San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












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"Sancte Pio Decime" Gloriose Patrone, ora pro nobis.





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miércoles, 30 de enero de 2013

UN DEMOLEDOR DESCONCERTANTE




Los ingleses tienen la característica de ser, algunos entre ellos, algo raros, estrafalarios o incluso estrambóticos; parece una herencia que viene en parte heredada de la famosa nudista inglesa medieval Lady Godiva.
 
Monseñor Williamson no parece ser una excepción en el privilegio de estaancestral y singular herencia, por algunas cosas que dice en la conferencia que dio en Francia el 5 de enero del 2013. Puesto que se opone a Monseñor Fellay y compañía acusándolos de liberales (y lo son realmente) pero no se sabe por qué él se les opone, no se sabe cuál es el punto doctrinal que causa la oposición. El acusarlos de liberales no parece suficiente puesto que él padece del mismo mal al haber estado de acuerdo con ellos. Prueba de esto nos da que él estuvo plenamente de acuerdo con el Motu Proprio, aceptando la Nueva Misa protestantizante, bastarda y mala, como legítima y autentica expresión del culto católico romano; y además, reconociéndola como la norma o regla ordinaria, común del culto católico, admitiendo, a la vez, que la única Misa verdadera y legítima, la Misa de Siempre, o Misa Tradicional, que canonizada por San Pio V a perpetuidad (per saecula saeculorum), pasa a ser un rito extraordinario, esporádico, excepcional, u ocasional.

Esto es como decir que la mujer legítima, única y exclusiva esposa verdadera pasa a segundo plano, mientras que la concubina, que lo único que puede engendrar son frutos bastardos, se legitima como dueña y señora, ocupando el primer rango, con todos los derechos que tenía la legítima, además de ser la preferida de todos los días.

Esto por si solo es intolerable y aberrante, pero además, Monseñor Williamson también estuvo de acuerdo y aceptó junto con los otros tres obispos y todos los miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pio X, que se levantara la excomunión en la que supuestamente habían incurrido, pues nadie quita lo que no se puso, y si se quita la excomunión y se lo acepta, es porque se reconoce (aunque sea tácita e implícitamente al menos) que estuvieron golpeados válida y legítimamente por dicha excomunión. Cosa que Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer nunca aceptaron y siempre rechazaron e impugnaron por ser estas excomuniones injustas e inválidas de pleno derecho. Es más, además de aceptar el levantamiento de la excomunión (los cuatro obispos de la Fraternidad) le dieron las gracias manifestando su alivio y alegría ante el gesto “paternal” y “comprensivo” del "benemérito” Benedicto XVI, al cual le pidieron dicho favor y quien, ni lerdo ni perezoso, respondió con suma “ternura paternal” ante aquellos que filialmente se lo imploraron. Pero nada más a aquellos que así lo pidieron, pues Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer  (por estar ya muertos y no hablar para pedir “a su santidad la gracia de su paternal benignidad”), quedaron -in aeternum-, supuesta y olímpicamente excomulgados.


Monseñor Williamson despotrica contra el liberalismo pero es tan liberal como Monseñor Fellay, Monseñor Tissier de Mallerais, Monseñor de Galarreta y los padres Schmidberger, du Chalard, Lorans, Pfluger, Nely, etc. Su oposición no es doctrinal ni teológica, es simplemente dialéctica, es decir, divide para reinar, o sea para que el mal continúe y todo se pudra hasta que se llegue a las últimas consecuencias, por maquiavélico que parezca. Esta ha sido su oculta política. Siempre profetizó la caída de la Fraternidad, como incluso me lo llegó a decir personalmente hace alrededor de unos 10 o 12 años aquí en Bogotá en uno de sus visitas apostólicas, pero nunca hizo nada para impedirlo; es como el que ve a alguien que se va apegar un tiro y no hace nada para impedirlo.
 
Esto es lo que en realidad ha acontecido. Monseñor Williamson nunca habló claramente antes, cuando todo comenzó a manifestarse y a evidenciarse o visibilizarse, desde el jubileo del año 2.000. Tampoco dijo nunca nada cuando alevosa e impunemente Monseñor Fellay declaró que estaba de acuerdo con el 95% del Concilio Vaticano II, al punto de decir que iría a Roma corriendo si lo
llamaban. Mons. Williamson estuvo siempre de acuerdo, sin decir jamás nada contra el lento pero demoledor proceso de acercamiento a Roma modernista, aceptando todas las declaraciones de parte de la cúpula de la Fraternidad, que presentaban a Benedicto XVI como bueno, con buenas intenciones, como conservador, favorable a la tradición y hasta casi como un tradicionalista y
verdadero católico.
 
Mons.Williamson aceptó además los dos años de diálogos claudicantes, espurios, delicuescentes y bastardos con Roma anticristo, con lo cual se concluyó el período de lavado cerebral de las pocas neuronas que tiene o que todavía podían quedarle íntegras a Monseñor Fellay.
 
Jamás Mons. Williamson brindó, de otra parte, apoyo a los pocos sacerdotes que en su momento hablaron y denunciaron el desvío, sino que dejó que los masacraran y sigan masacrando como a hijos no deseados que se expelen y abortan para terminar pudriéndose en un basurero. Y hasta el día de hoy se los desconoce como si no hubieran jamás sido ni existido, y peor aun como si no existiesen aun hoy. Por el contrario se queda muy timorato con los que tardíamente, aunque de modo heroico y valiente, ahora han reaccionado como si ellos fueran los únicos.

No es suficiente hablar en contra del liberalismo, sobre todo cuando se actúa como un liberal algo deprimido, que no ha logrado su realización. Es el colmo que se atreva a tildar a Monseñor Lefebvre de liberal del cincuentismo (de los años 50) porque aun suponiendo que esto hubiera sido en parte cierto (cosa que tampoco lo fue), un digno hijo debiera más bien cubrir las vergüenzas de su padre y no hacer lo que hizo el maldito Cam. ¿Quién no es un poco o algo liberal por vivir en la atmosfera liberal que desde hace dos siglos pulula y contamina el aire que se respira? Pero decir que Monseñor Lefebvre fue un liberal como de los años 50, es decir un católico cómodo y aburguesado, es absurdo, cuando fue un incansable misionero en la selvática África durante 30 años, con todos los sacrificios y
privaciones que ello implica y conlleva una vida de continuo apostolado y sufrimiento. Hijo por si fuera poco de una familia sumamente católica que dio de sus ocho hijos dos sacerdotes y tres religiosas, y que su padre murió prisionero de guerra en condiciones prácticamente inhumanas en un campo de concentración.
 
En contraposición Monseñor Williamson proviene de una familia profundamente protestante y liberal, cuyo padre era pastor y su madre una adepta de la Christian Science (corriente protestante medio esotérica). Y él mismo, cual flor británica del Winchester College, al cual se asocia la Tabla Redonda, que de pura casualidad aparece enigmáticamente en el centro de la Rosa Cruz que aparece en su escudo episcopal; hecho sobre el cual hasta ahora no se ha dado explicación alguna de cómo fueron a parar allí (quien sabe si fue por obra del Mago Merlín).
 
Otro error más de Monseñor Williamson es el de equiparar el sedevacantismo al liberalismo como dos caras de una misma moneda, con lo cual es evidente que quiere castrar cualquier posibilidad que impugne la legitimidad de un pontífice e incluso hasta excluir cualquier duda que al respecto se pudiera formular, cuando en realidad la cuestión de la sedevacante es una cuestión teológica entrevista como un hecho dogmático (histórico) por canonistas y teólogos, como por ejemplo
el Cardenal San Roberto Belarmino, y uno de los grandes teólogos del Concilio de Trento, como Melchor Cano y otros, mientras que el liberalismo es una herejía, como dicen y afirman, el Padre Sardá y Salvany, el Padre Castellani, Monseñor Ezequiel Moreno y otros.
 
