San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












Website counter Visitas desde 27/06/10



free counters



"Sancte Pio Decime" Gloriose Patrone, ora pro nobis.





Link para escuchar la radio aqui

lunes, 11 de marzo de 2013

LA NUEVA IGLESIA DESEADA POR LA SINARQUÍA - TEXTOS QUE ASÍ LO PRUEBAN -


Pierre Virion en su libro publicado en español con el título, La Masonería dentro de la Iglesia, editorial Cruz y Fierro, Buenos Aires 1968, cuyo título original en francés es “Mystère d´Iniquité” (Misterio de Iniquidad) , ya lo denunciaba con profunda clarividencia; en el prólogo a dicho libro, el Padre Meinvielle se preguntaba: “¿Cómo romper la osatura de la Iglesia Católica romana para hacerla entrar en esta Iglesia Universal de la Masonería con los otros cultos de los que creen y no creen en Jesucristo, y de los que creen y no creen en Dios? Este nuevo libro de Pierre Virion viene justamente a ilustrar este punto y a revelarnos en qué consiste el misterium iniquitatis de que habla el Apóstol (II Tes. 2,7). El misterio de iniquidad consiste precisamente en que el ‘Aparato publicitado de la Iglesia’ que debía servir para llevar las almas a Jesucristo, sirva en cambio para perderlas y esclavizarlas al demonio. Aquí está el ‘misterio de perversidad’: Que la sal se corrompa y deje de salar (Mt. 5, 3). (…) La Iglesia es indefectible y durará como tal hasta el fin. Pero la Iglesia de Jesucristo puede no identificarse con el ‘Aparato publicitado de la Iglesia’ ”. (p. 9).

 

Vemos aquí, en otros términos, lo que ya señaló Monseñor Lefebvre apodícticamente al decir que “no hay que identificar la Iglesia Visible (la única verdadera) con la Iglesia Oficial la cual no posee las notas que caracterizan e identifican a la verdadera Iglesia de Dios”. Y en el mismo sentido esto nos hace recordar lo que dijo el venerable y famoso Cardenal Pie, al afirmar taxativamente que “la Iglesia siempre visible, se vería reducida cada vez más a proporciones individuales y domésticas”.

 

El comentario del Cardenal Pie, es un presagio de lo que sería el gran misterio de iniquidad que constreñirá la Iglesia a su mínima expresión, reduciéndola a un pequeño rebaño disperso por el mundo y refugiada en el desierto, viéndose prácticamente sin pastores. Con lo cual, la gran persecución y tribulación, cual no se ha visto ni se verá jamás, consiste en este estreñimiento de la Iglesia o reducción, que si los tiempos no son abreviados en favor de los elegidos y para el bien de los que Dios ama, no habría nadie que se salvara.

 

Continúa el Padre Meinvielle en su prólogo, mostrando como el Progresismo es la obra de la colaboración del Cristianismo con la Masonería: “Es claro que esta colaboración del cristianismo con el anticristianismo de la masonería debe traer como consecuencia una transformación necesaria de la doctrina y de la vida cristiana. Esta transformación es propiamente el Progresismo. El Progresismo se centra en el error de identificar Iglesia y Mundo. Al hombre se le daría una nueva dimensión, la del mundo. Con ello se suprime la necesidad de un Dios salvador, Cristo no ha venido a salvar el mundo, la Iglesia no es necesaria para salvar al hombre. La salvación del hombre viene de la inmanencia del mismo hombre. El hombre es Dios en lo más profundo de su ser. Por lo tanto no existe una Iglesia ni un Dios trascendente al hombre. Se puede y se debe hablar un lenguaje teísta acomodado al vulgo. Pero en realidad no es el mismo sino expresión exotérica de la total inmanencia de lo divino en el hombre y en el mundo. Esta es la única realidad esotérica que unifica todas las religiones de la humanidad. Por eso, el culto del hombre y el de la humanidad, el culto de las logias masónicas, se ha de imponer como único culto de la verdadera humanidad”. (p. 11). Con esto queda evidenciado el carácter gnóstico y esotérico del Progresismo y de la Nueva Religión.

