San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












Website counter Visitas desde 27/06/10



free counters



"Sancte Pio Decime" Gloriose Patrone, ora pro nobis.





Link para escuchar la radio aqui

miércoles, 18 de febrero de 2009

Cartas entre el Superior de Distrito America del Sur y el Padre Prior de Orizaba

3 de febrero de 2009
Estimado Basilio:


Por primera vez me permito reaccionar acerca de su carta.
El procedimiento de la « carta abierta » en internet es indigna de un sacerdote. La Iglesia
no es un forum democratico en donde todos y cualquiera pueden desembuchar sus
opiniones o manifestar sus pareceres. Lo cual desacredita su accion y el contenido de su
carta que me abstengo de comentar por esta razón. Su manera de actuar es subversiva.

Si no ama a la Fraternidad y no comparte sus posiciones, por el amor de Dios salga de la
Fraternidad. ¡Váyase! ¡Usted no es el guardia del templo! Ha de saber que desde entonces las puertas del distrito quedaran cerradas para ud. Le prohibo hacer la visita de nuestros prioratos como lo proyectaba a ocasion de eventuales vacaciones y no podra decir misa
en ninguna de nuestras capillas.

Le aseguro que estoy harto de ver a estos sacerdotes que se pasan el tiempo ladrando y se
portan de manera mas inconsecuente. Ahora bien, después de esta carta ha de salir de la
FSSPX o pedir perdon publicamente tanto a sus Superiores como a sus miembros y a los feligreses
. No le queda mas remedio.

¡Siento mucho tener que hablarle asi y con este tono, pero esta vez acaba de pasar de los
limites!

In Xsto y Maria
P. Christian Bouchacourt


RESPUESTA:


Orizaba, 3 de febrero de 2009
Estimado Padre Christian:


Recibí su mensaje. Le invito amistosamente a que retire la sarta de sandeces que me propina cual quijote de las pampas, pues de lo contrario, me veré obligado a responderle públicamente, al mismo tenor de carta abierta. Le advierto cual Martín Fierro espiritual y verdadero gaucho de la pampa que:

"Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno
y si me quieren probar
salgan otros a cantar
y veremos quien es menos.”
Pues yo:
“No me hago al lao de la güella
aunque vengan degollando;
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros
y ninguno en un apuro
me ha visto andar mariconeando”

En unión de oraciones.

Basilio Méramo Pbro.
ANTE EL SILENCIO...
RESPUESTA PUBLICA

Orizaba, 9 de febrero de 2009
Estimado Padre Bouchacourt:

Como le manifesté en mi primera carta en respuesta a la suya, usted me fuerza a defenderme pública y abiertamente ante los fieles que me conocen muy bien desde mucho antes de su nombramiento como Superior del Distrito de la Argentina.

En primer lugar, ¿con qué autoridad, derecho y justicia, se atreve a darme un ultimátum conminándome a pedir perdón públicamente o salirme de la Fraternidad? Le aclaro que no soy sensible a tales maniobras y manipulaciones, que producen sus efectos en hombres timoratos y pusilánimes o de pocas luces. De todos modos usted no es el primero en decir que me vaya, porque ya Monseñor de Galarreta me lo dijo el año pasado de paso por el priorato. Pues pareciera que ahora la política luminosa consiste más en captar sacerdotes venidos del modernismo, que conservar los tradicionalistas firmes que ya se tienen.

En segundo lugar, no está usted muy a tono (fino), ni consecuente con el cacareado Motu Proprio del cual tanto se alegran, pues si en él se otorga el derecho a todo sacerdote de poder decir la Misa Tridentina, ¿cómo es que usted pretende prohibirme a mí celebrar la misa en sus capillas?, dejándoselas abiertas a los posibles modernistas que quieran decirla en ellas. Es ridículo. Es un despiste suyo que lo lleva a la contradicción, según su propia lógica.

En tercer lugar, si Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires, ni usted ni nadie pretenderá impedirme que lo visite, a menos que su superioritis le haga creer que es el Amo del Mundo.

En cuarto lugar, mi proceder no es indigno, pues es el único recurso cuando la cobarde y estulta política del silencio quiere amordazar la verdad, impidiendo que las cosas se digan como son; y no como otros, que con servil obsecuencia (falsa obediencia) lo único que les interesa es quedar bien con los superiores y conservar el puesto.

En quinto lugar, no hace usted gala (honor) a su apellido que en castellano sería boca corta, pues parece más ser boca larga, y el que tiene boca se equivoca, y más cuando ésta es larga que corta.

Por último, quédele muy claro que amo a la Fraternidad por la cual dejé todo lo que tenía y que por eso no tengo nada (ni donde caerme muerto), pero no soy ni seré jamás miembro de la Nueva Fraternidad que en contubernio con Roma modernista, ahora claudica a sus pies; como tampoco soy miembro y jamás lo fui de la Nueva Iglesia postconciliar, como dijo Monseñor Lefebvre cuando lo excomulgaron, inválida, nula, injusta y farisaicamente los anticristos de Roma
protestantizada y apóstata, lo cual ya señaló Nuestra Señora de La Sallette al decir :”Roma perderá la fe y será la sede del Anticristo”.

