San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












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"Sancte Pio Decime" Gloriose Patrone, ora pro nobis.





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miércoles, 12 de mayo de 2010

INCREÍBLE QUE ACONTEZCA

Es increíble que se diga que Benedicto XVI opera una verdadera restauración, que inicia un nuevo movimiento de reforma de restauración real, decir esto es engañarse y engañar a los demás, es no haber comprendido la fuerza dialéctica del mal, es perder la objetividad y releer inversamente lo que antes se veía y decía claramente a los fieles.

Ahora resulta que el entonces modernista y herético Cardenal Ratzinger, como lo señaló Monseñor Lefebvre, que además fue durante el pontificado de Juan Pablo II el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fé y por lo tanto el segundo hombre responsable en materia de fe, es hoy por arte de magia y artilugio (del maligno), el Papa bueno, restaurador y ahora la pobre víctima del ala visceral y radical del progresismo. Lo cual es parte de la táctica de alto nivel para blanquear la imagen dándole credibilidad y fiabilidad a quien es el baluarte más significativo del modernismo, que es según la expresión del papa San Pio X, sumidero o cloaca de todas las herejías.

Pretender que la misa tridentina recobra su derecho, o que ha sido rehabilitada en su derecho, es un sofisma jurídico y teológico, propio de la ingenuidad o de la ignorancia o una amalgama de ambas cosas, pues no se puede desconocer y dejar de reconocer la maléfica acción del mal que está llegando a su culminación o clímax dentro de la misma Iglesia corrompiendo y pervirtiendo la Fe y sus dogmas, gracias a un proceso irreversible de la Revolución Anticristiana operada en el mundo y que ha penetrado oficialmente en la misma Iglesia a partir del atípico y absurdo Concilio Vaticano II.

Decir que la misa de siempre ha sido rehabilitada en su derecho, es pretender que su derecho consiste en ser relegada a una forma extraordinaria (ocasional, esporádica, inhabitual, inusual) frente a la nueva misa que, además de ser legítima, es la forma ordinaria (la norma, la regla o el canon) de la liturgia romana.

Esto es borrar de un solo plumazo todo lo que afirmaron Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer contra la nueva misa, calificada por ellos de misa protestantizante y de bastarda.

Es un error jurídico además de teológico y doctrinal decir que se anuló la pena de la excomunión infamante, pues no hubo anulación ninguna (lo cual es ya reconocer en cierta forma que hubo excomunión pero que se la anula), lo que si hubo jurídica y oficialmente fue la remisión de la pena, que es lo que compete ante una excomunión valida y justa cuando se retracta y reconoce la culpa que motivó dicha sanción (como pena medicinal), que siendo válida se remite por la retractación del delincuente que pide disculpas reconociendo su error.

Muy distinto hubiera sido si se considerase nula o inválida desde su origen. No hay que confundir anulación (de algo que fue valido) con nulidad (de algo que fue siempre nulo).

Todo esto no puede ser de otra parte encubierto con el manto de la Virgen Inmaculada con la cruzada del rosario utilizándolo como mascara para comprometer con algo bueno en sí mismo, la resistencia heroica frente al enemigo encubierto con piel de oveja o cuernos de cordero, pero que habla como el dragón, cual seudo-profeta o anticristo religioso, cuyas armas más potentes son la seducción, la mentira, el engaño y la adulación en materia espiritual y religiosa.

Roma perderá la fe y será la sede del Anticristo y la Iglesia será eclipsada, estos son los tiempos señalados por Nuestra Señora de La Salette; y como decía el Cardenal Pie la Iglesia siempre visible se verá, cada vez más, conducida a proporciones simplemente individuales y domesticas; la Iglesia sufre su pasión y espera su resurrección con el glorioso retorno (Parusía) de Nuestro Señor Jesucristo con todo el poder de su gloria y divina y majestad.

Basilio Méramo, Pbro.
Bogotá, Mayo 13 de 2010
Fiesta de la Ascensión