 

Continúa el Padre Meinvielle diciendo: “De esta suerte, mediante la nueva religión del Progresismo, el culto católico se cambia por el culto masónico de la fraternidad universal”. (p.11). Y por esto mismo como el Padre Julio lo hace ver: “No hay dogma que quede en pie”. (p. 11).

 

Pues: “Todo es subvertido en nombre de la ciencia y de los principios masónicos. La nueva teología del Progresismo, elaborada por teólogos de prestigio, invade seminarios, universidades y casas de formación y configura la mentalidad de las nuevas generaciones eclesiásticas”. (p. 11-12).

 

Por esto el Padre Meinvielle pudo decir, acerca del futuro, como una profecía que hoy vemos plenamente realizada: “Unos años más, y de no intervenir directamente la mano de Dios, el ‘Aparato publicitado de la Iglesia Católica´ profesará una religión completamente distinta de la que nos enseñó Jesucristo y que nos han trasmitido los Padres, Doctores y Santos de la Iglesia doblemente milenaria. De aquí este furor satánico que se ha desatado contra la Iglesia pre-conciliar. (…) La vieja y secular enemiga de la Iglesia -la Sinagogaha querido destruir para siempre a la Iglesia”. (p. 12).

 

Pierre Virion llega a la conclusión que la nueva Iglesia corresponde a un plan oculto: “(…) nos vemos obligados a llegar a la conclusión, apoyados por una documentación irrebatible de que un magisterio oculto dirige al conjunto de doctores de la nueva ‘Iglesia’ inventada en las altas sociedades secretas a fines del siglo pasado. Otro hecho esencial desde que la ecumenicidad de esa nueva ‘Iglesia´ no es la nuestra. La nueva ‘Iglesia’ acoge al mismo tiempo al error y a la verdad, a todas las religiones, todas las ideologías, todas las instituciones, todos los regímenes políticos, incluidos el comunismo soviético y el chino”. (p. 15-16).

 

La conjura contra la Iglesia se manifiesta: “A fines del pasado siglo se urdió una formidable conjura contra la Iglesia, conjura que actualmente se desarrolla ante nuestros ojos”. (p. 16).

 

Muestra cual fue la esperanza: “(…) ver caer al ‘Vaticano Real’, y reinar un Papa que será el Pontífice de la ‘Divina Sinarquía’, a la cabeza de un ‘nuevo catolicismo’, y que consagrará el espíritu, todo el espíritu de la sociedad moderna. (…) Ya que la Sinarquía completamente realizada sería, ante todo, la Contra-Iglesia organizada”. (p. 16-17).

 

“La Iglesia Universal Sinárquica, tal como Saint-Yves la describe en sus obras, es el conjunto sincretista de todas las religiones, consideradas como iguales, con cierta primacía de animación atribuída a la Cábala y, especialmente hacia el final de su vida una importancia particular, atribuída al Hinduismo”. (p. 23). Se tiene así: “Una iglesia nueva, otra fe, otro culto, un ecumenismo masónico”. (p. 24).

 

Se desea un papa que sea un pontífice sinárquico: “Hay que convencerles de que el Papado romano es culpable de haber substituído el Magisterio inicial de Pedro por los honores y las riquezas de un imperialismo latino que debe caer bajo los golpes de un nuevo clero, convencido de ante mano de la inevitable victoria de una nueva Iglesia. Y esta última será instaurada por un Pontífice que reunirá en su persona y en su cargo los del Papa y los del Mago de la Sinarquía”. (p. 42).

 

Así las escrituras serán interpretadas según la Cábala y la Gnosis: “(…) asimilar equívocamente la letra de la Escritura a la cosmogonía de la Cábala y de la Gnosis, con la pretensión de profesar el verdadero espíritu del Evangelio, al contrario de la Iglesia romana. De ahí una subversión de la Fe que a veces presentada de un modo más sutil, escapa incluso a unos eclesiásticos cuya cultura teológica no es demasiado sólida, al menos en algunos aspectos”. (p. 44).