Y para que no quede duda de cual es mi profundo sentir y pensar, van estos versos del gran poeta José Hernández en su inigualable Martín Fierro:

«Es la memoria un gran don
calidá muy meritoria;
y aquellos que en esta historia
sospechen que le doy palo,
sepan que olvidar lo malo
también es tener memoria.
Mas naide se crea ofendido,
pues a ninguno incomodo;
y si hablo de este modo
por encontrarlo oportuno,
NO ES PARA MAL DE NINGUNO
SINÓ PARA BIEN DE TODOS.»

Que Dios lo ilumine con su gracia.

Basilio Méramo Pbro.

CONVERSACION EN EL ATRIO

Una Fábula tomada del libro “Urbanas”
Edición póstuma del que fuera R.P. Luís Namuncurá, el Cura Loco



Luego de la acción de gracias de su Misa y una última confesión, Luís Namuncurá salió al atrio y se acercó, “prestando oreja”, al grupo de feligreses que hablaban un tanto febrilmente…

Feligrés 1: Monseñor Fellay dijo que pidió una manzana , e hizo rezar por esta intención más de un millón de Rosarios…

Feligrés 2: ¡Si! Recuerden sus palabras en Lourdes, para Cristo Rey… Aquí las tengo:

Querríamos recurrir de nuevo a su generosidad, mi queridos hermanos, para pedir a la Santísima Virgen María que obtenga el segundo preliminar: el retiro del decreto de excomunión. Esta es la razón por la que les invitamos hasta Navidad a reunir, esta vez aún, un millón de rosarios que podremos de nuevo presentar al Soberano Pontífice con insistencia”.

No caben dudas, pidió una manzana: el retiro del decreto de excomunión.

Feligrés 3: ¿Y cuál es el problema? ¿Por qué discuten, si las cosas son tan claras?

Feligrés 1: Es que el Decreto de Roma dice que Monseñor Fellay pidió una pera , y que, por lo tanto, Roma concedió una pera

Feligrés 2: También tengo ese texto aquí a mano… Veamos:

Por medio de la carta del 15 de diciembre de 2008 enviada a Su Eminencia el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, Mons. Bernard Fellay, en su nombre y en el de los otros Obispos consagrados el 30 de junio de 1988, volvía a solicitar el levantamiento de la excomunión latae sententiae formalmente declarada por Decreto del Prefecto de esta misma Sagrada Congregación para los Obispos con fecha del 1º de julio de 1988 (…) Conforme a las facultades que me han sido expresamente concedidas por el Santo Padre, Benedicto XVI, en virtud del presente Decreto, remito a los Obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta la censura de excomunión latae sententiae declarada por esta Congregación el 1º de julio de 1988 y declaro privado de efectos jurídicos a partir del día de hoy el Decreto entonces publicado”.

Está claro, pidió pera y le dieron pera, es decir: levantamiento de la excomunión y remisión de la censura.

Feligrés 3: ¡Mamita!... Aquí hay pera encerrada… ¿Cómo lo explica el señor obispo?

Feligrés 1: Monseñor Fellay, en su Carta a los Fieles del 24 de enero dijo que obtuvo, gracias a la intersección de la Santísima Virgen, la pera , que es la solicitada manzana

Feligrés 3: Con todos los manipuleos de la naturaleza logran cosas sorprendentes…

Feligrés 2: Menos mal que traje todos los recortes… Por alguna parte lo debo tener… Aquí está:

Queridos fieles, como lo anuncio en el comunicado adjunto, “la excomunión de los obispos consagrados por S. Exc. Mgr Marcel Lefebvre el 30 de junio de 1988, que había sido declarada por la Congregación para los obispos por un decreto del 1 de julio de 1988 y que siempre impugnamos, fue retirada por otro decreto de la misma Congregación con fecha del 21 de enero de 2009, por mandato del papa Benito XVI”. Era la intención de oración que les había confiado en Lourdes, el día de la fiesta del Cristo-Rey 2008.”

Feligrés 3: ¡No les digo yo!, la pera es manzana y la manzana es pera. ¡No entiendo naranja…!

Feligrés 1: Calma, calma… Las cosas se aclaran… En una entrevista, del 26 de enero, Monseñor Fellay dijo que él y los fieles pidieron una pera a la Santísima Virgen, y que Ella obtuvo una pera .

Feligrés 3: ¿Se aclaran? ¿Cómo esto? ¿La pera-manzana se convirtió en pera? ¡¿No me va a decir usted que también tiene esa cita!?

Feligrés 2: Ya me esperaba yo una discusión parecida, y traje todo. Me falta la “compu” donde tengo todo registrado…

Feligrés 3: Pero, ¿de dónde extrae los textos? Seguro que no son oficiales… ¡Ojo con los inventos periodísticos! ¡Son caóticos!