De otra parte, ¿cómo pretende Monseñor Williamson presentar a Benedicto XVI?: como un pobre hombre que en los años juveniles fue seducido ingenuamente por los profesores modernistas, habiendo sido un buen católico de niño, sin señalar que tiene raíces de origen judío, recomendando leer su libro "Mi vida" para que así nos percatemos de su "inculpada desgracia".

También hay que decirlo: los ataques de Monseñor Willianson siempre son tardíos y además nunca acaban por ser claros y firmes, lo cual engendra una polvareda de sin sabores y confusión. He aquí el verdadero problema, no hay que ser solamente católico (en el orden de la gracia) sino que hay también que serlo culturalmente, y eso es muy difícil, puesto que hay que borrar (en el que ha
mamado desde la más tierna infancia una cultura protestante y liberal), lo que se ha impregnado durante largos años.

Lo que él debiera hacer si realmente es un antiliberal, es consolidar una verdadera reacción y resistencia con firmeza, apoyando a todos los que quedan solos resistiendo, haciendo en el ejercicio de su episcopado (ejercido paternalmente de modo flexible y ágil) que se multipliquen los focos de resistencia, aconsejando actuar a los sacerdotes que a él se dirigen (en vez de decirles que se queden quietos), ofreciéndoles su protección episcopal. Esto habría que hacerlo ya mismo y no poco a poco y sin titubeos.

Tenemos que combatir con firmeza y enérgicamente hasta morir, sin compromisos con la Pseudo-Iglesia del Pseudoprofeta de la Nueva Iglesia posconciliar, ni con la Roma modernista y anticristo  que perdió la fe y se convirtió en la sede del Anticristo (religioso), tal cual lo profetizo Nuestra Señora de La Sallette. Esto es lo que hay que hacer, lo demás son luces de bengala o fuegos artificiales que llaman la atención y distraen pero para nada sirven.
 
Al fin de cuentas, según la visión de Mons. Wiilliamson, muy sutilmente, favorece la imagen de Benedicto XV, que no sería tan nefasto ni culpable, y en cambio enturbia y mancilla la imagen de Mons. Lefebvre, que no sería, según él, ni tan íntegro ni tan antiliberal como parecía. Todo lo cual indica un actuar que incrementa la confusión dialécticamente. Y quién es o sería el mismo Mons.
Williamson: ni se sabe, es un gran misterio, pero no precisamente de sabiduría sino más bien de iniquidad. Los hechos nos lo dirán y hasta ahora esos hechos no hacen más que mostrar que Mons. Williamson patea y hace goles en contra. Si esto no lo corrige y afina la puntería, pateando el balón en sentido contrario, su mismo actuar lo enjuiciará. A buen entendedor pocas palabras, pues el que patea en contra es un vendido o un traidor, o las dos cosas.
 
Padre Basilio Méramo
Bogotá, 30 de enero de 2013



sábado, 19 de enero de 2013

Sursum Corda, aunque sea a Palos


Es increíble lo que un novato historiador alrededor de unos 27 años, con poco kilometraje sin mayor recorrido y experiencia, puede en el colmo de la osadía testaruda no darse por aludido y bien servido cuando se le refuta haciéndole ver su crasa equivocación. Una vez más se confirma la regla: “la ignorancia es atrevida” y podríamos agregar: y tanto y cuanto más si es juvenil, pues sabido es que las canas son signo de sabiduría adquirida con el transcurso de los años.
 
Hay que tener cuero de rinoceronte para que a uno no le entren las balas tan fácilmente, para darse por aludido y ampliamente desarticulado. La sorpresa del novo historiador con su reciente título, muy orondo manifiesta que esperaba ser refutado, lo cual para él no ha ocurrido con mi anterior respuesta.
 
La única explicación es una de dos: o que no sabe bien lo que dice y por eso no entiende las respuestas que lo refutan, o que no entiende lo que se le argumenta como refutación; y no quiero pensar en una tercera posibilidad que consistiría la confluencia de las dos anteriores, que sería ya el colmo.
 
Hay que ser muy audaz y osado para no darse por enterado cuando todas sus  afirmaciones han sido fulminadas; solo un impávido no se percata de ello. Y como se va a dar cuenta si confunde todo. Así vemos, por ejemplo, que confunde argumento con falacia al referirse a “
falacia ad hominem”, pues no es lo mismo un argumento que una falacia. Y si se da el caso de que el argumento ad hominem sea erróneo, habría que decir que ese argumento (ad hominem) es una falacia pero no una falacia ad hominem. Los latinazos hay que saberlos
aplicar, pero para ello es necesario primero entenderlos. Así, aunque suene muy erudita una expresión, “generalización empírica post-factum”, eso es puro alardear de docto sin darse cuenta que no sabe bien lo que dice queriendo impresionar.
 
Afirmar que padezco de grave soberbia y falta de caridad por citar textos patrísticos recurriendo a citas de manuales, es un desatino de una insensatez abismal; a cual manual sobre patrística (si es que existen) he citado, pues el libro Adversus ad Haereses (Contra las Herejías) de San Ireneo no creo que sea un manual, es un tratado, que es muy distinto. Las obras de primer orden como las de los Padres Lacunza, Castellani o Alcañiz (su tesis de doctorado), por nombrar algunos, ¿esas le parecen a nuestro historiador citas de manuales?
 
Vemos qué tan fácilmente se despacha llenándosele la boca de sabiduría teológica, diciendo que no soy Cristocéntrico, pues al muy sabiondo le bastaría escuchar los 80 (ochenta) y más sermones aparecidos en Radio Cristiandad cada domingo (y dicho sea de paso, creo que mal no le haría) pues aprendería un poquito más; o podría leer el libro de los Sermones 2000-2003, o también le serviría repasar los escritos y artículos que aparecen en meramo.net (sin
hacerme por esto propaganda, que dicho sea de paso, no me vendría mal tampoco), y por si fuera poco, ¿qué más Cristocéntrico que el Apocalipsis, la Parusía, y el Reino Milenario de Cristo Rey después de su Segunda Venida en Gloria y Majestad?. Hay que estar muy despistado para no ver estas cosas. Pero nuestro flamante historiador, cual escoba nueva pretende bien barrer, hace  alarde de ser prolijo y organizado, pregonando como jovenzuelo docto, que responderá por partes.
Hay que decir que parece más un moralista preocupado por la caridad, que un historiador que busca y la verdad.
 
Antiguamente se hablaba de argumentos ad hominem para designar una argumentación dirigida específicamente al que se tiene en frente, sin comprometer ni poner en juego los principios, sino simplemente argumentando según el individuo que tenemos en frente. Otra cosa es que se argumente mal y esos argumentos ad hominem sean una falacia.
 
Nuestro versado historiador manifiesta aparentando humildad, no haber entendido la expresión: “nuestro audaz impugnador”, como si esto hubiera sido lo único que sus brillantes neuronas no han captado, pero esto es como un botón de muestra, pues al no entender lo que quise decir con “audaz impugnador” que hasta el más simple se daría cuenta de su significado, está revelando su escasa capacidad intelectiva. No hace falta decir que audaz aquí significa osado que va más allá de lo que sabe y puede, como cualquiera puede
fácilmente entender.
 
Por demás está decir que mi ataque al Padre José María Mestre no es por otra cosa sino por haberse, con ínfulas de docto, manifestado contra el Milenarismo, sin mayor comprensión y preparación en dicha materia, o sea que fue por hablar de lo que desconoce y no sabe, pero con título de profesor y maestro. Algo parecido a lo que le pasa a nuestro querido Raúl Miguel o Raúl Oscar Amado, como decía llamarse cuando me escribió por primera vez, hace
aproximadamente unos tres años de una manera muy cordial y amable, en el correo que me envío y que adjunto al final de este escrito, el Oscar (y no Miguel) sale en su hoja de vida que va también adjunto su encabezamiento. El mismo que hoy se empecina obstinadamente en contra del Milenarismo, reafirmando que no fue doctrina común de los Padres de la Iglesia durante los tres primeros siglos; esto es una prueba de que no ha leído bien la Patrología, que espero sea la de Minge, y esta se compone de la Patrología Griega y de la Patrología Latina, pero esto no da ninguna referencia.
 