 

Y citando al sacerdote apóstata e iniciado en los secretos de los dioses, el Padre Roca: “En consecuencia es inevitable, la rebelión contra la estructura y la autoridad de la Iglesia romana, contra su disciplina sacramental, y aquí es donde Roca nos interesa de un modo especial. Sus herejías no son las únicas ni se destacan por su novedad. Antes que él las profesaron otros en bloque o en detalle, como bajo formas distintas. Pero lo que en él impresiona es su voluntad fríamente subversiva, de modernismo, sobre temas que en nuestros días son de actualidad, unida a un convencimiento de iluminado de que se realizarán, y de que un día la ‘sublime sinarquía’ llevará a cabo la conquista de la Iglesia”. (p.46).

 

“¿Lo que se prepara en la Iglesia universal? (…) No es una reforma, es, no me atrevo a decir una revolución, ya que el vocablo sonaría mal y no sería exacto, sino una evolución”. (p. 46-47).

 

“En su forma actual, el Papado desaparecerá. El Pontífice de la divina sinarquía se parecerá tanto al Papa de nuestros días como este último se parecerá al Papa del Lago Salado… El nuevo orden social se implantará al margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma”. (p. 47).

 

“Pero ya el H…Renán que sin estar como Roca en el secreto de los dioses, presentía su naturaleza, había sin duda oído hablar de él, ya que en ‘La Abadesa de Jouarre’ escribe las reformas religiosas (eufemismo con el cual designa la revolución religiosa y moral) se realizarán por personalidades de la misma Iglesia, completamente en regla con las observancias. Es decir, el Clero regular -y no separado-, influído por el neo-cristianismo abierto a las corrientes de pensamiento modernas, acabará en un Concilio del futuro, imponiendo a la Iglesia la degradación dogmática y disciplinaria favorable a su integración en el ‘ecumenismo’ de las Logias”. (p. 55-56). Lo cual aconteció con el Concilio Vaticano II.

 

“Yo creo que el culto divino, tal como lo regulan la liturgia, el ceremonial, los ritos y los preceptos de la Iglesia Romana, sufrirá próximamente en un Concilio Ecuménico una transformación que al mismo tiempo que le devolverá la venerable sencillez de la edad de oro apostólica, la pondrá en armonía con el Estado Nuevo de la Conciencia de la Civilización Moderna”. (p.56).

 

“Sucederá algo que dejará estupefacto al mundo y que le hará caer de rodillas ante su Redentor. Y ese algo será la demostración del acuerdo perfecto entre los ideales de la Civilización Moderna y los ideales de Cristo y su Evangelio. Ello significará la consagración del nuevo orden social y el solemne bautismo de la Civilización Moderna”. (p. 56-57).

 

“El Pontífice se limitará a confirmar y a glorificar la obra del Espíritu de Cristo o del Cristo-Espíritu en el espíritu público y, gracias al privilegio de su Infalibilidad personal declarará públicamente urbi et orbi que la civilización actual es hija legítima del Santo Evangelio de la Redención Social”. (p.57).

 

“El Papado sucumbirá; morirá bajo el cuchillo sagrado que forjarán los Padres del último Concilio. El César Papal es una Hostia coronada para el sacrificio”. (p.58).

 

“Negada la revelación, subsisten los misterios y se pretende explicarlos. Pero, ¿Cómo explicarlos sino a través de la gnosis? Esa ciencia sin límites como dice el H… Camille Savoire? Y ¿cómo puede razonarlos la propia Gnosis, si no es mediante la exposición de los ‘misterios secretos’? ”. (p.62).

 

“El lazo que une al ocultismo, al modernismo y ahora, la Religión Universal de las Sectas, es el cristianismo sincretista que aparece aquí claramente”. (p.63).

 

“En el terreno internacional, el Federalismo; en el orden económico, un socialismo tecnocrático común denominador del comunismo y el capitalismo científicamente conjugados; ambos nos evitarán la revolución de la calle. La revolución en las mentes se llevará a cabo por medio de la reducción de todos los valores a otro común denominador: el ‘Nuevo Humanismo’ o el ‘Humanismo Integral’ que ocultará los tradicionales objetivos de la Contra- Iglesia”. (p.78).

