobre nuestro mundo.

 
Bien decía el rosacruz Martín Lutero (aquí tienen su escudo)



¿Les suena? 


que el principal objetivo a alcanzar si querían ver desaparecer la Iglesia Católica era destruir la Misa: “Cuando hayamos aniquilado la Misa, habremos aniquilado el Papado en su totalidad. Porque es sobre la Misa, como sobre una Roca que el Papado se apoya con sus monasterios, sus altares, sus ministros y sus doctrinas. Todo esto caerá cuando su sacrílega Misa hay sido reducida a polvo”
 

Y es el mismo Lutero el que confiesa que esas palabras provenían directamente del diablo, mientras estaba refugiado en el castillo de Wartburg.

 
Pero decía a continuación: “Sin embargo, para conseguir este fin con éxito y sin peligro, será necesario conservar algunas ceremonias de la Misa antigua para los de mente débil, quienes se escandalizarían con un cambio más rápido”

Toda la historia de la Iglesia de Inglaterra va a ser una ilustración de esa advertencia. Va a ser un gran laboratorio en que pudo experimentarse cómo desustanciar, protestantizar, cabalizar, desobrenaturalizar y despojar de sus verdaderos poderes sobrenaturales a la Iglesia, manteniendo al mismo una apariencia católica y respetable, cosa que no había logrado el protestantismo clásico, luterano, calvinista o puritano.

 
Cuando esas experiencias llegaron a plena maduración, a fines del S. XIX, la siguiente fase debía comenzar: Transformar a la Iglesia de Roma según el patrón de lo experimentado en Inglaterra.

 
Primero se intentó con la “Corporate reunion”, en que toda la Iglesia de Inglaterra en bloque se habría reunido con la de Roma, manteniendo sus peculiaridades. Lo malo es que entre éstas, se encontraban también un ritual de ordenación de sacerdotes y de consagración de obispos radicalmente inválido, porque se había extirpado de ellos cualquier referencia a la Misa como sacrificio expiatorio a favor de vivos y de difuntos.

 
El Papa León XIII acabó declarando definitiva e infaliblemente en Apostolicae Curae la nulidad total de sus órdenes, y por consiguiente, de casi todos los sacramentos conferidos por tales clergymen.

 
Si ese proyecto hubiera tenido éxito, se habría seguido para la Iglesia católica una espantosa confusión en donde ya no habríamos sabido quién estaba válidamente ordenado, y quien no.

 
Volvieron a intentarlo después del Concilio, con motivo de la reforma general de la liturgia imperada por aquél, y esta vez tuvieron éxito. Por la Constitución Pontificalis Romani del 18 de Junio de 1968, impusieron a toda la Iglesia un nuevo ordinal radicalmente alterado, y absolutamente incapaz de hacer verdaderos sacerdotes y obispos, a tenor de las normas de León XIII, por defecto objetivo en el mismo rito.

 
Mientras los tradicionalistas se fijaban en la Misa Nueva, también inválida y herética, pocos se fijaron en que su fuente, el sacerdocio, había sido herida de muerte, poniendo a la iglesia conciliar en la misma situación que la anglicana. Como decía el sabio, se fijaron en las manzanas del suelo, sin darse cuenta de que estaban aserrando el manzano.

 
Varios fueron los que desde los años 70-80 han ido dando la voz de alarma ante ese gravísimo problema, del que el mismo Mons. Lefebvre era consciente, hasta que el dúo infiltrado Schmidberger- Williamson lo convencieron asegurándole que la forma nueva y perfectamente inválida del nuevo rito era en verdad una fórmula oriental antiquísima aún en uso en algunas iglesias como las de los sirios o maronitas.

 
Desgraciadamente para ellos, el comité de estudios Rore Sanctifica empezó desde los años 2000 a publicar estudios sistemáticos que refutaban totalmente esa mentira caracterizada y ponían en relieve la actuación de las logias masónicas rosa-cruces británicas en la subversión de la Iglesia Católica desde el S. XVI.

 

Casualidad, casualidad, será Mons. Williamson el que intentará cerrar la boca y las mentes de los miembros de la FSSPX con una verdadera campaña de terrorismo intelectual y presiones de todo tipo, impidiéndoles conocer esas investigaciones, y encargando a los dominicos de Avrillé, en su prestigiosa revista “Le sel de la terre”, una refutación en regla de las afirmaciones de Rore. Éstos arruinaron completamente su crédito con una refutación donde no se sabe si sobresale más la ineptitud o la mala fe.