Persiste como piñón fijo, en la hermenéutica eucarística milenarista del P. Castellani, la cual no existe. También insiste en decir que cito de alguna Enciclopedia Católica -y que sepa que no he tocado ninguna cita en ese escrito tomada de alguna Enciclopedia como nuestro historiador supone- para decir que en eso está la diferencia entre él y yo. Creo que la diferencia no es como cree nuestro jovenzuelo historiador que está, en que él cita de las fuentes patrísticas mientras que yo lo hago en miserables manuales de historia, donde quizás el aprendió mucho de la historia de la que tanto alardea. No, la diferencia no está
allí, la diferencia está, mi querido historiador, y sepa y entiéndalo bien, en otra cosa muy distinta de lo que se imagina, está en algo que justamente usted no puede ver y es en lo que dice el famoso refrán: “lo que natura no da, Salamanca no presta”, ahí está la diferencia, mi estimado doctorcito.
 
Por eso insiste en afirmar que el Decreto del Santo Oficio es dogmático, y no quiere ver que es un Decreto disciplinar, como lo hacen ver el P. Castellani, el P. van Rixtel, el P. Eusebio de Pesquera. Y además, porque no es una sentencia  infalible, como en el fondo cree, no se trata de una prohibición doctrinal del milenarismo, sino que simplemente señala que se tenga cuidado y prudencia, con respecto al milenarismo mitigado, tal como se explicita, al decir que no se puede enseñar con seguridad o certeza; “tuto doceri non posse”. El texto dice así: “Systema Millenarismi mitigati tuto doceri non posse”. (Ds.3839) o “El sistema del milenarismo mitigado no puede enseñarse con seguridad”. (Dz. 2296). Luego es un despropósito decir que prohíbe, censura o condena al milenarismo en sí, como tal, pues se trata de un no poderse enseñar con seguridad, es una medida prudencial, no categórica ni dogmática, que habla específicamente del milenarismo mitigado. Sería un absurdo y un contrasentido, aún si se quiere plantear en el terreno de lo teológico y doctrinal, que se
pretenda condenar lo que es incierto, pues como dice el adagio jurídico: “La duda beneficia al reo" o si también se quiere, lo dudoso no puede ser objeto de
condenación, como exige la sana lógica y aún la moral. Pero todas estas cosas,

parece que se escapan a nuestro pulido historiador. Por eso es que, ante lo incierto, lo dudoso y lo no seguro, se recomienda, se advierte, que no se puede con seguridad enseñar o que sería peligroso, esto es el objeto preciso del Decreto, ni más ni menos, y pretender probar más, es ya caer en el error, es afirmar más de lo que se puede decir.
 
Adjudicarme de otra parte que altero los textos del Padre Castellani, es otro desvarío más de nuestro doctorcito, y para que se vea claro, aquí lo cito:

“Lo que ha hecho no ha mucho la Iglesia, ha sido prohibir por un decreto del Santo Oficio la enseñanza de un milenarismo mitigado, claramente definido en la misma prohibición, la cual naturalmente no sería lícito ampliar; porque ‘odiosa sunt restringenda’ (…). Este decreto ut jacet agarraba también a los exegetas llamados evolucionistas, puesto que, según estos, Cristo reina ya
corporalmente –desde el Santísimo Sacramento- a partir de su Resurrección hasta el Fin del Mundo. Pero no tocaba a los milenaristas sensatos. Salió otro decreto declaratorio tres años después (A.A.S. 1944, p. 212), en el cual la palabra corporaliter ha sido cambiada por visibiliter. Conforme a él, queda excluida la enseñanza no sólo del milenarismo craso, mas también del carnalmitigado, que imagina un reino temporal de Cristo a la manera de los imperios de este mundo, con su corte en Jerusalén, su palacio, sus ceremonias y festividades, su presencia visible y continua -y hasta su ministro de Agricultura…-; ‘teología para negros’ como dice Ramón Doll; semejante al cielo de la película Green Pastures. Nosotros no enseñamos ni creemos ninguno de esos dos milenarismos, está de más el decirlo; aplicamos aquí simplemente al Apokalypsis el llamado en exégesis sistema escatológico, en oposición al sistema histórico y al sistema alegórico”
(Cristo ¿Vuelve o no
Vuelve?, ed. Dictio, Buenos Aires 1976, p. 68-69).



 
Hay que aclarar que no basta, como lo hace nuestro impugnador, reconocer que tal vez fue poco prudente al tratar de teologastro al P. Castellani, aquí sobra el “tal vez” y el “poco prudente” porque fue no tal vez, sino cierta y muy certísimamente muy imprudente, imprudentísimo como un pobre doctorcito novato, y esto en honor a la verdad y a la personalidad del P. Castellani, es no solo imprudente sino estulto e insensato. Así que de nada valen reconocimientos mitigados de enmienda. ¿Quién es él para decir que la obra teológica del P. Castellani está sobredimensionada?, esto es un juicio propio de un neófito
presumido que no sabe lo que dice; basta mencionar lo que –ése sí- un  verdadero historiador argentino y con renombre, Rubén Calderón Bouchet, en su Estudio Preliminar a un libro del P. Castellani afirma como incontestable y evidente:
“Castellani es un teólogo en sentido cabal del término, uno de esos que sin ser dominico ha hecho suyo el lema de aquella orden: ‘contemplari et comtemplata aliis tradere’. (…). Repetimos que Castellani es ante todo un teólogo; confirma este juicio no solamente sus trabajos teológicos sino también aquellos desligados de la faena sacerdotal (…). Castellani es nuestro teólogo y también nuestro profeta (…)”. (Las Canciones de Militis, ed. Dictio, Buenos Aires 1977, p. 9-10-12).

Dejo de lado lo de imitar el estilo del P. Castellani , cosa que si pudiera hacerlo sería para mí una honra, aunque soy consciente que no tengo ni el talento ni las capacidades intelectuales y literarias de alguien que fue un genio. También dejo de lado lo de amargura y de rencor, adjudicaciones que no vale la pena ni considerar. Lo único que si quiero puntualizar es lo que se me imputa respecto al insulto, y sobre lo cual quiero dejar en claro que no hay mayor insulto para los mediocres que el que se les espete la verdad en la cara. Además, hay que
recordar que lo que primero hay que predicar es la verdad porque SIN VERDAD NO PUEDE HABER CARIDAD, así como que nadie ama lo que no conoce.
 
 
Es el colmo que nuestro historiador persista en decir que es un error afirmar que el texto (la obra) del P. Lacunza no fue condenada por herética; parece desconocer lo que dijo un insigne y sabio historiador mucho más maduro, sabio y erudito como lo es Marcelino Menéndez y Pelayo, cuando expresó después de enumerar las causas de la prohibición, al decir: 

“Por todas estas razones y sin ser hereje, fue condenado el P. Lacunza (…)”. (Historia de los Heterodoxos Españoles, BAC, Madrid 1967, T. II, p, 669).
 