Feligrés 2: Todo lo saco de la Puerta Latina, el sitio oficial de la Fraternidad en Francia. Escuchen:

“No temo nada. Puede que haya una voz discordante aquí o allí. Pero el celo que los fieles pusieron para rezar los rosarios para pedir el levantamiento de las excomuniones dice bastante sobre nuestra unión” (Le Temps, 26 enero 2009).

Feligrés 3: ¡Era cierto, nomás! Y pobre infeliz de mí que recé mil Rosarios para obtener una manzana…

Feligrés 1: No se desespere, mi amigo, porque en dos entrevistas del 31 de enero (del diario Présent y del semanario Monde et Vie), Monseñor Fellay dijo que ya en noviembre de 2005 pidió una pera , que era la intención del millón de Rosarios, la manzana , debe entenderse…

Feligrés 3: Esta sí que no se la creo, es demasiado “gruesa”… ¿Que hace tres años pidió la pera a Roma y ahora la manzana a la Virgen? ¡No! No se lo puedo creer… Y usted no me venga con otro recorte, eso lo inventó usted para reírse de mí…

Feligrés 2: Lo siento mucho, pero es cierto, aquí lo tengo, ante sus propios ojos, u orejas, como le guste. Escuche:

“Esperaba el levantamiento de la excomunión desde 2005, desde la primera carta de solicitud del levantamiento de la excomunión que había dirigido a petición de la propia Roma. Porque queda claro que Roma no pedía esta carta para negarse a levantar la excomunión.
(…) Lo atribuyo en primer lugar a la Virgen. He aquí la señal manifiesta, con una respuesta casi inmediata. Acababa exactamente de decidir ir a Roma para llevar el resultado del bouquet de rosarios que habíamos lanzado en Lourdes con esta intención explícita, cuando recibo una llamada de Roma que me invitaba a pasar.”

Feligrés 4: Hasta ahora no intervine, por respeto episcoperal, episcopal, perdón. Pero les tengo que decir que los sacerdotes a los que consulté me han dicho que Monseñor Fellay dice que en la carta del 15 de diciembre de 2008 pidió una manzana , pero que no puede publicar dicha carta, ni quiere desmentir a Roma…

Feligrés 1: Parece un partido de truco, con retruco y todo…

Feligrés 3: Dios quiera que todo no sea trucado…

Feligrés 1: Cállese, amigo, y preste atención, porque la Secretaría de Estado del Vaticano ha insistido en que Monseñor Fellay pidió una pera

Feligrés 2: Es cierto, y aquí tengo la Nota oficial del 4 de febrero:

“Como ya ha sido publicado con precedencia, el Decreto de la Congregación para los Obispos, dado el 21 de enero de 2009, ha sido un acto con el que el Santo Padre salía benignamente al encuentro de las reiteradas peticiones por parte del Superior General de la Fraternidad San Pío X. Su Santidad ha querido quitar un impedimento que perjudicaba la apertura de una puerta al diálogo.”

Feligrés 3: ¿Y qué hará Monseñor Fellay? ¿Qué dicen los sacerdotes?
Feligrés 4: Dicen que Monseñor Fellay se contenta con aceptar la ofrecida pera

Feligrés 1: Es precisamente lo que dicen algunos feligreses: “ahora, ya estamos adentro…, hay que aprovechar…”

Feligrés 3: No les digo yo… Entraron por la puerta que les abrió Benedicto… Pero, ¿adónde entraron? ¿a la frutería…? ¿Tanto frío tenían afuera…?

Feligrés 1: Lo que me preocupa es el futuro. Piensen que cuando el periodista de Présent le preguntó a Monseñor Fellay si iban a llamar al Cardenal de París para administrar la Confirmación en San Nicolás de Chardonnet, no respondió con una negativa absoluta…, por favor, recuérdenos la cita…

Feligrés 2:

“Todo eso será del orden de la prudencia. Será necesario ver cómo va a desarrollarse este proceso. Eso dependerá también de las reacciones en frente. Para todo lo que se refiere a estas nuevas relaciones, en principio, lo que acaba de pasar, nos pone en una nueva situación. Es un poco demasiado pronto para evaluarlo. No se puede preverlo todo. Es pues el gran ámbito de la prudencia. No hay a priori, el único a priori es el de la Verdad y la Caridad.”

Feligrés 3: ¿¡Se imaginan al “frutero” de Buenos Aires, de San Isidro, de Córdoba… administrando la Confirmación en nuestros Prioratos… y al de Moreno confiriendo las Sagradas Ordenes a los seminaristas de La Reja !? Estamos adentro… ¡Que nos dejen salir…!

Feligrés 4: Disculpe, amigo, pero la situación no está para bromas… Y volviendo a la imagen del partido de truco, la Secretaria de Estado, en la Nota citada, afirma que todavía estamos afuera… Lea, por favor…

Feligrés 2:El levantamiento de la excomunión ha liberado a los cuatro obispos de una pena canónica gravísima, pero no ha cambiado la situación jurídica de la Fraternidad San Pío X, que por el momento no goza de reconocimiento alguno en la Iglesia católica. Tampoco los cuatro obispos, aunque liberados de la excomunión, tienen una función canónica en la Iglesia y no ejercen lícitamente un ministerio en ella.”