 

No mejor suerte corrió el estudio publicado por el P. Calderón, profesor del Seminario argentino de La Reja, del que casualmente era superior el mismo Mons. Williamson.

 

Por no hablar de la obrita publicada por el P. Celier, bien conocido infiltrado que benefició de la protección constante de Mons. Williamson, hasta cuando publicó una auténtica propeudéutica ocultista llamada “El dios mortal”.

 

Como decía antes, el incoherente prelado demostraba una coherencia absoluta cuando se trataba de proteger a la nueva iglesia conciliar en los dos “secretos” que ésta más teme ver descubiertos ante el gran público:

Dos tipos de poderes son los que constituyen toda jerarquía legítima: Un poder de Orden, sacramental, sobre el alma de los fieles y las cosas sagradas, a través de las cuales se comunica la Gracia que salva, sana, eleva, santifica y glorifica al ser humano y lo protege de los ataques de Mundo, Demonio y Carne.

Y otro, el poder de jurisdicción, que se recibe por colación de la autoridad superior, en último término, el Papa.

 
Lo último que les interesa a los prelados conciliares actuales es que sus fieles comprendan que no sólo no tienen ningún poder de jurisdicción sobre ellos, por haber salido de la Iglesia hace decenios, sino que además, tampoco tienen poder de Orden, por haber sido ordenados con un ordinal infalible y voluntariamente inválido.

 
Una vez desenmascarados como lo que son, unos puros laicos (en parte), usurpadores de la autoridad apostólica y del nombre de católicos, se acaba el chollo, y se verían expulsados de las iglesias que llevan saqueando y vandalizando desde hace decenios.

 
Y ya que llegamos a la cumbre de la infamia, todavía nos queda referirnos a un tema harto espinoso, pero absolutamente necesario para entender ciertos sucesos eclesiásticos.
 

Además de proteger a todo tipo de subversivos, parecería que Mons. Lefebvre también protegía a otro tipo de corruptores, los sexuales.

 
Por ejemplo, un cierto Padre Urritigoity, originario de Mendoza (Argentina), fue denunciado ya en 1987 por el superior del seminario de La Reja, el P. Morello, y recibiendo la especial protección del superior de distrito, el futuro Mons. De Galarreta, por presiones de la familia Calderón.

Éste organizó el traslado del denunciado al seminario de Winona, en Estados Unidos, cuyo superior era…¡Mons. Williamson!

 
Su antiguo superior, el P. Morello, dirigió entonces a Mons. Williamson un informe canónico donde ponía en evidencia las graves desviaciones sexuales del encausado, junto con algún que otro ataque e intento de seducción homosexual perfectamente comprobado y documentado. A la vista de las pruebas, pedía encarecidamente al obispo británico que no ordenara a tal sujeto.

 
No sólo fue ordenado por el mismo W.,en 1989, sino que el expulsado fue precisamente el denunciante, bajo acusaciones, por supuesto, de sedevacantismo.


Como era de esperar, el mismo amigo de W. y entonces superior de la Fraternidad, P. Schmidberger, fue el que se encargó de tranquilizar al resto de su organización, que había logrado enterarse de este vergonzoso asunto.
 

No bastando con ello, el mismo Williamson promovió al P. Urritigoity a puestos de influencia y responsabilidad, como los de profesor de Dogma, Latín y Música Sacra, desde los que pudo con toda tranquilidad seguir perpetrando sus fechorías, sin que su superior pudiese alegar desconocimiento, conocido como es por enterarse y llevar registro escrito de TODO lo que ocurría en el seminario.

 
Sólo en 1997, cuando el escándalo empezó a amenazarlo personalmente, se resignó a separarse de ese sacerdote talentuoso pero un tanto orgulloso, según sus palabras, y aún transcurrieron dos años hasta que por fin, Mons. Fellay denunciaba oficialmente el comportamiento criminal del favorito del británico.

 
Ya en 2001, el P. Urritigoity, que entre medias había ingresado en la peculiar Sociedad de San Juan, era citado ante los tribunales por el Doctor Bond, superior de la escuela San Justino, bajo el cuidado de la citada congregación, y testigo de las reprobables acciones del susodicho.

 
Pueden alegar que el mejor escribiente echa un borrón, y que se trata de un fallo aislado, pero será poco creíble si consideramos que en el mismo año 2001, fue el P, Ensey, sucesor del P. Urritigoity como director espiritual, el que se vió encausado por asaltos homosexuales a sus dirigidos.
 