 
Ante esto, ¿Cómo es posible que siga afirmando que el P. Lacunza fue condenado por hereje, contradiciendo a este insigne historiador? A esto, ¿cómo le podemos llamar?, orgullo, soberbia, estulticia, prepotencia, ingenuidad o cara dura, etc., elijan, pues hay que darle un nombre. Pero por si no fuera suficiente aún, prosigue nuestro impertérrito historiador en sus trece (como la terquedad del antipapa Benedicto XIII, Pedro de Luna, aunque era uno de los más grandes canonistas de su época), afirmando que la Parusía es evidentemente judaica y de carácter no cristiano. Bueno, aquí hay que respirar un poco y tomar aire, porque nuestro flamante historiador mete la pata y no se percata de la herejía que acaba de proferir, pues la Parusía es un dogma de fe en la Segunda Venida en Gloria y Majestad de Cristo Rey, y si esto es judaico y no de carácter católico, ¡amigo!, ¿qué entiende usted de religión? Y si el muy insensato por inadvertida torpeza quiso decir Milenarismo en vez de Parusía, confundiendo los dos términos, sepa entonces, que San Juan Evangelista, San Papías, San Policarpo, San Ireneo, San Justino Mártir, San Teófilo, San Meliton, San Hipólito, San Victorino, San Metodio, San Zenón, San Ambrosio (que jamás modificaron) y hasta el mismo San Agustín (en su primera época), sin nombrar a todos, fueron judaicos y herejes  según nuestro versado historiador.
 
 
¿Para qué seguir, si es perder el tiempo con alguien que no es sujeto válido (competente) en esta materia, en estos temas que se le escapan, al punto de inopinadamente proferir no solo el error, sino aún hasta la herejía, condenando a la Parusía como algo judaico y no católico? No le queda a nuestro herético historiador más que recular y retractarse ante tamaño error y herejía; pero esto ha sido un castigo por su alergia antiapocalíptica y Dios ha permitido que se deslice hasta la herejía para ver si de una vez por todas, cuando se le enrostre, se dé por aludido y vencido


Todo parece indicar que estamos en los tiempos que Rubén Calderón Bouchet  señala en el texto de su Estudio Preliminar al que aludimos anteriormente: “ En alguna oportunidad, Jean Cocteau, que era algo loco pero no tonto, dijo que se aproximaba el día en que los imbéciles tomarían las lapiceras y se pondrían a escribir. No era el temor de un sabio que ve a Satanás empujando a los tarados, pero sí el de un esteta que veía la depreciación de la inteligencia provocada por dos terribles fuerzas convergentes: la aristofobia de los mediocres y el criterio puramente económico del negocio editorial”. (Ibídem, p.13).

Todo parece señalar que esos días ya han llegado.

No le queda más a nuestro historiador, que dejar su milenarismofobia y que con profunda y verdadera humildad abjure de su herético error, al decir que la Parusía es algo judaico y no católico.

Ánimo y hasta la Parusía.

P. Basilio Méramo
Bogotá, 18 de Enero de 2013

 

martes, 15 de enero de 2013

Foro Católico o Foro Caótico – “Nian se sabe”







Sería interesante saber quién está detrás de Foro Católico, que parece más bien un Foro Caótico, por su actuar dialéctico y disolvente, propio de una subversión intelectual para confundir y enredar en vez de iluminar y enseñar, como se puede ver en su publicación del 10 de Enero de 2013, atacando el Milenarismo Patrístico.
 
Además, no es muy católico que digamos ocultar la identidad bajo el seudónimo y el anonimato, sobre todo cuando eso facilita atacar sin dar la cara, y así eludir toda responsabilidad bajo una absoluta impunidad. Tampoco es algo muy viril que digamos, ni de hombres de honor y palabra de gente bien nacida, todo lo cual es incompatible con el ocultamiento y el anonimato.
 
De todos modos es muy curioso, además, que no se pueda ver cuál es la línea directriz que fecunda el pensamiento de Foro Católico, que dispara en todos los sentidos sin poderse ver ni saber de dónde vienen los tiros, cual franco tirador que energúmenamente dispara hacia todos lados, a todo lo que se mueve.
 
Pareciera más bien que su ideología es la de destruir y confundir lo poco que puede haber de bueno y verdadero hoy en día, que está en la resistencia católica tradicional y antimodernista, pues no deja nada en pie creando una confusión mayor de lo que aparentemente trata de aclarar y produciendo un error peor que el que pretende combatir o remediar.
 
Defiende en teoría una supuesta doctrina católica, pero en la práctica no se ve quién es el que la encarna y la defiende. Pareciera la obra de un agente  socavador que lo único que pretende y quiere es contaminar y destruir la verdadera resistencia católica y tradicional, bajo la apariencia de catolicismo.
 
Parece más bien la obra de un sistemático sabotaje a lo poco que puede haber de bueno y verdadero frente a esta crisis de fe de dimensiones apocalípticas, quizá de aquí, su odio visceral a todo lo apocalíptico y milenarista, aunque sea el patrístico, que fue doctrina común de los tres primeros siglos de la Iglesia.
 
Lo esencial del milenarismo del Padre Lacunza es católico y patrístico. Atacarlo es atacar a los Santos Padres de los tres primeros siglos de la Iglesia, es enjuiciarlos con el error y la herejía; en una palabra es cercenar la Tradición sobre la cual está basada la Iglesia o, valga la imagen, serruchar la rama sobre la cual está sentada, o lo que hace el insensato que escupe para arriba.
 
Es lamentable observar que se trata de una obra y de una acción sutil de tintes subversivos, como quién quiere dividir para reinar, enarbolando una falsa bandera de tradición y de verdad.
 
Es legítimo preguntarse ¿con quién está realmente Foro Católico?, ¿a qué intereses responde?, ¿cuál es la verdad que pretende defender?, ¿qué clase de tradición invoca o defiende? Son todos, interrogantes que se tienen que aclarar, de lo contrario no se es un sujeto válido en este combate en defensa de la Tradición Católica ni de la Fe que esta vehicula. Además ¿de dónde vienen?, ¿cuál es su origen como tradicionalistas y su formación católica y antimodernista?, ¿a cuál círculo tradicional pertenecen? Hasta que todo esto no sea claro y aclarado no tienen la garantía de ser creíbles y fiables, ni de ser auténticos e integérrimos católicos tradicionales aptos en este combate, donde cada uno tiene nombre y apellido. Disparar a todo lo que se mueve no es un signo de veracidad ni de ortodoxia, hay que saber de dónde se dispara y a dónde se dispara. El que no es capaz de afirmar y decir las cosas con su verdadero nombre y apellido, se está identificando como un bastardo sin nombre, o como un bastardo sin padre ni madre, y peor aún, que trata de empañar el nombre y los apellidos de aquellos que tienen cuna y no son unos bastardos y por lo mismo que tienen la entereza y el valor de decir lo que son y lo que piensan dando siempre de frente la cara y no con caretas propias de cobardes.

Personalmente no me fío ni me fiaré jamás de nadie que pretenda defender la verdad y la fe y que oculte miserable y cobardemente su verdadera identidad.
Eso parece más bien obra de logias y de sectarios, no de miembros de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana; y dicho sea de paso, es de lamentar y muy de lamentar que en Internet se haya puesto de moda el defender o pretender defender la Tradición bajo el seudónimo y el anonimato; eso es de católicos (si es que lo son) liberales, o de mediocres (de medias tintas), pero no de guerreros viriles dispuestos a morir por la verdad que pretenden defender, como debiera de ser el caso de todo católico integérrimo. Todo esto se presta al vil y espurio
manoseo de espíritus feminoides, que cual remedo de soldados tienen las ínfulas de estar siempre listos, pero con pantalones cortos de un niño.
 
