San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












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"Sancte Pio Decime" Gloriose Patrone, ora pro nobis.





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miércoles, 30 de enero de 2013

UN DEMOLEDOR DESCONCERTANTE




Los ingleses tienen la característica de ser, algunos entre ellos, algo raros, estrafalarios o incluso estrambóticos; parece una herencia que viene en parte heredada de la famosa nudista inglesa medieval Lady Godiva.
 
Monseñor Williamson no parece ser una excepción en el privilegio de estaancestral y singular herencia, por algunas cosas que dice en la conferencia que dio en Francia el 5 de enero del 2013. Puesto que se opone a Monseñor Fellay y compañía acusándolos de liberales (y lo son realmente) pero no se sabe por qué él se les opone, no se sabe cuál es el punto doctrinal que causa la oposición. El acusarlos de liberales no parece suficiente puesto que él padece del mismo mal al haber estado de acuerdo con ellos. Prueba de esto nos da que él estuvo plenamente de acuerdo con el Motu Proprio, aceptando la Nueva Misa protestantizante, bastarda y mala, como legítima y autentica expresión del culto católico romano; y además, reconociéndola como la norma o regla ordinaria, común del culto católico, admitiendo, a la vez, que la única Misa verdadera y legítima, la Misa de Siempre, o Misa Tradicional, que canonizada por San Pio V a perpetuidad (per saecula saeculorum), pasa a ser un rito extraordinario, esporádico, excepcional, u ocasional.

Esto es como decir que la mujer legítima, única y exclusiva esposa verdadera pasa a segundo plano, mientras que la concubina, que lo único que puede engendrar son frutos bastardos, se legitima como dueña y señora, ocupando el primer rango, con todos los derechos que tenía la legítima, además de ser la preferida de todos los días.

Esto por si solo es intolerable y aberrante, pero además, Monseñor Williamson también estuvo de acuerdo y aceptó junto con los otros tres obispos y todos los miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pio X, que se levantara la excomunión en la que supuestamente habían incurrido, pues nadie quita lo que no se puso, y si se quita la excomunión y se lo acepta, es porque se reconoce (aunque sea tácita e implícitamente al menos) que estuvieron golpeados válida y legítimamente por dicha excomunión. Cosa que Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer nunca aceptaron y siempre rechazaron e impugnaron por ser estas excomuniones injustas e inválidas de pleno derecho. Es más, además de aceptar el levantamiento de la excomunión (los cuatro obispos de la Fraternidad) le dieron las gracias manifestando su alivio y alegría ante el gesto “paternal” y “comprensivo” del "benemérito” Benedicto XVI, al cual le pidieron dicho favor y quien, ni lerdo ni perezoso, respondió con suma “ternura paternal” ante aquellos que filialmente se lo imploraron. Pero nada más a aquellos que así lo pidieron, pues Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer  (por estar ya muertos y no hablar para pedir “a su santidad la gracia de su paternal benignidad”), quedaron -in aeternum-, supuesta y olímpicamente excomulgados.


Monseñor Williamson despotrica contra el liberalismo pero es tan liberal como Monseñor Fellay, Monseñor Tissier de Mallerais, Monseñor de Galarreta y los padres Schmidberger, du Chalard, Lorans, Pfluger, Nely, etc. Su oposición no es doctrinal ni teológica, es simplemente dialéctica, es decir, divide para reinar, o sea para que el mal continúe y todo se pudra hasta que se llegue a las últimas consecuencias, por maquiavélico que parezca. Esta ha sido su oculta política. Siempre profetizó la caída de la Fraternidad, como incluso me lo llegó a decir personalmente hace alrededor de unos 10 o 12 años aquí en Bogotá en uno de sus visitas apostólicas, pero nunca hizo nada para impedirlo; es como el que ve a alguien que se va apegar un tiro y no hace nada para impedirlo.
 
Esto es lo que en realidad ha acontecido. Monseñor Williamson nunca habló claramente antes, cuando todo comenzó a manifestarse y a evidenciarse o visibilizarse, desde el jubileo del año 2.000. Tampoco dijo nunca nada cuando alevosa e impunemente Monseñor Fellay declaró que estaba de acuerdo con el 95% del Concilio Vaticano II, al punto de decir que iría a Roma corriendo si lo
llamaban. Mons. Williamson estuvo siempre de acuerdo, sin decir jamás nada contra el lento pero demoledor proceso de acercamiento a Roma modernista, aceptando todas las declaraciones de parte de la cúpula de la Fraternidad, que presentaban a Benedicto XVI como bueno, con buenas intenciones, como conservador, favorable a la tradición y hasta casi como un tradicionalista y
verdadero católico.
 
Mons.Williamson aceptó además los dos años de diálogos claudicantes, espurios, delicuescentes y bastardos con Roma anticristo, con lo cual se concluyó el período de lavado cerebral de las pocas neuronas que tiene o que todavía podían quedarle íntegras a Monseñor Fellay.
 
Jamás Mons. Williamson brindó, de otra parte, apoyo a los pocos sacerdotes que en su momento hablaron y denunciaron el desvío, sino que dejó que los masacraran y sigan masacrando como a hijos no deseados que se expelen y abortan para terminar pudriéndose en un basurero. Y hasta el día de hoy se los desconoce como si no hubieran jamás sido ni existido, y peor aun como si no existiesen aun hoy. Por el contrario se queda muy timorato con los que tardíamente, aunque de modo heroico y valiente, ahora han reaccionado como si ellos fueran los únicos.