Feligrés 1: ¿Acaso Roma nos va a exigir algo…?

Feligrés 2: Sigo leyendo: “Para un futuro reconocimiento de la Fraternidad San Pío X es condición indispensable el reconocimiento pleno del Concilio Vaticano II y del Magisterio de los Papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y del propio Benedicto XVI.”

Feligrés 4: El panorama es caótico…

Feligrés 3: ¿El panorama, solamente? Yo creo que también toda publicación de la Fraternidad… Pienso que habrá que hacer una censura de ellas…

Feligrés 1: Me… me… me… pa.. pa… parece que mejor terminemos por hoy… Tal vez el domingo próximo tengamos más noticias…

Feligrés 2: Sí… Además, las mujeres están inquietas y nos llaman para ir a casa…

Feligrés 3: Con tal que no hayan previsto como postre una ensalada de frutas


El Padre Luís Namuncurá, que escuchó todo en silencio y con atención, mientras pita su pipa, reflexiona en voz alta ante sus cuatro boquiabiertos feligreses:

Yo me pregunto, esta controvertida manzana , ¿será la célebre “manzana de Eva”?
En todo caso, respecto de la seductora fruta , podemos pensar que ¡¡nos hicieron la pera!!

En realidad es para llorar. Es un drama… Pero es cierto que ya estaba en el programa que nos dieron a la entrada…

Yo se los había anunciado.

Recuerden y pongan en práctica aquellas sabias sentencias:

“Acepto por Cristo la vida más triste que existe en la tierra: La vida que es lucha perdida, continua derrota.”

“La nota distintiva del verdadero cristiano reside en las derrotas previsibles.”

“Porque sabes que no llegarás, por eso eres grande.”

Y también deben hacer suya la olvidada oración que dice:

Dame, Dios mío, lo que te queda.
Dame lo que jamás se te pide.
No te pido reposo, ni tranquilidad,
ni la del alma, ni la del cuerpo.
No te pido la riqueza, ni el éxito, ni la salud.
Tantos te piden esto, Dios mío, que ya no debes tenerlo.
Dame, Dios mío, lo que te queda.
Dame lo que se te rechaza.
Quiero la inseguridad y la inquietud,
quiero la tormenta y la lucha.
Que Tú me lo des, Dios mío, definitivamente;
que yo esté seguro de tenerlo siempre;
porque no siempre tendré el coraje de pedírtelo.
Dame, Dios mío, lo que te queda.
Dame lo que otros no quieren.
Pero, dame también el coraje, la fortaleza y la fe.


Pero esto sin bajar los brazos. Y que sepan todos que nosotros, defenderemos hasta el final la Santa Religión y la Tradición Católica, con la consigna: no de vencer, sino de no ser vencidos. Es decir, sabiendo que, si somos vencidos en esta lucha, ése es nuestro mayor triunfo; porque, si somos vencidos, la apostasía llega y el mundo se acaba, y Cristo dijo verdad. Y entonces el acabamiento es prenda de resurrección.

Carta Abierta al Superior General de la Fraternidad San Pío X Monseñor Bernard Fellay.

Priorato Bto Rafael Guízar y Valencia
Calle Sur 11 N° 1114 C.P. 94390
Orizaba, Veracruz, Méjico.

Carta Abierta al Superior General de la Fraternidad San Pío X Monseñor Bernard Fellay.

Estimado Monseñor:

Dados los acontecimientos que conciernen a toda la Fraternidad (tanto miembros como fieles), con gran dolor y pesar me veo obligado a escribirle dirigiéndole públicamente esta carta.

No puedo callar ante el retiro o levantamiento del decreto de excomunión de parte de Roma apóstata –como en más de una ocasión Monseñor Lefebvre dijera- solicitado a través de la cruzada de un millón de rosarios que fueron llevados a Roma con este fin, puesto que es al menos reconocer implícitamente –quiérase o no- que se estuvo excomulgado, a pesar de las excusas pueriles para hacer ver lo contrario. Usted mismo reconoce en su sermón de Flavigny del 2 de febrero de 2006 al decir: «Hemos pedido ciertamente el retiro del decreto de excomunión, su anulación; pero incluso decir “anular” quiere ya decir que se reconoce alguna cosa».

Personalmente y en conciencia me veo constreñido (obligado) a manifestar mi total desacuerdo como miembro de carácter perpetuo de la Fraternidad, haciéndolo clara y públicamente ante Dios y la Iglesia Católica, única arca de salvación, exclusiva y única esposa de Cristo, y no como hoy quiere el ecumenismo imperante, una religión más dentro del Panteón de las falsas
religiones donde anidan todas ellas, cada una con su altar (con sus «derechos»), en pacífica y abominable coexistencia, cual reino del Anticristo.