Con respecto a querer mancillar mi nombre y mi reputación e ignorantemente fijarse en mi segundo apellido, como si fuera de procedencia dudosa y judaica, es el colmo de un vil, estulto e ignorante que pretende descalificar con el ataque personal, al no poder confrontar con verdadera sabiduría e inteligencia la argumentación y doctrina expuesta en mis escritos. Pero si de apellidos se trata, sepan todos aquellos aletargados mentales o ignorantes, que mi segundo apellido y familia materna vienen de una de las pocas zonas que de la Siria se
caracterizaron por ser férreos bastiones católicos en la época de la invasión musulmana y que durante mucho tiempo se preciaba de no haber pernoctado ningún infiel dentro de sus recintos. Es de los pocos lugares que aún hoy, guardan la lengua materna de Nuestro Señor Jesucristo, el arameo, y esa población enclavada en un acantilado de las montañas al norte de Damasco, se llama Maalula. A ver, que den todos estos sabiondos, sus apellidos, que a no
dudarlo, más de uno tiene su origen sefardita; y por si no lo saben aún; los apellidos más castizos que nos puedan parecer, como son los Gómez, los Rodríguez, los López, los Ramírez, los Álvarez, los Pérez, etc. son apellidos de origen sefardita, por si no lo saben; pero esto no quiere decir nada, porque el problema no es de raza, ni es de sangre, sino de mentalidad y fe, que es muy distinto, pero esto, a veces los ignorantes trogloditas, con ínfulas de quijotes católicos, ignoran. Por eso es inadmisible que un foro que se diga católico, pretenda insinuar tal cosa, maliciosa e insidiosamente como se puede ver en
algunos de sus comentarios.

De nada vale citar autores de poca valía (de segunda o tercera categoría) ante verdaderas autoridades y de renombre (primera categoría) como la de Marcelino Menéndez y Pelayo que dice: “Por todas estas razones, y sin ser hereje, fue condenado el P. Lacunza (…)”. (Historia de los Heterodoxos Españoles, ed. BAC, Madrid 1967, T. II, p. 669). Hasta para él es una afrenta e insulto que se le equipare con historiadores de segundo orden, que no son de su talla ni tienen su prestigio y sabiduría.
 
De otra parte si se admite que el Padre Lacunza fue condenado por León XII como lo invoca Foro Católico, habría que decir, con el mismo criterio, que la Compañía de Jesús, que fue suprimida por Clemente XIV a instancias de la judeo-masonería, quedó condenada junto con su fundador el gran San Ignacio de Loyola, siendo una obra no católica.
Además si quiere saber cuál fue el verdadero motivo por el que al Padre Lacunza se lo incluyó en el Índex en aquella época, fue porque la Jerarquía y el Sacerdocio de entonces se vieron aludidos en lo que el P. Lacunza decía acerca de la Bestia de la Tierra identificándola con el clero, la religión, y el sacerdocio corrompidos de los últimos tiempos apocalípticos como son los nuestros:
“No espantará tanto al cuerpo, o al rebaño de Cristo la muerte, los tormentos, los terrores, y amenazas de la primera bestia, cuanto el mal ejemplo, las insinuaciones directas, o indirectas, y todo con aire de piedad y mascara de religión (…).
Sí, amigo, nuestro sacerdocio, este es y no otra cosa el que viene aquí significado y anunciado para los últimos tiempos debajo de la metáfora de una bestia con dos cuernos semejantes a los del cordero. Nuestro sacerdocio, que como buen pastor y no mercenario, debía defender el rebaño de Cristo, y poner por él su propia vida, será en aquellos tiempos su mayor y su más próximo peligro.
(…) ¿Quién perdió enteramente a los Judíos, sino su sacerdocio? Este fue el que resistió de todos modos al Mesías mismo, no obstante que lo tenía a la vista, oía su voz, y admiraba sus obras prodigiosas. Este fue el que cerrando los ojos a la luz se opuso obstinadamente (…).
Porque la iniquidad de aquel sacerdocio, generalmente hablando había llegado a lo sumo. Estaba viciado por la mayor y máxima parte (…).
Esta fue la verdadera causa de la reprobación del Mesías y de todas sus funestas consecuencias, la cual no se avergonzó aquel inicuo sacerdocio de poder producir en pleno concilio [su condenación] (…).
Entenderéis, digo, cómo el sacerdocio de los últimos tiempos corrompido por la mayor parte, pueda corromperlo todo, como lo hizo el sacerdocio Hebreo.
(…) Lejos de ser aquellos tiempos de persecución peligros para la Iglesia, fueron por el contrario, los más a propósito, los más conducentes, los más útiles, para que la misma Iglesia creciese y arraigase, fortificase y se dilatase por toda la tierra. No fue necesario, ni conveniente abreviar aquellos días por temor de que pereciese toda carne, antes fue convenientísimo dilatarlos para
conseguir el efecto contrario. Así los dilató el Señor, muy cerca de tres siglos, cierto y seguro de que por esta parte nada había que temer; mas en la persecución, o tribulación horrible de que vamos hablando, se nos anuncia clarísimamente por boca de la misma verdad, que deberá suceder todo lo
contrario (…).
De manera que así como los cuernos coronados de la primera bestia significan visiblemente la potestad, la fuerza, las armas de la potencia secular, de que aquella bestia se servirá para ir y hacer temblar a toda la tierra; así los cuernos de la segunda semejante a los del cordero, no pueden significar otra cosa que las armas o las fuerzas de la potestad espiritual, las cuales aunque de suyo, poco a propósito para herir, para forzar o para espantar a los hombres;mas por eso mismo se concilia esta potencia mansa y pacífica, el respeto, el amor y la confianza de los pueblos; y por eso mismo es infinitamente más poderosa y más eficaz para hacerse obedecer, no solamente con la ejecución,como lo hace la potencia secular, sino con la voluntad, y aún también con el entendimiento. Mas esta bestia, en apariencia mansa y pacífica, esta bestia en apariencia inerme, pues como no se le veían otras armas, que dos pequeños cuernos semejantes a los de un cordero; esta bestia tiene un arma terrible y ocultísima, que era su lengua; la cual no era de cordero sino de dragón, y así hablaba como dragón (…).Como habló el dragón en los primeros tiempos, así hablará en los últimos la bestia de dos cuernos, o por medio de ella el dragón mismo. Hablará con dulzura, con halagos, con promesas, con artificio, con astucia, con apariencias de bien; abusando de la confianza, simplicidad de las pobres ovejas para entregarlas a los lobos (…). Aplíquese la semejanza”. (La Venida del Mesías en Gloria y Majestad, ed. Carlos Wood, Londres 1816, Tomo I, parte II. p.451 a 467).La semejanza se aplicó y el libro fue a parar en el Índex.


Qué es lo que tanto en definitiva les disgusta, molesta y hasta duele a Foro Católico, ¿que se hable de Cristo Rey que vuelve con todo el poder de su divina y Gloria y Majestad?, ¿que sea ese el día de su Triunfo junto con el Triunfo del Inmaculado Corazón de María Reina, cuando con el soplo de su boca derribe al Anticristo, y todo el poder del mal sobre la tierra y dentro de su misma Iglesia? ¿que se cumpla la Gran Promesa, habiendo un solo Pastor y un solo rebaño (compuesto de judíos y gentiles todos convertidos)?, que se realice la petición del Padre Nuestro: venga a nos el tu reino, y que se haga tu voluntad así en la tierra como en el cielo?


Esto es lo que tanto escozor le causa al Foro Católico, cual si fuera sarna que pica y rasca con suma comezón que no les deja vivir en paz. Sepan todos, que el que está contra estas cosas, está contra Cristo y forma parte del sequito del Anticristo y de su Contra-Iglesia.

P. Basilio Méramo
Bogotá, 15 de Enero de 2013

N O T A        D E L      E D I T O R:
 
MAS DEL ERROR QUE COMETE EL SEDEVACANTISMO RAMPLÓN.
Todo sedevacantista, finalmente, se mantiene en un error equidistante al "acuerdismo" FELÓNico, dado que, así como estos últimos pretenden hacer que la pussylus "adore" a la bestia de la tierra, el sedevacantista ramplón, en su creer errado, NO QUIERE LA PARUSÍA, Profesa y pontifica que la Gran Romera, NO EXISTE, que el tálamo, en donde se cometió la gran Fornicación, está ocupado por la criada o la enemiga, sin entender que para que la verdadera esposa fuera la corrompida, necesariamente, tuvo que haber sido ella quien estuviese presente en el denostante y anticristiano acto.
Para que la esposa fuera la corrompida, forzosamente debía haber sido la esposa.
Con un tálamo vacio, o con una sosias, no hubiere sido la esposa, y en consecuencia, se colocan en un error, que dice fuerte y claro, que no solo NO ESPERAN, la gloriosa Parusía, Sino que además NO CREEN ni en la divina Palabra, ni en la revelación, ni entienden media palabra del libro eterno, como se demuestra con el solo hecho, de que sus abispos y presbíteros, se reproducen peor que conejos, contradiciendo así a la Santa Doctrina y la Revelación.
MARANATHA
Alberto González



domingo, 13 de enero de 2013

PRIMER DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA




Amados hermanos en nuestro Señor Jesucristo:
En este primer domingo después de la fiesta de Epifanía, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia, es decir de San José, de la Santísima Virgen María y del Niño Jesús.