 

“La insistencia del Pacto en nombrar a los eclesiásticos demuestra de un modo fehaciente que aquella integración debe desembocar en una Iglesia nacional que haga tabla rasa del poder jurisdiccional de Papa y eventualmente de su magisterio doctrinal. Otros párrafos del documento no ocultan en efecto, la pretensión de oponerse a la violación de las conciencias liberadas y a la admisión de cualquier ortodoxia, sea la que fuere, a excepción de las del régimen, naturalmente. Ya que existe una ortodoxia del régimen. Aunque solo aquella base repetida continuamente en todos los capítulos del Pacto: ‘El Humanismo Integral’ pagano y panteísta de las Altas Sociedades Secretas de la cual procede ‘la Primacía de lo Espiritual en nuestro Movimiento Revolucionario’, según dice el mismo texto. Curiosos ecos a los títulos de las obras de Jacques Maritain, publicados en la misma época y cuyo éxito, recordado por todos, atestigua la difusión alcanzada por ciertas palabrasclave”. (p.94).

 

“Finalmente, suponiendo que se alcanzaran esos dos primeros objetivos, el tercero consistía en llevar a cabo una amplia campaña de propaganda en favor de aquel singular ecumenismo de todas las religiones: la ‘Iglesia Universal’, según la terminología de los Congresos ahora perfectamente conocidos, la ‘Iglesia Católica’, según los términos audaces de Saint Yves d´Alveydre. Ese era todo el programa de la Contra-Iglesia sinárquica: la ‘Nueva Iglesia’, a la búsqueda de la cual Jules Romains dedicó una obra que no dejó de ejercer cierta influencia en los medios católicos y masónicos”. (p. 105- 106).

 

El resultado del acercamiento salta a la vista. O la Masonería se integra en un

ecumenismo llamado cristiano, como pretenden algunos, y entonces, de acuerdo con Saint Yves d´Alveydre, el catolicismo será un sincretismo, que el patriarca de la Iglesia gnóstica explicaba así: ‘el elemento común de todas las religiones (catolicismo) es racional y tradicional y, por consiguiente, eterno…El catolicismo propiamente dicho no está en juicio sino únicamente la ortodoxia romana, siempre destinada a caer un día’. (Barbiere, Infiltraciones masónicas en la Iglesia, p.100). O lo que viene a ser lo mismo, la Iglesia católica será integrada, como dicen otros, en el ‘ecumenismo’ masónico lo cual significará su sometimiento a la Sinarquía-Universal, de acuerdo también con Saint Yves de Alveydre (p. 15 y siguientes). Olvidar que la doctrina sinárquica, bosquejada hace tres siglos, elaborada en la época de Saint Yves d´Aleydre y revisada en 1935, no separa nunca la política de los asuntos religiosos, sino que, por el contrario, los confunde en las perspectivas de un Gobierno mundial que no sería otro que el de la Contra-Iglesia, es una aberración”. (p.144).

 

La abolición de los dogmas -los del catolicismo, evidentemente- se impone en primer lugar para la instauración de una nueva religión que no dejará de suscitar nuevos dogmas. En este punto Roca se muestra discípulo de Papus, reorganizador del Martinismo. ‘Habrá una nueva religión; habrá un nuevo dogma; un nuevo rito, un nuevo sacerdocio cuya relación con la Iglesia que cae será exactamente lo que fue la relación de la Iglesia católica con la Iglesia mosaica su difunta madre’ ”. (p.151).

 

Por lo tanto, se impone una tarea de demolición doctrinal para dar paso a nuevos dogmas adaptados al futuro espiritual de la humanidad. Objetivamente, el primero de esos dogmas será el de la evolución, el cual apenas puede sostenerse en semejante terreno sin los del Panteísmo y el ‘Humanismo integral’ del Pacto Sinárquico”. (p.152).