Es un acto de meliflua y disimulada claudicación el ramo de flores (un millón de rosarios) entregado a Roma modernista y apóstata (la Gran Ramera escarlata cabalgando sobre la bestia, o sea, la religión prostituída, corrompida y adulterada como diría el Padre Castellani). Esto fue lo que tanto asombró al puro y virginal apóstol (más amado) San Juan Evangelista, por ser el nudo gordiano del misterio de la iniquidad en lugar Santo y de la abominable desolación del Templo, de la religión falsificada, amancebada con los poderes del mundo y fornicando con los reyes de la tierra.

Levantar (o retirar) el decreto de excomunión, no es lo mismo que declarar o reconocer su invalidez y nulidad desde el principio.

Aún más, se puede anular, y en consecuencia declarar la anulación (actual y factiva) aquí y ahora de un decreto que fue hasta ahora válido y legítimo, no siéndolo más a partir de ahora, por la corrección, la enmienda, la rectificación o la verificación de buena voluntad o lo que fuera del sancionado. En resumen, se puede anular o considerar anulada una ley justa pero que ya no procede, en cambio una ley injusta (como la sanción de excomunión de la Tradición) es desde el origen inválida y nula, no por voluntad del legislador sino por carencia de legitimidad, de veracidad, de justicia y de derecho. Una ley injusta y por lo tanto inválida y nula,
jamás fue ley, una ley anulada en cambio si fue válida, legítima y justa según el derecho. Son dos cosas que aunque parecidas no es lo mismo, son distintas.

El pedir que se levante (retire o quite) el decreto de excomunión, no es lo mismo que pedir o exigir el reconocimiento de la nulidad absoluta de la excomunión y su invalidez total. Son dos cosas muy distintas aunque se parecen, el no distinguirlas es una cortedad del entendimiento o ignorancia, y si no se acepta esto no queda sino concluir en que se trata de ingenua estulticia o de pura malicia, no queda otra cosa.

Que se levante o quite el decreto de la excomunión, no es lo mismo que decir que no hubo nunca tal excomunión, pues no hay que confundir nulidad y anulación o retiro del decreto.
Está claro que para Roma modernista se trata de la remisión una pena (la censura de excomunión), pues en términos jurídicos las penas medicinales, como es el caso de las censuras, se levantan como consta en el Derecho Canónico por la remisión de la pena, es decir, se perdona, alza, exime o libera de una sanción propinada a causa de un delito contumaz. Luego está clarísimo que el que acepta esta remisión de la pena es porque se considera culpable del delito en términos jurídicos. Y es lógico que así el censurado (delincuente) se regocije una vez enmendado y perdonado al remitirsele la sanción. Que un obispo hijo de Monseñor Lefebvre pida
esto es renegar de su progenitor en el episcopado, reconociendo que el acto fue delictivo, pues no cabe otra alternativa en términos jurídicos. Sí, sí, non, non. Y como dice el adagio jurídico: “Lo que mucho prueba, nada prueba”.

Si se mira bien, no se levanta la excomunión que recae principalmente en los dos obispos consagrantes: Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer, y en consecuencia a los obispos (por ellos) consagrados; sino que solamente se remite (levanta) la excomunión a los obispos consagrados: Monseñor Tissier de Mallerais, Monseñor Williamson, Monseñor Fellay y Monseñor de Galarreta. Lo cual deja muy en claro que la excomunión se levanta a quienes lo solicitaron con muestras de buena voluntad filial logrando activar la sensibilidad paternal de Benedicto XVI. No hay ninguna retractación de parte de Roma, la más mínima, simplemente indulgencia paternal hacia los cuatro obispos que solicitan filialmente el retiro de la excomunión al magnánimo Benedicto XVI. Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer siguen olímpicamente excomulgados, a menos que se levanten de sus tumbas y soliciten filialmente, también, y con muestras de buena voluntad que se les levante la excomunión, que fue sin lugar a
dudas legítima y justa para Roma. Esto está más claro que el agua.

Todas las razones aducidas para enmascarar la acción no tienen peso y son superfluas a la cuestión de fondo que es de fe. Roma protestantizada y modernista ha logrado desactivar la resistencia nucleada alrededor de la Fraternidad y de Monseñor Lefebvre después de dieciocho años de su muerte. Ahora se cierra el proceso de entrega que comenzó a manifestarse públicamente a partir del Jubileo del 2000.

No estoy de acuerdo y no lo estaré, no puedo estarlo so pena de claudicar, de ceder, de dejarme prostituir intelectual y religiosamente por el poder del Mal, que introducido en la Iglesia todo lo quiere pervertir e invertir, es decir sodomizar espiritual y religiosamente, cual es la actitud del fariseísmo (corrupción específica de la religión), que hoy impera con todo el prestigio que da
el poder, pero que se ejerce en detrimento de la Verdad. El mayor logro de la Revolución Mundial Anticristiana, no lo olvidemos jamás, es el de hacer de los hombres “prostitutas intelectuales”.1

Una bomba no se desactiva con martillazos ni con hachazos, sino con fina y sutil maniobra de desajuste de su maquinaria interna.

Así acontece ahora de modo semejante con la Fraternidad San Pío X, logrando inutilizarla (anularla o neutralizarla) en el combate y en la resistencia heroicos contra los errores de Roma modernista y apóstata, como dijera ya en su momento Monseñor Lefebvre.