Esa Sagrada Familia, toda divina, la Iglesia nos la muestra como ejemplo de la sociedad y de la cristiandad, es decir, de los pueblos y naciones que se rigen por el Evangelio. Y digo que se guiaban, o se guían, porque hoy ya no hay oficialmente ningún Estado que se dirija por la Ley de Dios y el Evangelio, por lo cual la cristiandad como tal ha sido abolida; lo que se tiene es una cultura católica más o menos de acuerdo con la penetración que tuvo ese espíritu católico en los pueblos que antaño reconocían a Cristo Rey, a la Iglesia, pero que hoy ya no lo hacen.

Hay que recordarlo aunque sea para que reaccionemos y por lo menos lo tengamos presente, que nuestra sociedad ya prácticamente no es nuestra porque no es de Dios. Y, ¿de quién va a ser si no es de Dios? No hay término medio, será de Satanás. Si la ciudad no es de Dios será del demonio. Por eso nos va como nos va y por eso no nos asombremos cuando veamos que a los niños les gustan esas figuras y esos juguetes demoniacos; y qué decir de ese pequeño mago Harry Potter o como se llame. Todo eso produce la fascinación de la serpiente y los padres deben saberlo.

El “Halloween” es toda una cultura pagana anticristiana y los niños, junto con los papás, muchas veces inocentemente, por confites y dulces, le hacen el juego al demonio. Y quién sabe cuántas criaturas son inmoladas en esas misas negras en la que se consume la sangre de un inocente o de una virgen, porque eso existe. Debemos tener entonces sumo cuidado.

La Iglesia quiere ponernos ante el ejemplo de la Sagrada Familia. La familia que es el núcleo, el centro. La célula de la sociedad no es el hombre, no es el individuo como nos ha enseñado el liberalismo teológico o religioso, es la familia y por eso si ésta se destruye se acaba la sociedad; y vaya si no se está abatiendo hoy la sociedad al destruir la familia; si no es verdad, qué es eso de permitir el concubinato público con los matrimonios civiles entre católicos y después con el divorcio. Eso es un atentado criminal contra la santidad de la familia, de la sociedad basada en ésta y eso por culpa de una política antirreligiosa; eso es lo que hoy se ha impuesto.

Los romanos, que eran paganos, se casaron sacramente respetando el matrimonio indisoluble; conservaron todo el vigor de ese pueblo y raza, eran los nobles, los paterfamilia, la gens romana; pero cuando se empezó a corromper ese concepto sagrado aun en el paganismo, se destruyó Roma, se acabó y esa fue toda la lucha entre nobles y esclavos que penosamente a veces nos transmiten en las películas en sus historias. Era la pugna de dos ideales, los nobles basaban su linaje en el matrimonio sacro, los demás vivían en la unión libre o concubinato.

Si los nobles romanos tenían la noción del matrimonio sagrado, cuánto más la debiéramos tener nosotros los católicos y valorar así la familia sacramentalmente instituida por la Iglesia, para que todo lo que hagan los esposos sea bueno y santo y no como creyeron algunos herejes, que traer hijos al mundo era obra del pecado. Pecado es lo que hacen hoy, cuando utilizan el matrimonio simplemente para satisfacer la concupiscencia, no queriendo procrear; eso es una falta, usar anticonceptivos y todo lo que permita el libre placer sin querer engendrar la vida que Dios como Creador da y que los padres como instrumento prodigan; de ahí viene a su vez el respeto hacia los padres por ser los progenitores, porque tienen esa autoridad de Dios y de ahí la dignidad que deben tener los padres y la familia.

La santidad del hogar católico hoy está proscrita, porque se nos pone de modelo el ideal de vida americano, de quienes tienen una cultura protestante, donde cada uno hace lo que se le da la gana. Por eso nosotros debemos conservar la tradición católica basada en la familia y en el respeto a los ancianos; no para que los metan allí en esos lugares que llaman geriátricos o lo que sea. Esa es una aberración peor que la de los infieles, porque en la antigüedad se veneraban las canas, el anciano era el sabio; hoy, por la estupidez de la sociedad, al anciano se le tiene por un imbécil que nadie quiere. Ya no sabe la juventud apreciar la experiencia de los años de una vida llevada conforme Dios manda. ¡Qué desgracia!

Que todo eso nos sirva para que reaccionemos y nos demos cuenta en medio de qué mundo estamos viviendo. Todo lo opuesto a lo que la Iglesia siempre ha enseñado, y eso sin hablar de la Iglesia en sí misma, que también se ha corrompido, se ha degenerado por no permanecer fiel a la doctrina de nuestro Señor, por culpa del clero. Por ello la Sagrada Familia es ejemplo de santidad y aun de virginidad en el matrimonio de la cual no nos debemos asombrar, porque ha habido otros santos matrimonios que se han conservado vírgenes, como el de San Eduardo rey de Inglaterra, San Enrique emperador, que fueron soberanos que por mutuo consentimiento permanecieron castos dentro del matrimonio.

Que lo anterior nos sirva de ejemplo y para que los herejes de hoy no digan estupideces en contra de la virginidad de nuestra Señora y del santo matrimonio que tuvo con San José, porque fue verdadera esposa, pero virgen. De ahí la grandeza de San José, custodio de esa flor de castidad, de esa inocencia y por eso es el guardián de la Iglesia que debe permanecer y ser siempre pura, pero que hoy quieren violar porque eso es lo que se está haciendo, mancillar la pureza de la santa Iglesia.

Todos aquellos herejes que se digan sacerdotes u obispos, pero que no defienden la moral ni la doctrina católica, que están con el modernismo, con el progresismo, con el liberalismo doctrinal teológico, están al unísono con todas las falsas religiones. Eso es violar la Iglesia y por eso es nuestro deber conservar la virginidad de la Santa Madre Iglesia católica, apostólica y romana. Eso fue lo que hizo monseñor Marcel Lefevbre, un hombre que conservó la pureza de la Iglesia; él nunca lo dijo, pero la conservó y murió santamente, pero atacado por la judeomasonería que está dentro del Vaticano y quiere manipular a los cardenales y a los obispos, y qué no hará en el próximo cónclave; por eso debemos estar prevenidos, porque no sabemos lo que pueda pasar.

Nuestro deber es el de conservar la virginidad de la Iglesia católica, su pureza, pues es nuestra madre, porque nos engendra en la fe, en la que los protestantes no aceptan, no quieren, por eso no la admiten como institución divina; no reconocen a la Santísima Virgen y sin embargo se les llena la boca hablando de Cristo y del Señor. Es un cristo falsificado el que pregona el protestantismo en cualquiera de sus múltiples facetas y de la cual Colombia hoy está imbuida; antaño eran contados con los dedos los protestantes, era incluso mal visto, ¿quién iba a visitar a un protestante? Nadie. Hoy casi media Colombia es protestante y la otra mitad lo es sin saberlo. ¿Por qué sin saberlo? Por la protestantización de la Iglesia; ya no hace falta para serlo salir de ella; basta aceptar la nueva misa, el nuevo culto, la nueva liturgia, bailar y danzar, no creer en el Santo Sacrificio de la Misa, comulgar en la mano como si fuese un pedazo de pan y si todo esto no es una herejía pura, entonces, ¿qué es?