 

Sera necesario crear una religión nueva, una nueva moral, una nueva sociedad. Tenemos motivos para creer que la integración desempeñará un papel importante en ese mundo de mañana y que será la clave de bóveda de la conciencia planetaria, del mismo modo que el separatismo lo fue del régimen egocéntrico del cual vamos a despojarnos”. (p.153).

 

El humanismo pagano es otro dogma de la nueva religión”. (p.153).

 

La masa se convierte así en rectora de su propia evolución religiosa, que la Autoridad Pontificia tendría como misión cubrir con su infalibilidad”. (p. 157). Y aquí no puedo dejar de observar que para esto es que necesitan la imagen de un Papa, para que con la pantalla de la infalibilidad, en la que no creen estos apóstatas y herejes, imponerles a los fieles el error y la apostasía, de su fornicación con los reyes de esta tierra y emborrachándose con la sangre de los mártires, esto es, ufanándose de la gloria de estos para manipularla en su mercenario provecho. Pero toda esta falsificación, corrupción y apostasía esta sutilmente admirada porque la gran ramera lleva los símbolos del poder y de la riqueza vestida de rojo y escarlata y adornada de joyas, con lo cual el poder al servicio del mal ejerce una admiración, prestigio y adhesión.

 

Observemos, no obstante, que la libertad preconizada no es la libertad psicológica del sujeto, sino un derecho objetivo a rechazar la verdadera religión, la de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Y se hará descansar el criterio extrínseco sobre la igualdad de las religiones. Esa libertad, una vez establecida, tendría como efecto: 1° Reducir a la nada el magisterio pontificio. 2° Arruinar de hecho la ortodoxia romana. 3° Instaurar sobre esas ruinas un sincretismo artificial, expresión de un ‘Ecumenismo’ detrás del cual se oculta la alta autoridad masónica. Ya que hay un ecumenismo de procedencia masónica, neo-católico, para-comunista, propagado en masa en los periódicos y revistas, confesionales o no, políticos, literarios, un ecumenismo total, resultante de una simple adición de cultos, en nombre del cual la Iglesia es elogiada por sus más audaces teólogos, pero vituperada por su pasado, su tradición, su ‘inmovilismo’, su integridad doctrinal futura, si no ingresa en el movimiento del futurismo sinárquico”. (p.173).

 

No permitáis que se diga, Hermanos míos, que la Masonería es la anti-iglesia, eso no ha sido más que una frase circunstancial, fundamentalmente la Masonería quiere ser una súper-iglesia, la Iglesia que las reunirá a todas”. (p.182).

 

Dejemos ahora que el canónigo apóstata nos hable con su acostumbrada seguridad bebida en buenas fuentes, del formidable complot urdido contra la Iglesia. ‘Mientras no salga de las formas temporales de un pasado que muere y que no puede revivir, el papado de los viejos tiempos no tiene ya nada que decirle a los tiempos modernos, los cuales, por otra parte, no tienen oídos para oírle. El viejo papado no tiene nada que hacer en el nuevo orden social que ha de implantarse indefectiblemente, al margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma… El viejo papado romperá el silencio cuando se haya completado la obra evangélica de aquella gloriosa palingenesia.  Entonces volviéndose en su sepulcro, Pedro realizará el oráculo de Cristo. ‘Confirmará a sus hermanos’, es decir a todos los pueblos cristianos, en los nuevos caminos por los cuales su Redentor les ha hecho penetrar. Consagrará la civilización moderna; la proclamara Hija del Evangelio, heredera de las promesas dominicales y del verdadero espíritu de sus parábolas. Pronunciando su propia caducidad, el papado romano declarará urbi et orbi que habiendo terminado su misión y su papel de iniciador, se disuelve

libremente en su antigua forma para dejar el campo libre a las operaciones superiores del nuevo pontificado, de la nueva Iglesia y del nuevo sacerdocio que el mismo instituirá canónicamente antes de exhalar el último suspiro”. (p. 198-199).