Bajo apariencia (máscara) de bien (y de falsa magnanimidad paternal), se desactiva la resistencia y el combate contra la Nueva Iglesia posconciliar, ecuménista, que está en contubernio con el globalismo mundial, sometido al imperio del príncipe de este mundo: Satanás y sus secuaces.
Que ninguno de los otros tres obispos nada digan y así consientan con su silencio, es inexplicable a su función de guardianes de la fe, pues el que calla otorga y el que otorga acepta el error, el engaño, la mentira que todo esto conlleva.

Son tiempos difíciles, y más que eso, son tiempos apocalípticos, en los cuales cada fiel, cada cual, cada uno debe como soldado de Cristo, confirmado en la Fe del bautismo, defender heroica y valientemente su fe, como los martires en la Iglesia primitiva, sin socorro ni ayuda humanas, solos con Dios, frente a sus verdugos.

Nuestro único deber es permanecer firmes en la fe, fieles a Cristo y a su divina Iglesia Católica, Apostólica y Romana que hoy está eclipsada (cual total eclipse de sol: De Labore Solis, divisa del pontificado anterior) y para colmo de males según el lenguaje bíblico vemos la abominación desoladora en lugar santo, arrasando con todo lo sacro (o que se diga de Dios) e invadiendo el Templo bajo la férula tenaz del efímero triunfo de la Sinagoga de Satanás dentro de la Iglesia (De Gloria Olivae, como lo expresa la divisa del actual pontificado). Cumpliéndose así la profecía de Nuestra Señora de La Salette: «Roma perderá la fe y será la sede del Anticristo». Esto es hoy un hecho, y para reconocerlo con ecuanimidad y fortaleza se requiere una fe sólida e ilustrada lo cual no abunda mucho que digamos en el mundo de hoy, lleno de tinieblas y donde se ha perdido la fe.

Aunque sin desanimarnos, pues sabemos a ciencia cierta que «Las puertas del infierno no prevalecerán» es decir: «que te harán la guerra pero no te vencerán», tal como explica Santo Tomás en su comentario del Credo. También sabemos que la verdadera Iglesia única y legítima esposa virginal de Cristo por la fe, permanecerá, aunque sea reducida a un pequeño rebaño (pusíllus grex, Lc. 12, 32) disperso por el mundo; pues la Iglesia como dice San Agustín y enseña el Catecismo de Trento (art. 9): «Es el pueblo fiel esparcido por todo el mundo», que espera su rescate sostenida por la bienaventurada esperanza de que habla San Pedro (segunda carta cáp. 3, 12) y San Pablo (Tit. 2, 13), que consiste en el retorno de Cristo Rey en gloria y majestad.
Debemos mantenernos «firmes en la fe» como nos exhorta San Pedro, ya que «Todo lo que no procede de la fe, es pecado» (Rom. 14, 23) como dice San Pablo, pues «el justo vivirá de la fe» (Heb. 10, 38), y porque «hemos sido salvados gratuitamente por medio de la fe». (Ef. 2, 8). Nos resta sólo permanecer como valientes y firmes soldados confirmados en la fe del bautismo y así se cumplan en nosotros aquellas palabras de San Pablo: «probados por el testimonio de la fe, fueron hallados fieles en Cristo Jesús Señor Nuestro» (Heb. 12, 39).

De otra parte es inconcebible que se diga que la Fraternidad desea poder ayudar al papa a remediar la crisis cuando de hecho los papas modernistas, son los primeros responsables y por lo mismo los principales culpables de esta crisis sin precedentes, cual no se ha visto nunca y jamás se verá. Y que a sabiendas, para colmo de males, Joseph Ratzinger a lo largo de toda su vida, primero como teólogo perito en el Concilio, después como Cardenal Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe durante el papado nefasto de Juan Pablo II, y que ahora como Benedicto XVI, retoma todos esos errores en vez de condenarlos. No es con paños de agua caliente que se curan los grandes males. Además al hablar de la crisis, sin hacer alusión a la crisis de fe y hablar de crisis de vocaciones, práctica religiosa, catecismo, frecuentación de sacramentos, es invertir las cosas, confundiendo el efecto con la causa.

1 Expresión fuerte pero muy ilustrativa que utilizó John Swinton, periodista que fue redactor en jefe del famoso periódico neoyorquino “The New York Times” refiriéndose a la prensa y a los periodistas, en un brindis del gremio donde él era uno de los agasajados de honor.

De otra parte, al hablar de los derechos de la Tradición, como si se tratase de los derechos de unos y de los derechos de otros es falso, pues se trata (si vamos a hablar de derechos), del único derecho exclusivo de la Tradición, de la Iglesia, de la Verdad, pues los budistas, los animistas, los musulmanes, los judíos, los protestantes, etc., todos pueden también enarbolar sus derechos en la democracia liberal, puesto que toda persona en aras de su dignidad humana y libertad religiosa y de conciencia, reclama sus derechos, esto es un planteo liberal, modernista y en consonancia con los falsos derechos del hombre de la Revolución Anticristiana.