¿Cómo es que la gente va a comulgar sin confesión, sin estar en estado de gracia? ¿Cómo va a recibir a nuestro Dios sin adorarle? Todo eso es efecto entonces de un protestantismo dentro de la Iglesia. Por eso nosotros nos esmeraremos hasta la muerte en mantener el culto sacrosanto de la Iglesia católica como siempre ha sido; esa garantía es la Tradición católica, apostólica, romana, la Misa Romana; la Misa de San Pío V, la tridentina, no es más que la Misa Romana, la que fue custodiada por todos los Papas de Roma y por eso el odio satánico contra ella.

Roguemos a la Sagrada Familia, a nuestra Señora, a San José y al Niño Jesús. No debemos olvidar qué importancia le dio el Niño Jesús a los asuntos de su Padre, pues les dijo: “¿Por qué me buscabais? Podría parecer un poco chocante y, sin embargo, como dice el sabio padre Castellani, no les avisó simplemente porque no pudo. Con la respuesta que dio a su Madre les quiso mostrar que si no lo habían encontrado lo que debieron haber pensado era que estaba en el templo ocupándose de las cosas de su Padre, de Dios; no del mundo. Y, ¿por qué no pudo avisarles? porque Él se entretuvo con los escribas, con los fariseos, con los peritos, con los doctores de la sinagoga, porque fue una pregunta tras otra, y así pasaron tres días, maravillados de la sabiduría de ese Niño que era Dios.

De lo contrario sería un malcriado nuestro Señor, ¿cómo se va a ausentar sin pedir permiso?, ¿cómo le va a contestar así a su mamá? Por eso San Lucas dice que nuestra Señora guardaba y meditaba todo esto en su corazón, y por eso lejos de ser un motivo de escándalo la respuesta de nuestro Señor nos muestra la importancia que tienen las cosas de Dios. Y éstas están en el templo, en la Iglesia, no en otra parte; de allí la necesidad de la santa Iglesia como institución divina y de nosotros de pertenecer a ella siendo fieles; hay que pedir esa lealtad a nuestro Señor, a nuestra Señora, a San José, a la Sagrada Familia. +




PADRE BASILIO MERAMO
12 de enero de 2003

miércoles, 9 de enero de 2013

RESPUESTA A UN DISTRAIDO HISTORIADOR ANTIMILENARISTA


De pura casualidad me enteré recientemente de un artículo titulado "El Error Milenarista del Padre Méramo" aparecido el 25 de Noviembre de 2012 en el blog Sursum Corda firmado por un tal Raúl Miguel (lo cual parece más un seudónimo o simplemente alguien que no quiere identificarse con su apellido), que espero que sepa dar la cara y revelar su identidad la cual de algún modo quiere encubrir, pues es mucho mas fácil tirar la piedra y esconder la mano como hace el pájaro milano.

En primer lugar es sorprendente ver que alguien que se presenta cómo historiador y con particular interés en la Historia de la Iglesia, contenga una serie de despropósitos que van contra los mismos hechos históricos, aunque pretenda de algún modo cubrirse al decir que no es un teólogo, como evidentemente no lo es, quedando para colmo en tela de juicio su misma reputación como historiador sin ser víctima de sus propios prejuicios.

Para comenzar, nuestro audaz impugnador comienza por adjudicarme gratuitamente (sin fundamento) el gravísimo error de considerar el milenarismo espiritual a la altura de un dogma de fe; lo cual, dicho sea de paso, sería tan grave como el considerar el antimileranismo como dogma de fe, lo que parece ser su caso. De todos modos una cosa es afirmar que el milenarismo patrístico o espiritual es una doctrina común de los tres primeros siglos de la Iglesia y otra es hacerlo un dogma de fe; o si se quiere también, una cosa es decir que una doctrina o verdad sea materia de fe y confundirla con dogma de fe; cosas que pareciera no vislumbrar, claro está que como dice no ser  teólogo sino un historiador, se le puede perdonar.

El autor considera que es un error afirmar que el milenarismo patrístico fue doctrina común de los Padres de la Iglesia, cosa que evidentemente nadie afirma porque una cosa es hablar todos de los Padres de la Iglesia en el trascurso de los siglos y otra cosa es hablar de los todos los Padres de los tres primeros siglos de la Iglesia, que es muy distinto. Y negarlo sería negar la evidencia histórica de los primeros tres siglos de la Iglesia. Tampoco se trata de seguir la caprichosa hermenéutica del Padre Catellani puesto que también el Padre Florentino Alcañiz, teólogo y doctor agregado de la Universidad Gregoriana hizo una tesis titulada: "Ecclesia Patristica et Millenarismus Expositio Historica" que salió publicada en un librito en Granada en 1933, la cual, habiendo recibido de sus manos, el Padre Castellani la tradujo al español y la enmarco con sus propios comentarios, lo que dio como resultado el libro "La Iglesia Patristica y la Parusía" publicado por las Ediciones Paulinas en 1962. Ambas obras con el nihil obstat correspondiente de aquella época; lo cual garantiza, como es sabido, que no hay herejías o al menos ningún grave o gravísimo error contra la fe en estas dos obras.

Lamentablemente nuestro alado impugnador no distingue suficientemente, asimilando e identificando el Milenarismo Patrístico y Milenarismo Mitigado al punto de afirmar
expresamente que ambos son la misma cosa. Cuando para cualquier persona algo versada en el tema, y aun sin ser historiador es claro que no se identifican, ni son la misma cosa.


Por si fuera poco, nuestro historiador me adjudica el atacar el poder dogmático del Decreto del Santo Oficio, cuando en realidad no se trata de un Decreto sino de dos Decretos (pero poco importa, suponemos que es un pequeño desliz de falta de atención)  que no son de carácter dogmatico o doctrinal sino de carácter disciplinar, lo que parte no me baso en los textos de algunos Padres de la Iglesia sino que lo hago basado en los textos de todos o casi todos los Santos Padres de esos tres primeros siglos. Matiz histórico que nuestro versado historiador parece no distinguir.

Por si fuera poco, llega al culmen de su lucidez al confundir lo que fue una respuesta irónica y bien fundada del Padre Castellani con el Milenarismo Espiritual que  consistiría en el "Reino de Jesús Sacramentado desde el Tabernáculo, que se hace presente en cada consagración y que reina corporalmente desde el Sagrario". Es lastimoso ver que confunda una observación técnica y profundamente teológica para  imputar el grave error en que caía el primer Decreto del Santo Oficio al censurar sin distinguir el milenarismo utilizando el término corporaliter (corporalmente) el cual tuvo que ser enmendado debido al craso y manifiesto error, con otro Decreto donde se señalaba únicamente el milenarismo mitigado reemplazándolo con el termino visibiliter (visiblemente). Y es con respecto a este Decreto corregido y que apunta únicamente al Milenarismo Mitigado, al cual el Padre Castellani se refiere y lo tilda (con perdón de los negros nuestros queridos hermanos) de teología para negros. Pero como nuestro presto historiador se empecina en identificar milenarismo mitigado y espiritual es entendible que esta respuesta, que además es irónica, no sea captada.

No hay que olvidar que San Agustín, a quien nuestro autor cita, fue netamente milenarista durante su primera época (cambio de lugar) como consta en su sermón 259, hasta que cambió de parecer (por las razones que fuera) sin condenar ni poder condenar jamás el milenarismo espiritual o patrístico que el profesó. Uno de los graves errores de nuestro querido historiador es considerar como milenarismo espiritual la respuesta irónica del Padre Castellani, que él llama interpretación eucarística del milenio, y que además se queja de no haberla podido encontrar en la Patrística; y como la va a encontrar si no existe.