 

Cuando sea visible a los ojos de todos que el orden nuevo deriva lógicamente del orden antiguo… el viejo papado y el viejo sacerdocio abdicarán de buena gana ante el Pontificado y ante los sacerdotes del futuro, los cuales serán los del pasado convertidos y transfigurados con vistas a la organización del Planeta a la luz del Evangelio. Y esa nueva Iglesia, aunque tal vez no deba conservar nada de la disciplina escolástica y de la forma rudimentaria de la antigua Iglesia, recibirá no obstante de Roma la ordenación y la jurisdicción canónica. Es necesario que la ley de evolución reemprenda el ciclo abierto por el Santo Evangelio bajo los pasos de la Nueva Humanidad. La Sinarquía posee la suficiente talla para llevar a cabo esa renovación general”. (p. 199-200).

 

El que desean ver a la cabeza de un ‘Concilio ecuménico’ de la Humanidad Sinarquizada, formada por sabios, jefes de Estado, cardenales, obispos, constituyendo la ‘primera cámara de la Sinarquía Trinitaria, cuyos marcos encontró el marqués de Saint Yves d’Alveydre en la antigua enseñanza de los templos’. ‘No un pontífice de la fe o del pistilo sino un pontífice de la gnosis o de la ciencia esotérica”. (p. 206-207).

 

El iluminismo y la teogonía llegan así a una inversión de las verdades fundamentales e incontestables de la revelación, y por lo tanto, de la teología católica”. (p. 218-219).

 

Es por lo tanto también -y esto es importante- la fórmula de la regeneración (o reintegración) del hombre por la ‘Gran Obra’ del hermetismo que hace del hombre (inferior) un dios (superior). La regeneración del hombre por la gnosis (conocimiento esotérico e iniciático) se opone entonces a la redención por Cristo. (p.219).

 

El sello de Salomón, es pues, la imagen perfecta de la creación divinizada, pleromizada según los gnósticos, los hermetistas y los ocultistas. En relación con el hombre, es la perfecta figuración de las palabras del Génesis: ‘eritis sicut dii’ -seréis como dioses-”. (p. 221).

 

El camino abierto y seguido es el que conducirá rápido y muy pronto a la modificación de los fundamentos humanos de la Iglesia, sustituyendo la monarquía pontificia por la instauración de la Iglesia universal democrática”. (p.263). Por eso hemos tenido, dicho sea de paso, a Paulo VI, a Juan Pablo II y a Benedicto XVI sin tiara. Y estos dos últimos, sin ser además coronados, como lo exige la sacro-santa democracia, que ya sabemos por la insuperable definición de Nicolás Gómez Dávila, que la democracia es una religión antropoteísta.

 

Un Borbón exclama: el Estado soy yo. Un emperador repite: La Revolución soy yo. Un Papa expresa: la tradizione sono io. Ninguno de estos hombres ha dicho la  verdad. Sólo el vicario de Jesucristo dirá la verdad cuando diga: la Democracia soy yo. La democracia es el Papa, puesto que es la hija de ese Cristo y de ese Evangelio que él representa sobre la tierra”. (p. 263-264).

 

Releamos pues, y las comprenderemos mejor -y esto es capital- en las páginas de esta obra, las siniestras predicciones del ex-canónigo Roca y de otros sobre el advenimiento de la Iglesia y de ‘divina sinarquía’ (Roca), imaginada en ‘los templos primitivos durante el ciclo de las sabias iniciaciones’. No podemos dudar del formidable complot interior en la Iglesia, que se cree fuerte de una consagración Utbi et Orbi del ‘Nuevo Pontificado, de la Nueva Iglesia y del Nuevo Sacerdocio”. (p. 264).