No hay que olvidar, que sobre la inválida y nula (farisaica) excomunión, Monseñor Lefebvre decía: «Todos estos espíritus modernistas están excomulgados por San Pío X. Estas personas imbuídas de los principios modernistas son las que nos excomulgan, mientras que son ellos los excomulgados por el Papa San Pío X. ¿Y por qué nos excomulgan? porque queremos permanecer católicos, porque no queremos seguirlos en este espíritu de demolición de la Iglesia. Puesto que no queréis venir con nosotros para contribuir a la demolición de la Iglesia, os excomulgamos.

Muy bien: gracias. Preferimos ser excomulgados. No queremos participar en esta obra espantosa que se realiza desde hace veinte años en la Iglesia». (Sermón durante la Misa cantada del P.
Bernard Lorber en la escuela Etoile du Matin del 10 de julio de 1988, cfr. Fideliter Nº. 65 1988).
«Nosotros jamás quisimos pertenecer a ese sistema que se califica, él mismo, de Iglesia conciliar (…) No tenemos parte alguna con el panteón de las religiones; nuestra propia excomunión por un decreto de vuestra Eminencia no sería sino la prueba irrefutable. No pedimos nada mejor que ser declarados “ex communione” del espíritu adulto que sopla en la Iglesia desde hace 25 años, excluidos de la comunión impía con los infieles.» (Carta al Cardenal Gantin del 6 de julio de 1988, cfr. Fideliter nº. 64, pp. 11 y 12).

Y en otra ocasión, de paso por Ecône, estando con Monseñor Lefebvre y un periodista que lo entevistaba, éste le pregunta entre otras cosas sobre las excomuniones, y Monseñor le responde: «Si hay alguien que está excomulgado no soy yo, son ellos los excomulgados». Todo esto parece correr hoy la misma suerte que los documentos preparatorios del Concilio Vaticano II que fueron
a parar a la papelera para hacer todo de nuevo de otra manera.

Conste además que Monseñor Lefebvre, refiriéndose a Monseñor de Castro Mayer y a sí mismo, por haber sido condenados y excomulgados, afirma: «Los que estiman un deber minimizar estas riquezas e incluso negarlas, no pueden sino condenar a estos dos obispos y así confirman su cisma y su separación de Nuestro Señor y su Reino, a causa de su laicismo y su ecumenismo
apóstata» (Itinéraire Spirituel, p. 9). Y por si fuera poco, más de lo mismo: «Esta apostasía convierte a estos miembros en adúlteros, en cismáticos opuestos a toda tradición, en ruptura con la Iglesia del pasado…» (Itinéraire Spirituel, p. 70).

Por último, cabe señalar que, sobre el Concilio Vaticano II, hay mucho más que “reservas” como Usted afirma, pues es un Concilio atípico al no ser infalible lo cual es tan contradictorio como concebir un círculo cuadrado, y por lo mismo preñado (“bombas de tiempo”) de errores y herejías, al punto de ser considerado por Monseñor Lefebvre como un Concilio apóstata por su ecumenismo (como acabamos de ver), y que además es cismático, tal como afirma en este texto: «Este concilio representa, tanto a los ojos de las autoridades romanas como a los nuestros, una nueva Iglesia a la cual por otra parte llaman “la Iglesia conciliar”. Creemos poder afirmar, ateniéndonos a la crítica interna y externa del Vaticano II, es decir, analizando los textos, estudiando los pormenores de este Concilio, que éste, al dar la espalda a la Tradición y al romper con la Iglesia del pasado, es un Concilio cismático. Se juzga el árbol por los frutos. (…) Todos los que cooperan en la aplicación de este trastocamiento, aceptan y adhieren a la nueva “Iglesia conciliar” –como la designa Su Excelencia Monseñor Benelli en la carta que me dirige en nombre del Santo Padre del 25 de junio último-, entran en el cisma. (…) ¿Cómo podríamos nosotros por una obediencia servil y ciega, hacerle el juego a esos cismáticos que nos piden que colaboremos en su empresa de destrucción de la Iglesia?» (Un Évèque Parle, pp. 97-98).

Ante todo esto no queda más que decir: «non possumus».

In Christo et Maria Virgine
Basilio Méramo Pbro.
Miembro a perpetuidad de la FSSPX
y Prior de Orizaba
26 de enero de 2009

Respuesta de Monición Canónica

Orizaba, 11 de Febrero de 2009
Estimado Padre Mario Trejo:


Ante su Monición Canónica, siendo ésta firmada por usted, y no por el Superior General como debería ser, me permito precisarle:

1.- Que adolece de competencia, pues la supuesta falta, no tiene que ver con el Distrito de México sino directamente con el superior General y estimo que él es la única instancia que para tal caso tenga autoridad y competencia, y si usted actúa como legado (simple intermediario ó instrumento) esto debe quedar específicamente mencionado, de lo contrario esta actuando fuera de su competencia pues, una Monición en vías de una expulsión únicamente es de la competencia del Superior General (que cobardemente no quiere dar la cara estampando su firma), y no de un simple Superior de Distrito del cual se vale utilizándolo de pantalla, y que tendrá que rendir cuentas ante Dios y la Iglesia el día del Juicio. Le recuerdo que mi carta es del 26 de enero (como usted mismo lo señaló), luego, ni la carta del Superior General del 31 de enero ni su supuesta última prohibición del 29 que fue en realidad el 30 por teléfono desde la Argentina) vienen a cuento, son posteriores y a nadie se le puede imputar en tal caso, a menos


2.- Impugno además la Monición, pues se trata de una cuestión Teológica-Religiosa y no de una falta jurídico-disciplinar. Además apelo haciendo recurso a Roma (con lo cual jurídicamente queda suspendida la cuestión) y esto de modo indeterminado, pues la Roma eterna está hoy invadida por indignos personajes que no cumplen su deber ex oficio confirmando a los fieles en la fe sino que hacen todo lo contrario para corromper, prostituir y violar la fe pura y virginal cual anticristos, y esto para colmo, como si fueran Dios, es decir, en el nombre de Dios, habrase visto mayor abominación y desolación en lugar santo, haciéndose además adorar como Dios, o sea, con el poder y la autoridad divinas, invertidas.

3.- Mi actitud no es de Rebelión, pues no soy ningún rebelde ni subversivo sino un sacerdote fiel a Cristo y a su única y verdadera Iglesia Católica Apostólica y Romana fuera de la cual no hay salvación, y que fiel a su orden sacerdotal, no se adhiere a quienes hoy son sus indignos representantes, en contubernio con los poderes de este mundo y la están crucificando cual Cristo en su cuerpo místico. No se trata de desobedecer sino de fidelidad en la defensa intransigente contra el enemigo y contra el error, aunque aprovechan la investidura de la jerarquía para imponer cual golpe maestro de Satanás, como decía Mons. Lefebvre “la desobediencia por la obediencia” decir non posumus es no querer hacerse cómplice y es señalar el error de los que obstinadamente se suman a éste bajo apariencia de bien y traicionándose así el heroico y glorioso combate de la Tradición contra el Modernismo.

4.- Usted habla de conversaciones que tuvimos y de “la última prohibición hecha el jueves 29 de enero”. Estas conversaciones fueron por teléfono y usted estaba de vacaciones por la Argentina y habíamos convenido y usted mismo aceptado que el problema era con la Casa General y directamente con el Superior General Mons Bernard Fellay y no con el Distrito de México ni con usted como Superior del mismo. Usted mismo envió una carta el 26 de enero desde allá para informar a todos los Padres del Distrito de México que el asunto quedaba a cargo de la Casa General, reconociendo por lo mismo que usted declinaba toda autoridad y competencia frente al mismo.

5.- Además sobre el punto de guardar silencio en los medios de comunicación masivos (a menos que se juegue con las palabras) estaba dirigido específica y exclusivamente en torno al caso de Mons. Williamson y nada más.

6.- Nadie puede por otra parte, por muy Superior que sea, anular (como argumento ad hominem) el derecho fundamental de libre expresión en este mundo democrático y liberal. Se habla mucho de los derechos del hombre y se suprime la libertad de la Verdad que nos hace libres. Que hipocresía, que cinismo, que fariseísmo atroz y vergonzante cuando esto pasa en el ámbito eclesial.

De nada le valen sus argumentaciones basadas mediocre y deficientemente en algunos artículos del Derecho Canónico, que está para el bien de las almas y su salvación, no para castrar el bien común el bien de la Justicia y la Verdad Eterna.

Mis escritos no pueden ser prohibidos sin un juicio teológico y filosófico competente es decir, peritos en la materia y donde se me pruebe error en la fe ó que contengan herejías.

La obediencia mi estimado Padre, no es la obsecuencia estulta y servil de las personas sino la sumisión a los superiores legítimos que saben gobernar con autoridad paterna y llevar a las almas a Dios que es la Suma y Eterna Verdad. Fuera de ese contexto no hay legítima obediencia debida a ningún hombre, pues primero hay que obedecer a Dios que a los hombres, como lo dijo san Pedro.

Por último, si lo que queréis es acumular excusas para expulsarme, no hacen falta argumentos canónicos farisaica e injustamente esgrimidos, para darle un barniz de aparente legalidad y de justicia, sino franca y directamente decir el verdadero motivo.

Si me expulsáis es porque no comparto ni compartiré la traición de poner la gran Obra de Mons Lefebvre, la Fraternidad y a todos los fieles tradicionalistas a los pies de Roma Modernista, Protestantizada y Apóstata.

Todo esto es ponerse al servicio del príncipe de este mundo y sus secuaces enemigos de la Verdadera y Única Iglesia de Cristo que es hoy perseguida por el Dragón y su Pseudo Profeta, siendo reducida a un pequeño rebaño fiel disperso por el mundo esperando la gloriosa venida de Cristo Rey.


Basilio Méramo Pbro.