Es de esperar que la hermenéutica no sea para nada coherente con la Patrística, si confundimos Milenarismo Patrístico o Espiritual con Milenarismo Mitigado. Es, además, deplorable que nuestro avisado historiador, tan preocupado por un lenguaje no violento y caritativo no sea tan ecuánime cuando trata de teologastro al insigne y benemérito padre Castellani, al cual no le llega ni a los tobillos. Claro está que pareciera más preocupado por defender la dignidad del Padre José María Mestre, sin mayor valía intelectual e histórica que así lo acredite, que ante la figura gigantesca del Padre Castellani, altamente reconocida, incluso por modernistas como Monseñor Quarracino, quién lo señaló como uno de los grandes talentos que Dios dio a la Argentina en el siglo XX; el otro fue Leopoldo Lugones. Con esto vemos en que queda la pericia histórica de nuestro historiador.

Es sabido, como lo hace ver el Padre Lacunza, que una cosa es el milenarismo carnal y
herético de Cerintio y otra el milenarismo judaizante y mitigado de Nepote, Obispo africano, contra el cual escribió San Dionisio de Alejandría (en el siglo III) y el de Apolinar, Obispo de Laodicea contra el cual escribió San Epifanio (en el siglo IV).


Además, cuando habla de los milenaristas espirituales, nuestro historiador se equivoca al decir que fueron censurados por San Dionisio de Alejandría, cuando lo que censuró fue el milenarismo judaizante de Nepote. Otro desliz más de nuestro bravo historiador; y dicho sea de paso no se trata de Miguel Lacunza sino de Manuel Lacunza otro pequeño despiste de un historiador, pero se puede pensar que no le afecta una mancha más al tigre.

Tampoco es verdad que el Padre Lacunza fue condenado por el Santo Oficio, basta para
demostrarlo leer al respecto lo que don Marcelino Menéndez y Pelayo en su obra "Historia de los Heterodoxos Españoles" dice sabia y claramente. Es sabido de otra parte que no todo libro puesto en le índex es condenado pues algunos pueden ser por un carácter prudencial o disciplinar.

Y para concluir por si esto no bastara, hay otro pequeño impase terminológico, pues no es lo mismo decir refiriéndose al P. Lacunza tildándolo de condenado Jesuita que decir que fue condenado, ya que tanto se preocupa por un lenguaje respetuoso y caritativo;no es lo mismo decir que alguien es un condenado, que decir que fue condenado, del modo que tampoco es lo mismo decir al baño María que María al baño.

Creo que todo denota en nuestro brioso historiador una fobia visceral anti-apocalíptica y anti- milenarista.

Sobre el Milenarismo ya decía San Ireneo por tradición apostólica como algo venido del
Señor:

"Si alguien no acepta estas cosas como referidas a los tiempos del reino, caerá en infinidad de contradicciones y dificultades, tal como los judíos caen y se debaten. (...) La bendición de que acabamos de hablar se refiere por tanto, sin discusión a los tiempos del reino: cuando reinen los justos después de haber resucitado dentre los muertos y (haber sido, por el hecho de esta misma resurrección, colmados de honor por Dios); cuando incluso la creación liberada y renovada produzca en abundancia toda clase de alimentos, gracias al rocío del cielo y la fertilidad de la tierra. Esto es lo que los presbíteros que habían visto a Juan, discípulo del Señor, recuerdan haber oído de él cuando evocaba la enseñanza del Señor relacionada con aquellos tiempos".
(Contra las Herejías, ed. Apostolado Mariano 1999, Libro V, p. 120-121).

"...vendrá entonces el Señor desde los cielos sobre las nubes, en la gloria de su Padre, y mandará al estanque de fuego al Anticristo con sus fieles; inaugurará al mismo tiempo para los justos los tiempos del reino es decir el descanso, el séptimo día que fue santificado, y entregará a Abraham la herencia prometida: Es el reino en que, según la palabra del Señor, `muchos del oriente y del occidente vendrán y se sentaran con Abraham, Isaac y Jacob´".
(Ibídem, p. 114).
 
"Es necesario también declarar a este respecto que los justos deben, en primer lugar, en este mundo renovado, después de resucitar a continuación de la aparición del  Señor, recibir la heredad prometida por Dios a los padres y reinar en ella; solamente después tendrá lugar el juicio de todos los hombres. (...) Es preciso por tanto que el mundo mismo, restaurado en su primitivo estado esté sin ningún obstáculo al servicio de los justos. Esto lo que el Apóstol hizo conocer en su carta a los Romanos cuando les dice: `Porque la creación está aguardando en anhelante espera la revelación de los hijos de Dios...´".(Ibídem, p. 117).


"Tales promesas significan por tanto claramente el banquete, que proporcionara esta creación en el reino de los justos y que Dios ha prometido servir El mismo". (Ibídem p. 126).


"Estos acontecimientos no podrán situarse en lugares supracelestes -porque Dios, dice el profeta, mostrará su esplendor a todas las naciones que hay bajo el cielo-, pero sí se producirán en los tiempos del reino, cuando la tierra haya sido renovada por Cristo y Jerusalén haya sido reedificada según el modelo de la Jerusalén de arriba". (Ibídem, p. 128).


"Así, pues, de manera precisa, ha visto Juan la primera resurrección que es la de los justos, y la heredad de la tierra que debe realizarse en el reino; y por su parte, totalmente de acuerdo con Juan, los profetas habían profetizado ya sobre esta resurrección. Esto es exactamente lo que enseño el Señor, cuando prometió beber la mezcla nueva del cáliz con sus discípulos en el reino". (Ibídem p.132)

"Esto se encuentra ya en el libro del Génesis, según el cual la consumación de este siglo tendrá lugar el día sexto, es decir, el año 6.000; después vendrá el séptimo día, día de descanso acerca del cual dice David: `Aquí está mi reposo, los justos entraran por el´; este séptimo día es el séptimo milenio, el del reino de los justos, en que todos se ejercitarán para la incorruptibilidad, después que haya sido renovada la creación, para los que hayan sido guardados para este fin. Es lo que confiesa el Apóstol cuando dice que la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción, para tener parte
en la libertad gloriosa de los hijos de Dios".(Ibídem, p.133).


"Y nada de todo esto se puede interpretar de manera alegórica, sino, al contrario, todo es aquí firme, verdadero y poseedor de una existencia autentica, realiza por Dios para el disfrute de los hombres justos". (Ibídem, p. 130).
"Si algunos tratan de interpretar estas profecías en sentido alegórico, no lograran ponerse de acuerdo entre sí en todos los puntos: Serán convencidos de error por los textos mismos...".(Ibídem, p. 127)


"Todas las profecías de este género se refieren sin discusión a la resurrección de los justos, que tendrá lugar después de la venida del Anticristo y destrucción de las naciones sometidas a su autoridad: entonces reinaran los justos sobre la tierra, cuando crezcan a causa de la aparición del Señor; y, gracias a Él se irán acostumbrando a asir la gloria del Padre en el Reino y tendrán acceso al trato con los Santos Ángeles, así como a la comunión y unión con las realidades espirituales".(Ibídem, p. 127).

Esto era lo que decía San Ireneo, discípulo de San Policarpo, quién junto con San Papías, fueron discípulos directos de San Juan. ¿Qué mayor tradición apostólica histórica y directa se puede esperar?
 
Espero que a los impugnadores del milenio no les acontezca el destino de Judas, el traidor por incrédulo: "He aquí lo que Papías, oyente de Juan, compañero de Policarpo, hombre venerable, atestigua por escrito en su libro IV -porque hay cinco libros compuestos por él-. Y añadió: `Todo esto es creíble para los que tienen fe, porque, prosigue él, como Judas el traidor siguiese incrédulo y preguntase: ¿Cómo podrá Dios crear tales frutos? El Señor le respondió: Verán quienes vivan hasta entonces´". (Ibídem, p. 122).

 Hasta pronto y bon appétit.

P. Basilio Méramo
Bogotá 9 de Enero de 2013.