Máxime cuando los abusos perpetrados por tales monstruos no parecen haber sido únicamente de naturaleza sexual, sino que eran vectores de un modernismo litúrgico, doctrinal y espiritual tan escandaloso que muchos seminaristas tuvieron que abandonar, asqueados ante las complacencias del obispo que todos aclamaban como ciudadela de la ortodoxia.

 
Por ejemplo:

 
“Odiaba el Santísimo Sacramento. Incitaba a sus dirigidos a evitar la Bendición con el Santísimo, y a que los que no pudieran evitarla se quedasen sentados.”

“Despreciaba las estatuas, por lo que organizó una campaña para retirarlas del seminario y sustituirlas por iconos, tanto en el mismo seminario como en varias capillas de Estados Unidos.”

“Había formado a sus sacerdotes para que presidieran una especie de “Comida de Seder” la víspera de su primera Misa.”

“Inducía a los seminaristas a que se bañaran desnudos en sus excursiones fuera del seminario”

 
Cuando hemos visto la importancia que la homosexualidad ha tenido en la formación de redes subversivas dentro del clero católico de los dos últimos siglos, no menos que en su infiltración por todo tipo de agentes, entre los cuales los británicos se han revelado los más hábiles, es difícil no sospechar del Graduado de Cambridge…

Ahorraré a los lectores las descripciones más explícitas de los ataques a los que se entregaban esos individuos, perfectamente documentados ante la misma justicia norteamericana.
 

Finalmente, y ante un cierto número de casos coincidentes, me pregunto si no habría que investigar la posible existencia de una conexión vasca-argentina-británica, cosa nada extraña si recordamos las tramas subversivas que desde el S. XIX se han dirigido contra la América católica, real y española, primero, y contra las españolísimas y muy católicas Vascongadas, después, siempre bajo patrocinio británico, según confesó el inventor del nacionalismo paganizante vasco, y de su bandera, Sabino Arana.


Como han podido comprobar, el obispo Williamson, tras haber debilitado y corrompido el anillo de los acuerdistas, y haber engañado a sus integrantes acerca de los verdaderos compromisos estratégicos en medio de los que se halla la FSSPX, va a especializarse a partir de ahora en desactivar y reducir a la muerte civil a los integrantes del anillo de los reacios al acuerdo.

 
Primero los mantendrá en las mismas posiciones anticatólicas antes aludidas, gran debilidad de la FSSPX, como se puede comprobar, por ejemplo, en la serie de posts que le dedicó el Padre Iraburu hace unos cuantos meses. Sobre todo, que nunca jamás se plantee de manera seria y rigurosa una posible vacancia de la Santa Sede, y de las demás cátedras episcopales católicas.

 
Menos aún, por supuesto, plantear el tema capital de la invalidez de las órdenes sacerdotales y episcopales conciliares.

 
Pero sí enredarlos en una espiral de espiritualidad insana, aparicionismo, falsos mensajes y videntes, e incluso un cierto profetismo apocalíptico de raíces indudablemente cabalísticas.

 
En cuanto a su influencia social, ¿Qué se puede esperar de unas personas, sin duda recomendables por sí mismas, pero a quien van a colgar el infamante sambenito de Nazi, integrista, negacionista, ultratradicionalista, locos, etc… que no sólo los convertirá en muertos civiles, sino que podría fácilmente abrirles las puertas de la cárcel, sin que nadie se atreva a tomar su defensa?
 

Asociadas con tan sulfuroso personaje, están anuladas antes mismo de haber empezado a construir cualquier estructura organizativa, desde cero, sin bienes, ni casi fieles que los sigan.

 
Y encima, habrán constituido un absceso de succión, adonde podrán ser enviados todos los que se opongan a la política de ralliement a la Roma modernista, perseverantemente perseguido por el jefe del primer anillo, Mons.Fellay, gobernado por su eminencia gris, el P. Schmidberger, convecino y condiscipulo del Papa Ratzinger, a quien visita regularmente…

 
Ya es hora de que los católicos españoles empiecen a ensanchar sus horizontes, estudiando las tácticas de subversión utilizadas por el enemigo desde hace cinco siglos, ellos que han olvidado quién es ese enemigo contra el que lucharon sus antepasados.





Fuente:  Http://moimunanblog.files.wordpress.com/2012/10/quien-es-de-verdad-mons-williamson-17.doc
Robert Filmore. 25 de Octubre de 2012