No es suficiente hablar en contra del liberalismo, sobre todo cuando se actúa como un liberal algo deprimido, que no ha logrado su realización. Es el colmo que se atreva a tildar a Monseñor Lefebvre de liberal del cincuentismo (de los años 50) porque aun suponiendo que esto hubiera sido en parte cierto (cosa que tampoco lo fue), un digno hijo debiera más bien cubrir las vergüenzas de su padre y no hacer lo que hizo el maldito Cam. ¿Quién no es un poco o algo liberal por vivir en la atmosfera liberal que desde hace dos siglos pulula y contamina el aire que se respira? Pero decir que Monseñor Lefebvre fue un liberal como de los años 50, es decir un católico cómodo y aburguesado, es absurdo, cuando fue un incansable misionero en la selvática África durante 30 años, con todos los sacrificios y
privaciones que ello implica y conlleva una vida de continuo apostolado y sufrimiento. Hijo por si fuera poco de una familia sumamente católica que dio de sus ocho hijos dos sacerdotes y tres religiosas, y que su padre murió prisionero de guerra en condiciones prácticamente inhumanas en un campo de concentración.
 
En contraposición Monseñor Williamson proviene de una familia profundamente protestante y liberal, cuyo padre era pastor y su madre una adepta de la Christian Science (corriente protestante medio esotérica). Y él mismo, cual flor británica del Winchester College, al cual se asocia la Tabla Redonda, que de pura casualidad aparece enigmáticamente en el centro de la Rosa Cruz que aparece en su escudo episcopal; hecho sobre el cual hasta ahora no se ha dado explicación alguna de cómo fueron a parar allí (quien sabe si fue por obra del Mago Merlín).
 
Otro error más de Monseñor Williamson es el de equiparar el sedevacantismo al liberalismo como dos caras de una misma moneda, con lo cual es evidente que quiere castrar cualquier posibilidad que impugne la legitimidad de un pontífice e incluso hasta excluir cualquier duda que al respecto se pudiera formular, cuando en realidad la cuestión de la sedevacante es una cuestión teológica entrevista como un hecho dogmático (histórico) por canonistas y teólogos, como por ejemplo
el Cardenal San Roberto Belarmino, y uno de los grandes teólogos del Concilio de Trento, como Melchor Cano y otros, mientras que el liberalismo es una herejía, como dicen y afirman, el Padre Sardá y Salvany, el Padre Castellani, Monseñor Ezequiel Moreno y otros.
 
De otra parte, ¿cómo pretende Monseñor Williamson presentar a Benedicto XVI?: como un pobre hombre que en los años juveniles fue seducido ingenuamente por los profesores modernistas, habiendo sido un buen católico de niño, sin señalar que tiene raíces de origen judío, recomendando leer su libro "Mi vida" para que así nos percatemos de su "inculpada desgracia".

También hay que decirlo: los ataques de Monseñor Willianson siempre son tardíos y además nunca acaban por ser claros y firmes, lo cual engendra una polvareda de sin sabores y confusión. He aquí el verdadero problema, no hay que ser solamente católico (en el orden de la gracia) sino que hay también que serlo culturalmente, y eso es muy difícil, puesto que hay que borrar (en el que ha
mamado desde la más tierna infancia una cultura protestante y liberal), lo que se ha impregnado durante largos años.

Lo que él debiera hacer si realmente es un antiliberal, es consolidar una verdadera reacción y resistencia con firmeza, apoyando a todos los que quedan solos resistiendo, haciendo en el ejercicio de su episcopado (ejercido paternalmente de modo flexible y ágil) que se multipliquen los focos de resistencia, aconsejando actuar a los sacerdotes que a él se dirigen (en vez de decirles que se queden quietos), ofreciéndoles su protección episcopal. Esto habría que hacerlo ya mismo y no poco a poco y sin titubeos.

Tenemos que combatir con firmeza y enérgicamente hasta morir, sin compromisos con la Pseudo-Iglesia del Pseudoprofeta de la Nueva Iglesia posconciliar, ni con la Roma modernista y anticristo  que perdió la fe y se convirtió en la sede del Anticristo (religioso), tal cual lo profetizo Nuestra Señora de La Sallette. Esto es lo que hay que hacer, lo demás son luces de bengala o fuegos artificiales que llaman la atención y distraen pero para nada sirven.
 
Al fin de cuentas, según la visión de Mons. Wiilliamson, muy sutilmente, favorece la imagen de Benedicto XV, que no sería tan nefasto ni culpable, y en cambio enturbia y mancilla la imagen de Mons. Lefebvre, que no sería, según él, ni tan íntegro ni tan antiliberal como parecía. Todo lo cual indica un actuar que incrementa la confusión dialécticamente. Y quién es o sería el mismo Mons.
Williamson: ni se sabe, es un gran misterio, pero no precisamente de sabiduría sino más bien de iniquidad. Los hechos nos lo dirán y hasta ahora esos hechos no hacen más que mostrar que Mons. Williamson patea y hace goles en contra. Si esto no lo corrige y afina la puntería, pateando el balón en sentido contrario, su mismo actuar lo enjuiciará. A buen entendedor pocas palabras, pues el que patea en contra es un vendido o un traidor, o las dos cosas.
 
Padre Basilio Méramo
Bogotá, 30 de enero de 2013