 

Todos estos textos son elocuentes por sí y en sí mismos, muestran y demuestran  cómo la Iglesia ha sido víctima de sus peores enemigos. De aquí que el Padre Pío, de cuya santidad nadie duda, comisionó al Padre Luigi Villa en 1957, para que estudiara y se dedicara a investigar la Masonería y en especial la Masonería Eclesiástica, lo cual narra así: “(…) dándole el Padre Pio un encargo: tú tienes que dedicar toda tu vida a defender a la Iglesia de Cristo de la obra de la Francmasonería, especialmente de la Francmasonería Eclesiástica”; y en su segundo encuentro en 1963: “ Al fin del encuentro, el Padre Pio abrazó al Padre Villa y le dijo: ‘¡Coraje, coraje! Pues la Iglesia ya está invadida por la Francmasonería’, agregando: ‘La Francmasonería ya ha alcanzado las pantuflas del Papa’. (¡Paulo VI!)”. (¿Quién es el Padre Luigi Villa? por el Dr. Franco Adessa p. 4 y 6).

 

El P. Villa nos dice que los tres últimos Papas, Paulo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, sin contar a Juan Pablo I que no duró ni un mes, fueron judíos y masones; e incluso, afirma de Paulo VI, que fue un consumado homosexual y por lo mismo vulnerable para ser chantajeado sirviendo de informante (espía) de la KGB denunciando a los sacerdotes clandestinos enviados tras la Cortina de Hierro por el Papa Pío XII, por lo que : “(…) los soviéticos chantajeaban a Montini para saber el nombre de los sacerdotes que el Vaticano mandaba, clandestinamente, al otro lado de la Cortina de Hierro, para proveer a los fieles católicos, en la Unión Soviética, durante la Guerra Fría. La Policía Secreta soviética, por lo tanto, estaba siempre pronta y, apenas los sacerdotes clandestinos atravesaban el confín ruso, eran tomados presos y fusilados o mandados al Gulag”. (Chiesa Viva, n 441, Setiembre 2011, p. 58). Eh ahí el precio de su horrible vicio de fue el máximo responsable del Concilio Vaticano II. De otra parte: “El escritor y ex Embajador, Roger Peyrefitte, homosexual confeso y defensor de los ‘derechos gay’, en una entrevista, habló de la homosexualidad del Arzobispo de Milán, Mons. Montini. (Chiesa Viva, n 441, Setiembre 2011, p. 56).

 

Y en este otro texto tenemos que: “El Padre Villa estaba al corriente del hecho de que el Card. Pietro Palazzini había enviado una carta al Postulador de la causa de beatificación’ de Paulo VI que contenía tres nombres de los últimos amantes homosexuales de Paulo VI. El Cardenal Pietro Palazzini, era una autoridad en ese campo, porque el Cardenal guardaba dos carpetas de documentos que demostraban inequívocamente, el vicio impuro y antinatural de Paulo VI”. (Quién es el Padre Luigi Villa?, p. 33-34).

 

Además de esto, el P. Villa denuncia que Pablo VI portaba la insignia característica del Sumo Sacerdote en el Antiguo Testamento: el Pectoral, que tenía 12 piedras, símbolo de las 12 tribus del Israel de Dios. Podemos ver por lo dicho: “Ahora, es verdad que Paulo VI llevó el Efod sobre el pecho durante varios años (…) la posición de Paulo VI en la jerarquía masónica, estaba realmente en el vértice. (Chiesa Viva, n 441, p.42). Y haciendo alusión al monumento masónico, en su honor representado con el pectoral, en el Sacro Monte de Varese, el Padre Villa expresa: “Por lo tanto, la Masonería, con este reconocimiento a Paulo VI, lo declara oficialmente Pontífice Hebreo”. (Chiesa Viva, n 441, p. 49). Esto explica por qué Paulo VI se descorona, deponiendo la Tiara (abdicando) y aparece misteriosamente con el Pectoral (que muchos por error confunden con el Efod).

 

Sobre Juan Pablo II, tampoco queda ninguna duda sobre su ascendencia hebrea y confirmando con su actuar su lema: De labore solis -el Eclipse del sol- , que recorriendo el mundo eclipsó la Iglesia con las tinieblas del error: “Para Wojtyla, también la religión judía era una parte de sí mismo, esto cuando ya era Arzobispo de Cracovia, como lo será también cuando se convierta en Papa. Esta relación con el judaísmo, plantea un problema: pero, ¿Wojtyla era judío? Bien, que Juan Pablo II fuese judío, lo testimonia Yaskov Wise, estudioso de la genealogía judaica. Wise pesquisó la ascendencia del lado femenino de la familia Wojtyla. Se sabe que, por decreto rabínico, sólo la madre, no el padre, transmite el linaje hebreo. Ahora, la madre de Karol, se casó con un católico, pero su nombre, Emilia Kaczorowski, es una adaptación polaca de un nombre judaico, muy común en el mundo idish: Katz. La abuela se llamaba Marianna Scizh, otro nombre judaico (Schulze, Schulz)”. (Chiesa Viva, n° 430, Setiembre 2010, p.22).

 

Una de sus últimas publicaciones de la revista Chiesa Viva de Septiembre de 2012, el P. Luigi Villa, la dedica a Benedicto XVI, con el sugestivo y muy diciente título: ¿El Anticristo en la Iglesia de Cristo?, y termina dando una clara imagen de lo que es Benedicto XVI con el subtítulo: Los Tauber: una de las ramas cabalistas más importantes de la Sinagoga, para decir claramente: Es importante advertir, que Joseph Alois Ratzinger (Tauber- Peintner), hoy Benedicto XVI, desciende de una de las ramas cabalistas más importantes de la Sinagoga, (El Gran Rabinato de Praga). Además hay que destacar el esfuerzo de las tribus hebreas (particularmente la de Neftalí), desde hace al menos 500 años, por usurpar la sede de Pedro, como afirmó John Retcliffe en el capítulo “El cementerio Hebreo de Praga y el Consejo de representantes de las doce Tribus de Israel”, en su libro “Biarritz” que puede ser

consultado en los Protocolos de los Sabios de Sion, Edición Especial (completa)”. Y más adelante, con otro subtítulo: Algunos datos históricos sobre el ‘Maharal de Praga’, antepasado de Benedicto XVI. Entre sus antepasados, el hebreo Joseph Alois Ratzinger Peintner (en realidad Tauber), proviene de una sucesión de 9 rabinos de Austria-Hungría y Germania, pero de modo particular del Maharal (Yeudah Loew ben Bezalel), considerado como uno de los sabios ocultistas más importantes de la historia. El Maharal, conocido entre los cabalistas satanistas, adquirió su gran fama como líder espiritual de la comunidad hebráica de Praga”. (p. 30). Por eso tenemos a una serie de pontífices descoronados, sin Tiara papal.

 

¿Qué más se puede decir después de semejante denuncia? Esto explicaría su misteriosa renuncia y su asombrosa proclamación como Papa Emérito y ostentando el título de Su Santidad, y que en vez de alejarse de Roma como corresponde para no interferir, no solamente permanece en ella, sino que se radicará en uno de los edificios (convento) dentro del mismo Vaticano, después de sus vacaciones invernales en Castel Gandolfo, para seguir ocultamente reinando (camufladamente) asegurando el triunfo de la Sinagoga de Satanás dentro de la Iglesia como se lee en su emblema De gloria olivae. Así se entiende a cabalidad por qué un masón como el Card. Archille Lienart exclamó: “Humanamente hablando, la Iglesia está perdida”, y por esto podemos afirmar que esto no lo puede arreglar un Papa por muy bueno y santo que sea, (que no se ve además de donde puede salir) ni San Pío V, ni San Pío X, ni el mismo San Pedro, sino Nuestro Señor el día de su Parusía; que por la fuerza de la historia nos aproximamos cada vez más y que debe estar mucho más cerca de lo que comúnmente creemos y pensamos. Por eso, el Papa Pío XII después de decir que habían sepultado a la verdad, eleva los ojos al cielo para exclamar “¡Ven Señor Jesús! La humanidad no tiene fuerza para quitar la piedra que ella misma ha fabricado, intentando impedir tu vuelta… ¡Ven oh Señor Jesús, hay tantos indicios de que tu vuelta no está lejana! (Mensaje Pascual 1957).

 

P. Basilio Méramo
Bogotá, 11 de Marzo de 2013